SOBRE LAS TENTACIONES

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Santiago 1:13–17 (RVR60)
13 Cuando alguno es tentado, no diga que es tentado de parte de Dios; porque Dios no puede ser tentado por el mal, ni él tienta a nadie;14 sino que cada uno es tentado, cuando de su propia concupiscencia es atraído y seducido.15 Entonces la concupiscencia, después que ha concebido, da a luz el pecado; y el pecado, siendo consumado, da a luz la muerte. 16 Amados hermanos míos, no erréis. 17 Toda buena dádiva y todo don perfecto desciende de lo alto, del Padre de las luces, en el cual no hay mudanza, ni sombra de variación.

INTRODUCCIÓN.

Santiago nos ha venido hablando a lo largo de la carta que las pruebas, problemas o dificultades que enfrentamos en la vida forman parte de la misma y son puestas por Dios con el propósito de llevarnos a la madurez.
Santiago 1:2–4 (NTV)
2 Amados hermanos, cuando tengan que enfrentar problemas, considérenlo como un tiempo para alegrarse mucho 3 porque ustedes saben que, siempre que se pone a prueba la fe, la constancia tiene una oportunidad para desarrollarse. 4 Así que dejen que crezca, pues una vez que su constancia se haya desarrollado plenamente, serán perfectos y completos, y no les faltará nada.
El resultado que Dios a diseñado de estas pruebas en nosotros, es una fe + sólida, completarnos a la imagen de Jesús, mayor fidelidad al Señor.
Sin embargo ahora después del verso 12 Santiago cambia el matiz del vocablo “peirasmos” que es usado para referirse a las pruebas.
Pruebas : peirasmos; tiene el sentido esencial de examinar, poner a prueba, ensayar o comprobar. Tentación. Esta palabra tiene un sentido neutro y puede tener conotación positiva como negativa dependiendo el contexto.
Y es que así como en la vida de los creyentes se presentan pruebas de distintas formas, hay una verdad que tampoco podemos negar y es que ningún ser humano por más espiritual que sea esta libre de ser tentado.
Puede surgir la pregunta ¿Qué relación tienen las pruebas y las tentaciones? Una respuesta que podemos encontrar es sencilla: Si no tenemos cuidado, una prueba podría terminar convirtiéndose en una tentación.
¿Cómo es esto?, dependiendo de nuestra respuesta, será el resultado en nuestra vida. Cuando las circunstancias son difíciles podemos caer el error de quejarnos contra Dios y dudar de su amor, para terminar rechazando su voluntad, esto por su puesto que abre la puerta para Satanás nos presenta la oportunidad de evadir dichas circunstancias dificiles. Esta oportunidad es una tentación.
Cuando Israel salió de Egipto y paso el mar Rojo, se encontró con la necesidad de agua, y en lugar de confiar en Dios, encontraron la oportunidad de quejarse por la situación y pedir mejor regresar a Egipto, antes de ver el poder de Dios actuar a favor de ellos.
Dios no desea que cedamos ante la tentación. El Sabe que parte de nuestra madurez cristiana implica también cual es nuestra actitud ante ellas.
El creyente que pasa la prueba, bendecido, pero el aquel que falla, queda lleno de remordimiento, de tal forma que busca culpar a otros, incluso a Dios mismo.
Santiago 1:13 (RVR60)
13 Cuando alguno es tentado, no diga que es tentado de parte de Dios; porque Dios no puede ser tentado por el mal, ni él tienta a nadie;
Dios sabe que por naturaleza caída que hay en ser humano, este tiende a buscar quitarse de encima las responsabilidades y culpar a otros a causa de sus acciones e implicaciones.
Después que Adán y Eva comieron del árbol que Dios les había prohibido hacer, cayeron en una espiral de remordimiento y culpabilidad mutua cuando Dios los confrontó a ambos.
Génesis 3:12–13 (NBLA)
12 El hombre respondió: «La mujer que Tú me diste por compañera me dio del árbol, y yo comí» 13 Entonces el Señor Dios dijo a la mujer: «¿Qué es esto que has hecho?». «La serpiente me engañó, y yo comí», respondió la mujer.
Eva intentó salvarse de la culpa, responsabilizando a la serpiente del engaño. Adán responsabilizó a Eva pues ella le dio del fruto, pero lo más terrible fue que le atribuyo a Dios la culpa de su pecado “La mujer que Tú me diste”.
Pero para Santiago esta claro que eso es imposible. Dios no puede ser el autor de la tentación, porque no es el autor de ninguna clase de mal. Dios esta tan por encima de todo mal que el mismo no pude ser influenciado por ninguna clase de mal. “Muy limpios son Tus ojos para mirar el mal, Y no puedes contemplar la opresión” Hab 1:13.
Ante el fracaso de sus acciones el hombre se ve tentado de atribuirle a Dios sus propias responsabilidades.
Sabiendo de antemano cual es nuestra respuesta ante el fracaso frente a la tentación, es que Santiago reitera la idea.
porque Dios no puede ser tentado por el mal, ni tienta a nadie.
Decir que es responsabilidad de Dios el ceder ante la tentación es blasfemo en si mismo.
A causa de sus perfecciones Dios no tienen contacto con ninguna clase de mal y este es completamente impotente para poner a Dios en tentación.
Si el no es el creador de mal, por lo tanto no puede poner a nadie ante una situación que lo lleve a pecar de forma deliberada.
Mateo 6:13 (BTX)
13 Y no nos metas en prueba, mas líbranos del mal.
Cuando leemos la forma en la que Jesús nos enseño a orar, parecería que el mismo sugiere que le pidamos a Dios que no nos meta en tentación.
Mateo 6:13 (NTV)
13 No permitas que cedamos ante la tentación, sino rescátanos del maligno.
Pero esta versión nos lo aclara más: La oración que Jesús nos enseño, no es que Dios nos tienta o que el no mete en tentaciones, sino que más bien nuestra oración debe ser pedirle que nuestros corazones no cedan ante la tentación..
Si el hombre no puede traspasar su responsabilidad a Dios por sus pecados, tiende a adoptar el enfoque moderno de la psicología, diciendo que el pecado es una enfermedad o es producto de sus circunstancias, con tal de librarse de la consecuencias o del juicio.
Pero el pecado no es una enfermedad, sino un fracaso moral del que el hombre deberá rendir cuentas a Dios.
Incluso algunos optan por culpar a Satanás quien le hace pecar. Y aunque Satanás es conocido como el tentador y constantemente utiliza todas sus artimañas para hacernos caer, el no nos hace pecar.
Santiago 1:14 (RVR60)
14 sino que cada uno es tentado, cuando de su propia concupiscencia es atraído y seducido.
La realidad de nuestras tentaciones es que el principal responsable de nuestro pecado, somos nosotros mismos, nuestro corazón engañoso y perverso Jr 17:9.
Sin excepción alguna todos los seres humanos somos tentados, no existe excepción, esto es una realidad y esta es continua.
El pecado brota desde dentro de nosotros, de nuestra vieja naturaleza malvada, caída y no regenerada. Jesús dijo “Porque del corazón salen los malos pensamientos, los homicidios, los adulterios, las fornicaciones, los hurtos los falsos testimonios, las blasfemias” Mt 15:19.
Cada uno es tentando de su propia concupiscencia.
Por lo regular el termino concupiscencia se asocia con deseos sexuales ilícitos o deseos malos, sin embargo la palabra en el Griego = epithumia, tiene que ver con un deseo fuerte y profundo por algo, o un anhelo de cualquier tipo. Puede ser bueno o malo.
No es que los deseos sean en si mismo algo pecaminoso, Dios puso deseos lícitos en nuestra vida para que pudiéramos funcionar. (Si el deseo de descansar, trabajaríamos sin parar hasta destruirnos, o si no tuviéramos hambre o sed, nos quedaría sin los nutrientes necesarios para continuar viviendo y moriríamos).
El problema es cuando queremos satisfacer estos deseos de manera contraría a la voluntad de Dios, es cuando nos metemos en problemas. Querer comer es normal, pero la glotonería es un pecado. Dormir esta bien, pero la pereza es un pecado.
El problema es cuando el deseo se convierte en el amo y señor de nuestra vida. Llegamos a ser tentados a causa de que nuestros deseos internos tienen dominio sobre nuestra propia vida. Porque nos parece divertido, atractivo y deleitoso. Si el pecado no fuera así no no seríamos atraídos tan fácilmente.
De su propia concupiscencia es atraído y seducido.
Santiago utiliza dos ilustraciones del ambito deportivo, para explicar como el hombre es atrapado por sus propios deseos.
Atraído = exelko; arrastrar. Este termino era usa comúnmente en el mundo de la cacería, para referirse a una trampa tentadora destinada a atraer hacia ella un animal ingenuo.
Seducido = deleazo; este término era usado en el mundo de la pesca para referirse a la carnada, cuyo propósito era atraer a la presa con la seguridad de capturarla y darle muerte.
Para que la trampa y el anzuelo tengan buenos resultados, deben resultar atractivos a la presa de tal modo que no lo puedan resistir. El cebo debe ser tan intenso, de tal forma que haga perder a la presa todo sentido de precaución de tal forma que pase de largo la trampa o el anzuelo hasta que es demasiado tarde.
Es exactamente así como sucumbimos ante la tentación, cuando nuestra propia concupiscencia nos atrae a cosas malas que apelan a nuestros deseos .
No existe ninguna clase de excusa para culpar a otros por nuestros pecados. Es nuestro propio deseo el que nos lleva a la tentación, y si estos tienen dominio sobre nosotros los que nos llevan al pecado.
Fueron los deseos desordenados los que llevaron a Acán a tomar el manto babilónico, los 200 siclos de plata, y el lingote de oro, de los despojos de Jericó para esconderlos debajo de su tienda y arrastrar a todo el campamento de Israel a la derrota y después a la extinción de toda su casa.
Fue la concupiscencia de David lo que lo llevo a traer codiciar a Bethsabe hasta el punto de acostarse con ella, engañar a Urías, y mandarlo a matar para esconder su pecado.
EL fallo esta completamente en nosotros, en nuestra carne no redimida. La carnada nos ciega para ver las consecuencias de nuestro pecado.
Aunque hemos sido salvados hechos participes de la naturaleza divina y tenemos el Espiritu Santo en nosotros, no obstante retenemos un enemigo dentro de nosotros en la forma de anhelos, pasiones y deseos que siguen siendo pecaminosos.
Esto de ninguna forma nos hace víctimas de nuestra propia concupiscencia, sino que muchas veces es el producto de no estar bajo el control y el poder del ES.
Tenemos alguna vía de escape de la tentación?
1 Corintios 10:13 (NTV)
13 Las tentaciones que enfrentan en su vida no son distintas de las que otros atraviesan. Y Dios es fiel; no permitirá que la tentación sea mayor de lo que puedan soportar. Cuando sean tentados, él les mostrará una salida, para que puedan resistir.
Dios no nos ha olvidado ni tampoco nos ha dejado a la deriva, el todavía contesta nuestras oraciones. En su fidelidad el no nos dejará si los recursos necesarios para salir de la tentación. Cuando somos objeto de intensa tentación debemos recordar que “El nombre del Señor es una fortaleza firme; los justos corren a el y quedan salvos” Pr 18:10 NTV.
Santiago 1:15 (RVR60)
15 Entonces la concupiscencia, después que ha concebido, da a luz el pecado; y el pecado, siendo consumado, da a luz la muerte.
Santiago usa una ilustración más para hacer más comprensible como es que el pecado no es una acción unica, sino un proceso que comienza desde la tentación y todas sus consecuencias. Y el ejemplo que toma es de de una madre que concibe y da a luz u hijo y el destino final de ese hijo.
Génesis 3:6 (NTV)
6 La mujer quedó convencida. Vio que el árbol era hermoso y su fruto parecía delicioso, y quiso la sabiduría que le daría. Así que tomó del fruto y lo comió. Después le dio un poco a su esposo que estaba con ella, y él también comió.
Lo primero es que la concupiscencia (los deseos) comienzan como una anheló, un sentimiento, muy en lo profundo de nuestro corazón de algo que no tenemos. (Una mirada a un aparador, una vista por una agencia de autos , una mirada a una posición social, política o de autoridad).
Hasta este punto el deseo puede estar ahí y se puede resistir aún.
LUTERO Martin: “Nadie puede impedir que un pájaro revolotee en torno a tu cabeza, pero sí puede impedirle hacer un nido en su cabello”
Pero el deseo puede desarrollarse y conquistar nuestra voluntad, esto es cuando cedemos antes de resistir.
El siguiente paso es el engaño se concibe, pues ahora comenzamos en nuestra mente a elaborar toda clase de justificaciones para conseguirlo. Es ahi donde el pecado nace.
EL siguiente paso es el planteamiento para llevarlo a cabo, es decir da a luz al pecado. Es aqui donde nuestra voluntad se doblega para hacer simplemente lo que nuestros deseos quieren.
EL cuarto y ultimo paso es el resultado es la es la desobediencia. Lo que se desea, se consuma y por lo tanto los resultados saltan a la vista.
Génesis 3:7 (NTV)
7 En ese momento, se les abrieron los ojos, y de pronto sintieron vergüenza por su desnudez. Entonces cosieron hojas de higuera para cubrirse.
La culminación del pecado esta en la muerte. Adán y Eva quedaron al descubierto más alla de sus cuerpos físicos, lo que quedo descubierto fue su pecado.
La desobediencia engendra muerte y no vida. El pecado puede tardar muchos años en madurar, pero cuando este sucede indudablemente que lo que producirá será muerte.
La comunión limpia y transparente que ellos experimentaron con Dios quedo rota por completo. Ellos quedaron muertos espiritualmente, pero en consecuencia la muerte natural tambien se hizo presente.
Mientras más pronto nos propongamos resistir, mayor será la posibilidad de que evitemos el pecado.Pero por el contrario, cuanto más demoremos en resistir, tanto mayor es la probabilidad que se produzca el pecado.
Es la verdad de Dios la que activa la conciencia, el sistema de alerta que Dios a puesto en nosotros sobre las tentaciones. Dios lo puso para ser escuchado y no pasarlo por alto. Es en nuestra mente donde se concibe el pecado, es en nuestra mente donde se activa la conciencia, es decir es ahi donde se libra la batalla contra la tentación.
Romanos 12:2 (NTV)
2 No imiten las conductas ni las costumbres de este mundo, más bien dejen que Dios los transforme en personas nuevas al cambiarles la manera de pensar. Entonces aprenderán a conocer la voluntad de Dios para ustedes, la cual es buena, agradable y perfecta.
Debemos estar en guardia en nuestra mente. Adiestrarla para estar vigilante a cada uno de nuestros deseos. Esto implica un asunto de nuestra voluntad.
Entre más entrenemos nuestra mente por medio de estar en contacto con cosas que nos alimenten de forma piadosa (la Lectura y la meditación de las escrituras, la Koinonia con otros creyentes, la participación en la actividades de la iglesia, en el servicio a otros), y ejercitemos nuestra voluntad para resistir la tentación, Dios controlará más nuestra vida.
Filipenses 2:13 (NTV)
13 Pues Dios trabaja en ustedes y les da el deseo y el poder para que hagan lo que a él le agrada.
Hay un contraste que resalta a simple vista que Santiago quiere que notemos: Mientras que las pruebas purifican nuestra fe, produciendo paciencia, perfección y cabalidad que será recompensada en el cielo, las tentaciones engendra pecado y el pecado muerte.
Santiago 1:16 (RVR60)
16 Amados hermanos míos, no erréis.
Tal como lo hace un pastor que cuida de su rebaño, Santiago les dice a sus lectores, no se equivoquen, dejen de culpar a los demás, a las circunstancias o a Satanás por los pecados y las tentaciones de ustedes.
Tampoco se equivoquen y culpen a Dios. Tome cada uno de ustedes la responsabilidad por sus tentaciones y por sus pecados. Tengan en cuenta que el enemigo numero uno de ustedes, son ustedes mismos, es su naturaleza caída sus malos deseos, sus justificaciones propias estan dentro de ustedes y tienen que combatirlos desde adentro.
Santiago 1:17 (RVR60)
17 Toda buena dádiva y todo don perfecto desciende de lo alto, del Padre de las luces, en el cual no hay mudanza, ni sombra de variación.
Uno de los engaños más grandes de Satanás es convencernos de que Nuestro Padre celestial esta en nuestra contra, que no nos ama, o que no nos cuida.(eso hizo con Eva en Edén).
Durante la tentación en el desierto Satanás siempre uso ese mismo argumento contra Jesús. Si eres hijo de Dios, di a las piedras que se conviertan en pan Mt 4:3 (tienes hambre). Si eres hijo de Dios échate abajo porque a sus angeles mandara acerca de ti y en sus manos te sostendrá Mt 4:5-6. Todo esto te daré si postrado me adoras Mt 4:9. Yo te puedo dar todo lo que tu padre no te da.
Pero la bondad de Dios es una valla de protección para que no caigamos en tentación. El Sabe lo que es bueno para nosotros, no necesitamos a nadie mas para solventar nuestras necesidades.
Jesús estaba seguro del cuidado amor y bondad del Padre, por eso no fue sorprendido por las artimañas del Diablo. Todas las respuestas de Jesús fueron parte de la Escritura.
Conocemos la bondad de Dios por medio de las Escrituras. Ahí es donde esta nuestra seguridad de saber como es la naturaleza de nuestro Dios.
Si conocemos las escrituras, entonces no tendremos duda de la bondad de Dios, por lo tanto no seremos presa de los engaños del Diablo.
Santiago quiere que los lectores de la carta no olviden que es lo que Dios a dicho de si mismo en su Palabra.
Dios no envía penas y pesares a sus hijos para alejarlos de el. Sino que el permite las adversidades, los problemas y las pruebas para que puedan venir a el, puedan confiar más plenamente en el.
Dios es la fuente de todo bien, de el desciende todo lo que es bueno. Sus dádivas incluyen dones espirituales, pero también materiales. De el viene la vida y la salud, pero también el trabajo, la comida.
La bondad de Dios se manifiesta de forma continua y permanente. No es que descendió o descenderá, sino que desciende, es decir que la bondad de Dios sigue llegando, aun cuando estemos pasando por una adversidad.
Del Padre de las luces, el cual no hay mudanza, ni sobra de variación.
Padre de las luces era un antiguo titulo judío para Dios aludiendo a él como el Creador, el gran dador de luz en la forma de los cuerpos celestes.
Pero Santiago aprovecha esta idea para explicar que tanto el Sol, la luna y las estrellas a pesar de su luz y esplendor que tienen estas varían en el tiempo y su resplandor se desvanece, mientras el carácter, el poder, la sabiduría y el amor de Dios no tienen sobra de variación.
La luz del sol cambia en la medida que la tierra se mueve, pero el sol permanece siempre brillando. Si las sombras e interponen entre Dios y nosotros no significa que Dios las pone. El nunca cambia de tal forma que no debemos dudar nunca de su amor, o su bondad, aun y cuando nos encontremos en prueba o en tentación.
La valla de Dios contra la tentación es su bondad. La próxima vez que seamos tentados meditemos en la bondad de Dios. Si necesitamos algo, esperemos que Dios lo provea.
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