¿Cómo lograr madurez espiritual?
1er Tiempo
I. Debemos de permanecer espiritualmente estable v1
Este es un IMPERATIVO DE PRESENTE ACTIVO. Esta metáfora militar se refiere a la capacidad de los cristianos a permanecer fieles en medio de problemas (ver 1:27; 1 Co 16:13; Ef 6:11–14). También se refiere a la perseverancia (ver tema especial en 1:9–11), que solo es posible «en el Señor» (ver Gá 6:9; Ap. 2:7, 11, 17, 26; 3:5, 12, 21).
continuar siendo o estando, mantenerse firme, ser constante
II. Debemos de cultivar armonía en la comunión de los santos v2-3
El primer nombre propio significa «un viaje próspero o éxito». El segundo nombre significa «relación cercana agradable» o «buena suerte». Sus nombres no iban a la par de lo que estaban haciendo.
2do Tiempo
III. Debemos de Mantener un espíritu de satisfacción en Cristo v4
En verdad, ¿puede uno gozarse sinceramente cuando el recuerdo de los pecados pasados aflige al alma, cuando los que amamos sufren, cuando es perseguido y se corre el riesgo de enfrentarse con la muerte? Mas he ahí a Pablo, quien, a pesar de recordar sus transgresiones pasadas (Fil. 3:6; cf. Gá. 1:13; 1 Co. 15:9), de conocer el sufrimiento de sus amigos (Fil. 1:29, 30) y de esperar posiblemente la muerte como desenlace a sus prisiones, ¡se goza e insta a los demás a hacer lo mismo! Evidentemente, esto nos demuestra que las circunstancias solas no determinan la condición del corazón y de la mente. El cristiano puede gozarse interiormente cuando exteriormente todo es oscuro y sombrío. Se goza en el Señor, esto es, a causa de su unión con Cristo, fruto de cuyo Espíritu es el gozo (Gá. 5:22). Esto es natural, porque en y por Cristo todas las cosas—incluso aquellas que parecen más adversas—cooperan para bien (Ro. 8:28).
IV. Debemos de manifestar gracia a otros v5
3er Tiempo
V. Debemos de Mantener humildemente nuestra confianza en el señor v6-7
VI. Debemos de Mantener una mente disciplinada v8
VII. Debemos de mostrar una conducta de obediencia v9
Pablo liga cuatro actividades: “aprendisteis y recibis-teis” y “oisteis y visteis”. Una cosa es aprender una verdad, y otra es recibirla y hacerla parte de nuestro hombre interior (ve 1 Tesalonicenses 2:13). No es suficiente llenar la cabeza con conocimientos; debemos también tener verdades en el corazón. En su ministerio, Pablo no sólo enseñó la Palabra, sino que también la vivió para que los oyentes vieran la verdad en su vida. La experiencia de Pablo debe ser la nuestra. Debemos aprender la Palabra, recibirla, oirla y practicarla. “Sed hacedores de la Palabra y no tan solamente oidores” (Santiago 1:22).