LA GRAN ESTAFA EN EL EDÉN

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INTRODUCCIÓN

¿Algunas vez ha comprado algo o contratado un servicio que no resultó ser lo que le ofrecieron? Una de las lecciones que aprendemos dolorosamente cuando somos adultos, es que siempre hay que leer la letra pequeña. No hace falta mucha experiencia de vida para saber que abundan las ofertas que procuran persuadirnos de comprar o adquirir algo que realmente no es tan bueno como lo hacen parecer. Estoy seguro que cada uno de ustedes tiene ejemplos y anécdotas de este tipo.
De hecho, esta es una realidad tan clara que abundan las expresiones para describirlas. En Latinoamérica decimos “no todo lo que brilla es oro”, aquí en España he aprendido una nueva “no me vendas la moto”.
Independientemente de la expresión que usemos, la realidad es la misma, hay estafadores ahí afuera que buscan quedarse con nuestro dinero, intentando vendernos la moto, presentando oportunidades únicas e irrepetibles que nos cambiarán la vida, y nos darán la verdadera felicidad y comodidad que tanto anhelamos.
El problema con estas estafas, es que son promesas falsas en las que nunca te dicen toda la verdad, pero al final, quien es víctima de ellas tiene que pagar las consecuencias de haber aceptado tal o cual oferta. Un caso muy claro en España son los compromisos de permanencia, te ofrecen todo de una forma que parece maravillosa, pero al final terminamos con dos años de deuda sin la libertad de poder cambiar de compañía. Si el día de mañana el servicio comienza a ser malo, no puedes cambiar de compañía porque tienes una permanencia. Y las penalizaciones suelen ser bastante costosas.
Ahora bien, las estafas no son fácilmente reconocibles, especialmente en esta época en la que la gente quiere todo fácil y rápido. Cuando nos hacen la oferta, llevan nuestra mente y emociones a imaginar cómo sería tener esto que deseamos tan fácil y accesible, sin casi ningún costo. Es la oferta perfecta.
Pero, ¿cómo nos sentimos cuando somos estafados? Profundamente desilusionado, insatisfecho, frustrado, con cara de tonto. Pero no solo nos sentimos así, sino que nuestra realidad pasa a ser diferente, porque ahora ya no tenemos la misma libertad económica sino que terminamos con una deuda que en muchas ocasiones pone en riesgo nuestra estabilidad económica en el presente y en el futuro.
Esta realidad nos ayuda a entender mejor lo que ocurre en nuestro pasaje de hoy.
En Génesis 3, vemos el momento más trágico en la historia de la humanidad. Este es el punto que cambió todas las cosas para siempre. A partir de este momento, el ser humano, en vez de alcanzar la gloria que le había sido prometida por el engaño de Satanás, terminan pagando las consecuencias de caer en la trampa de la serpiente. Termina con un compromiso de permanencia de por vida, y con una deuda impagable para siempre.
Muchos piensan que el pecado de Eva fue motivo del orgullo, pero eso no es posible, pues el orgullo aún no había entrado en su corazón porque no había pecado. Eva fue estafada por Satanás, y engañada a pensar que estaba haciendo lo correcto al comer del fruto del bien y del mal. Retomaremos este punto más adelante.
Así que, con esta idea en mente, quiero pedirles que me acompañen a leer el pasaje de hoy. Nos encontramos en el tercer capítulo de Génesis, y vamos a leer todo el capítulo.
Lectura: Génesis 3:1-24
Oración

EL ENGAÑO DE SATANÁS - Génesis 3:2-6

Nuestro texto en Génesis 3 se desarrolla en un escenario en el que Adán y Eva, después de haber sido creados por Dios y bendecidos por Dios, después de haber recibido toda su bondad y provisión en el Edén, disfrutan de una vida plena, una relación íntima y un deleite verdadero en la presencia de Dios. Adán y Eva lo tenían todo. Estaban en el paraíso. Cuando escuchamos la palabra paraíso tendemos a pensar en un lugar perfecto donde no hay sufrimiento ni dolor sino que todo es felicidad plena. La idea del paraíso no es fantasía. Ese lugar perfecto sí existió en algún momento en la historia de la humanidad, y Adán y Eva vivieron en él. Disfrutaban de una salud plena, sin frustraciones, ni problemas, eran verdaderamente felices. No luchaban con el pecado, eran verdaderamente buenos y santos.
Es en este escenario ideal donde entra en escena un nuevo personaje. El capítulo 3 lo introduce como la serpiente. Por cierto, serpiente en el original es masculino, no femenino, realmente sería “el serpiento”, pero como los cristianos nos oponemos a la identidad de género, vamos a llamarla como se conoce en Español, la serpiente. Génesis 3:1 “Pero la serpiente era astuta, más que todos los animales del campo que Jehová Dios había hecho; la cual dijo a la mujer: ¿Conque Dios os ha dicho: No comáis de todo árbol del huerto?”
Ahora bien, la serpiente es claramente identificable en la Escritura. El apóstol Juan se refiere a ella como Satanás, en Apocalipsis 12:9 “Y fue lanzado fuera el gran dragón, la serpiente antigua, que se llama diablo y Satanás, el cual engaña al mundo entero; fue arrojado a la tierra, y sus ángeles fueron arrojados con él.”
La serpiente en sí misma era un animal más de la creación de Dios, era un animal astuto sin duda, pero ésta no era una serpiente común sino que la misma Escritura en el pasaje que acabamos de ver nos muestra que era una manifestación física de Satanás. La Biblia no da mucha más explicación sobre la aparición de esta serpiente, pero lo que podemos afirmar con toda seguridad es que se trataba del diablo en forma de serpiente quien habla con Eva.
Esta criatura es descrita como astuta, en el castellano perdemos de vista conexiones que el idioma original hace de una manera muy clara. La palabra Hebrea astuta es ערומ (arúm), que es muy parecida a palabra desnudos que encontramos en Génesis 2:25 “Y estaban ambos desnudos, Adán y su mujer, y no se avergonzaban.”, en Hebreo ערומימ (a-rum’mim). Estos dos versículos vienen uno después del otro, y lo que el autor está haciendo es conectando la fragilidad de Adán y Eva con la astucia de la serpiente. La vulnerabilidad del ser humano con las maquinaciones de Satanás.
Adán y Eva eran vulnerables, pero no tenían ninguna necesidad de cubrir su vulnerabilidad, pues en el estado perfecto que Dios los había creado y en su presencia, no había ninguna amenaza. Piénselo bien, su cuerpo es vulnerable ante una bala. Si usted quiere protegerse del impacto de una bala tendrá que usar un chaleco antibalas, pero la razón por la que la gente no anda por la calle con un chaleco antibalas es porque no siempre nos enfrentamos a la amenaza de un arma de fuego. La vulnerabilidad de Adán y Eva fue un problema cuando se enfrentó a la astucia de la serpiente. Y el Hebreo tiene una manera muy hermosa de conectar estas dos ideas al usar dos palabras de la misma raíz y con el mismo sonido para describir la condición de fragilidad del ser humano con la capacidad de engaño de Satanás.
Y esta astucia se verá rápidamente manifestada en el diálogo con Eva. Ahora bien, Satanás no va a hablar con Adán, el cabeza de hogar, sino que entra por la parte más vulnerable, la mujer. La serpiente comienza con astucia distorsionando el orden que Dios había establecido en el matrimonio, el hombre como cabeza y la mujer bajo su protección y cuidado. Va y establece un diálogo con la mujer y sutilmente comienza a engañarla poco a poco. Ahora bien, uno de los principios que podemos aprender es que todo pecado es un engaño, pero vamos a ver específicamente cómo se ve esto en la interacción entre la serpiente y Eva.
Satanás comienza su engaño sembrando dudas en Eva al cuestionar:
1. La Palabra de Dios: La sutileza con la que la serpiente cuestiona la Palabra de Dios viene acompañada de un tono de preocupación por el bienestar de Eva. Es tan imperceptible su plan porque viene disfrazado de aparentes buenas intenciones. El diablo dice con una preocupación aparentemente piadosa “¿Con que Dios os ha dicho: No comáis de todo árbol del huerto?”. En otras palabras, Satanás estaba diciendo: “¿Con que Dios os ha prohibido disfrutar de todos los placeres de este lugar tan maravilloso en el que estáis? Satanás comienza a sembrar duda en Eva al llevarla a enfocarse en la prohibición de Dios, en vez de la provisión de Dios. Sutilmente lleva a Eva a considerar no lo que Dios les ha dado, sino lo que Dios les ha prohibido. Satanás es astuto y usa su lengua para engañar. Pervierte la Palabra de Dios, lo hace llevando a Eva a no pensar en las otras cosas que Dios había dicho. Dios les había dicho que Él les había dado todo lo que había creado para su deleite y sustento.
Cualquier que nos lleva a pensar más en lo que Dios no nos ha dado, que en lo que sí nos ha dado, solo busca engañarnos y llevarnos a un lugar peligroso y de dolor. Cualquier que llega y dice, ¿por qué Dios no te habrá dado esto? ¿Será que tienes falta de fe? ¿Será que Dios no quiere que tengas esto? ¿Por qué Dios no me ha dado una esposa o un esposo? ¿O por qué el esposo o la esposa que me ha dado no es como fulanito o fulanita? ¿Por qué no tengo un mejor trabajo? ¿Por qué Dios me ha prohibido en vez de haberme provisto de (póngale el nombre que desee…)?
Eso es exactamente lo que hizo Satanás, cuestionó la Palabra de Dios para llevar a Eva a enfocarse más en la prohibición que en la provisión de Dios. Pero no solo eso, cuestionó la Palabra de Dios al minimizar las consecuencias de la desobediencia.
Génesis 3:4-5 “Entonces la serpiente dijo a la mujer: No moriréis; sino que sabe Dios que el día que comáis de él, serán abiertos vuestros ojos, y seréis como Dios, sabiendo el bien y el mal.”
Nuevamente, el castellano no nos transmite la fuerza que tiene esta expresión en el idioma original. La frase לא מות תמתונ (lo mut temutun), puede ser traducida como “no vas a morir morir de verdad, es una mentira”, por el contrario, conocerás lo que es verdaderamente bueno. Es una doble negación que minimiza por completo la consecuencia de la desobediencia.
La serpiente cambia la advertencia de Dios por una oportunidad para el deleite. En la señal que Dios había puesto peligro, la serpiente escribe aprovecha.
La astucia de la serpiente se muestra en primer lugar, cuestionando la Palabra de Dios para sembrar dudas en la cabeza de Eva. La lleva a enfocarse en la prohibición de Dios más que en su provisión, y minimiza las consecuencias del pecado.
2. El carácter de Dios: Pero este cuestionamiento no es solo un ataque a la Palabra de Dios, sino que de manera indirecta, es un ataque al carácter de Dios. La serpiente cuestiona la Palabra de Dios, pero al hacerlo, ponen en duda el carácter bondadoso y proveedor de Dios delante de Eva. Fíjense el vocabulario que usa en su diálogo:
Génesis 3:5 sino que sabe Dios que el día que comáis de él, serán abiertos vuestros ojos, y seréis como Dios, sabiendo el bien y el mal.”
En otras palabras, Dios no os ha dado todo lo que necesitáis para poder disfrutar de vuestra humanidad al máximo, sino que os ha prohibido aquello que verdaderamente os hará felices, porque Dios no es un Dios bondadoso, ni proveedor, sino que es mezquino y egoísta.
Todas las sutilezas de Satanás ponen en duda el carácter y la Palabra de Dios, para llevarnos al engaño.
El profesor Grant Horner, experto en literatura, filosofía y teología describe el engaño de la serpiente hacia Eva de la siguiente forma: “[Satanás] Él debe hacer dudar a Eva de lo que Dios, y debe hacerle sentir que Dios es un mentiroso y un celoso que no quiere que ella obtenga algo, lo que implica que a Eva le hace falta algo bueno. En palabras simples, Satanás debe convencer a Eva de que ella no es lo que realmente es (perfecta y completa), con el propósito de convertirla en algo que ella no era (rota y vacía). La ironía es tan triste como perversamente simétrica”.
Satanás engañó a Eva, cuestionando la Palabra y el Carácter de Dios, pero también cuestionando quién era ella en realidad. No eres completa, no eres perfecta, algo te hace falta, y eso que te hace falta Dios te lo ha prohibido, ven y come.

LAS CONSECUENCIAS DEL ENGAÑO - Génesis 3:6-11

Y así, siendo engañada por la serpiente, habiendo caído en la trampa, habiendo sido estafada, Eva comió del fruto.
Génesis 3:6 “Y vio la mujer que el árbol era bueno para comer, y que era agradable a los ojos, y árbol codiciable para alcanzar la sabiduría; y tomó de su fruto, y comió; y dio también a su marido, el cual comió así como ella.”
Algunas personas han dicho que el primer pecado fue cometido por orgullo, pero no creo que esto sea así, al menos no es lo que el texto nos muestra. No pudo haber sido el orgullo, pues el orgullo es pecado, y el pecado no había entregado en la humanidad antes de comer el fruto. Lo que llevó a Eva a comer no fue el orgullo sino el engaño. El apóstol Pablo lo explica así en 1 Timoteo 2:14 “y Adán no fue engañado, sino que la mujer, siendo engañada, incurrió en transgresión.”
En otras ocasiones ya he explicado que el fruto en sí no era malo. Todo lo que Dios había creado era bueno y bueno en gran manera, ése es lo que dice Génesis 1:31 “Y vio Dios todo lo que había hecho, y he aquí que era bueno en gran manera. Y fue la tarde y la mañana el día sexto.” De hecho, cuando se describe el árbol desde la perspectiva de Eva, se menciona que era un árbol agradable a los ojos, y bueno para alcanzar sabiduría. El árbol y su fruto no tenían nada malo. El acto de comer de fruto es el problema.
Comer del fruto constituía el rechazo de Adán y Eva a la autoridad de Dios como el único juez moral. Es una negativa a depender de la voluntad y revelación divina para conocer el bien y el mal. Era un acto en el que ellos decidían reinar bajo sus propias reglas del juego, y salirse del dominio de Dios. Piensen en esto:
Dios ya los había hecho a ellos jueces y reyes de la tierra.
Ellos ya sabían que era algo malo comer del fruto.
Ellos ya eran la imagen de Dios.
Ellos ya poseían toda la tierra para su disfrute.
Ellos ya eran completos, perfectos y bendecidos por Dios.
Y esto es lo que ellos estaban negando al comer del fruto. Negaban someterse a la voluntad de Dios y reinar en representación suya, y por el contrario, decidían reinar en sus propios términos. Este pasaje no se trata tanto de conocer lo que es bueno y lo que es malo, sino determinar por uno mismo lo que es bueno y lo que es malo. Decidir, independiente de la voluntad de Dios, lo que es correcto e incorrecto. En otras palabras, nosotros somos Dios y no Jehová.
En nuestros días vemos estas consecuencias del pecado tan marcadas en nuestra sociedad. La gente redefine el matrimonio, la gente redefine lo que significa ser hombre o ser mujer, lo que significa la autoridad. La gente ya no quiere aceptar ni depender de lo que Dios dice sino que deseamos ser nosotros mismos los jueces morales. En vez de aceptar por fe la Palabra de Dios, la cuestionamos y rechazamos su autoridad, y decimos: “Yo soy el que decide lo que es bueno o lo que es malo, yo soy el juez.”
Cuando usted habla con alguien y le dice que el adulterio y la fornicación son pecado porque la Biblia así lo afirma, la respuesta más común es ¿y qué? ¿y qué que la Biblia diga que el adulterio es pecado? El ser humano decide por sus propios deseos lo que es bueno y lo que es malo, ya no está de acuerdo con Dios, sino que cuestiona su autoridad. El árbol era un recordatorio para el ser humano, un recordatorio de que Dios es quien tiene toda la autoridad, y no el hombre. Al comer de ese árbol, Adán y Eva, como representantes de toda la humanidad, decidieron que no aceptarían esa autoridad sobre ellos.
Ahora bien, al igual que con cualquier otra estafa, rápidamente se comenzaron a sentir los efectos de haber sido engañados.
Constantemente recibo llamadas de empresas que no conozco que comienzan la conversación diciendo: ¿sabes que tu empresa de gas te está robando? Nosotros somos la solución. Puras mentiras hermanos. Promesas falsas que buscan engañarnos. Asimismo pasó con Adán y Eva, pero para cuando se dieron cuenta, ya era muy tarde.
En vez de experimentar la felicidad que Satanás les había prometido, lo que sintieron fue una profunda vergüenza. En Génesis 3:7 “Entonces fueron abiertos los ojos de ambos, y conocieron que estaban desnudos; entonces cosieron hojas de higuera, y se hicieron delantales.” Lo que antes no era vergonzoso ahora debían cubrirlo. Es increíble el paralelismo que encontramos entre Génesis 2:25 y Génesis 3:7, en ambos se describe la vulnerabilidad pero con una actitud muy diferente ante ella, en una no se avergonzaban porque no había ninguna amenaza contra esa vulnerabilidad, su relación era de una intimidad perfecta; en la segunda, ya no pueden ni estar desnudos el uno frente al otro porque saben que esa vulnerabilidad puede ser usada en su contra. Es una humillación.
La serpiente dijo la verdad en algo, sus ojos serían abiertos, y fueron abiertos, pero no para experimentar algo mejor, sino para experimentar algo mucho peor.
Lo que Génesis 3:7-24 describe son las consecuencias del engaño para la humanidad. Y por temas de tiempo, no profundizaremos en ellas en este momento, sino que de manera general veremos tres tipo de consecuencias: la ruptura de la relación, el juicio de Dio, y la pérdida del paraíso. Ruptura, juicio y pérdida.
a) La ruptura de la relación: Las relaciones se ven claramente afectadas en este pasaje, en primer lugar, la del hombre con su mujer; pero también la relación de Adán y Eva con Dios. Después de pecar, la vergüenza que experimentaron los llevó a apartarse el uno del otro cubriendo su desnudez, y también a apartarse de Dios entre los arbusto cuando escucharon su voz.
b) El juicio de Dios: Dios no dejó el pecado impune, ciertamente no murieron en ese mismo momento, pero sí murieron eventualmente. Dios juzgo y maldijo la tierra a causa de la desobediencia de Adán. El hombre y la mujer solo conocían hasta ese momento la provisión y la bendición de Dios, y ahora, experimentaban su juicio. Lo mismo que la serpiente, fue juzgada por su maldad.
c) La pérdida del paraíso: La historia comienza con Adán y Eva en el Edén con la posibilidad de comer de cualquier fruto del huerto, incluyendo el árbol de la vida, y como consecuencia del pecado, terminan siendo desterrados para siempre del Huerto, sin posibilidad de regresar a lo que una vez fue su hogar.
Hablaremos mucho más profundamente de las consecuencias del pecado en el siguiente sermón.
Ahora bien, estas consecuencias no fueron solo para Adán y Eva, lo que vemos a partir de Génesis 4 es que todos los descendientes de Adán y Eva nacen en la misma condición caída. No solo nacemos en un entorno caído, es decir, no estamos en el Edén, sino que nuestro corazón ya no tiene la disposición hacia Dios que tenían el de Adán y Eva antes de la caída.

CRISTO CONTRA EL ENGAÑO - Romanos 5:12-18

La transgresión de Adán causó un profundo daño a la humanidad. Por medio del pecado de los primeros seres humanos, el resto de la humanidad se vio afectada. A alguno le parecerá injusto, porque ciertamente fue él quien pecó, y no nosotros directamente en el Edén. Yo ni había nacido, ¿Cómo iba a comer del fruto?
Lo que debemos comprender es que Adán fue creado por Dios como representante de toda la humanidad. Piense en el deporte, ahora en Noviembre se celebrará en Qatar el mundial de fútbol. Estos jugadores que van al mundial, no se representan a ellos mismos únicamente, sino que representan a toda una nación. Cuando pierden, no pierde solo el equipo, o el jugador que no marcó el gol, pierde todo un país.
Si la selección española pierde en las eliminatorias, España como país no tiene la oportunidad de enviar otro equipo, porque el país completo ha quedado descalificado pues sus representantes han perdido. Cuando en un equipo de fútbol a un jugador le sacan tarjeta roja, el equipo no puede reemplazarlo por otro, sino que tiene que enfrentar el resto del partido con un jugador menos. Todo el equipo sufre por el error de uno que es parte del equipo.
En nuestro caso, Adán era nuestro mejor jugador. Nadie en la humanidad estaba en mejores condiciones para ganar el partido contra la serpiente que Adán. Nadie, humanamente hablando, estaba en las condiciones perfectas para ganar sino Él.
En Adán, nuestro mejor jugador, hemos perdido todos. La serpiente engaño a Eva y ésta convenció a su marido de comer. La transgresión de Adán hizo que toda la humanidad fuera descalificada delante de Dios.
Conexión con el evangelio: Y eso incluye a toda la humanidad, hasta a ti, querido amigo o amiga que hoy nos visitas. Tú también vives en una relación rota y de enemistad con Dios, y bajo el juicio de Dios al igual que la gran mayoría de los seres humanos.
Pero, a pesar de la gravedad del pecado de Adán, hay una esperanza. El apóstol Pablo en Romanos 5:12-18
Romans 5:12–18 RVR60
Por tanto, como el pecado entró en el mundo por un hombre, y por el pecado la muerte, así la muerte pasó a todos los hombres, por cuanto todos pecaron.Pues antes de la ley, había pecado en el mundo; pero donde no hay ley, no se inculpa de pecado.No obstante, reinó la muerte desde Adán hasta Moisés, aun en los que no pecaron a la manera de la transgresión de Adán, el cual es figura del que había de venir. Pero el don no fue como la transgresión; porque si por la transgresión de aquel uno murieron los muchos, abundaron mucho más para los muchos la gracia y el don de Dios por la gracia de un hombre, Jesucristo. Y con el don no sucede como en el caso de aquel uno que pecó; porque ciertamente el juicio vino a causa de un solo pecado para condenación, pero el don vino a causa de muchas transgresiones para justificación. Pues si por la transgresión de uno solo reinó la muerte, mucho más reinarán en vida por uno solo, Jesucristo, los que reciben la abundancia de la gracia y del don de la justicia. Así que, como por la transgresión de uno vino la condenación a todos los hombres, de la misma manera por la justicia de uno vino a todos los hombres la justificación de vida.
Este segundo hombre, es Cristo. El Hijo de Dios se encarnó y vino a este mundo para vivir y cumplir perfectamente la voluntad de Dios a fin de que, como representante nuestro, pudiera alcanzar para nosotros una justificación inmerecida. En Adán todos somos culpables, pero en Cristo, nuestro nuevo representante, su vida de justicia es contada a nuestro favor.
Él se encarnó, vivió una vida justa y perfecta; y murió para pagar la condena que nuestro pecado demandaba. La advertencia de Dios era que moriríamos, y Cristo tuvo que pagar por nuestra deuda.
Amado amigo, ahora Él llama a todos los hombres a reconocer que estamos en rebeldía contra un Dios bueno, a que nos arrepintamos de nuestra maldad y aceptemos que Él es nuestro representante delante de Dios, y que no podemos representarnos a nosotros mismos. Cristo es nuestro Salvador, sus méritos son los que nos hacen aceptos delante del Padre. Así como la transgresión de Adán nos justifica, la vida, muerte y resurrección de Jesús nos justifica.
Amado amigo, te animo a que hoy puedas venir a Cristo para recibir de Él el perdón y la reconciliación que tanto necesitamos tú y yo.

NO SEAMOS ENGAÑADOS - 2 Corintios 11:1-3

El pecado es una cosa verdaderamente grave, sus consecuencias devastadoras, lo hemos visto en el pasaje de hoy. Creo que sería bueno llevarnos una definición de lo que es el pecado basados en lo que hemos visto en este pasaje de Génesis 3.
Si pudiéramos resumirlo en una frase, podríamos decir que “el pecado cuestiona la Palabra y el carácter de Dios, y falsamente promete un bien mayor, pero produce ruptura, pérdida y juicio.”
Amada iglesia, los lectores originales de este texto, era el pueblo de Israel que estaban a punto de entrar a la tierra prometida. En esta tierra iban a entrar en contacto con pueblos paganos que intentarían engañarlos con un estilo de vida aparentemente más placentero, pero que realmente era pecaminoso. Por el Señor les prohíbe casarse con sus mujeres, de la misma manera que prohibió a Adán y Eva comer del árbol. La prohibición de casarse con las mujeres cananeas tiene una razón muy clara, ellas influenciarían a los hombres a apartarse del Dios verdadero.
Esta es la historia de Israel. Piense en Sansón, piense en Salomón, solo por citar algunos ejemplos. Dos hombres con un llamado más grande que ellos mismos, un llamado que debía trascender generaciones, pero que por el engaño del pecado, terminaron siendo una tragedia.
De esta misma manera, nosotros como pueblo de Dios, debemos entender que hay estafadores que procurarán engañarnos, que cuestionarán la Palabra y el Carácter de Dios, y que procurarán que nuestra devoción a Cristo disminuya cada vez más. Esta era la preocupación de Pablo por la iglesia en Corinto. En 2 Corintios 11:1-3 “¡Ojalá me toleraseis un poco de locura! Sí, toleradme. Porque os celo con celo de Dios; pues os he desposado con un solo esposo, para presentaros como una virgen pura a Cristo. Pero temo que como la serpiente con su astucia engañó a Eva, vuestros sentidos sean de alguna manera extraviados de la sincera fidelidad a Cristo.”
¿Cómo podemos evitar ser engañados? Pues, hay algunas lecciones que podemos aprender de este pasaje en Génesis 3
Conoce la Palabra de Dios: La Palabra de Dios es verdad, por medio de ella podemos conocer el carácter de Dios en verdad. Eva no estaba muy clara en lo que Dios había dicho, y tampoco tenía un conocimiento profundo del carácter de Dios. Cuando el engañador vino, no pudo defenderse. La Palabra de Dios debe ser aquello que guarde nuestra propia vida, la de nuestras familias y la de nuestra iglesia.
No vivas la vida cristiana solo: Si bien es cierto que el texto en el original no nos deja claro si Adán estaba presente en el momento de la conversación entre Eva y la serpiente, el texto Hebreo no es lo suficientemente claro, solo nos dice que él comió con ella, hay quienes dicen que eso no implica que él estaba con ella y otros dicen que sí. Independientemente de la posición que tengamos frente a ese aspecto del pasaje, la realidad que vemos es que Eva fue la única que habló con la serpiente. Los creyentes no podemos enfrentarnos a la tentación solos. No podemos pensar que solo puedo vencer todas mis luchas, hay una razón por la que Dios nos creó para vivir en comunidad.
No ignores la astucia de Satanás: El apóstol Pedro nos advierte de las asechanzas de Satanás en 1 Pedro 5:8 “Sed sobrios, y velad; porque vuestro adversario el diablo, como león rugiente, anda alrededor buscando a quien devorar;”. El diablo quiere destruir la iglesia, quiere destruir tu matrimonio, quiere destruir tu vida. El apóstol Pablo dice en 2 Corintios 2:10-11 “Y al que vosotros perdonáis, yo también; porque también yo lo que he perdonado, si algo he perdonado, por vosotros lo he hecho en presencia de Cristo, para que Satanás no gane ventaja alguna sobre nosotros; pues no ignoramos sus maquinaciones.”
Adquiere discernimiento para reconocer el engaño del pecado: El pecado es siempre un engaño, el pecado no solo se manifiesta en lo que hacemos, sino también en lo que no hacemos, en lo que pensamos, en la manera en cómo reaccionamos antes la situaciones de la vida, cuando reaccionamos con complacencia o victimizándonos, pero también cuando somos celosos porque no tenemos algo. El pecado se puede manifestar en una justicia propia que se cree más justa que la Biblia misma. Cada uno de nosotros tiene una forma de expresar su pecado, cada una será distinta aunque todas igual de pecaminosas.
Hermanos, el pecado buscará engañarnos siempre para que nuestra devoción a Cristo sea cada vez menor, para que nos enfoquemos más en la prohibición que en la provisión de Dios, cuestionando siempre su Palabra y su carácter, pero produciendo siempre el mismo resultado, pérdida, ruptura y juicio. Que Dios nos ayude y nos permita ser vigilantes antes los engaños de Satanás, y que estemos firmes en su evangelio.
Oremos.
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