Temas para lideres

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GUÍA DE REUNIÓNES
PARA LÍDERES
DE CÉLULAS
VOLUMEN II
VEINTIOCHO LECCIONES SOBRE
AUTORIDAD ESPIRITUAL
DESARROLLADOS COMO GUIA PRÁCTICA PARA CADA
REUNIÓN DE CÉLULA
MARINO MIGUEL MUÑOZ
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AGRADECIMIENTOS
Cuando se escribe pensando en el beneficio que redunda el estudio de la Palabra de Dios, se siente mucha satisfacción por saber que es un material que trasciende todas las fronteras imaginables. Por eso agradezco al Señor permitirme ser parte de la extensión de Su reino a través de la exposición de Su palabra. Sé que estas lecciones tienen más que un estudio sistemático sobre el tema autoridad espiritual, tienen la revelación y la vida que sólo puede producir el Espíritu en aquellos corazones que como odres nuevos se atreven a recibir vino nuevo.
Debo agradecer a los timoneles de barcas, así se denominan los grupos que adoptaron esta guía como prueba piloto, haciendo como suyas estas lecciones. Nuestra congregación está ubicada en la ciudad de Trelew, Provincia del Chubut, Patagonia Argentina. Vaya mi agradecimiento al pastor Darío Labarta, y a los timoneles Erica de Muñoz (mi esposa), Noemí de Labarta, Silvia de Severiche, Nilda de Yocca, Marta Hebechi, Paola Monterroza, Natalia de Santos, Nuchi de Caligari, Martín Salierno, Roberto Yocca, Rubén Santos, Yolanda Bobadilla; Mirta Donadel. Ellos fueron una constante referencia de lo que iba sucediendo en la iglesia a medida que las lecciones eran desarrolladas en a los grupos.
Debo agradecer al pastor Rubén Ruiz de la ciudad de Salta, en el norte de Argentina y a todo su equipo de líderes que llevan adelante el desarrollo de una iglesia creciente por aplicar estas lecciones obteniendo buenos resultados.
Agradezco también a la editorial CLIE, en especial a Débora, por apoyarme y alentarme con su trato deferente a la preparación de nuevos materiales. Desde el primer contacto que tuve con ellos la amabilidad, la paciencia y la cortesía que me han brindado ha sido notable. Sé que ellos como editorial seguirán escribiendo las páginas de la historia cristiana contemporánea, tal como lo vienen haciendo hace muchas décadas, con total excelencia.
M.E.C.LID.
MINISTERIO DE ENSEÑANZA Y CAPACITACION PARA LÍDERES
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DEDICATORIA
Esta guía está dedicada a los pastores.
Creo que ellos como siervos del Señor
quieren lo mejor para el rebaño. Para aquellos pastores que con visión
suficiente ven en este material el medio adecuado para que la iglesia
sea edificada en la enseñanza de la Palabra,
mientras extienden el reino del Señor.
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INDICE
GUÍA PAG. LECCIÓN
INTRODUCCION
1 La autoridad de Dios
2 Obediencia a la autoridad de Dios
3 Rebelión contra la autoridad de Dios
4 Hablar contra la autoridad de Dios
5 Cómo conocer la autoridad de Dios
6 El Hijo obedece la autoridad del Padre
7 Cómo establece Dios la autoridad de Su reino
8 Los hombres deben obedecer a la aut. deleg. en el mundo
9 Los hombres deben obedecer a la aut. deleg. en la familia
10 Los hombres deben obedecer a la aut. deleg. en la iglesia
11 La mayor expresión de autoridad es el Cuerpo de Cristo
12 El primer caso de rebelión a la autoridad de Dios
13 La manifestación de la rebelión en las palabras
14 La manifestación de la rebelión en los razonamientos
15 La manifestación de la rebelión en los pensamientos
16 La medida de la obediencia a la autoridad de Dios
17 A quienes considera Dios como autoridades delegadas
18 La principal credencial de la autoridad la revelación
19 El carácter de las autoridades delegadas la benignidad
20 La base para ser autoridad delegada la resurrección
21 El mal uso de la autoridad delegada de Dios
22 Las autoridades delegadas deben estar bajo autoridad
23 La motivación interior de las autoridades delegadas
24 La autoridad delegada debe santificarse a sí misma
25 Las condiciones para ser autoridad delegada de Dios
26 Como cristianos tenemos autoridad delegada
27 Tenemos aut. del. como padres espirituales
28 La iglesia es autoridad delegada
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INTRODUCCIÓN
Cuando debemos desarrollar lecciones bíblicas en los grupos necesitamos contar con un material que tenga las referencias de la Palabra de manera completa, pero también necesitamos que el mismo nos oriente en la revelación y nos prepare el camino a la profundidad del pensamiento y propósito de Dios. Nada es más estimado que esto cuando un grupo de personas necesita recibir la Palabra del Señor. Por lo tanto agradezco al Señor por permitirme trabajar con el material preparado por el ungido apóstol del siglo XX en china, nuestro hermano Watchman Nee. Mundialmente es reconocida la revelación de la Palabra que Dios ha dado a este siervo, por eso deseo que sea de mucha utilidad para el pueblo de Dios este material.
Según Watcham Nee, autor del libro Autoridad Espiritual de donde extraje las lecciones, la Autoridad es el tema tópico central de toda la Biblia, ya que no hay en ella ningún capítulo que de alguna manera no esté referido la Autoridad. También podemos afirmar que la eterna disputa de los poderes terrenales y celestiales está centrado en destacar quién es la autoridad. De manera que los hombres no escapamos a la experiencia de vernos envueltos en las preguntas acerca de quién es autoridad, cómo, porqué, cuándo, dónde y hasta qué punto debemos someternos a la autoridad. Estos y otros tantos interrogantes surgen constantemente en las relaciones humanas y de manera especial en la iglesia de Jesucristo; justamente porque Dios como Autoridad Suprema quiere hacer conocer a este mundo Su dominio soberano a través nuestro.
El amplio desconocimiento que tenemos acerca de la Autoridad Espiritual nos ha hecho pasar momentos muy angustiosos como cristianos. Incluso ahora mismo, ni siquiera tenemos cabal consciencia de que nosotros formamos parte activa del reino que Dios intenta poner y extender en la tierra de manera total y absoluta para implantar definitivamente su Autoridad. Como partes del cuerpo de Cristo tratamos este tema con demasiada liviandad. Todavía pensamos que la autoridad es una cuestión de títulos, grados, cargos, posiciones y cosas semejantes, esto solo corrobora nuestra ignorancia al respecto. Más conmovedor es descubrir que cada cristiano en esta tierra es autoridad delegada por el Señor según Mateo 28:18-19 para llenarlo todo con el evangelio de Jesucristo y despreciamos nuestra privilegiada posición por desconocer cómo funciona la Autoridad Espiritual. Lamentablemente esto se reflejó en todo el siglo XX porque hemos crecido mas por división que por multiplicación; hemos importado el concepto del mundo acerca de la autoridad. Muchos cristianos todavía están en el servicio del Señor, cualquiera sea el ministerio, pero poseídos de un espíritu de rebeldía que espanta. ¿Cómo creemos que vamos a ganar la batalla contra el diablo actuando bajo el mismo principio que él?. La rebeldía ha surgido en el cielo pero se extiende en la tierra a través de los agentes satánicos, sean estos espirituales o humanos. Algunas personas no creen que si actúan en rebeldía están bajo el dominio de Satanás, aunque prediquen con la Biblia en la mano u oren varias horas por día. Ciertamente el diablo no se preocupa ni teme a tales personas, sino que las ayuda para que se infiltren en las filas cristianas cada vez más; así lo declaró Jesús en Mateo 13:18-30, 36-43; Marcos 4:13-20; Lucas 8:11-15
Si no limpiamos nuestro campo de trabajo y no tomamos los recaudos necesarios para enseñar la Palabra de Dios sobre este asunto pronto estaremos envueltos en cizañas por todas partes. Por lo menos, lo he visto personalmente, cuando estas lecciones empiezan a ser parte de la vida cristiana de la iglesia se producen serios “acomodamientos” espirituales, se definen las posiciones de las personas y quedan al descubierto aquellas que actúan bajo el principio satánico de rebeldía. No pueden resistir la Palabra de Dios cuando ésta es dada con revelación y poder. Sería innumerable describir cada caso en particular a los que nos hemos enfrentado por llevar esta Palabra al cuerpo de Cristo, pero puedo afirmar que todas las veces hemos visto que aquellas personas que viven bajo el principio de rebeldía son sacadas a la luz y a veces para sorpresa de nosotros como líderes y pastores, que creíamos conocer muy bien a los que nos rodean. Pero vale la pena y el trabajo poner este rastrillo de la Palabra de Dios
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en nuestro campo porque desarmamos o sacamos a luz muchas tramas internas que el diablo hace bajo el principio de rebeldía en la iglesia.
Otro tema significativo y adyacente es el creer que autoridad significa autoritarismo. Debo decirles que hay una gran diferencia entre ambos. Algunas organizaciones cristianas, sobre todo en América latina, han propagado en sus gobiernos eclesiásticos más el autoritarismo que la autoridad y por muchos años se ha predicado la “obediencia absoluta” a los sistemas que ellos promueven, esto ha formado una “conciencia” de dependencia, indefensión e ineptitud cristiana que alarman. La principal característica de esta corriente es que reclaman para sí el derecho de la obediencia total de aquellos que dirigen; esto es autoritarismo. Muy por el contrario, la real autoridad espiritual surge naturalmente de la vida de relación íntima con Dios y no necesita autoproclamarse porque tiene propio peso, está a la vista de todos y no necesita defenderse porque Dios la respalda de miles de formas. Presentado así podemos decir sin miedo a errar que el autoritarismo destruye las vidas de los cristianos, mientras quién ejerce real autoridad espiritual permite, ayuda y alienta el desarrollo de la vida espiritual íntegramente en las personas.
Dios quiera usar este material para rebelarnos Su propósito al instituir la autoridad.
Las lecciones están organizadas así:
Lectura devocional: Este pequeño espacio de lectura es una introducción al tema que luego va a desarrollarse completamente. En negrita está remarcada la frase que debe ser recordada o tomada en cuenta. El líder necesariamente debe leer esto antes de iniciar con la lectura bíblica para que el grupo esté preparado para recibir de la misma Biblia la enseñanza fundamental. Se supone que este es el momento de una buena reflexión por parte de todo el grupo de personas.
Lectura bíblica: Se debe dar lectura a todas las citas bíblicas. Es mejor si cada persona lee uno o dos versículos así todos participan activamente. Luego el líder comienza con las preguntas que debe hacerlas o formularlas lo más claro posible. A la par de cada pregunta está entre paréntesis el capítulo y versículo al cuál se refiere la pregunta. Luego sigue la posible respuesta a esa pregunta. Como el presente material es solo una guía estoy convencido que cada líder añadirá nuevas y mejores preguntas para lograr la mejor comprensión de cada pasaje bíblico. El propósito es que todos los presentes participen haciendo su aporte personal así todo el grupo se enriquece. No salga del tema a menos que esté completo. Si se han ido “por las ramas” vuelva inmediatamente a centrar la atención del grupo en la comprensión del tema particular. Recuerde los beneficios que trae el estudio de la Palabra de Dios pero puedo asegurarle una cosa más, que de esta manera, haciendo preguntas sobre la Palabra de Dios; descubrirá que el Espíritu Santo hará efectiva la promesa de Jesús, que estaría presente cada uno de nuestros días y hasta el fin del mundo (Mateo 28:19).
Luego que se hayan agotado las preguntas a los pasajes bíblicos siga con la Explicación. Lea y deténgase a observar la reacción del grupo y déjelos que interrumpan con nuevas preguntas. Este es el momento de mayor claridad y profundidad en la Palabra de Dios.
Llega luego el momento de Conversación. Este es el punto donde ya no se centra la atención sobre los pasajes tomados sino sobre la vida de las personas que están presentes. Ellos son motivo de atención. No se puede ministrar a las personas a menos que ellas abran su corazón y digan cuanto les ocurre. Pero lo más importante en este punto es saber si realmente ellos quieren cambiar su situación, si quieren ser libres, si quieren recibir la vida de Dios en ellos y si quieren ser ayudados (ministrados) para salir de la situación en la que están. Muchas veces esta conversación ha derivado en atenciones personales y profundas en particular, fuera del estudio en grupo.
Oración de consagración: No hace falta decir lo importante que es culminar el estudio de la Palabra de Dios con una oración específica sobre el tema tratado. Allí hay renuncias, declaraciones y compromisos asumidos delante del Señor. Puede también haber arrepentimiento seguido de llanto. Este es el punto de la relación de las personas con el Señor mismo. Asegúrese que esto ocurra. Después de esto puede atender personalmente a cada participante del grupo si lo desea, por supuesto, por separado y particularmente.
RELACIONES Y CONCORDANCIA DE CADA GUIA SOBRE AUTORIDAD ESPIRITUAL Es muy obvio que estas relaciones y concordancias forman parte de preparación que cada líder debe hacer de las lecciones. Lo que mejor resulta es estar preparados para dar esta Palabra a tiempo y fuera de tiempo.
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____________________________________________Marino M. Muñoz
LA AUTORIDAD
LECCION 1: LA AUTORIDAD DE DIOS
Lectura devocional: Los hechos de Dios proceden de su trono y éste se fundamenta en Su autoridad. Todas las cosas son creadas por la autoridad de Dios y todas las leyes físicas del universo se mantienen por esta misma autoridad. Por esto la Biblia se refiere a ellos expresando que Dios “sustenta todas las cosas con la palabra de su poder”, lo que significa que sustenta todas las cosas con la palabra del poder de Su autoridad. Porque la autoridad de Dios representa a Dios mismo, mientras que su poder representa Sus hechos. El pecado contra el poder es perdonado con más facilidad, porque este último es un pecado contra Dios mismo. Sólo Dios es autoridad, porque todas las autoridades de la tierra son instituidas por Él. La autoridad es algo de importancia sin igual en el universo; no hay nada que la sobrepase. Por consiguiente, es imperativo que los que deseamos servir a Dios conozcamos Su autoridad.
Lectura bíblica:
a) Textos: Romanos 13:1-7; Hebreos 1:1-3; Isaías 14:12-14; Mateo 26:62-64 b) Preguntas:
¿Quién es el dador de autoridad a las personas e instituciones humanas? (Romanos 13:1)
¿A quién nos oponemos cuando resistimos a la autoridad establecida por Dios? (v.2) A Dios. ¿Qué consecuencias trae el resistir la autoridad? Condenación.
- Digan con sus propias palabras los versículos 3-4
¿El castigo debe ser la única motivación para estar sujetos a la autoridad? (v.5) NO. ¿Qué otra causa es importante para estar sujetos a la autoridad? La consciencia.
¿Es bueno deber cosas a la autoridad? (v.6-7) No porque es como deberle a Dios mismo ¿Por qué? Porque Él los ha instituido y de esta forma cumplimos Su ley (v.8)
¿Quién es el personaje central en los tres versículos de Hebreos 1:1-3? Jesucristo ¿Cómo sustenta Él todas las cosas? (v.3) Con la Palabra de Su poder.
¿En que se muestra Su autoridad? (v.3) En Su poder creador y sustentador.
¿Quién es el personaje central en los tres versículos de Isaías 14:12-14? Satanás, Lucifer. - Anote cuales son los deseos del corazón del Lucero en los versículos 13-14
¿Eran correctos estos deseos de acuerdo a la autoridad de Dios? No, porque invadían Su autoridad. ¿Qué quiere decir: “Seré semejante al Altísimo”? Ser igual a Dios.
¿Si no podía sujetarse a la autoridad de Dios, entonces estaba resistiéndose abiertamente a Dios? ¿Qué trae como consecuencia la resistencia a la autoridad de Dios? La condenación.
¿Jesús afirma ser el Hijo de Dios? (Mateo 26:64) Sí, totalmente. Ese fue el motivo de Su muerte. ¿Qué significa estar sentado a la diestra del poder de Dios? (Autoridad y sujeción a la Autoridad) ¿Qué significa venir en las nubes del cielo? (Hacer uso de las cosas por poseer Autoridad)
c) Explicación:
Satanás: El hecho de pecar no fue la causa de la caída de Satanás; ese hecho no fue más que el producto de su rebelión a la autoridad. Fue la rebelión por lo que Dios lo condenó. Al servir a Dios no debemos desobedecer a las autoridades, porque al hacerlo estamos bajo el mismo principio satánico. ¿Cómo podemos predicar de Cristo según el principio de Satanás?. Sin embargo, es posible que en nuestra obra estemos con Cristo en la doctrina a la vez que con Satanás en los principios. Tenga a bien fijarse que Satanás no tiene temor que prediquemos la palabra de Cristo; pero ¡cuánto teme que estemos sujetos a Cristo!. Satanás le mostró al Señor Jesús todos los reinos de la tierra; pero el Señor contestó que el reino eterno es de Dios. Tenemos que ver quién es el que tiene la autoridad. Predicamos el evangelio para traer a los hombres bajo la autoridad de Dios; pero ¿cómo podremos establecer su Autoridad en la tierra si nosotros mismos no hemos tenido un encuentro con ella?. ¿Cómo podremos tratar con Satanás?.
Cristo: El Señor es el ejemplo por excelencia de lo que significa conocer la autoridad, pues estaba sometido a las autoridades terrenas, aunque decidieron su muerte injustamente “sin defenderse y sin
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abrir su boca”; mientras también así permanecía sometido a la Autoridad suprema de Su Padre. Las preguntas del sumo sacerdote “¿No respondes nada?. ¿Qué testifican éstos contra ti?. Mas Jesús callaba” denotan la desesperación que le creaba a él mismo ver a un hombre con tantas muestras del poder de Dios como Jesús, pero sin necesidad de hacer demostraciones de esa autoridad.
La controversia del universo se centra en quién tendrá la Autoridad Suprema, y nuestro conflicto con Satanás es el resultado de atribuírsela a Dios. Para mantener la autoridad de Dios tenemos que someternos a ella con todo nuestro corazón. Es absolutamente imprescindible que tengamos un encuentro con la autoridad de Dios y que poseamos un conocimiento básico de lo que ella es.
¿Cómo habría podido Pablo, siendo una persona inteligente y capaz, escuchar las palabras de Ananías –un desconocido hermanito a quien se lo menciona una sola vez en la Biblia- si no hubiera tenido un encuentro con la autoridad de Dios?. Si no se hubiera encontrado con la Autoridad en el camino a Damasco, jamás habría podido someterse a ese oscuro hermanito en la ciudad. Esto nos muestra que quien ha tenido un encuentro con la Autoridad trata simplemente con ella y no con el hombre. No miremos la persona, sino solo a la autoridad de que está revestida. No obedezcamos a la persona, sino a la autoridad de Dios en esa persona. Entonces no importará quién sea el hombre, solo obedeceremos.
Dios se ha propuesto manifestar su autoridad al mundo por medio de la iglesia. Dios usa su máximo poder para mantener su autoridad; por consiguiente, Su autoridad es lo más difícil de resistir. Los que somos tan justos según nuestra propia opinión, y sin embargo, tan ciegos, necesitamos en encuentro con la autoridad de Dios para que seamos quebrantados hasta la sumisión y comencemos así a aprender la obediencia a Su autoridad. Antes que una persona pueda someterse a la autoridad delegada de Dios tiene que conocer primero la autoridad inherente a Dios.
d) Conversación:
¿Tienes problemas con la autoridad? ¿Por qué?
¿Cómo definirías tu relación con la autoridad paterna y materna? (subordinada o rebelde) ¿Cómo definirías tu relación con las autoridades civiles? (sujeta o insurrecta)
¿Cómo definirías tu relación con la autoridad eclesiástica, pastores, líderes, timoneles, ministros, etc.? (Vives sujeto o estás rebelde) ¿Por qué?
Leer esto:
- Si estás sujeto simplemente por no tener problemas con la autoridad, en algún punto vas a
rebelarte porque no has conocido la autoridad de Dios.
- Si estás sujeto porque conoces la autoridad de Dios, entonces nunca debes ni haber pensado
rebelarte, porque no quieres ni necesitas rebelarte y resistir al mismo Dios.
Necesitas sujetarte a la autoridad de Dios y lo haces estando sujeto a la autoridad delegada.
De lo contrario estás acarreando condenación para tu vida. Romanos 13:1-2
¿Cuándo comienzas a estar sujeto de corazón a la autoridad de Dios? (AHORA MISMO)
Declara en esta oración que quieres sujetarte completa y incondicionalmente a la autoridad del Señor.
Oración de consagración:
⇒ Renuncio a toda rebelión de mi corazón a la autoridad de Dios expresada en mis pensamientos,
intenciones y decisiones.
⇒ Renuncio a toda rebelión de mi corazón a la autoridad delegada de Dios en los pastores, líderes,
timoneles, ministros y siervos del Señor.
⇒ Declaro sujeta mi alma, mi mente y mi corazón a la suprema autoridad del Dios Creador y Padre
de nuestro Señor Jesucristo.
⇒ Me declaro sujeto a la autoridad que Dios a delegado a sus siervos y me someto en obediencia a
sus requerimientos.
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____________________________________________Marino M. Muñoz
LA AUTORIDAD
LECCION 2: OBEDIENCIA A LA AUTORIDAD DE DIOS
Lectura devocional: La mayor de las exigencias que Dios impone al hombre no consiste en que lleve la cruz, sirva, dé ofrendas o se niegue a sí mismo. La mayor de las exigencias es que obedezca. Para que se manifieste la autoridad debe haber sumisión. Si ha de haber sumisión, es necesario excluir el yo; pero según nuestro yo, la sumisión no es posible. La sumisión sólo es posible cuando uno vive en el Espíritu. Esta vida en el Espíritu es la suprema expresión de la voluntad de Dios. Pero esa voluntad de Dios necesita ser obedecida totalmente.
Lectura bíblica:
a) Texto: 1 Samuel 15:1-29 b) Preguntas:
¿Cuál es el cometido que Dios encarga a Samuel? (v.1) Que unja a Saúl como rey de Israel ¿Samuel le declara detalladamente lo que debía hacer Saúl como rey? (vs.2-3) Lean todos juntos el versículo 3
- Describan con sus palabras lo que hizo Saúl (vs.4-8) Lean todos juntos el versículo 9
¿Cuándo Dios habla a Samuel, que le dice? (vs.10-12) A Dios le pesa haber puesto a Saúl como Rey porque no le interesa cumplir las palabras del Señor.
¿Cuáles son las palabras de Saúl para el profeta Samuel? (v.13) He cumplido las palabras de Dios. ¿Qué explicaciones tiene Saúl? (vs.14-16) El pueblo perdonó lo mejor del ganado
¿Qué revela Samuel en ese momento a Saúl? (vs.17-19) Que había hecho lo malo ante Dios
¿Hay obstinación en Saúl? (Lea vs.20-21) Sí. Saúl sigue diciendo que él cumplió todo lo ordenado. - Lean en voz alta la respuesta de Samuel vs.22-23
¿Sirven de algo las razonables explicaciones de Saúl? No, absolutamente.
¿En que se complace el Señor? (v.22) En la obediencia y el prestar atención a sus Palabras. Obedecer es mejor que... (los sacrificios) y prestar atención es mejor que... (grosura de sacrificios) ¿A que se asemeja el pecado de rebelión? (v.23) Adivinación
¿A que se asemeja la obstinación? A los ídolos o la idolatría
¿Samuel desea acompañar a un rebelde y obstinado rey? (v.24) De ninguna manera. ¿Saúl sigue teniendo explicaciones para el pecado? (v.24) Le echa la culpa al pueblo ¿Qué acto profético realiza Saúl sin querer? (v.27) Le rasga el manto a Samuel.
¿Cuáles son las palabras de Samuel? (v.28) Que de la misma forma se había rasgado su reinado. ¿La Autoridad suprema del pueblo de Israel mentirá o se arrepentirá? (v.29) No, absolutamente. ¿Por qué? “La Gloria de Israel no mentirá, ni se arrepentirá. Porque no es hombre...”
c) Explicación:
Saúl: Es característico de los “Saúles” actuales el hecho de querer hacer la voluntad del Señor pero “a su manera”. Nada del reino de Dios funciona a nuestra manera. El Rey de reyes es el Soberano de la tierra de manera que no podemos nosotros modificar sus planes a nuestro antojo. Por eso es necesario que nuestra obediencia sea total, ya que esta no puede ser parcial. Saúl estaba convencido, de ahí tantas explicaciones, que como había cumplido parcialmente la Palabra dada por el siervo Samuel estaba todo arreglado. Esa es la mentira satánica. A Dios le interesa más la obediencia que los holocaustos y las víctimas. Para Él la obediencia es mejor que los sacrificios y el prestar atención a Su voluntad y palabra, es mejor que la grosura de las ofrendas. Aquí vemos que si nuestro trabajo es arduo, si damos buenas ofrendas, si participamos activamente en la obra, pero no estamos OBEDECIENDO TOTALMENTE a la autoridad de Dios expresada en Su autoridad delegada, no sirve para nada. Estamos en la misma condición de pecado que si practicáramos la adivinación, o siguiéramos los ídolos e hiciéramos idolatría. Dejar de obedecer a la autoridad es entrar en pecado.
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No hay líneas intermedias ni explicaciones que sustenten nuestro accionar en desobediencia. Nada en el universo justifica la desobediencia a la suprema y total autoridad de Dios.
Jesús: Hay quienes creen que la oración de nuestro Señor en Getsemaní, cuando su sudor caía hasta la tierra como grandes gotas de sangre, se debió a la debilidad de su carne, o a su temor a beber la copa. De ningún modo, porque la oración de Getsemaní se basa en el mismo principio que lo de 1 de Samuel 15. Es la suprema oración en la cual nuestro Señor manifiesta su obediencia a la autoridad de Dios. Más que su sacrificio en la cruz, nuestro Señor prefiere obedecer a la autoridad de Dios. Con fervor, oraba para saber cuál es la voluntad de su Padre. No dice: “Quiero ser crucificado; tengo que beber la copa”. Simplemente insiste en obedecer. En efecto, dice: “Si es posible, que no vaya yo a la cruz”, pero hasta en este punto Él insiste en no hacer su propia voluntad; porque inmediatamente después agrega: “Pero no se haga mi voluntad, sino la tuya” (Lucas22:42)
Lo absoluto es la voluntad de Dios. Si Dios no quisiera que el Señor fuera crucificado, Él no tendría por qué ir a la cruz. La voluntad de Dios representa la autoridad. Conocer la voluntad de Dios y obedecerla es someterse a la autoridad. Al ir a la cruz, Él hace la voluntad de Dios. Por consiguiente, la muerte del Señor es la máxima expresión de obediencia a la autoridad. Aun la cruz, el enigma del universo, no puede ser superior a la autoridad de Dios. El Señor mantiene más la autoridad de Dios (la voluntad de Dios) que su propia cruz (su sacrificio).
El principio básico no consiste en preferir la cruz sino en obedecer la voluntad de Dios. Si el principio en el cual nos basamos para nuestro trabajo y servicio incluye la rebelión, Satanás obtendrá entonces la gloria y disfrutará de ella aún por medio de nuestro sacrificio. Saúl podía ofrendar ovejas y bueyes; pero Dios nunca los aceptó como sacrificios, porque implicaban un principio satánico. El derrocar la autoridad de Dios es derrocar a Dios. Como siervos de Dios, lo primero que debemos tener es una experiencia o encuentro con la autoridad. Conocer la autoridad es tan práctico como conocer la salvación, pero es una lección más profunda. Antes de poder trabajar para Dios, tenemos que ser derrocados por Su autoridad. Toda nuestra relación con Dios está regulada por el hecho de sí hemos tenido o no un encuentro con la autoridad.
Sepamos bien que hay dos principios en el universo: el principio de la autoridad de Dios y el de la rebelión satánica. No podemos servir a Dios y a la vez seguir el camino de la rebelión teniendo un espíritu rebelde. Satanás se ríe cuando una persona rebelde predica la Palabra, porque en tal persona mora el principio satánico. El principio del servicio debe ser la autoridad. ¿Vamos a obedecer la autoridad de Dios o no?. Quienes servimos a Dios debemos entender básicamente qué es la autoridad. Cualquier persona que alguna vez haya sufrido un choque eléctrico sabe que de ahí en adelante no puede ser descuidada con la electricidad. De igual modo, quien haya sido golpeado una vez por la autoridad de Dios, tiene de ahí en adelante sus ojos abiertos para discernir lo que es la transgresión, en sí mismo como así en otros.
d) Conversación:
¿Tienes problemas para ser obediente a la autoridad? ¿Por qué? ¿Trabajas en la obra del Señor?
¿Diezmas y ofrendas regularmente? ¿Predicas a otros de Cristo?
¿Desarrollas algún ministerio o actividad específica en la iglesia?
Si no eres totalmente obediente a la autoridad todo lo que haces (trabajo, ofrendas, prédicas,
ministerio) estás bajo el principio satánico y con esto glorificas a Satanás mismo.
Mientras que para Dios estás en pecado semejante al de adivinación o idolatría
y enfrentado directamente a Su autoridad.
Si quieres servir a Dios debes decidir ser obediente y sujeto a la autoridad.
Nadie más puede hacerlo por ti.
Oración de consagración:
⇒ Renuncio a toda rebeldía y desobediencia de mi mente y corazón a la autoridad de Dios ⇒ Renuncio a toda rebeldía y desobediencia a la autoridad delegada de Dios
⇒ Declaro sujeción y obediencia de mi mente y corazón a la autoridad de Dios. ⇒ Declaro sujeción y obediencia a la autoridad delegada de Dios.
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____________________________________________Marino M. Muñoz
LA AUTORIDAD
LECCION 3: REBELION CONTRA LA AUTORIDAD DE DIOS
Lectura devocional: Tal como la autoridad delegada sigue a Dios, así también los que están sujetos a la autoridad deben seguir a la autoridad delegada de Dios. No hay lugar para el servicio individual aislado. En el trabajo espiritual todos deben servir coordinadamente. La coordinación es la regla; el individuo no es la unidad. Nadab y Abiú no estaban coordinados con Dios. No debieron haber dejado a Aarón y servir independientemente. Los que no acatan la autoridad serán consumidos por el fuego que salga de delante de Dios. Y aunque Aarón no se dio cuenta de la gravedad del este asunto, Moisés si entendió lo serio que era rebelarse contra la autoridad de Dios. Muchos tratan hoy de servir a Dios en forma independiente. Jamás han estado sujetos a la autoridad y sin saberlo pecan contra la autoridad de Dios.
Lectura bíblica:
a) Texto: Génesis 9:18-27; Levítico 10:1-3 b) Preguntas:
¿Cuántos eran los hijos de Noé? (Génesis 9:18-19) Tres ¿Cuáles son sus nombres? Sem, Cam y Jafet
¿Qué hizo Noé con la tierra? (vs.20-21) La trabajó y plantó viña ¿Qué hizo Cam? (v.22) Vio la desnudez de su padre Noé
¿Cómo reaccionaron Sem y Jafet? (v.23) Cubrieron la desnudez de Noé sin verla ¿Hicieron lo mismo que Cam? No
¿Qué dijo Noé sobre Cam? (vs.24-25) Maldijo a Cam por haber deshonrado la autoridad ¿Qué dijo Noé sobre Sem y Jafet? (vs.26-27) Los bendijo a por haber honrado la autoridad
¿Estaba bien que Nadab y Abiú ofrecieran fuego que Dios nunca mandó que hicieran? (Levítico10:1) No tenían autoridad para hacerlo
¿Cuál fue la respuesta de Dios al ofrecimiento? (v.2) Juicio, por desconocer la autoridad. ¿Por qué Moisés hablo esas palabras? (v.3) Moisés reafirmo su autoridad sobre todos ¿Qué hizo Aarón? Calló porque estaba sujeto a la autoridad de Moisés
c) Explicación:
El papá Noé: En lo que a la conducta de Noé respecta, ciertamente él actuó mal; no debió haberse embriagado. Pero Cam no vio la dignidad de la autoridad. El padre es la autoridad instituida de Dios en el hogar; pero la carne se deleita en ver un defecto en la autoridad con el fin de eludir toda restricción. Cuando Cam vio la conducta impropia de su padre, no tuvo ni el más leve sentimiento de vergüenza o pesar, ni procuró tampoco encubrir la falta de su padre. Esto revela que Cam tenía un espíritu rebelde. Mas bien, salió y habló con sus hermanos, señalándoles la fealdad de su padre y añadiendo así sobre sí el pecado de la injuria. Notemos, sin embargo, cómo manejaron Sem y Jafet la situación evitando ver la desnudez de la cual no participó Cam. Se ve, pues, que la falta de Noé fue una prueba para Sem, Cam y Jafet. Ella reveló quién era obediente y quién rebelde. Después de que Noé despertara de su embriaguez, profetizó que los descendientes de Cam serían malditos y que vendrían a ser siervos de sus hermanos. El primero que en la Biblia llegó a ser esclavo fue Cam. Esto quiere decir que el que no se somete a la autoridad será esclavo del que si la obedece. Sem sería bendito. Hasta nuestro Señor Jesucristo descendió de Sem. Jafet fue destinado a predicar a Cristo, y así es como las naciones que hoy difunden el evangelio pertenecen a los descendientes de Jafet. El primero en ser maldito después del diluvio fue Cam. Como no conoció la autoridad, fue puesto bajo autoridad durante las generaciones futuras. Todos los que desean servir al Señor necesitan tener un encuentro con la autoridad. Nadie puede servir a Dios en el espíritu de anarquía.
El papá Aarón: ¡Cómo da que pensar la historia de Nadab y Abiú!. Ellos servían como sacerdotes, pero no porque fueran personalmente recto sino porque pertenecían a la familia que Dios había escogido. Dios había puesto a Aarón por sacerdote y el aceite de la unción había sido derramado sobre su cabeza. En todos los asuntos del servicio, Aarón era el jefe; sus hijos eran simples ayudantes
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que servían junto al altar obedeciendo órdenes de su padre. Dios nunca tuvo la intención de dejar que los hijos de Aarón sirvieran independientemente, sino que los puso bajo la autoridad de su padre. Dos veces se menciona a Aarón y a sus hijos en Levítico 8. En el capítulo 9 vemos que Aarón ofreció sacrificios, con sus hijos ayudándole a su lado. Si Aarón no hacía ningún movimiento, sus hijos tampoco debían moverse. Todo comenzaba con Aarón, no con sus hijos. Si ellos se aventuraban a ofrecer sacrificios por sí mismos, ofrecerían fuego extraño. Y eso fue lo que pasó. Fuego extraño significa servir sin haber recibido órdenes, servir sin obedecer a la autoridad. Nadab y Abiú habían visto a su padre ofrecer sacrificios; para ellos, esto era muy sencillo. Así que supusieron que podían hacer lo mismo. En lo único que pensaron fue si eran capaces o no de hacer lo mismo. No vieron al que representaba la autoridad de Dios. El fuego extraño tiene origen en el hombre. Y no requiere conocer la voluntad de Dios ni obedecer su autoridad. Es enteramente hecho por el celo del hombre y termina en la muerte.
El que desordenadamente levanta su cabeza y actúa en forma independiente está en rebeldía, la consecuencia de lo cual es la muerte. Todo aquel que trate de servir sin tener primero un encuentro con la autoridad, ofrece fuego extraño. Cualquiera que diga: “Si él puede, yo también”, está en rebelión. Dios no sólo cuida de ver que haya fuego, sino que también está muy interesado en prestar atención a la naturaleza del fuego. La rebelión cambia la naturaleza del fuego. Lo que no había sido ordenado por Jehová ni por Aarón era fuego extraño. Lo que Dios busca no es el sacrificio sino mantener la autoridad. Por consiguiente, los hombres deben aprender a ser seguidores, a desempeñar un papel secundario para siempre.
d) Conversación:
¿Tienes problemas y deseas rebelarte a la autoridad? ¿Por qué?
¿Tienes la capacidad para sujetarte a la autoridad aunque esta se equivoque como Noé? ¿Qué haces cuando descubres una falla en la autoridad? (la cubres o difamas) ¿Por qué? ¿Has creído que la falla en la autoridad te autoriza a ti para hacer lo que quieras?
¿Has pensado que tú puedes hacer lo mismo que los que están en autoridad?
- Efectivamente, puedes hacer lo mismo que el que está en autoridad,
pero si lo haces fuera de su autoridad te enfrentas a la muerte,
porque para Dios eso es extraño.
¿Tu ministerio y servicio está sujeto a la autoridad o intenta rebelarse periódicamente?
- Si eso te ocurre todavía no has conocido la autoridad de Dios,
por eso estás con espíritu rebelde.
Recuerda esto:
1.- Los que están en autoridad no llegan allí porque son perfectos. (Noé)
2.- Los que están en autoridad no llegan allí porque saben más que el resto. (Aarón)
Los que están en autoridad:
ESTAN PORQUE DIOS LOS PUSO ALLÍ Y ELLOS LO REPRESENTAN.
Debes reconocer la autoridad en aquellas personas que no son perfectas
O que hacen tareas que tú también podrías hacer.
Oración de consagración:
⇒ Renuncio a rebelarme a la persona que Dios ha puesto como autoridad sobre mí.
⇒ Renuncio a socavar o desconocer la autoridad de la persona que Dios ha puesto sobre mí. ⇒ Declaro sujetarme a la persona que Dios ha puesto como autoridad sobre mí.
⇒ Declaro sustentar y reconocer la autoridad de las personas que Dios ha puesto sobre mí.
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LA AUTORIDAD
LECCION 4: HABLAR CONTRA LA AUTORIDAD DE DIOS
Lectura devocional: Dios pudo soportar murmuraciones del pueblo de Israel en el desierto muchas veces; pero no permitió que resistieran a su autoridad. Dios puede tolerar y soportar muchos pecados, pero no puede tolerar la rebelión, porque ésta es el principio de la muerte, es el principio de Satanás. En consecuencia, el pecado de rebelión es más grave que cualquier otro pecado. Cada vez que el hombre resiste a la autoridad, Dios ejecuta juicio de inmediato. ¡Qué solemne es esto!.
Lectura bíblica:
a) Texto: Números 12:1-15; 16:1-50 b) Preguntas:
¿Qué hacen María y Aarón contra Moisés? (12:1-3) ¿Por qué? ¿Quién sale en defensa de Moisés? (vs.4-5) Dios mismo
¿Qué les reclama Dios a ellos? (vs.6-8) La falta de temor
¿Qué prueba sobrenatural tiene María de la ira de Dios? (vs.9-10) Estaba leprosa ¿Qué pide Aarón a Moisés? (vs.11-12) Que no ponga el pecado sobre ellos. ¿Qué corazón tenía Moisés? (v.13)
¿Qué responde Dios al pedido de Moisés? (vs.13-14) Que María era culpable.
¿El pueblo pudo avanzar mientras María estaba afectada? (v.15) No pudo avanzar. ¿Cuántas personas se levantaron contra Moisés? (16:1-2) Más de 250 personas. ¿Esta gente tenía el ministerio levítico? (vs.8-11) Sí. Ministraban a la congregación.
¿Los siervos de Dios se enojan también? (v.15) Sí. Compare Nehemías5:4-7; Juan 2:13-17 ¿Qué quería hacer Dios con esta gente por haberse rebelado? (vs.20-21) Quería consumirlos ¿Cuál fue la actitud de Moisés aunque estaba enojado? (v.22) Hizo intercesión.
- Moisés da una palabra, como siervo de Dios, para que se cumpla un juicio divino sobre esta gente que estaba separada del pueblo y junto a sus casas. (Lea detenidamente v.28-30)
¿Qué pasó cuando terminó de hablar Moisés? (vs.31-34) La tierra se abrió y tragó a los rebeldes. ¿Qué pasó con los doscientos cincuenta que hablaron mal? (v.35) Dios los consumió con fuego.
- Los incensarios son representativos de los dones y ministerios. ¿Qué hicieron con ellos en el altar? (vs.37-40) Hicieron planchas para cubrir el altar, así nadie se olvidaba de Coré y compañía. ¿Cuál fue la reacción del pueblo al otro día? (vs.41-43) Murmuró por la muerte de los rebeldes. ¿Quién entra en escena tratando de destruir y consumir a este pueblo rebelde? (vs.44-45) Dios. ¿Cuál es la actitud que tiene Moisés y Aarón? (vs.46-48) Intercesión, pedido de clemencia. ¿Cuántos murieron allí? (v.49) catorce mil setecientos.
¿Cuál es la actitud de quién conoce y reconoce la autoridad? (v.50) Vuelve al superior. c) Explicación:
Familiares de la autoridad: Aarón y María eran hermanos mayores de Moisés. En consecuencia, Moisés debía estar sujeto a la autoridad de ellos en el hogar. Pero en el llamamiento y la obra de Dios, ellos debían someterse a la autoridad de Moisés. Aarón y María no estaban contentos con la mujer etíope con la cual se había casado Moisés; así que hablaron contra él, diciendo: “¿Solamente por Moisés ha hablado Jehová? ¿No ha hablado también por nosotros?”. Un etíope es un africano, un descendiente de Cam. Moisés no debió haberse casado con esta mujer etíope. Como hermana mayor, María podía reprender a su hermano en base a su relación familiar. Pero cuando abrió su boca para denigrar a su hermano aludió a la obra de Dios, objetando así la posición de Moisés. Dios citó a los tres al tabernáculo de reunión. Aarón y María fueron sin vacilar, porque creían que Dios debía estar de parte de ellos y también porque tenían mucho que decirle a Dios puesto que Moisés había causado disturbios en la familia por haberse casado con una mujer etíope. Pero Dios dijo que Moisés era su siervo. Quien era fiel en toda su casa. ¿Cómo se atrevían ellos ha hablar contra Su siervo?. La autoridad espiritual no es algo que uno logra por sus propios esfuerzos. Es dada por Dios a quien él
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escoge. ¡Que diferente es lo espiritual de lo natural!. Moisés no protestó: Sabía que si Dios lo había levantado para ser la autoridad, no necesitaba defenderse. Todos los que lo injuriaran hallarían la muerte. Puesto que Dios le había dado autoridad, podía guardar silencio. La autoridad que Moisés representaba era la de Dios. Y nadie puede quitar la autoridad que Dios ha dado. Dios mismo es la autoridad superior del Universo. Todo el que hablaba contra Moisés hablaba contra Dios. Guardémonos de ofender a los que están en autoridad.
Las palabras rebeldes ascienden al cielo y son oídas por Dios. Cuando Aarón y María pecaron contra Moisés, pecaron contra Dios, quién estaba en Moisés. La ira del Señor se encendió contra ellos. Cada vez que el hombre se pone en contacto con la autoridad delegada de Dios, se pone en contacto con Dios, quién está en esa persona. Pecar contra la autoridad delegada es pecar contra Dios.
La ira de Dios se encendió contra María y Aarón, y la nube se apartó del tabernáculo. Se perdió la presencia de Dios inmediatamente María se volvió leprosa como la nieve. Su lepra no vino de contaminación alguna sino que fue claramente castigo de Dios. En ningún sentido ser leprosa era mejor que ser etíope. La rebelión de María era algo interno y se manifestó en la lepra, la cual era externa. Eso le hizo perder también la comunicación con los demás porque debía ser aislada. Siete días estuvo María fuera del campamento. En consecuencia, el traslado del tabernáculo se demoró siete días. Cada vez que haya rebelión y murmuración entre nosotros, perderemos la presencia de Dios y permanecerá inmóvil el tabernáculo terrenal. La columna de nube de Dios no descenderá hasta que se haya tratado con las palabras injuriosas. Si no se resuelve este asunto de la autoridad, todo lo demás llega a ser vacío e inútil.
Muchos se consideran personas obedientes a Dios cuando en realidad no saben nada de someterse a la autoridad delegada de Dios. El que de veras es obediente verá la autoridad de Dios en toda circunstancia, en el hogar y todas las otras instituciones. Dios preguntó: “¿Por qué, pues, no tuvisteis temor de hablar contra mi siervo Moisés?”. Debe prestarse especial atención cada vez que se profieren palabras injuriosas. Tales palabras no debieran hablarse ociosamente. La injuria prueba que dentro de uno hay un espíritu rebelde, el cual es el germen de la rebelión. Debemos temer a Dios y no hablar descuidadamente. Pero hay quienes hablan contra los pastores, ancianos de la iglesia y otras personas que están sobre ellos y no se dan cuenta de la gravedad de hablar así. Cuando la iglesia se avive en la gracia de Dios, los que hayan proferido injurias serán tratados como leprosos.
Líderes cercanos a la autoridad: Coré y su compañía pertenecían a los levitas; por consiguiente, representan a los individuos espirituales. Por otra parte, Datán y Abiram eran hijos de Rubén y, por lo tanto, representan a los dirigentes. Todos estos, juntos con 250 dirigentes de la congregación se reunieron para rebelarse contra Moisés y Aarón. Arbitrariamente atacaron a ambos, diciendo: ¡Basta ya de vosotros!. Fueron irrespetuosos con Moisés y Aarón. Puede ser que hayan sido muy honestos en lo que decían, pero les falto ver la autoridad del Señor. Ellos condenaron este asunto como un problema personal, como si no hubiera autoridad entre el pueblo de Dios. Moisés simplemente se postró sobre su rostro delante del Señor. Puesto que la autoridad pertenece al Señor, él no usaría ninguna autoridad ni haría nada por sí mismo. Así pues, Moisés les dijo a Coré y a su séquito que esperaran hasta el día siguiente cuando el Señor mostraría quién era santo. Coré solo estaba basado en la razón de la conjetura. La disputa no era con Moisés, sino con el Señor. El pueblo creía que sencillamente se oponía solo a Moisés y Aarón; no tenían ni la más leve intención de ser rebeldes a Dios, pues todavía deseaban servirle. Simplemente desdeñaban a Moisés y Aarón. Pero Dios y su autoridad delegada son inseparables. No es posible mantener una actitud hacia Dios y otra hacia Moisés y Aarón. Nadie puede rechazar la autoridad delegada de Dios con una mano y recibir a Dios con la otra. Si quisieran someterse a la autoridad de Moisés y Aarón, entonces sí estarían bajo la autoridad de Dios.
En el segundo encuentro Datán y Abiram no estaban presentes en ese momento, porque cuando Moisés envió a llamarles rehusaron venir; pero se quejaron diciendo: “¿Es poco que nos hayas hecho venir de una tierra que destila leche y miel (Egipto), para hacernos morir en este desierto...? Su actitud era muy rebelde. No creían en las promesas de Dios; lo que buscaban era la bendición terrenal.
Esto fue lo que encendió la ira de Moisés. ¡Cuantas veces la rebelión del hombre fuerza la mano judicial de Dios!. Diez veces los israelitas lo hicieron, pero esta vez hubo juicio inmediato sobre los rebeldes. La tierra se abrió y los tragó por la palabra de Moisés. La autoridad que Dios había instituido en Moisés era la persona a quién debió escuchar. Hasta Dios mismo dio testimonio ante los israelitas de que él también aceptaba las palabras de Moisés.
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La rebelión es un principio infernal. Como esta gente se rebeló, se abrió la puerta del Seol. La tierra abrió su boca y tragó a todos los hombres del séquito de Coré, Datán y Abiran y a todos sus bienes. En consecuencia, ellos descendieron vivos al Seol (versículos 32-33). Las puertas del Hades no prevalecerán contra la iglesia; pero un espíritu rebelde puede abrir sus puertas. Una razón por las que a veces la iglesia no prevalece es la presencia de los rebeldes. Todos los pecados liberan el poder de la muerte: pero el pecado de rebelión lo hace mucha más. Solo los obedientes pueden cerrar las puertas del Hades y liberar la vida.
Para los israelitas no era fuera de razón el quejarse de que Moisés no los hubiera traído a una tierra que fluía leche y miel ni les hubiera dado una herencia de campos con viñedos. Todavía estaban en el desierto y, sin embargo, tenían que entrar a la tierra que destilaba leche y miel. Pero notemos esto: el que anda por la razón y la vista siguen el camino de la razón; solo el que obedece a la autoridad es el que entra a Canaán por la fe. Nadie que siga la razón podrá andar por la senda espiritual, porque esta es superior al razonamiento humano. Solamente los fieles pueden disfrutar de la abundancia espiritual, los que por la fe aceptan la columna de nube y fuego, y la dirección de la autoridad delegada de Dios tal como la que Moisés representaba.
Los ojos de los desobedientes son muy penetrantes: pero ¡AY! todo lo que ven es la aridez del desierto. Aunque parezcan ciegos lo que proceden por la fe, pues no notan la aridez que hay delante de ellos, con los ojos de la fe ven la promesa mejor que tienen por delante. Y así entran a Canaán. Por lo tanto, los hombres deben estar sujetos a la autoridad de Dios y aprender a ser dirigidos por la autoridad delegada de Dios.
Pueblo de Dios bajo autoridad: La rebelión es contagiosa. El juicio de Dios sobre los 250 hombres y sobre las familias que entraron vivos a la tierra no trajo arrepentimiento a la congregación. Todavía eran muy rebeldes, afirmaban que Moisés había dado muerte a esta gente. Ellos todavía no veían a Dios en todo esto. Los ojos humanos solo ven a los hombres; no saben que la autoridad viene de Dios. Hay personas que son tan audaces que no tienen temor, aunque hayan visto el juicio de Dios. ¡Que peligroso es el desconocimiento de la autoridad!. Cuando toda la congregación se juntó contra Moisés y Aarón, apareció la gloria del Señor. Esto demostró que la autoridad era de Dios. El Señor salió a ejecutar su juicio. Comenzó una plaga en el que murieron 14.700 personas. Con todo Moisés mandó a Aarón en medio de los muertos para que intercediera por la misericordia de Dios.
Dios pudo soportar sus murmuraciones en el desierto muchas veces, pero no permitiría que resistieran a Su autoridad delegada. Dios puede tolerar y soportar muchos pecados contra su santidad, pero no puede tolerar la rebelión porque es pecado contra Su autoridad. En la rebelión está el principio de la muerte, el principio de Satanás. En consecuencia, el pecado de rebelión es más grave que cualquier otro pecado. Cada vez que el hombre resiste a la autoridad, Dios ejecuta juicio inmediato.
d) Conversación:
¿Aunque seamos familiares o amigos íntimos cuando nos rebelamos a la autoridad delegada de Dios quedamos sin culpa? (El caso de María y Aarón)
¿Aunque seamos compañeros de ministerio o tengamos en ejercicio alguna función de autoridad en el pueblo de Dios si nos rebelamos a la autoridad delegada de Dios quedamos sin culpa? (El caso Coré, Datán y Abiran)
¿El pueblo de Dios queda sin culpa si se rebela a la autoridad delegada de Dios? (El caso de los 14.700 que murieron)
No hay parentescos ni compañerismo ministerial que valgan,
si nos rebelamos estamos pecando contra la autoridad delegada de Dios. DIOS USARA TODO SU PODER PARA MANTENER LA AUTORIDAD
Oración de consagración:
⇒ Renuncio a rebelarme a la persona que Dios ha puesto como autoridad sobre mí por más que tenga
parentesco.
⇒ Renuncio a socavar, injuriar o desconocer la autoridad de la persona que Dios ha puesto sobre mí. ⇒ Declaro sujetarme a la persona que Dios ha puesto como autoridad sobre mí en el lugar donde
ejerzo mi don o ministerio.
⇒ Declaro como pueblo de Dios sustentar y reconocer la autoridad de las personas que Dios ha
puesto sobre mí.
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LA AUTORIDAD
LECCION 5: CÓMO CONOCER LA AUTORIDAD DE DIOS
Lectura devocional: La mejor manera de conocer la autoridad de Dios es reconocer y sostener la autoridad superior en cualquiera de las áreas donde normalmente desarrollamos nuestra vida. La autoridad superior en el hogar es el padre, en el trabajo es el encargado, gerente, jefe o dueño; en la escuela o universidad es el profesor y los directores; en la iglesia son los líderes y pastores; en nuestra ciudad es el intendente; en la provincia es el gobernador; en nuestro país es el presidente. Acatando las órdenes y obedeciendo, sosteniendo y reconociendo esas autoridades conocemos la autoridad de Dios. Encontramos en la Palabra de Dios la sujeción a las autoridades superiores en la vida de hombres de Dios como David, Nehemías, Jeremías, Jesús, Pedro, Pablo y tantos otros, aunque esa autoridad los haya condenado a severos tratos como en el caso de Jeremías; o a morir como en el caso de Jesús y de Pablo. Jesús reconoció la autoridad de Pilato al decirle: “No tendrías ninguna autoridad sobre mí, si Dios no te la hubiera dado;...” Juan 19:11 Jesús decidió reconocer y sustentar la autoridad de Pilato porque sabía profundamente que Dios es quien ha instituido toda autoridad sobre la tierra. De Jesús no se oyeron palabras de quejas, reproches o injurias, aún siendo el Señor y rey de todo el Universo; de allí que Dios, por esa humillación, lo haya levantado sobre toda autoridad, poder, señorío y nombre que se pronuncia en la creación (Filipenses 2:1-11).
Lectura bíblica:
a) Texto: 1 Samuel 24:2-6; 26:8-11 b) Preguntas:
¿Cuál es el deseo del rey Saúl? (1 Samuel 26:2) Encontrar a David y darle muerte ¿Cuántos hombres lleva el rey? Tres mil hombres escogidos
¿De qué cosa necesita asegurarse Saúl? De encontrar a David en las cumbres de los peñascos ¿Qué le ocurre a Saúl cuando llega a un redil de ovejas? (v.3) Quiere hacer sus necesidades ¿Quienes están en la cueva donde Saúl entra para defecar? David y sus hombres
¿Qué le recuerdan a David sus hombres? (v.4) Que Dios le entregaba el enemigo para que hiciera lo que le pareciera.
¿Qué hace David con Saúl? Solamente le corta el borde del manto real
¿Qué pasa luego en el corazón de David? (v.5) Se turba porque piensa que se ha excedido. - Digan en voz alta las palabras de David a sus hombres. (v.6)
¿Qué significan estas palabras? Que David decide reconocer la autoridad de Saúl como rey ungido de Dios; aunque Saúl deseara matarlo sin causa. Dios quería conocer el corazón de David.
¿Qué dijo Abisaí a David? (1 Samuel 26:8) Que nuevamente Dios le entregaba la vida del rey Saúl en su mano.
¿Qué le propone Abisaí a David? Matarlo él mismo, de un solo golpe. - Digan en voz alta las palabras de David a Abisaí. (v.9)
¿Qué significan estas palabras? Que David decide reconocer la autoridad de Saúl como rey ungido. - Digan en voz alta las palabras de David (v.10)
¿Qué significan estas palabras? Que David prefiere que Dios trate con la vida de Saúl, porque reconoce a Saúl como el rey ungido de Dios todavía.
¿Por qué David se lleva la lanza y la vasija de agua de Saúl? (v.11) Porque quiere hacerle conocer a Saúl que ha vuelto a perdonar su vida; aunque Dios lo había entregado otra vez en sus manos.
c) Explicación:
David conoce la autoridad de Dios: Cuando Dios instituyó formalmente Su autoridad sobre la tierra fue en tiempo en que estableció el reino de Israel. Los israelitas, habiendo entrado en Canaán, le pidieron un rey a Dios. Entonces Dios le concedió a Samuel que ungiera a Saúl como el primer rey. Saúl fue escogido y establecido por Dios para que fuera su autoridad delegada. Desgraciadamente una vez que fue rey desobedeció la autoridad de Dios hasta el punto de procurar destruirla. Perdonó al rey
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amalecita y a lo mejor de las ovejas, bueyes, animales engordados y corderos y a todo lo bueno. Como esto se hizo en desobediencia a la palabra de Dios, el Señor rechazó a Saúl y ungió a David. Sin embargo, David era todavía hombre que estaba bajo la autoridad de Saúl, formando parte de su ejército y posteriormente fue escogido como yerno de Saúl. Ambos eran ungidos. Pero Saúl procuró muchas veces matar a David. ¡Israel tenía dos reyes!. El rey rechazado estaba todavía en el trono; y el escogido aún no había ascendido. David estaba en una posición muy difícil.
Saúl salió a buscar a David al desierto de En-gadi. Durante el viaje se metió en una cueva en cuyos rincones se hallaban sentados David y sus hombres. Estos le sugirieron a David que matara a Saúl; pero él resistió la tentación, porque no se atrevió a alzar su mano contra la autoridad. En cuanto al trono, ¿es que acaso David no era ungido por Dios?. Y ya que Dios estaba directamente involucrado en el plan y esa era la voluntad de Dios, ¿podía alguien prohibirle ser rey?. ¿Por qué, pues, no debía David ayudarse para serlo?. ¿No sería acaso un buen paso ayudar a Dios a hacer Su voluntad?. Pero David creía firmemente que no debía de matar a Saúl. Hacerlo sería rebelarse contra la autoridad de Dios, dado que todavía estaba la unción del Señor sobre Saúl. Aunque éste había sido rechazado, era, sin embargo, el ungido de Dios, uno a quién Dios había establecido. Si le daban muerte a Saúl en este momento, David podría ascender al trono de inmediato y no había necesidad de retrasar tantos años la voluntad de Dios. Pero David era un hombre que sabía negarse a sí mismo. Prefería retrasar su propio ascenso al trono que ser rebelde. Por eso es que finalmente llegó a ser la autoridad delegada de Dios.
Si los hombres han de servir a Dios, la sujeción a la autoridad es una necesidad absoluta. La obediencia trasciende a lo que hacemos. Si David fuera a gobernar su reino pero no se sometiera a la autoridad de Dios, sería tan inútil como Saúl. El mismo principio de rebelión opera en el Saúl del Antiguo Testamento así como en el Judas del Nuevo Testamento: el primero perdonó lo mejor de las ovejas y los bueyes, mientras que el segundo codició las treinta piezas de plata. La consagración no cubre el pecado de rebelión. David no se atrevió a matar a Saúl con sus propias manos para facilitar el plan de Dios. Más bien, esperó que Dios obrara; en su corazón había una tranquila obediencia. Hasta esa vez cuando cortó la orilla del manto real de Saúl, se le turbó el corazón.
La espiritualidad de David era tan elevada como la de los creyentes del Nuevo Testamento. Así que cortar el pedazo del mando debiera considerar también rebelión. Puede que la calumnia, los malos modales o la resistencia interna no se clasifiquen como matar; con todo, ciertamente constituyen lo mismo que cortar la orilla del manto. Todas estas cosas se originan en un espíritu rebelde.
David era una persona que conocía la autoridad de Dios porque reconoció la autoridad delegada de Dios hasta lo sumo. Porque David mantuvo la autoridad de Dios, así Dios lo reconoció como un hombre según su corazón. El reino de David continúa hasta ahora; porque el Señor Jesús es un descendiente de David. Solamente pueden ser autoridad los que se someten a la autoridad. Este asunto es serio. Es necesario que extirpemos todas las raíces de rebelión de dentro de nosotros. Es absolutamente imprescindible que nos sometamos a la autoridad delegada antes de ejercer autoridad.
La iglesia existe y se desarrolla por causa de la obediencia. Ella no tiene temor de los débiles, sino de los rebeldes. Debemos someternos a la autoridad de Dios en nuestro corazón antes que la iglesia pueda ser bendecida.
d) Conversación:
¿Alguna vez hablaste mal o tuviste malos modales con la autoridad superior en la casa, la escuela, la iglesia, etc.? (Debes hacer renuncia al espíritu de rebeldía)
¿Cuándo fuiste propuesto para ocupar algún lugar de autoridad que pasó dentro de ti? (Debes sentirse sumiso a la autoridad superior aún)
¿Cómo mostrarías hoy que conoces la autoridad de Dios? (Reconociendo la autoridad delegada). Si hay personas que no tienen esto en la práctica directamente no conocen a Dios. Estas personas deben renunciar al espíritu de rebeldía, celos, contiendas y murmuración.
LA OBEDIENCIA A LA AUTORIDAD ES MEJOR QUE LAS OBRAS
Oración de consagración:
⇒ Después de hacer renuncia específica a los espíritus de rebeldía, contiendas, celos y murmuración
deben proclamar el señorío de Jesucristo sobre su mente y corazón.
⇒ Haga que ellos bendigan a las personas que están en autoridad en la casa y en la iglesia.
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LA AUTORIDAD
LECCION 6: EL HIJO OBEDECE
LA AUTORIDAD DE DIOS PADRE
Lectura devocional: Para nosotros los humanos, ser obedientes debiera ser sencillo, porque todo lo que necesitamos no es más que un poco de humildad. Pero para Cristo el ser obediente no es una cosa sencilla. Para Él es mucho más difícil ser obediente que crear los cielos y la tierra. ¿Por qué? Porque tiene que despojarse de toda la gloria y poder de su divinidad y tomar forma de siervo antes de estar calificado para obedecer. En consecuencia, la obediencia es iniciada por el Hijo de Dios.
Lectura bíblica:
a) Texto: Filipenses 2:5-11; Hebreos 5:7-9 b) Preguntas:
¿Qué debiera haber en nosotros? (Filipenses 2:5) El mismo “sentir” que hubo en Cristo
¿En que consistió ese “sentir”? (v.6) Dejar los privilegios y gloria celestiales para venir a la tierra. ¿Qué significa “que se despojó a sí mismo”? (v.7) No solo dejó a un lado su gloria, su posición, su riqueza, sus derechos, el uso de sus atributos divinos; sino que también aceptó el sufrimiento, la incomprensión, los maltratos, el odio y la horrible muerte en la cruz.
¿Qué significa que se humilló siendo hombre? (v.8) Que tomó la condición de siervo. Cristo asumió la naturaleza humana con sus tentaciones, humillaciones y debilidades, pero sin pecado. ¿Quién lo exaltó hasta lo sumo? (v.9) Dios Padre
¿Cuál es el distintivo de esta exaltación? Un nombre que es sobre todo nombre. ¿Cuál es el nombre de la exaltación? (v.10) Jesús
¿Qué deben hacer todos los seres creados? Deben doblar sus rodillas ante Él
¿Qué significa que “...toda lengua confiese que Jesucristo es el Señor”? (v.11) Que aceptan estar sujetos al señorío y dominio de Jesucristo. Es la declaración del Kirios (significa Señor, Dueño). ¿Para qué se hace esto en el Universo? Para gloria de Dios Padre
¿Qué hizo Cristo en los días que estuvo en la tierra? (Hebreos 5:7) Padeció, sufrió y soportó. ¿Por qué fue oído por Dios Padre? “A causa de su temor reverente” .
¿Qué aprendió en medio del dolor y el padecimiento? (v.8) Aprendió la obediencia ¿Qué produjo en Él la obediencia? (v.9) Perfección
¿Qué produjo en Él la perfección? “Llegó a ser autor de eterna salvación...” ¿Para quién Jesucristo es el Salvador? Solamente para todos los le obedecen.
c) Explicación:
El señor inicia la obediencia: La Biblia nos dice que el Señor Jesús y el Padre son uno. En el principio era el Verbo, y el Verbo era Dios. Los cielos y la tierra fueron hechos por el Verbo.
Filipenses 2:5-7 forma una sección y los versículos 8-11, otra. En estas dos secciones se ve que nuestro Señor se humilló dos veces: primero, se despojó a sí mismo en su divinidad, y luego, se humilló a sí mismo en su humanidad. Cuando vino a este mundo, el Señor se había despojado de tal modo de la gloria, el poder, del estado y la forma de su divinidad que nadie de los que vivían entonces lo conoció o reconoció como Dios; a menos que fuerza por una revelación como el caso de Pedro. Lo trataron como hombre, como una persona común y corriente de este mundo. Como Hijo, él se sometió voluntariamente a la autoridad del Padre y declaró: “El Padre mayor es que yo” (Juan 14:28). Así pues, hay perfecta armonía en la Deidad. Gustosamente el Padre toma el lugar de la Cabeza y el Hijo responde con obediencia. Dios viene a ser el emblema de la autoridad mientras que Cristo adopta el símbolo de la obediencia.
Al principio, el Hijo compartió la misma gloria y autoridad con el Padre. Pero cuando vino al mundo, dejó por una parte la autoridad y por otra adoptó la obediencia. Voluntariamente tomó el lugar de esclavo, aceptando las limitaciones humanas de espacio y tiempo. Se humilló hasta el extremo y fue
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obediente hasta la muerte. La obediencia dentro de la divinidad es el espectáculo más maravilloso de todo el Universo. Pero Dios exalta al que se humilla. Este es un principio divino.
Ser lleno de Cristo es ser lleno de obediencia: Puesto que el Señor inició la obediencia, el padre ha venido a ser la Cabeza de Cristo. Ahora bien, ya que la autoridad así como la obediencia han sido instituidas por Dios, es natural que los que conocen a Dios y a Cristo le obedezcan. Pero los que no conocen a Dios ni a Cristo, no conocen ni la autoridad ni la obediencia. Cristo es el principio de la obediencia. Por consiguiente: Una persona llena de Cristo debe también ser una persona llena de obediencia.
En nuestros días es frecuente que la gente pregunte: ¿Por qué debo obedecer ya que tanto usted como yo somos hermanos?. Pero los hombres no estamos calificados parta hacer estas preguntas. Solo el Señor está calificado; sin embargo, jamás dijo tales palabras ni concibió semejante pensamiento en su mente. Cristo por eso representa la obediencia, la que es perfecta como la autoridad de Dios. Que Dios tenga misericordia de las personas que afirman conocer la autoridad de Dios cuando todavía la obediencia está ausente en sus vidas.
El camino del Señor: En realidad, el nacimiento de nuestro Señor Jesús fue Dios manifestándose. En vez de permanecer como Dios con autoridad vino a este mundo al lado del hombre, aceptando todas las limitaciones de éste y tomando forma de siervo. Arrostró el posible riesgo de no poder regresar con gloria. Si como hombre hubiera sido desobediente en la tierra, aún habría podido reclamar su lugar en la Deidad defendiendo su autoridad original; pero si lo hubiera hecho habría quebrantado para siempre el principio de la obediencia.
Había dos maneras en que el Señor pudiera volver:
1) Obedeciendo como hombre, absolutamente y sin reservas, estableciendo la autoridad de Dios en todas las cosas y en toda ocasión sin la más leve rebelión. Solo así, paso a paso, por medio de la obediencia incondicional sería hecho Señor sobre todas las cosas.
2) Regresar a su gloria original abriéndose paso a la fuerza, es decir, reclamando y usando la autoridad, poder y gloria de su Deidad a raíz de haber hallado que la obediencia era imposible por la debilidad y limitaciones humanas.
Resumiendo: Cuando el Hijo dejó la gloria no tenía intención de regresar en base a sus atributos divinos; al contrario, deseaba ser exaltado como hombre. De este modo, Dios ratificó su principio de obediencia. ¡Cuán necesario es que seamos completamente obedientes, sin el más mínimo rastro de rebelión!. El Hijo volvió al cielo y fue exaltado por Dios después de ser obediente como hombre.
“Haya también en nosotros este sentir que hubo en Cristo Jesús”. Andemos todos en el camino del Señor y lleguemos a la obediencia haciendo de este principio de obediencia nuestro propio principio. Sometámonos unos a otros. Una vez que hayamos comprendido este principio, no tendremos ningún problema en percibir que no hay ningún pecado más grave que la rebelión y que no hay nada que sea más importante que la obediencia. Tan solo en el principio de la obediencia podemos servir a Dios; tan sólo en obedecer como Cristo lo hizo podemos reafirmar el principio de autoridad de Dios, pues la rebelión es el principio de Satanás.
El sufrimiento hizo obedecer al Señor. Notemos aquí que Él no trajo la obediencia a la tierra; Él la aprendió, y lo hizo por medio del sufrimiento. Es cuando pasamos por el sufrimiento que aprendemos la obediencia. Tal obediencia recién es real. Mientras tanto no se ablande nuestro corazón, el sufrimiento no nos dejará.
d) Conversación:
¿Qué cosas nos cuestan obedecer? Sobre ellas actuará el sufrimiento y las cambiará.
¿Creemos que no tenemos que aprender a obedecer aún? Entonces nuestra obediencia debe ser igual que la de Cristo.
SOLO APRENDEMOS LA OBEDIENCIA POR MEDIO DEL SUFRIMIENTO
Oración de consagración:
⇒ Rechazo al espíritu de contradicción y rebelión de mi mente y corazón
⇒ Si sufro por obedecer declaro que aprendo lo que es la obediencia como el mismo Jesús lo hizo. ⇒ Declaro que someto mi corazón y mi mente a la autoridad de Dios Padre y de Su Hijo Jesucristo. ⇒ Quiero ser lleno del Espíritu de Cristo, Espíritu de obediencia a la autoridad.
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LA AUTORIDAD
LECCION 7: CÓMO ESTABLECE DIOS
LA AUTORIDAD DE SU REINO
Lectura devocional: El propósito de Dios es que seamos su reino y su iglesia, dado que la iglesia fue ordenanza para ser la esfera donde se ejerza la absoluta autoridad de Dios. Él desea tener legítimo lugar en más que unos cuantos individuos; Él desea que toda la iglesia le dé la preeminencia absoluta a fin de que prevalezca Su autoridad y no haya rebelión. Así que Dios está resuelto a establecer Su autoridad entre sus criaturas. Él quiere que obedezcamos, no solamente a la autoridad directa que Él mismo ejerce, sino también a las autoridades delegadas que instituye. Lo que Dios espera es la obediencia completa, no una obediencia parcial.
Lectura bíblica:
a) Texto: Hechos 5:31-32; Romanos 10:16; 2 Tesalonicenses 1:8; 1 Pedro 1:22-23 b) Preguntas:
¿Qué ha dado Dios a los que le obedecen? (Hechos 5:32) El Espíritu Santo ¿Nosotros venimos a ser testigos de la vida de Dios por esto? Sí, totalmente.
¿El Espíritu Santo también es una confirmación del plan de Dios para la humanidad? Sí.
¿En qué lugar ha sido puesto Jesús? (v.31) A la diestra de Dios, que significan poder y autoridad. ¿Cuáles son los títulos que ostenta en suprema autoridad? Príncipe y Salvador.
¿Todos obedecen al evangelio de Jesucristo? (Romanos 10:16) No, no todas las personas obedecen al evangelio de Jesucristo.
¿Los que no obedezcan al evangelio que deben esperar? (2 Tesalonicenses 1:8) Retribución de llama de fuego por no reconocer la autoridad, ni obedecer, al Príncipe y Salvador Jesucristo. ¿Por qué fue purificada nuestra alma? (1 Pedro 1:22) Porque obedecimos a la verdad del evangelio.
¿Quién produjo tal purificación? El Espíritu Santo, como consecuencia de la obediencia.
¿Qué tiene que ver esto con el amor a nuestros hermanos? Que el amor fraternal no fingido surge de un corazón y una mente purificada. Si no puedes amar así todavía no has recibido la purificación como consecuencia a que permaneces rebelde, sin obedecer, al evangelio de Jesucristo todavía. No confundas obediencia con venir por años a la iglesia.
¿Se ha producido en nosotros solo un cambio superficial o se ha vuelto a nacer? (v.23) Somos renacidos. Dios no ha parchado nuestra vida anterior, sino que nos ha dado una nueva vida; solo por obedecer a la verdad del evangelio y esto produce, naturalmente, un amor fraternal inimitable.
c) Explicación:
El Señor aprendió la obediencia: Así como Dios aseguró el principio de obediencia mediante la vida de nuestro Señor Jesucristo, así también estableció Su autoridad por medio de nuestro Señor. Veamos ahora cómo Dios establece hoy Su reino en base a esa autoridad. El Señor vino a este mundo con las manos vacías; no trajo consigo la obediencia. La aprendió por lo que padeció, viniendo a ser así la fuente de eterna salvación pata todos los que le obedecen. Pasando por muchos sufrimientos aprendió a ser obediente hasta la muerte, y muerte de cruz. Él se hizo verdaderamente hombre, débil y familiarizado con el sufrimiento. Cada sufrimiento que soportó maduró en fruto de obediencia. Ninguna clase de sufrimiento pudo hacerlo murmurar o enojarse.
¡Qué diferente de esto son tantos cristianos que no aprenden la obediencia, incluso después de muchos años!. Aunque aumenten sus sufrimientos, su obediencia no aumenta. Cuando llegan los sufrimientos, frecuentemente murmuran angustiados, indicando que aún no han aprendido a obedecer.
Dios establecerá Su reino: Aunque Satanás viola continuamente la autoridad de Dios y los hombres se rebelan diariamente contra Él, Dios no permitirá que tal rebelión continúe para siempre; Él establecerá Su reino. ¿Por qué llama la Biblia Reino de los cielos al reino de Dios? Porque la rebelión no se limitó a esta tierra, sino que además se originó en los cielos, donde se rebelaron los ángeles.
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¿Cómo hace para establecer Jesús el reino de Dios?. Lo hace por su obediencia. Jamás desobedeció a Dios ni una sola vez; ni una sola vez resistió la autoridad de Dios mientras estuvo en la tierra. Al obedecer perfectamente y permitir que la autoridad de Dios rigiera en forma absoluta, el Señor estableció el reino de Dios en la esfera de su propia obediencia. Pues bien, tal como nuestro Señor lo ha hecho, así también debe hoy obedecer la iglesia a fin de que prospere la autoridad de Dios y se manifieste Su reino.
Mediante la iglesia se establecerá el reino de Dios: Si la iglesia rehusa aceptar la autoridad de Dios, Él no tiene forma de establecer Su reino. La forma en que Dios obtiene Su reino se halla primero en el Señor Jesús, luego en la iglesia, y por último, en el mundo entero. Un día saldrá una proclama anunciando que: “Los reinos del mundo han venido a ser de nuestro Señor y de Su Cristo” Apocalipsis 11:15. El reino debe hallarse en el Señor Jesús antes de que se lo pueda establecer en la iglesia; tiene que ser implantado en la iglesia antes de que se lo pueda afianzar entre las naciones.
Mientras estuvo en la tierra, el Señor obedeció hasta en asuntos de poca importancia. Por ejemplo: pagó el impuesto del templo. Careciendo de dinero, consiguió la moneda en la boca de un pez. Asimismo cuando en otra ocasión le preguntaron sobre el pago de los impuestos civiles, declaró: “Dad... a César lo que es de César, y a Dios lo que es de Dios” Mateo 22:21. Aunque el César era una persona rebelde, había sido establecido por Dios; por consiguiente, se le debía obedecer. Cuando hayamos obedecido en todo sentido, nuestro Señor se levantará y tratará con lo que desobedecen.
Por nuestra obediencia, el reino se extenderá a toda la tierra. Sin embargo, hay, muchos hoy que ser sensibles al pecado pero no a la rebelión. Los hombres debieran tener un sentido para percibir la autoridad así como un sentido para percibir el pecado. El ser deficiente en sentir el pecado lo priva a uno de vivir como cristiano; pero el ser deficiente en percibir la autoridad lo descalifica a uno como persona obediente.
Es preciso que en la iglesia sepamos obedecer. No hay autoridad en la iglesia que no requiera la obediencia. Dios se ha propuesto hacer que Su autoridad se manifieste plenamente en la iglesia y que Su reino se extienda por medio de ella. Cuando la iglesia haya obedecido en todo sentido, la tierra entera estará puesta bajo la autoridad de Dios. Si la iglesia no deja que la autoridad de Dios prevalezca en ella impedirá que el reino de Dios cubra toda la tierra. La iglesia es, por lo tanto, el camino del reino: pero igualmente puede ser la frustración del reino.
¿Cómo podrá manifestarse el reino de Dios si no podemos someternos a la autoridad delegada dentro de la iglesia?. ¿Cómo podrá prevalecer si siempre estamos discutiendo entre nosotros?. Hemos retrasado grandemente el tiempo de Dios. Toda rebelión debe ser erradicada para que no sea obstáculo al camino de Dios. Una vez que la iglesia haya obedecido verdaderamente todas las naciones harán lo mismo. La responsabilidad de la iglesia es inmensa.
d) Conversación:
¿Hace cuanto que usted es seguidor de Cristo? (Que diga el tiempo)
¿Usted ha obedecido en todo al Señor y a los que dirigen la iglesia? (Sea honesto)
¿Qué cree que ocurre cuando no hay obediencia a la autoridad? (Se retrasa la extensión del reino)
- Hoy tiene una nueva oportunidad de tomar una decisión trascendental: Obedece en todo al
Señor y a los que dirigen su iglesia o espera la retribución de la desobediencia. ¿Qué hará? - Si usted decide obedecer entonces no contradiga lo que la autoridad de la iglesia dice
CUANDO LA VOLUNTAD Y EL MANDAMIENTO DE DIOS SE ABRAN PASO LIBREMENTE EN LA IGLESIA, ENTONCES SÍ QUE VENDRA EL REINO DE DIOS
Oración de consagración:
⇒ Me arrepiento por el pecado de rebelión en mí y recurro a la sangre de Cristo que limpia y quita
toda pecado de rebelión en mí ser.
⇒ Declaro obedecer a la autoridad delegada de Dios en Su iglesia para que se extienda y forme el
reino de Dios en el mundo.
⇒ Declaro el señorío de Jesucristo sobre mi vida entera y someto mi voluntad a Su perfecta y
agradable Voluntad para que el reino de Dios sea posible en esta tierra.
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LA AUTORIDAD
LECCION 8: LOS HOMBRES DEBEN OBEDECER
A LA AUTORIDAD DELEGADA DE DIOS EN EL MUNDO
Lectura devocional: ¡Que difícil es obedecer si no vemos la autoridad de Dios en la autoridad delegada!. Cuanto más tratamos de obedecer así más difícil se hace. La autoridad delegada es algo tan serio que si uno la enfrenta se enemista con Dios. Nadie puede esperar que el Señor le dé luz directamente si rehusa recibir luz de la autoridad delegada.
Lectura bíblica:
a) Texto: Romanos 13:1-2; 1 Pedro 2:13-14 b) Preguntas:
¿Es una sugerencia o una orden someterse a las autoridades superiores? (Romanos 13:1) Una orden ¿Quién ha establecido estas autoridades? Dios mismo
¿Para que Dios a puesto las autoridades sobre la tierra? Para que todo conserve un orden que dependa del Él.
¿Los que se oponen a la autoridad delegada a quién se oponen? (v.2) A Dios mismo ¿Cuál es el precio de la resistencia a la autoridad delegada? Condenación para sí mismos ¿Por qué? Porque se resisten a Dios mismo. Él instituyó y estableció las autoridades.
¿Por causa de quién debemos someternos a la autoridad delegada? (1 Pedro 2:13) Por causa del Señor quién estableció esas autoridades.
¿Qué autoridad representa el rey? La autoridad política, civil, jurídica.
¿Quiénes representan la autoridad superior? Los jueces, las fuerzas militares, los legisladores, etc. ¿Qué autoridad representa el gobernador? La máxima autoridad en una Provincia
¿Para que están puestas estas autoridades? (v.14) Para castigar al que hace lo malo y alabar al que hace lo bueno.
¿Por qué debe ser esto así? Para mantener Su orden. Para que todo dependa de Dios
c) Explicación:
Las autoridades instituidas por Dios: Dios es el origen de todas las autoridades del Universo. Pues ya que todas las autoridades gobernantes son instituidas por Dios, todas ellas son comisionadas por Él y representan Su autoridad. Dios mismo estableció este sistema de autoridades con objeto de manifestarse. Cada vez que la gente se encuentra con la autoridad se encuentra con Dios. Es posible que los hombres lleguen a conocer a Dios por medio de su presencia, pero hasta sin Su presencia pueden conocerlo todavía por medio de Su autoridad.
En el huerto del Edén los hombres conocieron a Dios por medio de Su presencia o, durante su ausencia, por recordar su mandamiento. Hoy, sin embargo, son raras las veces que los hombres se encuentren directamente con Dios en este mundo. (Esto, desde luego, no se aplica a los que viven constantemente en el Espíritu, pues ellos ven frecuentemente el rostro de Dios). Donde más se manifiesta Dios en la actualidad es en sus mandamientos.
Los que han sido establecidos por Dios deben ejercer la autoridad como representantes suyos. Y puesto que todas las autoridades gobernantes han sido ordenadas e instituidas por Dios, son para que se les obedezca. Si de veras quisiéramos aprender a obedecer a Dios, no tendríamos ninguna dificultad en reconocer sobre quien gravita la autoridad de Dios. Pero si no conocemos la autoridad directa de Dios, puede que cometamos desacato contra la mayor parte de su autoridad. ¿En cuantas vidas podemos identificar la autoridad de Dios?. ¿Hay lugar para que escojamos entre la autoridad directa de Dios y Su autoridad delegada? No. Debemos someternos a la autoridad delegada de Dios así como a su autoridad directa, porque “no hay autoridad sino de parte de Dios”.
En cuanto a las autoridades terrenales, Pablo no sólo nos exhorta, en lo positivo, a la sumisión sino que también nos advierte, en lo negativo, contra la resistencia. Quien resiste a las autoridades resiste al mismo mandamiento de Dios; quien rechaza a las autoridades delegadas de Dios rechaza a la
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misma autoridad de Dios. La autoridad, según la Biblia, se caracteriza por la singularidad de su naturaleza: no hay autoridad sino de parte de Dios. El que resiste a la autoridad resiste a Dios, y los que resisten incurren en juicio. No hay ninguna posibilidad de rebelión sin juicio. La consecuencia de resistir a la autoridad es la muerte.
Durante el tiempo de Adán, Dios les dio a los hombres dominio sobre toda la tierra. Lo que tenían que gobernar, sin embargo, era a las criaturas vivientes. Después del diluvio, Dios le dio a Noé la potestad de gobernar al prójimo del hombre, declarando que: “El que derrame sangre del hombre, por el hombre su sangre sea derramada” Génesis 9:6. De allí en adelante, se confirió a los hombres la autoridad de gobernar al hombre. Desde entonces, siempre ha habido gobierno humano bajo cuya autoridad han sido puestos los hombres.
Aunque los gobernantes de las naciones no creen en Dios y sus países están bajo el dominio de Satanás, el principio de autoridad permanece inalterable. Así como Israel era el reino de Dios y David fue escogido por Él, así también nos dice que el emperador persa fue establecido por Dios. Cuando nuestro Señor estaba en la tierra se sometió a las autoridades gobernantes así como a la autoridad del sumo sacerdote. Él pagó los impuestos y enseñó a los hombres a dar “a César lo que es de César” Mateo 26:63-64, reconociendo así en todos estos ejemplos que ellos eran las autoridades de la tierra. Nuestro Señor nunca participó en ninguna rebelión.
Pablo nos enseña en Romanos 13 que todos los que están en autoridad son siervos de Dios. Debemos someternos a la autoridad local bajo cuyo gobierno vivimos así como a la autoridad de nuestra propia nación y raza. La ley no es para infundir temor al que hace lo bueno, sino al que hace lo malo. Todas las autoridades tienen sus propias leyes. Su función consiste en mantener y ejecutar estas leyes con el fin de aprobar lo bueno y corregir lo malo. No en vano llevan la espada. A pesar del hecho de que algunas autoridades exaltan lo malo y reprimen lo bueno, tienen que recurrir a la aberración de llamar a lo bueno malo y bueno a lo malo. No se atreven a presentarse públicamente a declarar que al malo se le exalta por su maldad mientras que al bueno se le castiga por su bondad.
Hasta el presente, todas las autoridades siguen aún –al menos en principio- la regla de recompensar lo bueno y castigar lo malo. Este principio no ha cambiado; por consiguiente, la ley de Dios siegue en vigor. Llegará el día en que el hombre sin ley, que es el anticristo, estará en el poder; él deformará entonces todo el sistema legal y abiertamente calificará lo bueno como malo y viceversa. Entonces matarán a los buenos y exaltarán a los malos.
Los símbolos de la sujeción a las autoridades terrenales son cuatro: 1) Tributos, al que se le deben tributos; 2) Impuestos, al que se le deben impuestos; 3) Respeto, al que se le debe respeto; 4) Honra al que se le debe honra.
El cristiano obedece la ley no sólo para evitar la ira de Dios sino también por causa de la consciencia. Su consciencia lo reprueba si es desobediente. Por eso debemos aprender a someternos a las autoridades locales. Los hijos de Dios no debemos criticar o censurar desconsideradamente al gobierno. Hasta la policía que vemos en la calle ha sido instituida por Dios, porque ha sido comisionada para una tarea específica. Cuándo nos visitan los recaudadores de contribuciones o inspectores de impuestos internos, ¿cuál es nuestra actitud hacia ellos?. ¿Les escuchamos como a autoridades delegadas de Dios?. ¿Nos sometemos a ellos?. ¡Cuantos pierden su poder y su vida por la murmuración!. Si caemos en la insubordinación y el desacato a la autoridad es rebelión para con Dios. d) Conversación:
¿Pagas tus impuestos como corresponden? (Si no lo haces estás en abierta rebelión)
¿Qué representan para ti los inspectores, policías y políticos en funciones? (Autoridad de Dios) ¿Alguna vez hablaste mal del gobierno, de las fuerzas de seguridad u otros? (Debes arrepentirte ahora)
Si somos rebeldes a las autoridades en el mundo, seremos una ayuda al principio del anticristo.
Oración de consagración:
⇒ Renuncio ahora a toda palabra de desprestigio y rebelión contra.... me arrepiento por este pecado
de rebelión y me declaro libre por la sangre de Jesucristo sobre mí.
⇒ Reconozco que Dios ha instituido las autoridades y me someto a ellas, aún cuando sean contra mis
intereses. Declaro que el orden, el señorío de Jesucristo y el principio de obediencia están sobre mí. ⇒ Bendigo en el nombre de Jesús a todas las personas que están en autoridad en mi ciudad, en mi
provincia y en mi país.
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LA AUTORIDAD
LECCION 9: LOS HOMBRES DEBEN OBEDECER LA
AUTORIDAD DELEGADA DE DIOS EN LA FAMILIA
Lectura devocional: Dios es el autor y creador de la familia. Él tuvo en mente poner sobre esta tierra al hombre y a la mujer para que se uniesen así formaran la primera célula de la sociedad. De esa unidad salen los nuevos habitantes de la tierra y los padres tienen autoridad delegada de Dios sobre ellos para guiarlos y enseñarles.
Lectura bíblica:
a) Texto: Efesios 5:22-24; 6:1-3; Colosenses 3:18-25 b) Preguntas:
¿La mujer casada a quién debe estar sujeta? (Efesios 5:22) A su marido
¿Por qué? Porque el marido es cabeza de la mujer. Esto viene desde el Edén cuando Dios le dijo a la mujer que su deseo iba a ser el de su marido; a causa del pecado, por supuesto (Génesis 3:16) ¿Qué ocurre entre la iglesia y Cristo? (v.23) La iglesia depende Cristo, Él es su Salvador, Él decide sobre las cosas de la iglesia. Cristo es la Cabeza de la iglesia, eso implica obediencia a su orden. ¿Para qué Pablo usa esta comparación? Para que sea fácil saber hasta donde llega la autoridad del marido en el matrimonio y donde está el lugar de la mujer en la pareja.
¿Qué ocurre cuando la iglesia está sujeta totalmente a Cristo? Tiene plena autoridad sobre el mundo. Solo de ese modo puede conquistar, destruir y avanzar sobre terreno enemigo.
¿Qué ocurre cuando la mujer está sujeta totalmente a su marido? (v.24) Tiene plena autoridad en la familia. Siempre el sometimiento y la obediencia redundan en autoridad.
¿Por qué los hijos deben obedecer a sus padres? (Efesios 6:1) Porque eso es lo justo en Dios. ¿Qué significa la obediencia en los hijos? Sujeción a la autoridad paterna
¿Quién instituyó la autoridad paterna? Dios mismo
¿Obedecer a la autoridad de los padres significa estar en el orden correcto que Dios estableció? Sí, totalmente. Si la familia es la primera institución del mundo allí Dios también tiene sus representantes con autoridad delegada y ellos son los padres.
¿Honrar a los padres significa también apropiarnos de una promesa? (v.2) Sí. ¿Cuál? Leer Dt.5:16 ¿Qué significan la larga vida y que nos vaya bien si obedecemos y honramos a los padres? (v.3) Que Dios nos premia por reconocer la autoridad delegada en la familia. Dios aprueba la obediencia ¿Cómo deben estar las mujeres casadas con respecto a tu marido? (Colosenses 3:18) Sujetas
¿Por qué? Porque de esa forma sustentan y reconocen la autoridad instituida por Dios en el hogar. ¿Cuál es la orden para los maridos? (v.19) Que den amor a su mujer.
¿Qué significa que haya amor de parte del marido y no sea áspero con su mujer? Que el marido está cuidando, sosteniendo, conteniendo y reconociendo a la mujer bajo su autoridad; siendo a su vez esto la base de la autoridad de la mujer sobre sus hijos, dado que ella permanece bajo autoridad ¿Cuál es la recomendación para los hijos? (v.20) Que obedezcan en todo a sus padres.
¿Por qué? Porque de esa forma sustentan y reconocen la autoridad instituida por Dios en el hogar. ¿Por qué la obediencia de los hijos agrada al Señor? Porque están reconociendo la autoridad delegada que Dios ha instituido y permiten que Dios siga estando visible en el mundo.
¿Cuál es la orden para los padres? (v.21) Que no saquen de las casillas a sus hijos.
¿Qué pueden hacer los padres para provocar rebelión en sus hijos? Ser injustos, tener favoritismos, meterse en sus vidas si están casados y arruinarlos, malcriarlos, no ponerles límites, no pedir perdón por sus errores, ser autoritarios y desconsiderados.
¿Qué efectos tienen estos hechos paternos? Traen desaliento a la experiencia genuina con Dios. ¿Cuál es la orden para los siervos? (v.22) Obediencia total a sus amos terrenales.
¿Es que Dios aprueba la esclavitud? De ninguna manera. Pero habiendo personas esclavas Dios por medio de Su Palabra indica como los esclavos no deben caer en el pecado de rebelión.
¿Los esclavos a quién deben temer, a los hombres o a Dios? A Dios, de Él procede autoridad
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- Digan en voz alta el versículo 23. ¿Quién es el centro de la vida? Dios mismo.
¿Sirviendo a los hombres agradamos a Dios? (v.24) Totalmente, ya que Dios nos premia por nuestro servicio a los demás, reconociendo y sustentando la autoridad, obedeciendo sus ordenes. ¿Qué recibe el que hace injusticia? (v.25) Injusticia solamente.
¿Por qué? Porque para Dios no hay acepción de personas. Todas están en igualdad ante Él. ¿La desobediencia es considerada injusticia? Sí. Porque obedecer es lo justo.
¿El mal trato a los demás es injusticia? Sí. Porque es abuso de los demás. - Leer entre todos 1 Juan 5:17 en voz alta.
c) Explicación:
El marido tiene autoridad sobre la mujer: Dios ha establecido Su autoridad en el hogar; pero muchos de sus hijos no prestan suficiente atención a esta esfera de la familia. Pero las epístolas –como Efesios y Colosenses, que son consideradas las más espirituales- no pasan por alto este asunto. Ellas mencionan específicamente la sumisión y obediencia en el hogar, y sin esta habrá dificultades en el servicio de Dios. Las cartas de 1 Timoteo y a Tito tratan el tema de la obra, pero también tratan de los problemas de la familia como algo que podría afectar la obra. La primera carta de Pedro trata principalmente del reino; pero también considera como rebelión contra el reino la rebelión contra la autoridad familiar. Una vez que los miembros de una familia vean la autoridad desaparecerán muchas dificultades en el hogar.
Dios ha puesto al marido por autoridad delegada de Cristo, con la mujer como representante de la iglesia. Sería difícil que la mujer se sometiera a su marido si no viera en él la autoridad delegada que Dios le ha conferido. Ellas tienen que entender que el verdadero problema es la autoridad de Dios, no la de su marido. Pablo aconseja: “Asimismo vosotras mujeres, estad sujetas a vuestros maridos; para que también los que no creen a la palabra, sean ganados sin palabra por la conducta de sus esposas” 1 Pedro 3:1 “Que enseñen a las mujeres jóvenes a amar a sus maridos y a sus hijos, a ser prudentes, castas, cuidadosas de su casa, buenas sujetas a sus maridos, para que la palabra de Dios no sea blasfemada” Tito 2:4-5
Los padres tienen autoridad sobre los hijos: Dios ha establecido a los padres por autoridad. “Honra a tu padre y a tu madre... para que te vaya bien, y seas de larga vida sobre la tierra” Efesios 6:2-3 De los diez mandamientos, este es el primero que tiene una promesa especial. Pero los padres tienen responsabilidades ineludibles hacia sus hijos: 1) Deben dedicarlos al Señor al comienzo de sus vidas; 2) Deben enseñarles a temer al Señor y apartarse de la maldad; 3) enseñarles a obedecer por medio del ejemplo practico; 4) Protegerlos de las influencias malignas que los llevan al mundo a través de compañías inconvenientes; 5 Llevarlos en los primeros años de vida a la fe personal en Jesucristo y haciéndole vivir el arrepentimiento y el pedir perdón; 6)Establecerlos en la iglesia de Jesucristo donde sean ministrados con la Palabra de Dios y tengan lugar de desarrollo y crecimiento espiritual;
7)Enseñarles a depender de Dios para todas las cosas, aún en las decisiones importantes de la vida como formar una familia, etc.; 8) Encomendarlos a Dios en intercesión constante e intensa.
La esclavitud: Si la esclavitud es justa o injusta no es un problema que consideraremos ahora, pero lo que la Biblia establece es mantener el orden que Dios estableció mediante la obediencia a la autoridad. En ese caso los esclavos debían de obedecer a sus amos, no ser rebeldes y sujetarse completamente: Lean 1 Timoteo 6:1; Tito 2:9-10; Efesios 6:5-7
d) Conversación:
¿Reconoces la autoridad de tu esposo? (Menciona dos cosas prácticas que la demuestren) ¿Reconoces la autoridad de tus padres? (Menciona dos cosas prácticas que la demuestren) ¿Qué estás haciendo como esposo o como padre por los que están bajo tu autoridad?
CUANDO OBEDECES A TUS PADRES O A TU MARIDO RECONOCES LA AUTORIDAD DE DIOS SOBRE ELLOS
Oración de consagración:
⇒ Reconozco la autoridad de mi esposo sobre mí, la respeto y obedezco; así obedezco a Dios. ⇒ Reconozco la autoridad de mis padres sobre mío, la respeto y obedezco; así obedezco a Dios. ⇒ Quiero ser responsable como esposo y como padre; ayúdame Señor a obedecerte a ti.
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____________________________________________Marino M. Muñoz
LA AUTORIDAD
LECCION 10: LOS HOMBRES DEBEN OBEDECER LA
AUTORIDAD DELEGADA DE DIOS EN LA IGLESIA
Lectura devocional: Cuando el Señor envió a sus discípulos, les dijo: “El que a vosotros oye, a mí me oye y el que a vosotros desecha, a mí me desecha” Lucas 10:16 Cualquier cosa que estos discípulos dijeran o decidieran era considerado como algo que representaba al Señor. ¡Que falta de temor demostró el Señor al delegarles Su autoridad!. Él confirmó cada palabra que hablaron en Su nombre. Así que los que los desechaban, lo desechaban a Él. El Señor no previno a sus discípulos que no hablaran descuidadamente. No tenía absolutamente ningún temor de que obraran mal. Al contrario, demostraba fe e intrepidez al confiarles Su autoridad.
Lectura bíblica:
a) Texto: 1 Tesalonicenses 5:12-13; 1 Timoteo 5:17-18; 1 Corintios 16:15-16 b) Preguntas:
¿Cuál es el ruego del apóstol Pablo? (1 Tesalonicenses 5:12) Que reconozcan a los que trabajan en la obra del Señor. Ese reconocimiento significa sujeción y obediencia.
¿Cuál es la actividad de ellos en la iglesia? Presidir y amonestar. Ordenar y corregir, guiar. ¿Qué más pide el apóstol a los hermanos? (v.13) Que los tengan en mucha estima y amor.
¿Por qué causa deben hacer esto los hermanos? A causa de que ellos hacen la obra de Dios. Obedecer a las autoridades de la iglesia significa directamente obedecer a Dios mismo.
¿Quiénes deben ser dignos de doble honor? (1 Timoteo 5:17) Los ancianos, pastores, obispos, etc. que trabajan en predicar y enseñar la palabra de Dios.
¿En que se expresa el doble honor hacia ellos? (v.18) Primero: En el reconocimiento como autoridad mostrando obediencia y sujeción a sus directivas. Segundo: Sosteniéndolos económicamente. Leer 1 Corintios 9:7-14
¿Por qué se mencionan estas personas en la ciudad de Acaya? (1 Corintios 16:15) Porque se dedicaron a servir a los hermanos.
¿Se debe sujetar y obedecer a personas como ellas? (v.16) Totalmente.
¿Por qué? Porque ellos expresan la voluntad y el corazón del Señor para su pueblo hoy.
¿Todos los que son como la familia de Estéfanas deben ser reconocidos? Sí. Por su dedicación y servicio a los santos. Ellos, los que sirven a otros, están sirviendo directamente al Señor.
c) Explicación:
Las autoridades delegadas en la iglesia: Dios pone en la iglesia autoridades tales como los ancianos, pastores obispos, ministros, maestros, quienes trabajan en predicar y enseñar. Ellos son las personas a quienes todos deben obedecer. Los más jóvenes deben aprender a sujetarse a los de más edad: El apóstol Pablo exhortó a los creyentes corintios a honrar especialmente a hombres como Estéfanas, cuya familia eran los primeros conversos de Acaya y quien estaba dispuesto a servir a los santos con gran humildad.
En la iglesia las mujeres deben aprender a estar sujetas a los hombres. “Pero quiero que sepáis que Cristo es la cabeza de todo varón, y el varón es la cabeza de la mujer, y Dios la cabeza de Cristo” 1 Corintios 11:3 “Y todos, sumisos unos a otros, revestíos de humildad” 1 Pedro 5:5. Es muy vergonzoso que uno haga conscientemente ostentación de su posición y autoridad.
En los Hechos de los apóstoles capítulo 15 se nos refiere que hubo un concilio. Los jóvenes así como también los ancianos podían ponerse de pie y hablar. Todos los hermanos podían expresar su opinión. Pero después que Pedro y Pablo terminaron de hablar, Jacobo se puso de pie para anunciar la decisión a que habían llegado. Pedro y Pablo sólo refirieron hechos; pero Jacobo dio el veredicto. Aún entre los ancianos y apóstoles había un orden establecido. “Porque yo soy el más pequeño de los apóstoles” dice Pablo 1 Corintios 15:9. Algunos apóstoles eran mayores, otros menores. Este orden
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no ha sido dispuesto por el hombre; sin embargo, cada uno necesita saber donde está o cuál es el lugar que le corresponde.
¡Que magnifico testimonio y hermoso cuadro es éste! Esto es lo que teme Satanás, porque finalmente esto producirá la caída de su reino. Porque después que todos estemos obedeciendo vendrá Dios a juzgar al mundo.
¡Que riesgos ha corrido Dios al instituir autoridades! ¡Que pérdida sufrirá si las autoridades delegadas que instituye lo representan mal! Con todo, Dios, impertérrito, ha establecido a estas autoridades. Es mucho más fácil que nosotros obedezcamos sin temor a las autoridades. Así como Dios ha establecido a las autoridades, así también obedezcámosles valientemente. Si algo sale mal, la falta no estará en nosotros sino en las autoridades, porque el Señor declara: “Sométase toda persona a las autoridades superiores” Romanos 13:1
“Cualquiera que reciba a este niño en mi nombre, a mí me recibe Lucas 9:48 Que nuestro Señor represente al Padre no es ningún problema. El Padre tiene confianza en el Señor, y nos invita a que también confiemos en él así como confiamos en el Padre. Pero a los ojos del Señor estos niños también lo representan. Cristo tiene fe en estos niños y nos exhorta a que los recibamos como lo recibimos a Él. Cuando el Señor envió a sus discípulos, les dijo: “El que a vosotros oye, a mí me oye y el que a vosotros desecha, a mí me desecha” Lucas 10:16 Cualquier cosa que estos discípulos dijeran o decidieran era considerado como algo que representaba al Señor.
A los ojos de Dios, los que rechazan a sus siervos lo rechazan a Él. Es imposible que prestemos atención a la Palabra de Dios y desoigamos la de sus siervos delegados. Si nos sometemos a la autoridad de Dios, debemos someternos también a la autoridad delegada. Bien puede decirse que les ha dado casi toda Su autoridad a los hombres. Con frecuencia éstos pueden creer que se están sometiendo simplemente a otros hombres; pero los que conocen la autoridad se dan cuenta de que estos hombres son autoridades delegadas de Dios. No se necesita humildad para ser obediente a la autoridad directa de Dios; pero sí se requiere humildad y quebrantamiento para sujetarse a la autoridad delegada. Salvo que uno deseche por completo la carne, no puede aceptar ni prestar atención a la autoridad delegada. Debemos entender que en vez de venir Él mismo, Dios envía a sus delegados a cobrar sus derechos. ¿Cuál, pues, debe ser nuestra actitud hacia Dios?. ¿Debemos esperar hasta que venga Dios mismo para obedecerle?. ¿No es esto la mejor muestra de soberbia, orgullo y rebeldía?. ¡Recordemos que cuando Él se manifieste vendrá a juzgar, no a pedir sujeción!
El Señor le mostró a Pablo cómo había dado coces contra el aguijón cuando le oponía resistencia. Pero una vez que Pablo vio la luz y la autoridad, preguntó: “¿Qué haré, Señor?” Por este acto se puso bajo la autoridad directa del Señor. Sin embargo, el Señor lo transfirió inmediatamente a su autoridad delegada. “Levántate y entra en la ciudad, y se te dirá lo que debes hacer” Hechos 9:6. De ahí en adelante Pablo reconoció la autoridad. Durante su mismo primer encuentro el Señor Pablo bajo Su autoridad delegada. ¿Y que sucede con nosotros?. Aunque Pablo estaba ciego, esperó a Ananías con los ojos internos abiertos de par en par. Ver a Ananías fue como ver al Señor; escucharlo, fue como escuchar al Señor.
La autoridad delegada es algo tan serio que si uno la ofende se enemista con Dios. Nadie puede esperar que el Señor le dé luz directamente si rehusa recibir luz de la autoridad delegada. Es imposible que desechemos la autoridad delegada y sigamos todavía sujetos directamente a Dios; desechar la autoridad delegada es lo mismo que desechar a Dios. Solo un necio se complace en el fracaso de la autoridad delegada. Dios siempre mantiene la autoridad que ha delegado. No tenemos alternativas.
d) Conversación:
¿Alguna vez te opusiste a la autoridad delegada en la iglesia? (Sea honesto)
¿Cuál es tu inconveniente para obedecer a la autoridad delegada? (Anote los motivos) ¿Cómo reconoces y honras a la autoridad puesta en la iglesia? (Anote los hechos)
DIOS RESPETA Y APOYA A LA AUTORIDAD DELEGADA
Oración de consagración:
⇒ Renuncio a toda palabra dicha en contra de la autoridad delegada de Dios en la iglesia. ⇒ Reconozco y obedezco a cada persona puesta en autoridad por Dios.
⇒ Declaro sumisión y sujeción de mi vida a la autoridad delegada de Dios.
⇒ Bendigo a los pastores, ancianos, ministros y obispos puestos por autoridad delegada en la iglesia.
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LA AUTORIDAD
LECCION 11: LA MAYOR EXPRESION DE AUTORIDAD
ES EL CUERPO DE CRISTO
Lectura devocional: Solo la relación entre Cristo y la iglesia puede dar plena expresión a la autoridad por medio de la obediencia. Porque Dios no llamó a la iglesia a ser una institución; Él ordenó que fuera el cuerpo de Cristo. Con frecuencia, imaginamos a la iglesia como una agrupación de creyentes que tienen la misma fe o como una reunión de almas cariñosas; pero Dios la considera de manera diferente. Ella solo representa la misma fe y amor unidos sino que también, y aún mas, se manifiesta como un cuerpo.
Lectura bíblica:
a) Texto: 1 Corintios 12:12-27; Mateo 18:15-18 b) Preguntas:
¿Un cuerpo se compone de muchos miembros? Sí.
¿Un solo miembro puede ser un cuerpo? (1 Corintios 12:14) No.
¿El cuerpo al estar compuesto por muchos miembros significa por ello que está desunido? No. ¿Siendo muchos miembros formamos un solo cuerpo en Cristo? (v.12) Sí. Somos una unidad.
- Leer entre todos el versículo 13. Bautizar significa sumergirse literalmente, de manera que estamos sumergidos, dentro del mismo cuerpo de Cristo.
¿Hay alguna cosa que diferencie e las personas que están dentro del cuerpo de Cristo? (v.13) No hay ninguna diferencia. No hace diferencia ni la raza, ni la condición social, ser o no del pueblo de Israel. En el cuerpo de Cristo tenemos unidad porque todos estamos incluidos por Su Espíritu.
¿El tener funciones diferentes nos separa del cuerpo? (vs.15-17) No, en absoluto. ¿Quién nos ha ubicado dentro del cuerpo de Cristo? (v.18) Dios mismo.
¿Algún miembro puede decir que no necesita de los otros miembros del cuerpo? (vs.21-22) No. ¿Qué hacemos con los miembros que nos parecen menos decorosos? (v.23) Los tratamos mejor. ¿Qué no debe haber entre los miembros del cuerpo? (v.25) Divisiones
¿Qué es lo que sí debe haber en el cuerpo de Cristo? Solicitud, atención, cuidado, amor. ¿Qué ocurre cuando un miembro padece? (v.26) Los demás miembros también se duelen. ¿Qué ocurre cuando un miembro recibe honra?. Todos los demás se gozan y disfrutan juntos. - Leer entre todos el v.27 y comentarlo
¿Hay posibilidades de cometer pecados en contra de otros miembros del cuerpo? (Mateo 18:15) Sí. ¿Cuál es la acción concreta ante la ofensa? Reprensión, exhortación privada solo entre las partes. ¿Qué debe hacerse como próximo paso? Tomar a dos o tres testigos y exponer la situación.
¿Si no oye también ante testigos a quién debe remitirse la situación? A la iglesia en general.
¿Si se supera esa instancia cuál es la resolución? Tener a la persona rebelde como no perteneciente al cuerpo de Cristo. Ser gentil o publicano significaba para los judíos no ser parte del pueblo de Dios. Así debe ser considerado aquel que no enmienda su pecado dentro del Cuerpo. - Leer entre todos el v.18. Inmediatamente haga estas preguntas al grupo
¿Cuándo uno es separado del cuerpo de Cristo por no atender la reprensión de la iglesia significa que queda fuera de la cobertura y actividad del cuerpo? Sí. Por una simple aplicación de autoridad. ¿Qué significa que algo quede atado en la tierra? Que queda anudado o ligado a una situación. ¿Qué significa que algo quede desatado en la tierra? Que queda desligado o anulado de la situación de pecado.
¿Qué efectos hay en el “cielo” o plano espiritual sobre lo desatado o atado? Son directamente proporcionales. Si algo está desatado en la tierra lo estará en el cielo y lo mismo si está atado.
c) Explicación:
La autoridad del cuerpo de Cristo: La manifestación más completa de la autoridad de Dios se halla en el cuerpo de Cristo, que es su iglesia. Aunque Dios ha establecido el proceder de la autoridad
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secular en el mundo, ninguna de estas relaciones (gobernantes y pueblo, padres e hijos, maridos y mujeres, amos y siervos) puede darle a la autoridad su más completa expresión. Por ello la intención de Dios de establecer en la tierra la máxima expresión de autoridad, la iglesia, el mismo cuerpo de Cristo. Por lo tanto la iglesia no fue llamada a ser una institución; Dios ordenó que fuera el cuerpo de Cristo.
La función de la cabeza del cuerpo: Es muy natural que el cuerpo obedezca a la cabeza. Si no existiera obediencia total sería algo extraño. Por ejemplo: Es normal que la mano se levante a la orden de la cabeza; ¡si la mano no respondiera, significaría que algo anda mal!. De igual modo, el Espíritu de vida que Dios nos dio es uno y el mismo que el que tiene el Señor; así nuestra naturaleza es igual que la naturaleza suya. De este modo no hay ninguna posibilidad de discordia y desobediencia. El Señor nos puso en su cuerpo, en el cual hay completa unión y perfecta obediencia. Es realmente maravilloso ver que la mente del Espíritu Santo se desarrolla en los miembros aunque todos ellos sean diferentes según nos dice 1 Corintios 12. Pero cada uno de nosotros tenga cuidado para no ser un miembro enfermo que produzca fricciones dentro del cuerpo. Por ello la iglesia no sólo es un lugar de comunión (común unión), sino también la manifestación más plena de la autoridad de Dios.
Resistir a la autoridad de los miembros es resistir a la cabeza: En este aspecto se halla la falta común de los hijos de Dios. Necesitamos reconocer en otros miembros la autoridad de la Cabeza. La función de cada miembro es limitada: el ojo es para ver; la mano, para trabajar; el pie, para andar. Debemos, por lo tanto, aprender a aceptar las funciones de los otros miembros. No debemos rechazar las funciones de ningún miembro. Si el pie rechazara a la mano, sería lo mismo que si rechazara a la cabeza. Si aceptamos la autoridad de un miembro, es lo mismo que si aceptamos la autoridad de la Cabeza. Aunque la función de la mano del cuerpo físico es extraordinaria, ella tiene que aceptar la función de los pies cuando hay que caminar. La mano no puede percibir el color, así que tiene que aceptar la autoridad del ojo. La función de cada miembro constituye su autoridad.
La autoridad contiene las riquezas de Cristo: Frecuentemente pero equivocadamente consideramos a la autoridad como algo que nos oprime, ofende y molesta. Dios no tiene tal concepto. Él usa la autoridad para suplir lo que nos falta. Su propósito al instituirla es concedernos sus riquezas y suplir la necesidad de los débiles. La forma en que Dios nos concede su gracia es doble: a veces, aunque en raras ocasiones, nos la concede directamente; pero la más de las veces nos da sus riquezas en forma indirecta, esto es, pone sobre nosotros a los hermanos de la iglesia que son más maduros espiritualmente para que aceptemos su criterio como nuestro. Esto nos capacitará entonces para poseer las riquezas de ellos sin tener que pasar personalmente por sus dolorosas experiencias. Dios ha depositado mucha gracia en la iglesia; pero a cada miembro le dispensa un poco de gracia particular. La riqueza de cada miembro es la riqueza de todos. Por eso es que la autoridad produce las riquezas de la iglesia. Rebelarse es optar por el camino de la pobreza. Resistir a la autoridad es rechazar los medios que nos conducen a la gracia y a la riqueza.
La vida facilita la obediencia: Ya que es la cabeza la que dirige al ojo para que mire, todo el cuerpo debe aceptar la visión de ese ojo como suya propia. Si otros miembros presumieran de ver, serían rebeldes. Resistir sería como pensar de nosotros mismos como todopoderosos. En cambio, estamos contentos y tranquilos si nos sometemos unos a otros. Al someternos a la autoridad de otros miembros experimentamos una gran emancipación. Obedecer es natural; desobedecer es difícil.
d) Conversación:
¿Le ha resultado difícil reconocer la autoridad de sus hermanos en el cuerpo de Cristo? Sí o no. ¿Alguna vez alguien te exhortó o reprendió y fuiste rebelde a ese llamado de atención? Sí o no. ¿Alguna vez exhortaste o reprendiste a otra persona y ella fue rebelde? Sí o no.
SI NO RECONOCEMOS LA AUTORIDAD EN LA IGLESIA,
NO HAY NINGUNA POSIBILIDAD DE QUE LO HAGAMOS EN OTRO LUGAR.
Oración de consagración:
⇒ Renuncio a toda palabra dicha en contra de la autoridad de mis hermanos en la iglesia. ⇒ Reconozco y obedezco a cada persona puesta en función de autoridad por Dios.
⇒ Declaro sumisión y sujeción de mi vida a la autoridad de mis hermanos en el cuerpo de Cristo. ⇒ Bendigo a cada miembro de este cuerpo puesto por autoridad sobre mí.
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____________________________________________Marino M. Muñoz
LA AUTORIDAD
LECCION 12: EL PRIMER CASO DE REBELION
A LA AUTORIDAD DE DIOS
Lectura devocional: Para que haya rebelión en la raza humana alguien debe haber abierto el camino para que el resto pasara por el mismo camino. Adán y Eva fueron los seres humanos creados bajo un principio de vida basada en el reconocimiento de la autoridad suprema, es decir, Dios mismo. Él había decidido crearlos a su imagen y semejanza ara que disfrutaran de su vida, presencia, santidad, eternidad y riquezas pero estos seres debían respeto y reconocimiento a Su autoridad para que la vida de Dios se expresara en ellos. No había otro parámetro sino el mencionado, porque de allí en más el hombre como género humano (varón y mujer), eran libres para vivir, ordenar, decidir, elegir, clasificar y determinar el curso de todo lo creado. Todo estaba puesto bajo los pies del hombre como señor de la naturaleza, pero esa autoridad recibida no podía ser ejercitada si no estaban bajo la autoridad Suprema del Señor. A pesar que todo estaba establecido por el Creador para que funcionara a la perfección se necesitaba constantemente la decisión del hombre de permanecer bajo la autoridad del Creador para todo guardara su lugar. Querer desconocer y rebelarse a la autoridad Suprema del Creador hizo que la raza humana, junto a toda la naturaleza experimentara el efecto del pecado y con ello la muerte. De manera que podemos observar con detenimiento la importancia que tiene este tema de la autoridad. El mundo actual es como es debido a la rebelión a la autoridad de Dios por parte de Adán y Eva.
Lectura bíblica:
a) Texto: Génesis 2:7-9, 15-17; 3:1-7; Oseas 6:6-8 b) Preguntas:
¿Quién es el creador y formador del hombre? (Génesis 2:7) Dios mismo. ¿De donde tomó para formarlo? De la tierra.
¿Cuál fue la acción que infundió aliento al hombre formado? Sopló en su nariz aliento de vida ¿Cómo se califica al hombre luego? Como ser viviente. El acto especial de creación por parte de Dios hacia el hombre le da distinción de todo el resto creado. El aliento de vida vino directo del Creador de manera específica. Por eso la vida humana es superior y está en una categoría diferente de todas las demás formas de vida sobre este planeta.
¿Qué hizo Dios para el hombre? (v.8) Un Edén, un huerto y allí fue puesto.
¿Conque cosas adornó Dios la estadía del hombre sobre la tierra? (v.9) Hizo nacer todo árbol delicioso a la vista y bueno para comer.
¿Qué otros árboles había allí mismo? El árbol de la vida y el árbol de la ciencia del bien y del mal ¿Para qué puso Dios al hombre en el huerto del Edén? (v.15) Para que lo labrara, trabajara y lo guardase, es decir, lo cuidara.
¿Qué mandato dio al hombre acerca de los árboles del huerto? (v.16) Que de todos podían comer. ¿Del árbol de la ciencia del bien y del mal que dijo? (v.17) Que de él no debían comer.
¿Por qué? Porque, dijo Dios, ciertamente morirán.
¿Cuál fue la pregunta de la serpiente astuta? (3:1) “¿Con qué Dios ha dicho: No comáis de todo árbol del huerto?”
¿Cuál fue la respuesta de la mujer? (vs.2-3) “Del fruto de los árboles del huerto podemos comer; pero del fruto del árbol que está en medio del huerto dijo Dios: No comeréis de él, ni le tocaréis, para que no muráis.”
¿Qué afirmó luego la serpiente? (vs.4-5) “No moriréis; sino que sabe Dios que el día que comáis de él, serán abiertos vuestros ojos, y seréis como Dios, sabiendo el bien y el mal.”
¿Qué pasó con la mujer ante la propuesta de la serpiente? (v.6) “Y vio la mujer que el árbol era bueno para comer, y que era agradable a los ojos, y árbol codiciable par alcanzar la sabiduría, y tomó de su fruto, y comió, y dio también a su marido, el cual comió así como ella.”
¿Resultado? (v.7) Fueron abiertos los ojos de los dos y descubrieron que estaban desnudos. ¿La vergüenza hizo que fabricaran ropas? Cosieron hojas de higuera y se hicieron delantales.
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¿Qué es lo que realmente busca Dios del ser humano? (Oséas 6:6) Misericordia y conocimiento de Dios
¿Traspasar el pacto nos hace ser igual que Adán? (v.7) Totalmente - Den ejemplos de cómo romper un pacto hecho con Dios.
¿Adán debía tener vigente un pacto de reconocimiento y sujeción a la autoridad de Dios? Si. ¿Mantuvo ese pacto? NO. De allí toda la calamidad que surge por la rebelión a la autoridad.
c) Explicación:
La autoridad de Dios: La autoridad de Dios comienza por el simple hecho de ser el Creador, el formador y el dador de la vida. Nada hace tener facultad de autoridad sino el hecho de ser mayor que el dirigido. En el caso de los padres, tenemos autoridad sobre nuestros hijos por causa de ser mayores, procreadores y sustentadores de su vida. Así sucesivamente existen las “líneas” de autoridad en el Universo. El caso de Dios, tal como lo viéramos desde la primera lección, es la autoridad máxima ya que es el autor, Creador y responsable directo de la existencia de todo el Universo. De esa manera Él ocupa el primer lugar insustituiblemente. De allí parte el hecho de que Dios pusiera condiciones para la vida en el huerto del Edén. Como autoridad Dios estableció los límites para la vida y proveyó todo lo necesario para que lo creado de manera perfecta y eterna pueda conservarse, ya que compartía con el ser humano Su misma imagen y semejanza, con libertad de elección y razón.
El ser humano en rebeldía: El caso del Edén es el caso más patético de toda la historia del Universo. El hombre tenía toda la bendición de Dios para desarrollar perfectamente su misión en cuanto dependiera de Su autoridad. Ese “pacto” de dependencia no escrito pero sí evidente y constante, mostró su fuerza una vez quebrado. La rebelión vino a causa de la idea de ser independiente de la autoridad máxima. Lo que hizo la serpiente fue nada mas que sugerir la idea de adelantar el trámite, pero si esa idea de independencia de la autoridad de Dios no hubiera sido anidada en el corazón y la mente de estos primeros seres Adán y Eva, nunca hubieran accedido a probar de tomar del fruto para tener la experiencia de la “ciencia, el bien y el mal”. No en vano se nos explica en Génesis que “el árbol era bueno para comer, y que era agradable a los ojos, y árbol codiciable para alcanzar sabiduría”. Podemos preguntarnos: ¿Qué necesidad de una nueva o extraña sabiduría tenían estos seres creados a imagen y semejanza de Dios?. ¿Acaso no tenían todo lo suficiente para señorear (gobernar con responsabilidad) la naturaleza toda?. ¿Había algo que ellos necesitaran extra y que Dios no les había provisto?. En verdad nada sugiere que Dios haya hecho las cosas de manera incompletas en la creación de la cual Él mismo expresó que era "bueno" todo lo que había hecho. Realmente no había necesidad de conseguir elementos que ayudaran a la misión del hombre para cumplir la misión asignada por el Creador como señor de la naturaleza. Lo que sí queda a la vista es que Adán y Eva estuvieron pesando la posibilidad de “salir” debajo de la línea de autoridad del Creador y hacer su propio destino fuera del propósito de la máxima autoridad. Para eso, nada mejor que Eva rompiera primero la línea de autoridad de su marido tomando la iniciativa por cuenta propia de entrar en el terreno prohibido; de esa manera quebraba la autoridad delegada inmediata en Adán y juntos quebraban el pacto de dependencia de la suprema autoridad de Dios.
Desobediencia y rebelión siempre van de la mano. Para ser rebeldes necesariamente hay que ser desobedientes y siendo desobedientes nos convertimos en rebeldes automáticamente, por eso Romanos 13:1 dice explícitamente: “Sométase toda persona a las autoridades superiores”. Solo el sometimiento incondicional a la autoridad nos libra de ser rebeldes.
d) Conversación:
¿Ha notado en usted una inclinación “natural” a rebelarse a la autoridad? ¿Qué cree que limpiará su rebelión? Lean Salmos 51
SER REBELDES A LA AUTORIDAD SIEMPRE NOS SACARÁ
DEL EDÉN QUE DIOS PREPARÓ PARA NOSOTROS
Oración de consagración:
⇒ Renuncio a toda rebelión y desobediencia en contra de la suprema autoridad. ⇒ Reconozco y obedezco a la suprema autoridad de Dios.
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LA AUTORIDAD
LECCION 13: LA MANIFESTACION DE LA REBELION
DEL HOMBRE EN LAS PALABRAS
Lectura devocional: El hablar descuidadamente es la causa principal del rompimiento de la unidad de la iglesia y de la pérdida de poder. Probablemente, la mayoría de las dificultades de la iglesia se deben hoy a las palabras difamatorias; sólo una parte menor de las dificultades son problemas reales. En efecto, la mayoría de los problemas de este mundo han sido causados por las mentiras. Si en la iglesia dejamos de difamar, habremos eliminado la mayor parte de nuestras dificultades. ¡Cómo necesitamos confesar nuestros pecados delante de Dios y pedirle que nos perdone!. Es preciso que terminemos completamente con nuestras palabras injuriosas delante de Dios.
Lectura bíblica:
a) Texto: 2 Pedro 2:9-12; Efesios 5:6-7; Mateo 12:34 b) Preguntas:
¿Dios tiene un trato especial para los injustos? (2 Pedro 2:9) Les da el castigo que merecen.
¿Y mayormente a quienes? (v.10) A los que andan en inmundicia y desprecian el señorío que les da Cristo sobre todas las cosas. El desprecio de la obra redentora de Cristo traerá juicio sobre ellos. ¿Puede decir cuál es la característica principal de estas personas? Que son atrevidos, contumaces y no temen decir mal de las potestades superiores que no todas las veces son ángeles caídos. La palabra potestad aquí es la misma con la que se refiere a los gobernantes y magistrados en otra cita. ¿Los ángeles del Señor son mayores en fuerza y potencia que estas personas injustas o inmundas, atrevidas y contumaces? (v.11) Por supuesto que sí.
¿Esos ángeles pronuncian maldición contra las potestades? No.
¿A qué compara la Palabra a estas personas que hablan mal de la autoridad? (v.12) Como animales irracionales
¿Ya tienen su destino final estas personas? “...nacidos para presa y destrucción, perecerán en su propia perdición.”
¿Pueden engañarnos con palabras vanas algunas personas? (Efesios5:6) Si, totalmente.
¿Qué trae Dios sobre esas personas desobedientes y engañadoras? Su ira. El Apocalipsis habla muy claro de cómo Dios derramará su ira sobre la humanidad perversa, desobediente y rebelde.
¿Qué nos recomienda hacer el apóstol Pablo con tales personas? (v.7) No ser partícipes con ellos. ¿Qué les decía Jesús a las personas de corazón malo? (Mateo 12:34) “¿Cómo podrán hablar lo bueno?
¿Lo que abunda en nuestro corazón puede medirse por lo que hablamos? Sí, totalmente.
c) Explicación:
Las palabras son el escape del corazón: El hombre que es rebelde de corazón bien pronto proferirá palabras rebeldes, porque de la abundancia del corazón habla la boca. Para conocer la autoridad debemos tener primeramente un encuentro con ella. Si esto ya ha ocurrido encontraremos que cada vez que digamos una palabra rebelde –no, aun antes que la pronunciemos, nos daremos cuenta de nuestro pecado y de ese modo refrenaremos nuestro corazón. Es mucho más fácil proferir palabras rebeldes que realizar actos rebeldes. La rebelión de la persona se expresa por medio de la lengua primeramente. Puede que esté callada ante la persona en autoridad, pero a su espalda murmura palabras rebeldes. Así es la sociedad actual que aprueba este tipo de rebeldía en las palabras. Pero los hijos de Dios deben ser diferentes. Se sabe fácilmente si hay, o no, rebeldía en las personas por lo que sale de su boca. Dios busca la obediencia de corazón y a menos que nos encontremos con Él eso no ocurrirá. De manera que podemos decir que muchos que se consideran cristianos hoy si fueran medidos por sus palabras descubrirían que aún no han conocido al Señor.
Las personas siempre atraen a personas semejantes. Una persona se juntará naturalmente con los que tiene afecto y se comunicará con quienes tiene afinidad. Los rebeldes y los carnales andan juntos.
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Dios los considera iguales. Los rebeldes y carnales son tan obstinados que no temen injuriar a las autoridades delegadas, en cambio, los que conocen a Dios tiemblan al hacerlo. Es pecado hablar palabras denigrantes de la autoridad y si conociéramos al Señor, nos arrepentiríamos y aborreceríamos murmurar por lo bajo porque sabríamos cuánto odia el Señor esas palabras.
Hay dos cosas que hacen que lo cristianos pierdan su poder:
1. El pecado
2. El hablar mal de la autoridad.
Cada vez que uno habla abiertamente contra otro, ello significa puna pérdida de poder. Esa pérdida es mayor cuando la desobediencia se expresa con palabras que cuando se la esconde en el corazón. El efecto de las palabras sobre el poder excede en gran medida a lo que comúnmente conocemos. Es verdad que a los ojos del Señor el pensamiento rebelde es considerado igual que al hecho, pero analiza esto: “Mas yo os digo que de toda palabra ociosa que hablen los hombres, de ella darán cuenta en el día del juicio. Porque por tus palabras será justificado, y por tus palabras serás condenado.” Mateo 12:36-37
¿Puede haber en la Biblia palabras de censura más fuertes que las que se hallan en 2 Pedro 2:12?. Leer nuevamente si es necesario. Lo que se señala es que tales personas son tan insensibles que parecen animales. Siendo la autoridad el tema principal de la Biblia, hablar contra ella constituye el pecado más grave. Nuestra boca no debiera hablar descuidadamente. Necesitamos conocer al Señor urgente para estar en sujeción. Cuando eso suceda no nos atreveremos a injuriar a las autoridades. El tener un encuentro con la autoridad Suprema crea en nosotros una consciencia de la autoridad que refrenaría nuestra lengua.
Ejemplos bíblicos de rebeldía en las palabras: Ya estudiamos que cuando Cam vio la desnudez de su padre Noé salió a contárselo a sus hermanos Sem y Jafet. El que es insubordinado en su corazón siempre espera a que la autoridad caiga. Sus palabras probaron plenamente que de ningún modo estaba sujeto a la autoridad de su padre. La sumisión de Cam, si la tenía, era solo aparente. Hoy muchos hermanos, debido a la falta de sujeción se gozan en criticar y se complacen grandemente en revelar las faltas de otros. Cam no tenía amor ni sumisión. Él es una manifestación de la rebelión.
Ya vimos también como María y Aarón se rebelaron contra Moisés y lo expresaron en palabras. Ellos todavía no conocían la autoridad porque el conocimiento de ella sella las bocas y resuelve muchos problemas. María dijo simplemente: “¿Solamente por Moisés ha hablado Jehová? ¿No ha hablado también por nosotros?.” Números 12:2 Al parecer no dijo mucho, pero Dios notó que esto era denigrante. Probablemente tenía aún muchas más palabras que decir, pero se las había guardado; como un témpano muestra solamente un décimo de su tamaño sobre la superficie mientras los otros nueve décimos permanecen ocultos en el agua. Por ligeras que sean las palabras de una persona, si tiene un espíritu rebelde, Dios lo descubrirá de inmediato. Generalmente, la rebelión se manifiesta en palabras. No importa si estas palabras son ligeras o serias, ello es rebelión.
d) Conversación:
¿Todavía le resulta muy fácil hablar mal de cualquier autoridad?
¿Le resulta fácil aún hablar de los mismos hermanos que componen el cuerpo de Cristo? ¿Cómo es la reacción de su corazón cuando está disconforme con la autoridad?
¿Eso lo habilita a hablar en contra de la autoridad?
¿Qué hará el Señor con nuestras palabras en el último momento?
¿Cree que necesita un encuentro con el Señor o siente totalmente refrenada su lengua? - Leer Proverbios 12:1,6,18-20
TODOS LOS QUE ESCUCHAN A LA AUTORIDAD DIRECTA DE DIOS
PERO DESECHAN A LA AUTORIDAD DELEGADA
ESTAN BAJO EL PRINCIPIO DE REBELIÓN
Oración de consagración:
⇒ Renuncio a toda palabra dicha en contra de la autoridad y de mis hermanos en la iglesia. ⇒ Reconozco y obedezco a cada persona puesta en función de autoridad por Dios.
⇒ Declaro sumisión y sujeción de mi corazón a la autoridad de mis hermanos en el cuerpo de Cristo. ⇒ Bendigo con mis palabras a cada miembro de este cuerpo puesto por autoridad sobre mí.
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____________________________________________Marino M. Muñoz
LA AUTORIDAD
LECCION 14: LA MANIFESTACION DE LA REBELION
DEL HOMBRE EN SUS RAZONES
Lectura devocional: Es muy cierto que para seguir al Señor tenemos que sacarnos los ojos de la razón. ¿Qué es lo que gobierna nuestra vida? ¿La razón o la autoridad?. Cuando seamos iluminados por el Señor, seremos cegados por la luz, y nuestra razón será desechada. Pablo quedó ciego con la gran luz que lo iluminó en el camino a Damasco; desde entonces ya no se fió de su propia razón. Moisés jamás se sacó los ojos; sin embargo, actuó como si fuera ciego. Tenía sus argumentos y razones; pero en obediencia a Dios vivía por encima de la razón. Los que están bajo la autoridad de Dios no viven por la vista. Los que quieren servir a Dios tienen que liberarse de la vida de la razón. La razón es la primera causa de rebelión; por eso es que no podemos controlar nuestras palabras a menos que primero tratemos detalladamente con nuestra razón. Salvo que el Señor nos libre de la esclavitud de la razón, tarde o temprano diremos palabras denigrantes sobre los demás.
Lectura bíblica:
a) Texto: Romanos 9:8-24 b) Preguntas:
¿Quiénes son genuinamente los hijos de Dios? (Romanos 9:8) Los hijos según las promesas de Dios. Abraham tuvo otro hijo, pero se le dijo: “En Isaac te será llamada descendencia.” (v.7) ¿Cuál fue la palabra de la promesa? (v.9) “Por este tiempo vendré, y Sara tendrá un hijo.”
¿Cuál es el otro caso de nacimiento bajo el propósito de Dios? (v.10) El de Rebeca.
¿Para que Dios hace la elección antes del nacimiento de estas personas? (v.11) Para que fuese por la elección de Dios, no por las obras de las personas involucradas. En este punto entraría la razón para decidir porqué ellos eran beneficiarios de la promesa si de ellos debían evaluarse las obras, pero como es por la elección de Dios se descarta la intromisión de la razón humana para obtener el propósito de la autoridad suprema del Señor.
¿Qué debía hacer el mayor? (v.12) Debía servir al menor.
¿Por qué ocurre la diferencia entre Jacob y Esaú? (v.13) Solo es así la voluntad del Señor. ¿Hay injusticia en Dios? (v.14) De ninguna manera. Él tiene derecho a elegir.
- Leer entre todos el versículo 15 y comentar acerca de estos parámetros de Dios.
¿Entonces concluimos que depende de nosotros o de Dios? (v.16) El llamamiento depende de Dios. ¿Qué hizo Dios a través de Faraón? (v.17) No siendo del pueblo elegido Dios mostró su poder a través de este gobernante del imperio mas grande de la antigüedad.
¿De quién tiene misericordia Dios? (v.18) Del que Él quiere. ¿A quién endurece? Al que Él quiere.
¿Entonces porqué hay juicio sobre los rebeldes o los que resisten? (v.19) No hay lógica ni razón que explique esta situación, solo apelamos a la sujeción a su Voluntad.
¿Tenemos algún derecho de discutir con Dios? (v.20) No, en absoluto.
¿Podemos decirle al alfarero cómo debe trabajar con el barro siendo nosotros el barro? No hay manera lógica ni razonable de hacerlo.
¿Hasta donde hay facultad del alfarero para trabajar sobre el barro? (v.21) Es ilimitada su facultad. ¿Y qué, si Dios quiere mostrar así su Voluntad? (v.22) Tiene todo el derecho de hacerlo. Él es Dios ¿Él mismo ha preparado vasos de ira para destrucción? Sí.
¿Por qué? Porque Él es Dios y hace todo lo que está en su soberana Voluntad. No puede entrar esto en nuestra lógica y razonamiento finito y limitado.
¿Dios mismo preparó vasos para gloria en su infinita misericordia? (v.23) Sí, así lo determinó su soberana voluntad.
¿Nosotros podemos sentirnos dentro de este último propósito? (v.24) Sí, totalmente.
¿Porque? Porque de otra manera Dios nunca se nos hubiera manifestado. No nos hubiera mostrado a Jesucristo su Hijo Amado.
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- Leer la profecía de Oseas en los versículos 25-26. Comentar acerca del cumplimiento de esta
profecía en la actualidad.
¿Quiénes originalmente fueron llamados pueblo escogido de Dios? El pueblo judío.
¿Qué dice Isaías al respecto de la soberana voluntad de Dios? (v.27) Un remanente de Israel será salvo solamente.
¿Hay lógica y coherencia humana en estas elecciones que Dios hace? Ninguna.
¿Podemos entonces confiar en nuestros razonamientos para conocer a Dios? No, en absoluto. - Leer el versículo 29 entre todos y comentar.
c) Explicación:
Ser liberados de la razón: Parece fácil hablar de la liberación de la vida de la razón. Pero como seres racionales, ¿cómo podremos refrenarnos de argumentar contra Dios?. Ello parece sumamente difícil. Razonamos desde la niñez hasta la edad adulta, desde que éramos ajenos a los propósitos hasta ahora que estamos dentro de sus filas. El principio básico de nuestra vida es el razonamiento. ¿Cómo, pues, podemos dejar de razonar?. ¡Dejar de argumentar razones requiere literalmente la muerte de nuestra carne!. Es por eso que hay dos clases de creyentes; los que viven en la esfera de la razón y los que viven en la de la autoridad.
Durante su vida terrenal, el Señor Jesús vivió en todo sentido por encima de la razón. ¿Qué razón pudo haber para la deshonra y la crucifixión que sufrió?. Pero Él se sometió a la autoridad de Dios; no argumentó ni preguntó; ¡solamente obedeció!. ¡Vivir bajo la razón es complicado!. Consideremos las aves del cielo y los lirios del valle. ¡Con qué sencillez viven!. Cuanto más nos sometamos a la autoridad tanto más sencillas serán nuestras vidas.
No es fácil que los hombres se liberen de las palabras denigrantes; más difícil aún es que se liberen de los razonamientos. Luego de bastante tiempo frecuentando mis razonamientos me enfrenté a Romanos 9 y por primera vez tuve un pequeño contacto con la autoridad de Dios. Allí comencé a ver realmente quién era yo: solamente un ser creado por Él. Y me dije: ¿Cómo me atrevo a replicarle impertinentemente con mis palabras más razonables?. Él habita en gloria y majestad inaccesible. Una vislumbre de un poco de Su gloria nos pondría de rodillas y nos haría desechar nuestros mejores razonamientos. Solamente los que viven lejos de Su gloria pueden ser altaneros; los que se sientan en las tinieblas pueden vivir basados en sus razonamientos.
El discutir con Dios implica que Él tiene que obtener nuestro consentimiento para hacer todo lo que hace. Esto sería el disparate más grande. Cuando Dios actúa no tiene ninguna obligación de decirnos la razón, porque sus caminos son más altos que los nuestros. Si bajamos a Dios con razonamientos, lo perderemos, porque lo haremos uno de los nuestros. En los razonamientos no tendremos adoración, porque cuando falla la obediencia no podemos adorar. Al juzgar a Dios con nuestra razón, nos constituimos a nosotros mismos en dioses. ¿Dónde está la diferencia entre el alfarero y el barro?. ¿Tiene el alfarero que pedir consentimiento del barro para hacer su trabajo?. Dios quiera que el conocimiento de Su gloria ponga fin hoy mismo a nuestros razonamientos. Si ellos no mueren nunca dejaremos de ser rebeldes.
d) Conversación:
¿Argumenta todavía con sus razonamientos a lo que Dios hace?
Si están vivos los razonamientos es posible que necesite un encuentro con la suprema autoridad ¿Pensamos todavía que nuestros razonamientos no influyen en nuestra vida cristiana? Preparémonos para vivir una vida de obediencia a Dios sin argumentar por nada de lo que Él hace.
SI ALGUIEN DESEA APRENDER LA OBEDIENCIA
DEBE DESECHAR LA RAZÓN
Oración de consagración:
⇒ Renuncio a todo razonamiento en contra de la autoridad de Dios.
⇒ Reconozco y obedezco los propósitos y designios de la suprema Autoridad.
⇒ Declaro sumisión y sujeción de mi corazón a la autoridad y el señorío de Cristo.
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____________________________________________Marino M. Muñoz
LA AUTORIDAD
LECCION 15: LA MANIFESTACION DE LA REBELION
DEL HOMBRE EN SUS PENSAMIENTOS
Lectura devocional: El hombre manifiesta su rebelión no sólo en la palabra y la razón sino también en el pensamiento. Las palabras rebeldes provienen del razonamiento rebelde y el razonamiento a su vez se origina en el pensamiento. Por eso el pensamiento es el factor dominante de la rebelión. Un incrédulo puede decir: “Esperaré hasta que sea bien viejo;” o: “Muchos creyentes no se comportan muy bien. Por lo tanto, yo no pudo creer;” o bien: “Todavía no. Esperaré hasta que mueran mis padres”. De igual modo, hay razones que los creyentes pueden dar para no amar al Señor: los estudiantes pueden decir que están demasiados ocupados en sus lecciones; los hombres de negocios, que están demasiados ocupados en sus negocios; a los indispuestos les parece que su salud física está demasiado mala, y así sucesivamente. A menos que Dios destruya estas fortalezas, los hombres jamás serán liberados. Satanás los aprisiona por medio de los pensamientos. La mayoría de las personas están detrás de estas líneas defensivas y son incapaces de abrirse paso hacia la libertad. Solamente la autoridad de Dios puede llevar cautivo todo pensamiento a la obediencia a Cristo.
Lectura bíblica:
a) Texto: 2 Corintios 10:2-6 b) Preguntas:
¿Pablo hablaba en serio que iba a obrar resueltamente contra algunas personas con pensamientos equivocados? (2 Corintios 10:2) Pablo lo decía y hacía, no acostumbraba a amenazar.
¿Por qué? Porque Pablo sabía que la rebeldía surge primero en el pensamiento. Específicamente en el caso de estos creyentes era que pensaban que Pablo era un hombre carnal, lo cuál está demostrado históricamente que no lo era, pero los pensamientos de ellos eran rebeldes y equivocados.
¿Vemos aquí cómo los pensamientos de los hombres tratan de hallar fallas a la autoridad para no obedecer? Sí, esos pensamientos son rebeldes.
¿Pablo afirma que estaba en la carne todavía? (v.3) Sí, totalmente.
¿Pero cómo es el desarrollo de su ministerio, espiritual o carnal? Espiritual, sin ninguna duda ya que hasta el presente, pasando por XX siglos de aprobación, nos fue legado el tesoro más grande el cristianismo Universal.
¿Cómo son las armas que usa el apóstol en su ministerio? (v.4) Las armas son espirituales y bien poderosas.
¿Para que? Para derribar fortalezas de pensamientos rebeldes y equivocados.
¿Qué otras cosas se derriban? (v.5) Argumentos y altivez propia de la rebeldía y la insensatez. ¿Cómo obran estas fortalezas de pensamientos, argumentos y la altivez en las personas? Se levantan contra el conocimiento de Dios, de manera que al no conocerlo desconocen también la autoridad.
¿Qué hay que hacer con esos pensamientos rebeldes? Llevarlos cautivos a la obediencia a Cristo. ¿Para que? Para que queden cautivos bajo el principio de la obediencia suya.
¿Pero a pesar de que los pensamientos queden presos en Cristo Pablo está presto a castigar toda desobediencia? (v.6) Si, con toda la fuerza.
¿Por qué? Porque el apóstol sabe bien que cuando los pensamientos salen de la obediencia de Cristo se vuelven rebeldes a la voluntad y el conocimiento de Dios.
¿La obediencia puede llegar a ser perfecta? Sí, totalmente.
¿Cuándo llega eso? Cuando nuestros pensamientos están sujetos a la autoridad, voluntad y propósito de Cristo.
c) Explicación:
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Hay que capturar lo que cautiva: En el Nuevo Testamento la palabra “noema” del griego se la ha traducido al castellano por pensamiento y su significado sería: El ardid o los ardides de la mente. Por la facultad de la mente el hombre piensa y decide libremente y esto representa al hombre mismo. Así que si uno quiere preservar su libertad debe saber ciertamente que sus pensamientos son buenos y correctos todo el tiempo.
El pasaje leído anteriormente es uno de los más importantes de la Biblia, porque en estos versículos se señala específicamente el aspecto particular del hombre en donde se requiere obediencia a Cristo. Pero a su vez señala certeramente que la rebelión del hombre se halla fundamentalmente en sus pensamientos.
Pablo indica que debemos destruir argumentos y toda altivez que se levanta contra el conocimiento de Dios llevando cautivos los pensamientos. Pero si no se desechan los argumentos de nuestra mente, no hay posibilidad de llevar el pensamiento del hombre a la obediencia a Cristo.
La palabra altivez del versículo 5 es “edificio alto” en el original. Desde el punto de vista de Dios el pensamiento y los argumentos de este son como un rascacielos que obstruye el conocimiento del Señor. En cuanto una persona comienza a argumentar, su mente queda sitiada, rodeada y ya no es libre de obedecer a Dios. De allí que Satanás esté tan interesado en hacer funcionar nuestros pensamientos rebeldes que argumentan y levantan edificios altos que impiden conocer directamente a Dios. Esas murallas de argumentos deben ser definitivamente derribadas por completo si queremos ser libres.
Podemos notar si alguien ha tenido o no un encuentro con la autoridad observando si se ha tratado debidamente con sus palabras, razonamientos y pensamientos. Cuando se conoce a la suprema autoridad la lengua no tienen tanta facilidad para moverse, los razonamientos personales son fácilmente descartados y los pensamientos están cautivos a la obediencia de Jesucristo.
Si un hermano ha tenido o no un encuentro con la autoridad se puede notar fácilmente observando tres cosas:
1. Si usa palabras rebeldes, contradictorias, denigrantes y acusadoras contra la autoridad o sus mismos hermanos.
2. Si sus razonamientos se anteponen a lo establecido por la autoridad y decide no obedecer hasta que lo “entienda” todo.
3. Si todavía da muchas opiniones, plasmando en ellos argumentos y pensamientos convincentes en contra de lo que establece la autoridad. Peor es la acción de aquellos que quieren “ayudar” a otros opinando cuando no se lo piden o entrometiéndose en asuntos ajenos, tratando de darles argumentos y pensamientos que son opuestos a la autoridad.
En lo natural, Pablo era una persona ingeniosa, capaz, sabia e inteligente. Siempre podía hallar una manera de hacer las cosas, tenía confianza en sí mismo y servía a Dios con todo entusiasmo. Pero mientras encabezaba a un grupo de gente que se dirigía a Damasco para arrestar a los cristianos fue derribado de su cabalgadura por una gran luz. En el acto se desvanecieron todas sus intenciones, palabras, razonamientos y pensamientos rodeados por finos argumentos. Y no sólo abandonó su misión en Damasco sino que también había desechado seguir así, de manera que sometió su corazón, su mente, razonamientos y pensamientos a Dios. Luego, con mayor ímpetu se dirigía a donde la voluntad del Señor lo llevaba poniendo todo el esfuerzo y las ganas que podemos imaginar. ¿Podemos notar la diferencia entre los pensamientos rebeldes y los pensamientos sujetos a la autoridad de Dios? d) Conversación:
¿Todavía tenemos argumentos y pensamientos independientes de la autoridad de Dios? ¿Cuan altos son los edificios o fortalezas de argumentos contra la autoridad? Necesitamos tener un encuentro con la autoridad Suprema para que seamos obedientes.
SI EN NUESTROS PENSAMIENTOS SOMOS DESOBEDIENTES Y REBELDES
¿CÓMO PODEMOS ESPERAR A QUE LOS INCRÉDULOS OBEDEZCAN
AL EVANGELIO DE JESUCRISTO?
Oración de consagración:
⇒ Renuncio a todo pensamiento y argumento en contra de la autoridad de Dios. ⇒ Reconozco y obedezco los propósitos y designios de la suprema Autoridad. ⇒ Declaro sumisión y sujeción de mi mente a la autoridad y el señorío de Cristo. ⇒ Llevo cautivo todo pensamiento y argumento a la obediencia de Cristo.
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LA AUTORIDAD
LECCION 16: LA MEDIDA DE LA OBEDIENCIA
A LA AUTORIDAD DE DIOS
Lectura devocional: La sumisión es cuestión de actitud, mientras que la obediencia es asunto de conducta. Pedro y Juan respondieron al concilio judío: “Juzgad si es justo delante de Dios obedecer a vosotros antes que a Dios” Hechos 4:19 Su actitud no era rebelde, puesto que todavía se sometían a los que estaban en autoridad. La obediencia, sin embargo, puede no ser absoluta. A algunas autoridades es necesario obedecer; mientras que a otras no, especialmente en materias que atañen a los principios cristianos, tales como creer en el Señor, predicar el evangelio y otras. Los hijos pueden hacer sugerencias a sus padres; pero no deben mostrar una actitud rebelde. La sumisión debe ser absoluta. Aún al hacer una sugerencia, debemos mantener una actitud sumisa.
Lectura bíblica:
a) Texto: Hebreos 11:23; Exodo 1:17; Daniel 3:17-18; 6:10; Mateo 2:13; Hechos 5:29 b) Preguntas:
¿Temieron al decreto del rey los padres de Moisés? (Hebreos 11:23) No. Lo escondieron con la fe de conservarle de alguna forma la vida. La fe está expuesta aquí por adecuarse a la voluntad de Dios acerca de la vida de las personas, aunque no oyeron a las autoridades para esto.
¿El caso de las parteras actuando con temor a Dios las libró de culpa? (Exodo 1:17) Sí, aunque desobedecieron a las autoridades.
¿El negarse a servir a otros dioses los libró del horno de fuego? (Daniel 3:17-18) Sí, le dieron la oportunidad a Dios de mostrarse como el Dios de dioses aunque desobedecieron a la autoridad. ¿Daniel sabía del edicto que prohibía orar? (Daniel 6:10) Sí, pero no dejó de orar por eso.
¿Daniel era rebelde a la orden del rey? No, solamente desobediente. Daniel seguía reconociendo la autoridad del rey, aunque por conocer la Suprema autoridad de Dios debió seguir orando sin hacer caso a la orden o edicto de la autoridad delegada.
¿José estaba en rebelión abierta a las autoridades delegadas? (Mateo 2:13) No, solo anteponía obediencia a las ordenes de la autoridad Suprema.
¿Cuál fue las respuestas de los apóstoles a los dirigentes religiosos de su época? (Hechos 5:29) Resaltaron que hay una línea de autoridad que no puede desecharse. La autoridad Suprema definitivamente está sobre la autoridad delegada. Esta es una muy buena lección de reconocimiento de la autoridad superior cuando llega el momento.
c) Explicación:
La sumisión debe ser absoluta pero la obediencia puede ser relativa: Si los padres se niegan a que sus hijos crezcan en el evangelio, esos hijos deben mantener una actitud sumisa a su padre, aunque tal vez no sea necesario que le obedezcan. Esto es similar a la forma con que los apóstoles respondieron al concilio judío. Ellos se mantuvieron sumisos en actitud hacia las autoridades, aunque continuaron la comisión que les encargó la Suprema autoridad. Quien conozca la autoridad siempre será manso y tierno; perfectamente sumiso tanto en sus palabras, en sus razonamientos, en sus pensamientos, como en su corazón y actitud.
Cuando la autoridad delegada (los hombres que representan la autoridad de Dios) y la autoridad directa (Dios mismo) están en conflicto, podemos rendir sumisión pero no obediencia a la autoridad delegada. Veámoslo en tres puntos.
1. La obediencia tiene relación con la conducta, por eso puede ser RELATIVA. La sumisión tiene relación con la actitud del corazón, por eso debe ser ABSOLUTA.
2. Sólo Dios recibe la obediencia absoluta sin medidas; toda persona inferior a Dios sólo puede recibir obediencia limitada.
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3. Si la autoridad delegada expide una orden que contradice claramente el mandamiento de Dios, se le rendirá sumisión, pero no obediencia total. Debemos someternos a la persona que ha recibido autoridad delegada, pero tenemos que desobedecer la orden que ofende a Dios.
Una persona que de veras ha tenido un encuentro con la autoridad jamás requiere estar en autoridad. Tampoco tiene la preocupación ni el interés de llegar a ser una autoridad. No se complace en dar consejos ni en dominar a otros. La persona verdaderamente obediente tiene siempre temor de cometer un error. Pero: ¡Ah, cuántos hay que aún aspiran a ser consejeros de Dios!. Sólo los que no conocen la autoridad son los que desean ser autoridades.
Una persona que ha conocido la autoridad directa procurará, desde luego, hallar la autoridad delegada dondequiera que vaya. Nunca se opondrá o rebelará deliberadamente porque necesitará que la autoridad delegada le indique el camino. Entonces, en vez de oponerse, va a tratar de encontrar a la autoridad que dirige esos lugares y le servirá a sus fines.
La iglesia se mantiene por dos elementos esenciales: LA VIDA Y LA AUTORIDAD. La vida que hemos recibido y mora en nosotros es la vida de Cristo y por eso es una vida de sumisión, la cual nos capacita para obedecer a la autoridad. Las dificultades que hay dentro de la iglesia raras veces tienen que ver con materias de desobediencia manifiesta; en su mayor parte se relacionan con la falta de sumisión interior. Pero el principio rector de nuestra vida debe ser la sumisión, así como el de las aves es volar y el de los peces, nadar.
El mantenimiento del orden reside en el conocimiento de la autoridad: A menos que los hombres se pongan en contacto con la autoridad de Dios, es imposible establecer la obediencia y la autoridad que se originan en el principio de la obediencia a la autoridad. Solo un vívido contacto con la autoridad Suprema puede resolver los problemas que resultan de la falta de obediencia a la autoridad delegada. Y en cuanto ofendamos a la autoridad delegada, nos daremos cuenta inmediatamente de que hemos ofendido a Dios. Es inútil señalar un error a quien nunca ha visto la autoridad de Dios. No; primero hay que llevarlo a conocer la autoridad directa y luego uno puede mostrarle su falta. Sin embargo, al intentar ayudar a otros debemos cuidarnos de no caer también nosotros en su rebelión.
Hoy, por gracia, ya tenemos la vida y hemos estado en contacto con algo del principio rector de esa vida, lo que es el principio de la obediencia. La vida que hemos recibido no es tan solo para tratar con el pecado, el lado negativo; sino más bien para obedecer, el lado positivo y vital. Cuando renunciemos al espíritu de rebelión totalmente se restaurará el espíritu de obediencia en el reino de Dios. Así aparecerá ante nuestros ojos el glorioso cumplimiento de la unidad de la fe, tal como Efesios 4 nos muestra.
Ahora bien, ¿fue bueno que Martín Lutero se levantara para hablar en defensa del principio fundamental de la justificación por la fe? Sí; porque estaba obedeciendo a Dios al apoyar esa verdad escritural aunque tenía desaprobación de la autoridad eclesiástica en muchos casos. De igual modo es propio que también nosotros apoyemos la verdad, tal como el testimonio de la unidad de la iglesia en la ciudad, dejando atrás el asunto denominacional. Hemos visto el cuerpo de Cristo y también la gloria de Cristo; así que no podemos tomar sobre nosotros otro nombre que el de Cristo.
d) Conversación:
¿Alguna vez la autoridad delegada nos exigió hacer cosas en desacuerdo con la autoridad de Dios? ¿Puede comentar tal caso puntualmente?
- Comente los casos bíblicos que enumeramos anteriormente
¿Está preparado para ser sumiso de corazón ante la autoridad delegada? ¿Cuál es la medida de la obediencia a la autoridad delegada?
EN LA MEDIDA DE LA SUMISIÓN SE CONOCE CUANTO SABE
CADA PERSONA ACERCA DE LA AUTORIDAD DE DIOS
Oración de consagración:
⇒ Renuncio a levantarme en contra de la autoridad de Dios.
⇒ Reconozco y obedezco a todas las autoridades delegadas que Dios haya establecido. ⇒ Declaro sumisión y sujeción completa a la autoridad y el señorío de Cristo sobre mí.
⇒ Necesito Señor aplicar el principio de sumisión tuyo en mi vida para reconocer la autoridad.
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LA AUTORIDAD
LECCION 17: A QUIENES CONSIDERA DIOS
COMO AUTORIDADES DELEGADAS
Los hijos de Dios debieran no sólo reconocer a la autoridad sino también buscar aquellos a quienes deben obedecer. Así como Dios sustenta todo el universo por Su autoridad, de la misma manera también junta a sus hijos por medio de Su autoridad. Si alguno de sus hijos es independiente y confiado en sí mismo, y no está sujeto a la autoridad delegada de Dios, el tal no podrá jamás realizar la obra de Dios en la tierra. Por eso, es necesario que todos y cada uno de los hijos de Dios busquen alguna autoridad a la cual obedecer para que estén bien coordinados con otros y con Dios. Desgraciadamente, este es el punto en el cual muchos han fracasado y por eso el cuerpo de Cristo se ha visto dividido y debilitado. Nosotros, que ya entendemos este principio de autoridad debemos crecer multiplicando la acción del reino mediante el ejercicio de la obediencia y la sujeción, para que el reino de Dios muestre Su poder en medio de esta sociedad.
TRES REQUISITOS PARA SER AUTORIDAD DELEGADA
1. DEBE SABER QUE TODA AUTORIDAD VIENE DE DIOS: Toda persona llamada a ser autoridad debe recordar que “...no hay autoridad sino de parte de Dios, y las que hay, por Dios han sido establecidas” Romanos 13:1. Tan sólo lo que viene de Dios constituye autoridad y ordena la obediencia del hombre. Una autoridad delegada tiene que representar a la autoridad de Dios; nunca debe presumir que posee autoridad independiente.
Nosotros mismos no tenemos ni la más mínima autoridad en el hogar, en el mundo ni en la iglesia. Todo lo que podemos hacer es ejercer la autoridad de Dios; no podemos crear autoridad por nosotros mismos. El policía y el Juez ejercen autoridad y hacen cumplir la ley; de igual modo que los puestos en autoridad en la iglesia; simplemente representan la autoridad de Dios. Su autoridad se debe a que están en una capacidad representativa, no a que en sí mismos tengan algún mérito más excelente que los demás.
Dios establece que una persona sea su autoridad delegada en la iglesia, exclusivamente en base al conocimiento que tenga esa persona de la voluntad de Dios. No tiene absolutamente nada que ver con tener muchas ideas, títulos habilitantes, buenas opiniones o pensamientos nobles. En realidad, esas personas que son fuertes en sí mismas son de temer dentro de la iglesia.
Los que están en autoridad son responsables de instruir en el conocimiento de la voluntad de Dios a los demás, pero la autoridad delegada ya debe haber recorrido primero ese camino. Fuera de tal conocimiento la autoridad delegada no puede exigir obediencia. No se puede dar a los hermanos una orden que Dios no ha dado. Si les dijera a los demás lo que tienen que hacer y, no obstante, se negara a permitir que Dios confirmara esto, se estaría representando a sí mismo y no a Dios. Por eso se le requiere a las autoridades en la iglesia que conozcan la voluntad de Dios primero y después actúen en nombre de Dios.
Por esta razón debemos aprender a profundizar en las cosas espirituales. Necesitamos tener más conocimiento de la voluntad y del camino de Dios. Debemos ver lo que otros no han visto y lograr lo que otros no lograron. Lo que hacemos debe provenir de los que hemos aprendido delante de Dios, y lo que decimos tiene que ser resultado de las experiencias que hemos tenido con Él. No hay más autoridad que Dios. Si nada hemos visto delante de Dios, no tenemos absolutamente ninguna autoridad delante de los hombres. No pensemos que porque tengamos más años de creyentes podemos reprimir a los demás, o porque somos irascibles podemos dominar a los tardos para airarse. Todo el que desee que otros se sometan a la autoridad deben aprender primero a conocer la autoridad de Dios.
2. DEBE NEGARSE A SÍ MISMO: Mientras no conozcamos la voluntad de Dios debemos guardar silencio. El que ha de representar a Dios tiene que aprender, en lo positivo, a conocer lo que es la autoridad de Dios; y en lo negativo, a negarse a sí mismo (Mateo 8:34). Por ejemplo: ¿Quién
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emplearía a un derrochador para que lleve sus cuentas?. El hacerlo sería provocarse intensos sufrimientos. Tampoco Dios emplearía a una persona que represente Su autoridad si este quiere imponer la suya propia. Salvo que seamos completamente quebrantados por el Señor, no somos aptos para ser autoridades delegadas de Dios. Él nos llama a representar Su autoridad, no a sustituirla.
Los que por naturaleza son locuaces, testarudos, respondones y presumidos necesitan un tratamiento radical, un cambio básico. Y esto es algo que no puede ser dado por alguna doctrina o imitación, debe ser negado nuestro yo. Sólo después de ser azotados por Dios comenzamos a vivir en temor y temblor delante de Él. Así, ya no nos atreveremos a abrir la boca descuidadamente. Si nuestra experiencia no es más que doctrina o imitación, con el transcurso del tiempo se secarán las hojas de higuera y reaparecerá nuestro estado de pecado (Génesis 3:7). Es inútil que intentemos dominarnos por nuestra propia voluntad. Simplemente el ser debe ser verdaderamente quebrantado en sus pensamientos, razonamientos y palabras; allí, en total sujeción y obediencia puede mostrarse plenamente la autoridad de Dios.
3. DEBE MANTENERSE EN COMUNIÓN CONSTANTE CON EL SEÑOR: Comunión es mucho más que comunicación, es intimidad (Jeremías 23:18).
Aunque había oído mucho, no fue hasta que llegó a la presencia de Salomón que la reina de Sabá se quedó asombrada. Pero tenemos ante nosotros a uno mayor que Salomón. Debiéramos estar atónitos, esperando a la puerta como siervos, reconociendo que no sabemos nada. ¡Que problema creamos cuando emitimos un juicio antes de estar seguros con respecto a la voluntad del Señor!.
“Respondió entonces Jesús, y les dijo: De cierto, de cierto os digo: No puede el Hijo hacer nada por sí mismo, sino lo que ve hacer del Padre; porque todo lo que el Padre hace, también lo hace el Hijo igualmente... No puedo yo hacer nada por mí mismo; según oigo, así juzgo; y mi juicio es justo, porque no busco mi voluntad, sino la voluntad del que me envió.” Juan 5:19,30. Así también nosotros, debemos aprender a escuchar, a conocer y a entender. Y esto sólo puede ocurrir mediante la íntima comunión con el Señor. Solamente los que viven en la presencia de Dios y aprenden de Él, son competentes para guiar a los demás. Sólo ellos saben qué hacer cuando hay dificultades entre los hermanos o surgen problemas en la iglesia.
El problema de hoy consiste en que muchos que ocupan “cargos” no son realmente autoridad porque son demasiados osados, demasiados estrictos o demasiados arrogantes. ¡Se atreven a decir cosas que no han oído de Dios!. La autoridad es esencialmente representativa, no inherente, entonces necesitamos la comunión para establecer un vínculo íntimo entre Dios y nosotros si vamos a ejercer autoridad delegada. Jamás debiéramos equivocarnos y considerarnos autoridad de forma independiente de esta relación con Dios. Si se interrumpe la comunión con Él, cesa también la autoridad.
JAMÁS TRATE DE ESTABLECER SU PROPIA AUTORIDAD
La autoridad ha sido establecida por Dios; por lo tanto, ninguna autoridad delegada necesita tratar de asegurar su autoridad. No insista en que otros le escuchen. Si yerran, déjelos errar; si no se someten, déjelos ser insubordinados; si insisten en seguir su propio camino, deje que lo hagan. Una autoridad delegada no debe disputar con los hombres. Si he sido establecido por Dios: ¿Tengo que temer que los demás no se sometan?. Todo el que rehusa oírme, desobedece a Dios. No es necesario que yo obligue a la gente a escuchar. Dios es mi apoyo; ¿por qué debo temer?. Jamás debiéramos decir ni siquiera una palabra a favor de nuestra autoridad; antes, démosle a la gente su libertad. Cuando más nos da Dios, tanto mas libertad le concedemos a la gente. Los que tienen sed del Señor vendrán a nosotros. Es muy denigrante hablar a favor de nuestra propia autoridad o tratar de establecer nosotros mismos la autoridad.
Aunque David fue ungido por Dios y designado como rey, por largos años permaneció bajo la mano de Saúl. Él extendió su mano para instituir su propia autoridad. De igual modo, si alguna vez Dios lo designa a usted como autoridad, también debe ser capaz de soportar la oposición de otros.
Cuando sea sometida a prueba la autoridad delegada que se le ha confiado, no haga nada. No tenga prisa, no luche o hable a favor de sí mismo. Los que se rebelan no se rebelan contra usted, sino contra Dios. Pecan contra la autoridad de Dios, no contra la suya. La persona a quien así deshonran, critican y se oponen no es a usted sino al Señor. Si su autoridad es realmente de Dios, lo que se opongan encontrarán interceptada su trayectoria espiritual; no habrá más revelación para ellos. ¡El gobierno de Dios es un asunto muy serio!. ¡Dios quiera ser indulgente con nosotros para que sepamos lo que es la autoridad, temiendo a Dios y desconfiando de nosotros mismos!.
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LA AUTORIDAD
LECCION 18: LA PRINCIPAL CREDENCIAL
DE LAS AUTORIDADES DELEGADAS DE DIOS
LA REVELACIÓN
Lectura devocional: La vindicación, defensa o cualquier otra reacción que pudiera haber, debe venir de Dios, no del hombre. El que se vindica a sí mismo no conoce a Dios. Nadie en la tierra pudo ser más autoritario que Cristo; sin embargo, nunca se defendió. La autoridad y la defensa propia son incompatibles. Aquel de quien usted se defienda se convierte en juez suyo. Se pone por encima de usted cuando usted empieza a responder a sus críticas. El que habla a favor de sí mismo está bajo juicio; por lo tanto, carece de autoridad. Cada vez que uno trata de justificarse, pierde la autoridad. Pablo se puso ante los creyentes corintios como autoridad delegada; sin embargo, dijo: “Ni aun yo me juzgo a mí mismo” 1 Corintios 4:3 La vindicación viene de Dios. Cuando usted se justifica ante una persona, ella se convierte en su juez. En cuanto trata de dar explicaciones, cae ante ella.
Lectura bíblica:
a) Texto: Éxodo 3:1-12; Números 12:1-15 b) Preguntas:
¿Cómo se llamaba el monte de Dios? (Éxodo 3:1) Horeb ¿Quién se le apareció allí? (v.2) El Ángel de Jehová
¿Dónde estaba ese ser celestial? En medio de una zarza que ardía pero no se consumía. ¿Qué pasó cuando Moisés fue a ver de cerca la zarza? (v.4) Dios lo llamó por su nombre.
¿Cuál es el pedido de Dios a Moisés? (v.5) Que se quite el calzado y no se acerque, que solamente escuche la comisión que va a encargarle.
¿Qué le declara Jehová? (vs.7-9) La aflicción, la angustia, el clamor y el sufrimiento de la opresión de Su pueblo.
¿Cómo hace Dios para transformar a Moisés en autoridad delegada? (vs.10) Dios mismo lo envía como libertador.
- Leer el versículo 11 y comentar porqué Moisés piensa que él no es la persona correcta para ser el libertador de los israelitas.
¿Cuál es la promesa de Dios para Moisés? (v.12) “Ve, porque yo estaré contigo”
¿Cuál es la señal para el pueblo que iba a ser libre? “Serviréis a Dios sobre este monte” ¿Qué hicieron María y Aarón ante Moisés? (Números 12:1) Hablaron contra su hermano.
¿Qué dijeron ellos? (v.2) “¿Solamente por Moisés ha hablado Jehová? ¿No ha hablado también por nosotros?”
¿Quién oyó esas palabras? Jehová.
¿Cuál fue la acción inmediata de Dios? (v.4) Los llamó tras el tabernáculo de reunión. ¿Cuáles fueron las palabras del Señor? (leer vs.5-8) Comentar cada detalle.
¿Cuál fue la pregunta que traspasó a María y Aarón? “¿Por qué, pues no tuvisteis temor de hablar contra mi siervo Moisés?”.
- Lean todos juntos el versículo 9 y coméntenlo.
¿Qué pasó con la nube? (v.10) Se apartó del tabernáculo.
¿Qué efectos visibles había en María? Estaba leprosa como la nieve. ¿Había más palabras en María? No.
¿Qué dijo Aarón viendo lo que pasó con María? Leer el versículo (v.11). Aarón reconoció su pecado y su acción contra la autoridad establecida por Dios.
¿Quién defiende a la autoridad delegada de Dios? Dios mismo.
¿Es necesario que la autoridad delegada se defienda? No, Dios la sostiene, cuida, protege y sustenta; así como sustenta todo el Universo con la palabra de Su poder.
¿Si Dios te establece como autoridad debes temer algo? NO, en absoluto.
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c) Explicación:
No escuche palabras denigrantes: Aarón y María le preguntaron a Moisés: “Solo tú hablas por Dios?”. ¿Tu que te has casado con una mujer cusita? ¿No ha hablado Dios también por nosotros? ¿Cómo puede seguir en el ministerio de Dios una simiente de Sem casada con una simiente de Cam? ¿Acaso no podemos ministrar nosotros, nosotros que somos hijos de Sem y que no nos hemos casado con hijos de Cam?. De todo esto la Biblia simplemente dice: “Y lo oyó Jehová”. Era como si Moisés no los hubiera oído jamás. Aquí hallamos, pues, a un hombre que no podía ser afectado por las palabras de los hombres, porque estaba fuera del alcance de las palabras denigrantes.
Todos los que desean ser portavoces de Dios y quieren ayudar a los hermanos deben aprender a no escuchar calumnias. Dejen que Dios los escuche. Por su parte, no preste atención a cómo lo critican; no se enoje por las palabras de otros. Los que se molestan y anonadan por palabras de desaprobación demuestran que son ineptos para ser autoridades delegadas.
Jamás debemos intentar establecer nuestra propia autoridad. Cuanto más lo intentamos, menos aptos somos para ejercer la autoridad. No son los violentos ni los fuertes, sino personas mansas como Moisés o personas como Pablo, cuya presencia corporal es débil y cuya palabra es menospreciable, los que pueden constituir autoridades establecidas por Dios. El Señor dijo que Su reino no es de este mundo y que, por lo tanto, sus siervos no tienen por qué pelear por Él. La autoridad que se consigue peleando no es la que Dios da.
Deje que Dios lo defienda: “Oíd ahora mis palabras” dijo Dios. Esto quiere decir que el Señor no sólo no había hablado antes con ellos, sino que además quería que le permitieran hablar por esta única vez. De esto podemos inferir que los locuaces no pueden oír la palabra de Dios con facilidad; solamente los mansos pueden hacerlo. Aunque Aarón y María eran profetas, el Señor se manifestaba a ellos solo en sueños y visiones. Con Moisés no era así, porque Dios hablaba cara a cara con él, claramente, y no por figuras. Tal es la defensa que hace Dios de su autoridad delegada. La revelación se le dio a Moisés no a Aarón ni a María; porque son los que se encuentran cara a cara con Dios lo que Él constituye autoridades. Fue Dios quien estableció a Moisés y era únicamente Dios quien podía rechazarlo. Esto era asunto de Dios, y por lo tanto, ninguna persona debe inmiscuirse en lo que Dios ha establecido.
La revelación es, por lo tanto, la evidencia de la autoridad. Es menester que aprendamos a no discutir o hablar a favor de nosotros mismos. No debemos pasarnos a las filas de Aarón y María en nuestra lucha por conseguir o mantener la autoridad. Y si es que sí luchamos, esto sólo demuestra que nuestra autoridad es enteramente carnal, mala y carente de visión celestial.
Aunque Moisés era un hombre elocuente guardó silencio cuando fue denigrado. Los que no saben refrenar su corazón y su lengua no son aptos para ser autoridades. Pero cuando Aarón le rogó a Moisés, éste clamó al Señor. Durante todo el suceso, Moisés actuó como si fuera un simple espectador. No presentó ninguna queja; no murmuró ni reprendió. No tuvo ningún sentimiento personal, ninguna opinión que fuera suyo propia. No intentó juzgar ni castigar. Al contrario, en cuanto se cumplió el propósito de Dios, Moisés perdonó.
Si Moisés no hubiera conocido la gracia de Dios, seguramente le habría dicho a Aarón: ¿Por qué no oras tú mismo a Dios, ya que insistes en que él también habla contigo?. Y asimismo le habría dicho a Dios: ¡Defiéndeme o renuncio a mi cargo!. Pero Moisés no se defendió ni procuró vengarse de Aarón y María, ni se aprovechó de la vindicación de Dios. NO tuvo ningún sentimiento personal, porque no vivía en sí mismo. Su vida natural había recibido un tratamiento adecuado, así que gustosamente imploró por el restablecimiento de María. Su acción fue como la de Cristo cuando le pidió a Dios que perdonara a los que lo crucificaban.
Todo aquel que ofende a las autoridades delegadas de Dios ofende al que ellas representan. Por lo tanto Dios sellará el cielo y permanecerá cerrado hasta que reconozcan humildemente al que Dios ha establecido. Dios así les demuestra a quién ha constituido su autoridad delegada.
d) Conversación:
¿Cuántas veces denigraron tu autoridad? ¿Cómo reaccionaste?
¿Sabes lo que les espera a las personas que ofenden la autoridad delegada? El cielo se cierra.
LA CREDENCIAL DE NUESTRA AUTORIDAD ES LA REVELACIÓN DEL SEÑOR
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LA AUTORIDAD
LECCION 19: EL CARÁCTER
DE LAS AUTORIDADES DELEGADAS DE DIOS
LA BENIGNIDAD
Lectura devocional: Mientras Dios se preparaba para dictar sentencia a los rebeldes, Moisés le decía claramente a la congregación: “Jehová me ha enviado para que hiciese todas estas cosas... no las hice por mi propia voluntad” Números 16:28 En cuanto a sus propios sentimientos, no tenía ninguna intención de juzgar a nadie que si rebelara contra él. Él mismo demostró que era el verdadero siervo de Dios cuando insistió en que esta gente no había pecado contra él sino contra Dios. Aprendamos a llegar al espíritu de un hombre. Vemos que en Moisés no había ni la más leve intención de juzgar., El actuó en obediencia a Dios porque era siervo suyo. No tenía ningún sentimiento personal, salvo el de que habían pecado contra Dios. Además les explicó que el Señor les probaría esto creando algo nuevo (v.30). Así Dios ejecutó un gran juicio para establecer la autoridad de Moisés. Tres familias fueron destruidas y doscientos cincuenta príncipes de la congregación perecieron quemados (vs.27-35). El camino de los rebeldes conduce al Seol; la rebelión y la muerte se juntan. La autoridad es algo que Dios establece; así que todos los que ofenden a sus autoridades establecidas desprecian a Dios. Pero en Moisés hallamos a una autoridad delegada que tenía BENIGNIDAD, ya que no tenía opinión propia sobre los rebeldes ni espíritu juzgador.
Lectura bíblica:
a) Texto: Números 16:1-40 b) Preguntas:
Leer detenidamente versículos 1-2
¿Qué le dijeron a Moisés y Aarón? (v.3) “¿Por qué, pues, os levantáis vosotros sobre la congregación de Jehová?”.-
¿Cuál fue la reacción primera de Moisés? (v.4) Se postró sobre su rostro.
¿Es esta una señal de benignidad? Sí, pues Moisés conoce que esta gente se ha levantado y está cuestionando la autoridad establecida por Dios. Moisés es consciente que deben enfrentarse a Dios. ¿Cuál es el reto que hace Moisés como autoridad a Coré y su séquito? (v.5) Que Dios muestre quién es la autoridad establecida.
¿Cuál es la pregunta crucial para los rebeldes? (v.10) “¿Procurad también el sacerdocio?”. ¿Moisés se defendió personalmente? (v.11) NO, defendió a Aarón.
¿Moisés les dijo que se habían juntado contra Jehová a murmurar? Sí, pues estaban cuestionando la autoridad establecida por Él.
¿A quién habló Jehová? (v.20) A Moisés y Aarón. ¿Por qué? Porque Él los estableció como autoridad.
¿Cuál era la intención de Dios para con Coré y su séquito? (v.21) Consumirlos en un momento. ¿Cuál es l actitud de Moisés y Aarón? (v.22) Se postraron sobre sus rostros sabiendo que al rebelarse contra la autoridad establecida no se puede salir sin castigo.
¿Cuál fue el clamor de ellos? “...Dios de los espíritus de toda carne, ¿no es un solo hombre el que pecó? ¿Por qué airarte contra toda la congregación?”.
¿Cuál fue la orden de Dios? (v.24) Que se separen de la tienda de Coré, Datán y Abiram.
¿Por qué Dios emite esta orden? Porque estaban en pecado de rebelión y los demás podían contaminarse estando cerca de ellos.
- Leer detenidamente los versículos 26-27 y comentarlos. c) Explicación:
Primero hay que postrarse sobre el rostro: No puede haber rebelión mas grave por parte de los israelitas que la que se registra en este pasaje. El líder de ella fue Coré, hijo de Leví, asociado con Datán y Abiram, hijos de Rubén, y apoyados por doscientos cincuenta príncipes de la congregación. La calumnia que se registra en Números 12 fue sólo de parte de Aarón y María, y aun entonces estaba
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más escondida. Pero en este caso la rebelión era algo colectivo y el ataque a Moisés y Aarón era franco y directo. La primera reacción de Moisés fue que se postró sobre su rostro (v.4) Esta es ciertamente la actitud que debiera tener todo siervo de Dios. La gente estaba agitada y eran muchos los que hablaban; pero únicamente Moisés se postró en tierra. Aquí nos vemos nuevamente confrontados por uno que conoce la autoridad. Siendo verdaderamente benévolo y carente de todo sentimiento personal. No se defendió ni se agitó. Moisés sabia que no era necesario disputar, pero Dios debía mostrar claramente quien era la persona que Él establecía como autoridad; sin una prueba fehaciente de ello Moisés debía disputar y pelear por ocupar su puesto, pero verdaderamente esta tarea de conductor y libertador de su pueblo no era un invento de Moisés sino que Dios lo había establecido como autoridad para que la hiciera.
Moisés exhortó a Coré con palabras, procurando restaurarlo. Conocía la gravedad de esta situación y estaba realmente preocupado por los rebeldes. La exhortación no es una expresión de señorío sino más bien revela mansedumbre. Quien persuade en respuesta a un ataque es de veras una persona mansa. Pero quien permite que la gente esté en el error sin mostrar ninguna intención de restaurarla demuestra que su corazón es duro. Moisés estuvo dispuesto a exhortar y restaurar a Coré aún cuando lo atacaron y les dio a sus detractores toda una noche para que se arrepientan.
Moisés trató con los rebeldes en forma separada. Primero trató con Coré, el levita; luego con Datán y Abiram. A estos últimos los envió a llamar con alguien; pero ellos se negaron a venir, indicando claramente que no querían saber nada con Moisés. Esa era la mejor forma de desconocer y rebelarse contra la autoridad establecida por Dios. La acusación que argumentaban contra Moisés era realmente absurda porque se olvidaron de la triste experiencia de la esclavitud de Egipto donde debían hacer ladrillos y a veces sin el suministro de paja. La rebelión suele generar otros pecados y el más característico es la ceguera, pues no veían nada de todo lo que Dios ya les había dado. La rebelión así había llegado al extremo. No quedaba más que el juicio. Por eso Moisés se enojó en gran manera y acudió al Señor para aunque diera una prueba de su autoridad (v.15).
Dios procedió a juzgar. Esto significaba que consumiría no solamente a Coré, que era el principal instigador, sino a todos los que lo seguían. Entendiendo esto Moisés se postró sobre su rostro nuevamente e imploró por la congregación (v.22). Dios contestó a su oración y perdonó a la congregación, pero les ordenó que se apartaran de las tiendas de los impíos. El juicio cayó sobre Coré, Datán y Abiram y sobre sus familias.
Aunque toda la congregación de Israel estaba presente cuando se abrió la tierra y tragó a las familias rebeldes, y aunque huyeron despavoridos y aterrorizados, su temor era solamente temor del castigo, en ningún sentido temor de Dios. No comprendieron la lección de benignidad que Moisés acababa de dar al interceder por ellos y rogar que no terminaran igual que estas tres familias. No comprendieron la autoridad de Moisés; sus corazones permanecieron insensibles. Así que luego de pensarlo toda una noche, ellos también se rebelaron al día siguiente. A menos que uno haya tenido un encuentro con la gracia de Dios, su condición interior permanece igual.
Evidentemente lo que se había hecho era obra de Dios: ¿Por qué entonces debían murmurar y culpar a Moisés? Pero la reacción de Dios vino más pronto que la de Moisés y Aarón. He aquí la nube cubrió el tabernáculo y apareció la gloria del Señor (v.42) Dios venía a juzgar a la congregación. Era como si Dios les dijera a Moisés y Aarón: “Sus oraciones de ayer fueron un error; hoy voy a aniquilar a toda la congregación”.
No obstante, Moisés y Aarón se postraron sobre sus rostros por tercera vez (v.45). Luego hubo expiación, ya no bastaba con la simple oración y clamor por los rebeldes y con todo hubo 14.700 muertos. La gracia expiatoria que se ve en Moisés es asombrosa. Una persona que solo se cuida a sí misma y se queja frecuentemente de la responsabilidad que le cabe no sirve para representar la autoridad. La forma en que uno reacciona demuestra la clase de persona que es. Un siervo fiel, aunque sea personalmente rechazado y despreciado, llevará las cargas de los demás. Los israelitas se rebelaron contra Moisés; pero él intercedió por sus pecados. Si sólo cuidamos de nuestros propios sentimientos, no podremos interceder por los problemas de los hijos de Dios. Confesemos, por tanto, nuestro pecado, reconociendo que somos demasiados pequeños y demasiados duros. Dios desea que tengamos el fruto del Espíritu en BENIGNIDAD. Permitamos que Dios juzgue a los demás. Nosotros solo seamos BENIGNOS.
LA BENIGNIDAD EN EL CARÁCTER DEMUESTRA AUTORIDAD
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LA AUTORIDAD
LECCION 20: LA BASE PARA SER
AUTORIDADES DELEGADAS DE DIOS
LA RESURRECCION
Lectura devocional: La resurrección se refiere a lo que no proviene de lo natural, a lo que no proviene de uno mismo o de la propia capacidad. Es lo que yo puedo hacer, porque sobrepasa mi capacidad. Puedo colorear una vara seca y tallarle flores; pero no la puedo hacer florecer. No es natural que una vara seca y vieja floreciera ni que una mujer anciana concibiera. Pero Sara dio a luz a Isaac; pero esto fue la obra de Dios. Por eso Sara en la Palabra representa la resurrección. La resurrección es lo que yo no puedo hacer, pero que Dios sí puede; es lo que yo no soy, pero que Dios sí es. No importa lo que yo sea, porque esto se basa en Dios. No depende de la mucha habilidad ni de la mucha elocuencia. Toda la espiritualidad que tengo se debe a la obra de Dios en mí.
El nombre Isaac significa “risa”. Sara se rió porque sabía que era demasiado anciana para concebir. Lo consideraba imposible. Por eso Dios lo llamó Isaac al hijo de Sara. Al servir al Señor, nosotros también debiéramos reinos y decir: “No puedo; sé con toda seguridad que soy incapaz, pero ésta es la obra del Señor”. Si hay alguna manifestación de autoridad en nosotros, debemos confesar que ella es la obra de Dios, no la nuestra.
Lectura bíblica:
a) Texto: Números 17:1-13 b) Preguntas:
¿Cuántas varas debía tomar Moisés? (Números 12:2) Doce varas.
¿De quienes debía tomar las varas? De los príncipes que representaban a las doce tribus de Israel. ¿Qué debía escribir sobre cada vara? El nombre de cada uno de ellos.
¿El nombre de Aarón debía escribirse sobre que vara? (v.3) Sobre la vara de Leví.
¿Qué debía hacer con las varas ya escritas? (v.4) Ponerlas en el tabernáculo de reunión, delante del testimonio.
¿Para que? Para que Dios se manifestara.
¿De qué manera se manifestaría la vida de Dios? (v.5) Haciendo florecer la vara del varón que Él escoja.
¿Para qué quería hacer esta señal? Para hacer cesar las quejas y las murmuraciones de los hijos de Israel.
¿Moisés hizo tal como Dios se lo pidió? (vs.6-7) Exactamente.
¿Qué aconteció al otro día? (v.8) Que la vara de Aarón había reverdecido, echado flores, tenía renuevos y había producido almendras.
¿Qué hizo Moisés? (v.9) Puso en evidencia ante todos los israelitas el poder de la obra y la manifestación de Dios.
¿Qué debía hacer Moisés con la vara de Aarón? (v.10) Debía dejar la vara florecida y con frutos delante del testimonio por señal.
¿Para quienes? Para los rebeldes, quejumbrosos y murmuradores.
¿Qué le dijeron entonces los hijos de Israel a Moisés? (v.12) Somos muertos, ...somos perdidos. ¿Qué otra cosa iba a pasar? (v.13) “Cualquiera que se acercare, el que viniere al tabernáculo de Jehová morirá”.
¿Por qué dijeron estas palabras? Porque sabían que no podían dejar de rebelarse, quejar y murmurar ni por un instante.
¿Cuál es la ultima pregunta? “¿Acabaremos por perecer todos?”
¿Cuál es la respuesta a esta pregunta? Si, absolutamente, dada la rebelión en el corazón del pueblo. c) Explicación:
La resurrección es vital: Una vara es un trozo de madera, una rama de árbol cortada en ambos extremos. Por un extremo está deshojada y por el otro, sin raíces. En otro tiempo ese trozo de árbol
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estaba vivo, pero al ser una vara ahora está muerta. Las doce varas que pusieron conforme al mandamiento de Dios estaban muertas y secas. Pero la señal que puso el Señor es que si alguna de ellas florecía, sería la vara de aquel a quien Él había escogido. Esto sugiere que la resurrección es la base de la elección así como de la autoridad y esto es algo por lo cual el pueblo de Dios no puede discutir.
Es Dios quien hace florecer una vara. Es Él quien pone el poder de la vida en una vara muerta y seca. La vara que florece hace que se humille su propietario y que cesen las murmuraciones de los dueños de las otras varas. Cuando una vara reverdece, florece y lleva fruto en dos días por el poder de Dios, hace que nosotros lloremos delante de Su presencia diciendo: “Esta es Tu obra; no tiene nada que ver conmigo. Esta es Tu gloria, no la mía”. Así nos humillaremos naturalmente delante de Dios demostrando que el poder trascendente pertenece a Dios y no a nosotros. Solamente un necio puede estar orgulloso. Entendamos que la autoridad no se fundamenta en nosotros. Por lo tanto, no tiene ninguna relación con nosotros. La autoridad es solo elección de Dios.
La vara seca indica la posición del hombre; pero el florecimiento, la vida de resurrección. Por lo que a posición respectaba todas las varas de los doce hombres estaban en igualdad. Pero Dios eligió, ese es el lugar de la soberanía de Dios, que Aarón sea quien tenga autoridad haciendo reverdecer, florecer y llevar fruto su vara.
Esto es la vida que sale de la muerte. Solamente los que han pasado por la muerte y han salido a la resurrección son reconocidos por Dios como siervos suyos. Por eso la autoridad no proviene por esfuerzo humano. La establece Dios por elección. La resurrección se refiere a lo que no proviene de lo natural, a lo que no proviene de uno mismo o de la propia capacidad. Es lo que yo no puedo hacer, porque sobrepasa mi capacidad. Puedo colorear la vara y tallarle flores; pero no la puedo hacer florecer. Nadie oyó jamás de una vara vieja que floreciera ni de una mujer anciana que concibiera. Sara dio a luz a Isaac; pero esto fue la obra de Dios. Por eso Sara representa la resurrección. La resurrección es lo que yo no puedo hacer, pero que Dios si puede; es lo que yo no soy, pero que Dios sí es. No importa lo que yo sea, porque esto se basa en Dios. No depende de la mucha habilidad ni de la mucha elocuencia. Toda la espiritualidad que tengo se debe a la obra de Dios en mí.
¡Que ridículo y necio sería Aarón si insistiera en que su vara había florecido porque era diferente de las demás, más pulida y más derecha!. Si por un momento se nos ocurre pensar que somos mejores que otros, habremos cometido el mayor disparate del mundo. Toda la diferencia proviene del Señor.
Dios devolvió todas las varas a sus respectivos dueños, excepto la de Aarón, que había florecido. Esta había de quedar en el arca por memorial perpetuo. Todo esto sugiere que la resurrección es la norma permanente del servicio. A menos que un servicio pase de la muerte a la resurrección, no será aceptado por Dios. Aquello que resucita es de Dios; y no de nosotros. Todos los que creen tener méritos no saben lo que es la resurrección. Los que conocen la resurrección ya han renunciado a sí mismos. Mientras continúa la fuerza natural, se oculta el poder de la resurrección.
El mayor poder de Dios no solo se manifiesta en la creación; sino que se revela en la resurrección. La autoridad es de Dios, no de nosotros. Nosotros somos meramente mayordomos de Su autoridad. El discernir esto nos hace competentes para ser autoridades delegadas. Cada vez que intentamos ejercer la autoridad como si fuera nuestra, se nos priva inmediatamente de toda legítima autoridad de parte de Dios. La vara seca sólo puede dispensar muerte. Pero donde hay resurrección allí hay autoridad; porque la autoridad se fundamente en lo sobrenatural de la resurrección y no en lo natural. Puesto que todo lo que tenemos es lo natural, no tenemos ninguna autoridad, salvo cuando hemos resucitado a la vida del Señor plena en nuestro ser.
Lo que Pablo dice en 2 Corintios 4:7 concuerda con lo expuesto. Pablo se compara a sí mismo a un vaso de barro, y el tesoro, al poder de la resurrección. Entiende perfectamente bien que él es simplemente un vaso de barro, pero que el tesoro que hay en él posee poder trascendente. En cuanto a sí mismo, Pablo es atribulado en todo sentido; pero debido al tesoro, no ha sido destruido. Por una parte hay muerte; pero por otra parte, vida. Pablo siempre está entregado a la muerte; pero al mismo tiempo manifiesta la vida. Donde actúa la muerte, allí se manifiesta la vida. Encontramos el centro del ministerio de Pablo en 2 Corintios capítulos 4 y 5; y lo que en ello hay de autoridad expresa la resurrección. Lo que hay en nosotros es muerte, pero lo que hay del Señor en nosotros es resurrección.
SER AUTORIDAD DELEGADA ES MANIFESTAR LA RESURRECCIÓN DE
CRISTO EN NUESTRA VIDA
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LA AUTORIDAD
LECCION 21: EL MAL USO DE LA
AUTORIDAD DELEGADA DE DIOS
Lectura devocional: Para que nuestro servicio sea aprobado por Dios debemos servir no con nuestras propias fuerzas sino en el terreno de la resurrección. Nosotros mismos no tenemos autoridad; solamente la representamos. No hay sitio, pues, para la carne. Sólo causamos problemas si hacemos algo a nuestro antojo. La iglesia no sólo teme que no haya autoridad, sino también a la autoridad ilegítima. Dios tiene un solo pensamiento, y ese es establecer Su propia autoridad.
Tenemos que aprender a no hablar irreflexivamente, a no dar opiniones negligentemente. Nuestro espíritu debe mantenerse siempre dócil para con el Señor, en espera de recibir la luz que tenga para nosotros. De otro modo, envolveremos a Dios en nuestro error y haremos en Su nombre cosas que no son de Él. Por esta razón, tenemos que aprender por una parte a someternos y por la otra a representar a Dios. Esto significa que tenemos que conocer la cruz y la resurrección. El que la iglesia tenga futuro depende muchísimo de lo bien que aprendamos como se ejerce la autoridad.
Lectura bíblica:
a) Texto: Números 20:2-3, 7-13 b) Preguntas:
¿Qué hace el pueblo cuando se encuentra en apuros? (Números 20:2) Recurren directamente a las autoridades delegadas.
¿Ante quiénes se congregó todo el pueblo? Ante Moisés y Aarón.
¿El pueblo estaba sumiso a las autoridades? No, estaba en contra de las autoridades delegadas. ¿Cómo habló el pueblo a Moisés? (v.3) En contra de él.
¿Qué fue lo que dijeron? “¡Ojalá hubiéramos muerto cuando perecieron nuestros hermanos delante de Jehová!”. Este pueblo era rebelde no sólo en las palabras, sino también en sus razonamientos y pensamientos.
¿Qué lo que dijo Dios a Moisés? (v.8) Que tome la vara pero que hable a la peña. ¿Qué hizo Moisés? (v.9) Tomó la vara como Dios le mandó.
¿Reunieron a la congregación? (v.10) Sí.
¿Cuáles fueron las palabras de Moisés? “¡Oíd ahora, rebeldes!. ¿Os hemos de hacer salir aguas de esta peña?”.
¿Moisés debía hablar al pueblo? No.
¿A quién debía hablar Moisés? A la peña (v.9)
¿Luego que hizo Moisés? (v.11) Alzó su mano y golpeó contra la peña dos veces. ¿Salieron aguas de la peña? Sí y mucha.
¿Pero Moisés debía golpear la peña? No. Debía hablarle. ¿Qué les dijo Dios? (v.12) Que le habían creído a Él.
¿Cuál era el precio de ese pecado? “No meteréis esta congregación en la tierra que les he dado”. ¿Cómo le llamó Dios a aquel hecho? (v.13) Las aguas de la rencilla, porque contendieron los Hijos de Israel con Jehová Dios.
c) Explicación:
La autoridad delegada debe santificar a Dios: Después de vagar más de 30 años por el desierto, el pueblo de Israel volvió a olvidarse de las lecciones que había aprendido a consecuencia de su rebelión. Al llegar al desierto de Zin y al no hallar agua, contendieron una vez más con Moisés y Aarón, profiriendo muchas palabras desagradables. Sin embargo, Dios no se enojó con ellos. Simplemente le ordenó a Moisés que tomara la vara, símbolo de la autoridad de Dios, y hablara a la peña para que diera agua. Moisés tomó la vara en sus manos. Sin embargo, estaba tan irritado que llamó rebeldes a la congregación y luego, haciendo caso omiso del mandamiento de Dios, golpeó la peña dos veces con la vara. Moisés erró; pero todavía salió agua de la peña. A raíz de esto Dios reprendió a sus siervos diciendo: “No creísteis en mí, para santificarme delante de los hijos de Israel”. Esto significaba que
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Moisés no había colocado a Dios aparte de sí mismo y de Aarón. Había representado mal a Dios, porque ese arranque de mal humor que había tenido provenía de él mismo y en consecuencia había hablado sin razón, y sin causa había golpeado la peña. Dios no censuró al pueblo, pero Moisés sí lo hizo. Así pues, él le dio al pueblo de Israel una falsa impresión de Dios, como si fuera cruel e injuriador, y no tuviera misericordia.
Ser autoridad es representar a Dios. Ya sea en la ira o en la misericordia, la autoridad siempre debe ser como Dios. Si en tal posición hacemos algo malo, debemos reconocerlo como acción nuestra. Jamas debemos involucrar a Dios en nuestra propia falta. Porque Moisés representó mal a Dios es que tuvo que ser juzgado. Tengamos cuidado de no involucrar nunca a Dios en las faltas humanas dando la impresión errónea de que Él manifiesta su actitud por medio de nosotros. En caso de darse una impresión tan errónea, Dios tendrá que absolverse a sí mismo juzgándonos así como lo hizo con Moisés.
Leer Números 20:23-28Deuteronomio 32:48-52
Es de veras un hermoso cuadro ver a Moisés, a Aarón y a Eleazar su hijo subir juntos al monte de Hor. Todos ellos fueron obedientes a Dios, aceptando humildemente su juicio. Ni siquiera oraron, pues conocían a Dios. Aarón sabia que había llegado su día y Moisés también era consciente de su propio futuro. Al ver cómo moría Aarón, se le hizo saber a Moisés cómo moriría él también.
Al ser desnudado de sus vestiduras santas, Aarón murió. La gente común no muere al ser desnudada de sus ropas, pero Aarón sí; porque su vida era sostenida por el servicio. Esto nos indica que la vida de uno que sirve a Dios llega a su fin cuando termina su servicio. Muchos años pasaron después del suceso recién descrito, pero el juicio de Dios siguió. Finalmente Dios trató con Moisés de la misma forma que había tratado a Aarón. Dios citó a Moisés al monte Nebo, porque allí debía de morir, aun cuando durante los años intermedios había permanecido fiel. Antes de morir, Moisés bendijo con un canto al pueblo de Israel, pero no pidió ser librado de su juicio particular (leer Deuteronomio 33). También se humilló bajo la poderosa mano de Dios. Al que había representado la autoridad de Dios y le había obedecido toda su vida, salvo en ese único caso en su ancianidad, no se le permitió entrar en Canaán. ¡Que tremenda pérdida sufrió Moisés! ¡No pudo participar de la promesa que 600 años antes Dios había hecho a Abraham!.
No hay algo más grave ni que se considere con más severidad que una autoridad delegada actúe mal. Cada vez que ejercemos la autoridad debemos pedir estar unidos a Dios. Si cometemos un error, debemos separarlo rápidamente de Dios para no incurrir en su juicio. Antes de decir algo procuremos conocer la mente de Dios; y sólo después de conocerla podemos hacerlo en Su nombre. No pronunciemos juicio irreflexivamente; antes, dominemos nuestro espíritu y refrenemos nuestra lengua, especialmente cuando seamos provocados. Cuanto más conozcamos a Dios, tanto menos descuidados seremos. Entendamos claramente que no hay que ofender el gobierno soberano de Dios sobre todas las cosas.
La autoridad de una persona se basa en su ministerio, y éste se basa a su vez en la resurrección. Si no hay resurrección, no puede haber ministerio; y si no hay ministerio, no hay autoridad. El ministerio de Aarón provenía de la resurrección; sin esto, él no podía servir. Dios nunca ha establecido por autoridad a nadie que no tenga ministerio.
En la actualidad la autoridad sólo es un asunto de posición, pero eso no tiene fundamento bíblico. La autoridad no es asunto de títulos, rangos, y posiciones, la autoridad está determinada por el servicio. Donde falta el ministerio espiritual no puede haber autoridad. Todo el que tiene un ministerio espiritual delante de Dios tiene autoridad delante de los hombres. Esto significa que el ministerio espiritual de uno le da autoridad entre los hijos de Dios. Tal como el ministerio es asignado por el Señor (Efesios 4:11), así también la autoridad la determina Él. No debemos tratar de sobrepasar la autoridad de nuestro ministerio. Aprendamos, en cambio, a ser fieles delante de Dios según el servicio que nos ha tocado. Si la autoridad sobrepasa el ministerio, viene a ser de posición, y por lo tanto ya no es espiritual.
Si una autoridad delegada yerra, Dios vendrá a juzgarla. El supremo principio del gobierno de Dios es su propia vindicación. Puesto que Dios está dispuesto a darnos Su nombre y a permitir que lo usemos –tal como alguien nos confía su sello para que lo usemos-, luego Él tiene que absolverse a sí mismo si lo hemos representado mal.
ÉL LE DIRÁ A LA GENTE QUE LA FALTA NO ES SUYA, SINO NUESTRA
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LA AUTORIDAD
LECCION 22: LAS AUTORIDADES DELEGADAS
DE DIOS DEBEN ESTAR BAJO AUTORIDAD
Lectura devocional: En el tiempo del Antiguo Testamento, David vino a ser la segunda persona a quien Dios hizo rey; el primer rey, Saúl, también había sido establecido por Él. David era la autoridad recién instituida por Dios, el nuevo ungido del Señor; mientras que Saúl era la autoridad desechada, aquel cuya unción pertenecía al pasado, porque el Espíritu de Dios ya lo había abandonado. Pero David sabía someterse a la autoridad. Jamas invalidó la autoridad de Saúl; simplemente esperaba en Dios para conseguir su autoridad. No trató de ayudar a Dios para que lo hiciera; en cambio, voluntariamente esperaba en Dios. Todo aquel que ha de ser autoridad delegada de Dios debe aprender a no tratar de conseguir la autoridad por sí mismo.
Lectura bíblica:
a) Texto: 2 Samuel 5:1-5 b) Preguntas:
¿Reconocieron el servicio o ministerio de David los hombres de todas las tribus de Israel? (2 Samuel 5:1-2) Sí. Lo reconocieron y le pidieron que reinara sobre todo Israel.
¿Recordaron también las palabras de Dios al respecto? Sí. De esta manera certificaban los hechos de David dentro del propósito de Dios.
¿Qué significa que vengan los ancianos del pueblo para hacer pacto con David? (v.3) Que los representantes del pueblo de Dios reconocían en David a un ungido del Señor.
¿David acaso no era elegido por Dios como rey de Israel? Sí, pero esperó el momento de estar bajo la autoridad del pueblo o en su defecto de los representantes del pueblo, los ancianos.
¿Cuántos años reinó en Hebrón? (v.5) Reinó siete años y seis meses.
¿Cuántos años reinó sobre todo Israel desde Jerusalén como capital? Reinó treinta y tres años. c) Explicación:
Las autoridades deben ser elegidas: Después de la muerte de Saúl, David consultó a Dios con respecto a qué ciudad debía ir. Humanamente hablando, David y su ejército deberían dirigirse rápidamente a Jerusalén, pues allí estaba el palacio. Era ésta una oportunidad que no debía perderse. Pero David le preguntó a Dios y Él le dijo que fuera a Hebrón, que a la sazón era una ciudad pequeña e insignificante. Al ir David allá demostró que él no trataba de apoderarse de la autoridad por su propia iniciativa. Él esperaba que lo ungiera y reconociera el pueblo de Dios. Samuel lo había ungido primero porque Dios lo había escogido. Ahora lo ungía Judá porque el pueblo lo había elegido. Esta acción simboliza a la iglesia haciendo sus elecciones. David no podía oponerse ni negarse a que el pueblo lo ungiera; no podía decir: “Puesto que ya tengo sobre mí la unción de Dios, no necesito la unción de ustedes”. Ser ungido por Dios es una cosa; ser elegido por el pueblo de Dios es otra.
David no fue a Jerusalén, porque esperaba que lo ungiera el pueblo de Dios. Se quedó siete años en Hebrón. Aunque no fue un período breve. David no se impacientó. Dios nunca escoge para que sea autoridad a nadie que esté lleno de egoísmo ni que busque su propia gloria. Dios había ungido a David para que fuera rey sobre toda la nación de Israel así como sobre todo Judá; pero el pueblo de Dios aún no había aceptado totalmente esto. Dado que lo había ungido la casa de Judá, vino a ser rey primeramente sobre esta casa. En cuanto a lo demás, no estaba ansioso; bien podía esperar.
Después de reinar siete años en Hebrón todas las tribus de Israel ungieron a David por rey, reinando así 33 años en Jerusalén. Por su propia naturaleza, la autoridad no puede promoverse por sí misma ni puede tampoco imponerse sobre otros; debe ser establecida por Dios y reconocida por los hombres. Para estar en autoridad sobre los hijos de Dios se necesita esos “siete años”. David podría haber llegado a dudar que fuera alguna vez ungido y reconocido por el pueblo de Israel. Le bastó someter este asunto bajo la mano de Dios.
Todos los que conocen a Dios pueden esperar. Si nuestros motivos son rectos, seremos reconocidos no sólo por el Señor como representante suyo sino también por la iglesia como representante de Dios.
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LA AUTORIDAD
LECCION 23: LA MOTIVACION INTERIOR
DE LAS AUTORIDADES DELEGADAS
Lectura devocional: Siguiendo con la enseñanza de la autoridad, el Señor llamó a sus discípulos y los instruyó sobre las cosas futuras de la gloria. Les dijo que, entre los gentiles, los hombres procuran la autoridad para dominar a otros. Está bien que procuremos la gloria futura; pero no debemos pensar en dominar o imponernos a los hijos de Dios. El hacerlo nos haría caer en el estado de los gentiles, pues los deseos de ellos son dominar y ejercer autoridad. Tal espíritu debe ser desalojado de la iglesia. Los que el Señor utiliza son los que conocen su vaso y su bautismo. Al beber de su vaso y recibir su bautismo, tenderemos naturalmente autoridad. Por lo tanto, debemos despojarnos del espíritu de los que no conocen a Dios. De otro modo seremos incapaces de guiar a otros. No se debe dar autoridad a quienes procuran ejercerla, puesto que Dios nunca les da autoridad a tales personas. Cuanto más domina el espíritu del mundo a una persona, tanto menos puede Dios utilizarla.
Lectura bíblica:
a) Texto: Marcos 10:35-45 b) Preguntas:
¿Qué le dicen Jacobo y Juan a Jesús? (Marcos 10:35) “Queremos que nos hagas lo que pidiéramos”.
¿Cuál es la respuesta del Señor? (v.36) “¿Qué queréis que os haga?”
¿Había buena disposición del Señor para atender el pedido de los discípulos? Sí, totalmente.
¿Qué le pidieron estos dos hombres al Señor? (v.37) Que se siente uno a la derecha y otros a la derecha en su gloria.
¿Cuál fue la respuesta del Señor? (v.38) Que no sabían lo que estaban pidiendo. - Leer detenidamente los versículos 39 y 40. Comentarlos.
¿Qué reacción hubo en los otros diez discípulos? (v.41) Comenzaron a enojarse contra Jacobo y Juan.
¿Cuál es la actitud de Jesús ante esta situación? (v.42) Encuentra el motivo para enseñarles sobre Autoridad Espiritual a todos, incluidos nosotros.
¿Qué características presenta Jesús con respecto a los gobernantes de este mundo? Que los grandes someten a los pequeños. Que los gobernantes se enseñorean. Que el fuerte somete a los débiles. ¿Qué características presenta Jesús con respecto a Su propio reino? (v.43) Que el que quiera hacerse grande deberá servir primero. Que el mayor será el servidor.
¿Para que vino el Hijo del Hombre a la tierra? (v.45) Para servir.
Si el rey del reino tiene esta conducta ¿Cuál será la conducta de quienes quieran tener autoridad en Su reino? Primero deberán servir a los demás.
c) Explicación:
Bebamos del vaso y seamos bautizados como el Señor: Raras veces mientras estaba en la tierra nuestro Señor enseñó a la gente a estar en autoridad, ya que no era éste Su propósito al venir al mundo. El pasaje mas claro en que el mismo Señor dio instrucciones específicas sobre la autoridad es éste que encontramos en Marcos 10. Si alguien desea saber cómo estar en autoridad, debe leer y practicar este pasaje. De este modo solamente se encontrará en autoridad dentro del reino de Dios. El Señor nos muestra aquí el camino a la autoridad. Juan y Jacobo deseaban sentarse a ambos lados del Señor en su gloria. Pero tan impropia era la petición que no se atrevieron a expresarla directamente sino que astutamente propusieron que el Señor les concediera lo que iban a pedir. Querían obtener primero una promesa del Señor. Pero con todo el Señor no desechó el deseo de estar cerca de él o de ocupar un puesto de autoridad, ni les desaprobó su anhelo de sentarse a su derecha y a su izquierda. Simplemente les dijo que si querían tener autoridad debían beber del vaso de él y ser bautizado como él.
¿Qué es beber del vaso del Señor?: En el huerto de Getsemaní, cuando le fue presentada una copa, el Señor oró, diciendo: “Padre mío, si es posible, pase de mí esta copa; pero no sea como yo quiero,
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sino como tú”. (Mateo 26:39) Podía ser que el Señor no necesitara beber la copa, aunque Él deseaba hacer la voluntad de Dios en todo sentido. Su actitud era esta: si fuera la voluntad de Dios que bebiera la copa, la bebería; pero si no era la voluntad de Dios, no la bebería. Tal actitud nos mueve a adorar a Dios. Luego de orar así tres veces, supo que la copa y la voluntad de Dios eran una sola cosa. Por eso dijo prontamente: “La copa que el Padre me ha dado, ¿no la he de beber?” (Juan 18:11). Esta es una lección espiritual muy profunda. Al principio el Señor no tenía ningún interés en la cruz; más bien estaba ocupado en hacer la voluntad de Dios. Pero en oración descubrió que Dios quería que pasara por la experiencia de la cruz. Por lo tanto, la crucifixión del Señor no es por causa de la cruz sino por hacer la voluntad de Dios. Eso era a consecuencia de estar en sujeción a la poderosa autoridad de Dios en obediencia, lo que lo llevó a beber la copa. Así que preguntó a Jacobo y a Juan: “¿Podéis beber del vaso que yo bebo?”. Ellos respondieron: Podemos.
Hay quienes al estar comprometidos en la obra no sirven para nada más. Llegan a estar tan ligados a ella que les demanda toda su atención. Ya no pueden aceptar nada más de la voluntad de Dios. Insisten en seguir hasta el fin, ya que no trabajan por la voluntad de Dios sino por la obra. Pero no sucede así con el Señor. Una vez que le fue evidente que la voluntad de Dios sí era la cruz, la aceptó de inmediato. Los que obedecen a Dios deben relacionarse únicamente con la voluntad de Dios; todo lo demás está sujeto a cambio. Antes de hacer la voluntad de Dios, deben someterse primero a Su autoridad. Por eso en el huerto de Getsemaní el Señor llega a la cumbre de Su obediencia. Él siempre obedece a la voluntad de Dios porque considera que ésta es superior a todo. No es la obra ni el sufrimiento, y ni siquiera la cruz, sino la voluntad de Dios. El Señor parecía decirles a Jacobo y a Juan: El poder sentarse o no a mi derecha y a mi izquierda depende de que bebáis de mi vaso, que en este caso es la absoluta obediencia a la voluntad de Dios.
¿Qué es ser bautizado en el bautismo del Señor?: Este no se refiere al bautismo en el río Jordán, puesto que este último era un suceso pasado: El bautismo al cuál Jesús se refiere está en el futuro, a su muerte en la cruz, por eso dijo: “De un bautismo tengo que ser bautizado; y ¡cómo me angustio hasta que se cumpla!” (Lucas 12:50) Jesús preveía una liberación de sí mismo. La plenitud de la gloria de Dios estaba atada a Su cuerpo. ¡Que apretado e incómodo se sentía! ¡Que bendición sería si se pudiera desatar!. Para Jesús la cruz fue, por lo tanto, la liberación de la vida así como la expiación por el pecado. Dios siempre libera Su vida por medio de la cruz.
Nosotros debemos hacer lo mismo hoy. Tenemos que hacer que se quebrante el hombre exterior para que fluya la vida interior. Cuando un hombre se le rompe la cubierta exterior se lo lleva muy cerca de otros y la vida puede manar con facilidad. De otro modo la vida seguirá encerrada, y el espíritu sin poder manifestarse; y así también seguirá obstruido el camino por donde ha de fluir la vida hacia otros. Es cuando el grano de trigo cae en la tierra y se le rompe la cáscara que comienza a brotar la vida. Por eso el Señor dice: “Todo el que pierda su vida por causa de mí, la hallará”. Mateo 16:25). Así que el Señor parece decirnos: “El bautismo que voy a recibir romperá mi cubierta exterior y liberará la vida. ¿Están dispuestos a ser bautizados?”. A menos que el hombre sea quebrantado, no podrá librar la vida. El hombre que no ha sido quebrantado mantiene una gran distancia entre él mismo y los demás. Aunque se sienta muy cerca de la gente, nunca podrá ponerse en contacto con ella, porque su vida interior no puede fluir libremente.
Cuando escucharon esto Jacobo y Juan respondieron rápida y presuntuosamente: “¡Podemos!”. Pero aún así, el Señor no les prometió los codiciados asientos de Su derecha y de Su izquierda. Aunque la petición de los discípulos fuera incorrecta, el Señor debía darles la respuesta correcta.
La conclusión es esta: A menos que un hombre beba del vaso del Señor y sea bautizado con Su bautismo, no puede sentarse ni a Su izquierda ni a Su derecha; y aunque beba y sea bautizado no puede sentarse a Su lado, puesto que esos lugares son para aquellos a quienes Dios se los ha preparado.
¿En qué consiste tener autoridad?: Según la manera de actual del Señor debiera ser también la nuestra. Jamás debemos ser como los políticos que se ocupan del arte político de la diplomacia. A nadie debemos darle un puesto por temor de que si no se lo damos se puede rebelar. En la iglesia de Jesucristo el modo de obrar debe ser espiritual y no político. Aunque nuestra actitud sea cortés y tranquila, tenemos que ser fieles delante de Dios. El hombre tiene que postrarse delante de Dios y servir a sus semejantes antes de que se lo pueda utilizar; porque quien se exalta a sí mismo Dios lo rechaza (Santiago 4:6; 1 Pedro 5:5-6).
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¡Que distinta es la autoridad que hay entre los gentiles que la que existe en el reino de Dios!. La primera gobierna por la posición; pero la segunda lo hace por el servicio. Es desastroso que la iglesia caiga en el estado de los gentiles. Si alguno de nosotros se considera competente para ser autoridad sin servir concretamente a los demás hasta lavar sus pies, es el menos calificado para serlo. Tenemos que mantener esta sensibilidad en nuestra vida cristiana.
Para ser grande, hay que ser servidor: La autoridad que Dios designa debe tener un fundamento espiritual y otro humano:
⇒ El fundamento espiritual es que se debe beber del vaso, esto es, obedecer en todo sentido a la
voluntad de Dios; y debe recibir el bautismo, esto es, aceptar la muerte para liberar la vida.
⇒ El fundamento humano debe ser puesto en evidencia al ser servidor y siervo de todos sus
semejantes guiado por un espíritu de humildad.
La autoridad no debe tener la intención de ejercer autoritarismo. Así demuestra que está al servicio de los demás y no para someterlos a sus caprichos y deseos propios. Pero el egoísmo actual hace desear la autoridad para satisfacer el propio ego. Dicha motivación no está centrada entonces en los otros sino en uno mismo, así, en la iglesia, nadie puede ser autoridad. Si alguien ya ocupa un lugar o puesto o cargo, cualquiera seas, pero se ha vuelto desaprensivo y no sirve a los demás debe ser removido de su lugar puesto que no opera con el Espíritu de Cristo.
De la misma Biblia podemos inferir que Dios jamás ha utilizado a un alma orgullosa. Cuando una persona se enorgullece, en ese mismo momento Dios la desecha. Tarde o temprano su orgullo oculto será revelado por sus palabras, puesto que las palabras siempre traslucen lo que hay en el corazón. Y hemos estudiado en lecciones anteriores que significa también que la rebeldía ha ocupado sus razonamientos y sus pensamientos. En el futuro tribunal de Dios hasta los humildes se sorprenderán en gran manera. Y si esto es verdad, ¡cuánto más será el horror de los orgullosos en aquel día!. Tenemos que sentir nuestra incompetencia, ya que Dios usa solamente a aquellos que se dejan guiar. La diplomacia no es lo más importante aquí, más bien lo es el tener un sincero sentimiento de que no somos más que siervos inútiles. Aunque hayamos apacentado el ganado y arado el campo, al volver nuestro Señor todavía nos consideraremos siervos inútiles. No nos olvidemos de ponernos en el lugar de un siervo. Dios nunca confía Su autoridad a los que se creen justos y competentes. Desechemos el orgullo, aprendamos a ser humildes y corteses y no hablemos nunca por nosotros mismos. Aprendamos a conocernos a nosotros mismos a la luz de Dios.
Por último, el Señor dijo: “Porque el Hijo del Hombre no vino para ser servido, sino para servir, y para dar Su vida en rescate por muchos”. El Señor no vino para ser autoridad; vino para servir. Cuanto menos presumidos y más humildes seamos, tanto mayor será nuestra utilidad a los propósitos de Dios. Cuanto más engreídos y vanidosos seamos, tanto menor será nuestra utilidad. Nuestro Señor tomó forma de siervo, hecho semejante a los hombres. Jamás extendió Su mano para apoderarse de la autoridad, puesto que Dios se la dio por haber hecho primero el servicio. El Señor Jesús fue exaltado de la humildad a lo sumo; éste es el principio de Su vida. No extendamos nuestras manos carnales para apoderarnos de la autoridad carnal, pues de nada sirve. Seamos siervos de todos hasta que un día Dios nos encomiende una responsabilidad especial. Así aprenderemos a representar a Dios. Por eso el ministerio es la base de la autoridad. El ministerio proviene de la resurrección; el servicio, del ministerio; y la autoridad, del servicio. Quiera el Señor librarnos de la altivez.
¡Que terrible será el juicio para los que se apoderan de la autoridad de Dios con sus manos carnales!. Ojalá temamos a la autoridad como tenemos al fuego del infierno. Representar a Dios no es cosa fácil; es algo demasiado grande y maravilloso para que lo toquemos. Tenemos que andar estrictamente en el camino de la obediencia y el servicio. Eso demostrará nuestra motivación correcta.
Nuestra senda es la obediencia, no la autoridad; es ser servidores, no jefes; es ser esclavos, no gobernantes. Tanto Moisés como David fueron las más grandes autoridades; con todo, no fueron personas que procuraron establecer su propia autoridad. Los que hoy desean estar en autoridad debieran seguir sus pisadas ejemplares. Siempre deberíamos sentir temor y temblor en este asunto de ser autoridad a causa de nuestra motivación interna.
SI PARA SER AUTORIDAD DELEGADA NO ESTAMOS MOTIVADOS
POR EL SERVICIO A LOS DEMÁS,
NOS MOTIVA EL EGO, EL ORGULLO Y LA SOBERBIA
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LA AUTORIDAD
LECCION 24: LA AUTORIDAD DELEGADA
DEBE SANTIFICARSE A SÍ MISMA
Lectura devocional: Ya hemos visto que la autoridad espiritual se basa tanto en la espiritualidad como en la condición humana de humildad y obediencia total a Dios. La autoridad no es algo asignada a una persona al azar, sino que Dios designa autoridad delegada en Su iglesia solamente a aquellas personas con las condiciones antes mencionadas. Ahora añadiremos un punto más: el que ha de estar en autoridad tiene que santificarse o apartarse de los demás de un modo especial, que trataremos de explicar en esta lección detalladamente. Fijémonos en este punto inicial: Aunque nuestro Señor era enviado de Dios y tenía continuamente comunión con Él, todavía afirmaba: “Por ellos (los discípulos) yo me santifico a mí mismo.”
Lectura bíblica:
a) Texto: Juan 17:19 b) Preguntas:
¿Qué significa ser santo? Ser apartado, separado, elegido entre muchos para algo especial. ¿Qué significa santificarse? Separarse de lo malo, apartarse, tomar distancia de la maldad.
¿Qué quiere decir Jesús cuando declara ya me santifico a mí mismo? (Juan 17:19) Que Él deliberadamente se separaba, tomaba distancia, se apartaba.
¿Por quiénes hacía esto el Señor? Por los mismos discípulos que lo rodeaban.
¿Qué finalidad tenía esta actitud de Jesús, o para qué lo hacía? Para que también los discípulos también sean santificados, para que ellos aprendan el camino de la separación y el ser apartado para Dios mismo.
¿Tiene esto algo que ver con la autoridad? Sí, totalmente. En el Antiguo Testamento había mandatos específicos de separación o apartamiento de los que estaban ministrando en las cosas de Dios. Ellos eran autoridad delegada de Dios.
c) Explicación:
¿Qué significa “santificarse a sí” mismo para el Señor?: “Santificarse a sí mismo” para el Señor significó que por sus discípulos Él se abstuvo de hacer muchas cosas que le eran perfectamente legítimas; quizás de decir muchas palabras que lícitamente podría hacer dicho, de mantener muchas actitudes que justificadamente podría haber tenido, de ponerse muchas clases de ropas que le habrían sido apropiadas, y de tomar muchos alimentos que en su caso habrían sido de lo más natural. Siendo Él el Hijo de Dios que no conoció pecado, su libertad excedía ampliamente a todo lo que tenemos en la tierra. Muchas cosas hay que no podemos hacer porque tenemos defectos en nosotros; muchas palabras que no podemos decir porque somos de labios inmundos. Pero no había tal dificultad en la vida de nuestro Señor, puesto que él es santísimo. Nosotros necesitamos humillarnos, porque nuestra naturaleza está llena de orgullo. Pero nuestro Señor jamás fue orgulloso, por lo cual no necesitaba humillarse. Nosotros necesitamos paciencia, porque por naturaleza somos impacientes; nuestro Señor, sin embargo, nunca fue impaciente, así que no tenía necesidad de paciencia. De muchas cosas Él no necesitaba abstenerse, puesto que era totalmente exento de pecado. No obstante, Él mismo dice: “Y por ellos yo me santifico a mí mismo.” Se nota que Él estaba dispuesto a separase, apartarse y abstenerse de muchas cosas todavía.
Con respecto a la santidad, el Señor no sólo tiene en mente Su propia santidad sino también la de sus discípulos cercanos y aún la nuestra. Toda santidad que tengamos nos hará santificarnos o apartarnos del mundo; en consecuencia, habrá muchas cosas que no podremos hacer. Además de Su propia santidad, el Señor añade la nuestra; por eso se santifica a sí mismo. Por nosotros Él aceptó las restricciones que provienen de los hombres. Dado que Él habla y obra según Su santidad –mientras que los hombres siempre hablan o juzgan según sus pecados- , estaba dispuesto a aceptar restricciones para no ser mal interpretado por los pensamientos pecaminosos de los hombres. Nosotros no hacemos
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ciertas cosas a causa del pecado; pero el Señor se abstuvo debido a la santidad. Nosotros no hacemos ciertas cosas, porque no debemos hacerlas; pero Él no hizo lo que podía hacer. Por consideración a la autoridad de Dios, el Señor se abstuvo de hacer muchas cosas a fin de manifestar su separación del mundo. Esto es lo que quiere decir con “santificarse a sí mismo”.
Al estar en autoridad con frecuencia implica soledad: Al aprender a estar en autoridad debemos ser santos ante los hermanos. Hay muchas cosas legítimas que no podemos hacer y muchas palabras lícitas que no podemos pronunciar. Debemos ser santos, apartados para Dios, tanto en las palabras como en sentimientos. Según nosotros mismos tomamos cierta actitud; pero entre los hijos de Dios debemos ser santos. Hasta nuestra comunión con los hermanos debe tener un límite para no llegar a la frivolidad. Esto no quiere decir que seamos descorteses, tengamos mal humor o no seamos amigables y demostremos nuestro afecto de la manera más cálida, ya que podremos reírnos, jugar y compartir amigablemente; pero no debemos sobrepasar nosotros esa sutil e invisible línea que nos separa del resto por estar en autoridad. Antes debemos perder nuestra libertad, tal como Jesús lo hizo, quedándonos solos detrás de la línea que divide la posición de autoridad. Por este motivo la soledad es la característica de la autoridad. Y no es por el orgullo sino por el representar la autoridad de Dios ante los hombres.
No se trata aquí un asunto de pecado, sino de santificación. Lo opuesto a la santidad en este caso es lo común, no el pecado. Ser santo es ser diferente de los demás. Habrá muchas cosas lícitas que no haremos, muchas palabras aceptables que no diremos. Esto no es una pretensión externa sino el refrenamiento de Dios en el espíritu. Tan solo de este modo podemos ser autoridades delegadas de Dios.
El que está en autoridad representa a Dios en todas las palabras y hechos de Aquél. Como vemos en Números 20:12 Moisés no santificó a Dios delante del pueblo de Israel, ni tampoco se santificó a sí mismo delante de ellos. Representó mal a Dios, por lo cual no pudo entrar en Canaán. Los gorriones vuelan en bandadas, mientras que las águilas vuelan solas. Si solamente volamos bajo porque no podemos soportar la soledad del vuelo a gran altura, somos incompetentes para estar en autoridad. El estar en autoridad requiere refrenamiento; uno tiene que santificarse a sí mismo. Otros pueden hacer ciertas cosas, pero usted no; otros pueden decir ciertas palabras, pero usted no. Usted tiene que obedecer al Espíritu del Señor cuando le enseña dentro de usted. Puede que se sienta solo y eche de menos el entusiasmo de la multitud; no obstante, no se atreva a sobrepasar el límite de separación como autoridad que el Señor mismo le ha dado para que lo represente, jugando y bromeando con los demás de manera desconsiderada. Este es el real precio de la autoridad. A menos que, como nuestro Señor, nos santifiquemos a nosotros mismos, no seremos aptos para estar en autoridad.
Aun así, en lo que respecta a ser miembros unos de otros todo el que está en autoridad debe actuar con perfecta naturalidad al mantener la comunión del cuerpo con todos los hermanos. En consecuencia, al representar a Dios usted debe santificarse a sí mismo en sujeción a Dios para ser ejemplo de todos; mientras al mismo tiempo como miembro del cuerpo debe servir a todos sus hermanos en coordinación, sin asumir jamás la falsa posición de estar en una clase especial.
¡Que necesario es este paso para ser autoridad!. Jesús eligió y llamó a doce personas para estuvieran con Él, para que compartieran y vivieran juntos, para que pasaran tiempos juntos, es decir, los separó de los demás, los santificó. Marcos nos cuenta este episodio de esta manera: “Después subió al monte, y llamó a sí a los que Él quiso; y vinieron a Él. Y estableció a doce, para que estuviesen con Él,...Marcos 3:13-14 Pero Mateo nos da los motivos de tal santificación diciendo: “Entonces llamando a sus doce discípulos, les dio autoridad sobre los espíritus inmundos, para que los echasen afuera, y para sanar toda enfermedad y toda dolencia.” Mateo 10:1 Pero notamos en estos pasajes que aún Jesús llamando a los doce y estableciéndolos como autoridad, Él mismo debía santificarse de ellos, debía separarse, apartarse, justamente por el motivo de ser Él autoridad sobre ellos.
Estar en autoridad requiere estar refrenado: Levítico 10:1-7 registra el juicio de Nadab y Abiú, que fue motivo de estudio en una de las lecciones anteriores, por no sujetarse a la autoridad de su padre Aarón. El mismo día que su padre fue ungido, los cuatro hijos de Aarón también fueron ungidos sacerdotes en el santuario. Ellos no debían ministrar individualmente sino ayudar a su padre en el servicio de Dios. Así pues, no se les permitía iniciar nada. Pues bien, sin autorización de su padre y según sus propios pensamientos, Nadab y Abiú ofrecieron fuego extraño y por consiguiente, fueron consumidos por el fuego. Entonces Moisés le dijo a Aarón: “Estro es lo que habló Jehová, diciendo: En los que a mí se acercan me santificaré.” En este incidente Dios revela algo: que nunca deben ser
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negligentes los que se acercan a Él. Hay una disciplina mucho más severa para ellos que para el resto del pueblo en general.
¿Qué podía hacer Aarón cuando dos de sus cuatro hijos, Nadab y Abiú, habían muerto en un día?. Él tenía una doble relación en este caso: era el sacerdote delante de Dios; pero también era el jefe de su familia. ¿Puede una persona servir a Dios hasta el punto de olvidarse de sus propios hijos?. Según la costumbre del pueblo de Israel, cuando moría alguno los miembros de la familia se soltaban el cabello, hacían duelo y rasgaban su ropa. Pero es este caso Moisés ordenó sacar los cadáveres y prohibió a Aarón y a sus otros dos hijos que siguieran la costumbre de su tiempo.
El duelo es un sentimiento humano normal y perfectamente legítimo. Pero a los israelitas que servían a Dios, como en este caso, les estaba prohibido hacer duelo, para que no murieran. ¡Que serio es estar en autoridad!. A los que servían a Dios se los juzgaba de distinta manera que a los israelitas comunes. No podían hacer lo que sí podía hacer todo el resto del pueblo de Israel. Para un padre el llorar por su hijo, o para los hermanos hacer luto por sus hermanos era lícito y natural; pero los que tenían sobre sí el aceite de la unción y estaban en autoridad tenían que santificarse a sí mismos. No era cuestión de pecado de parte de ellos lo que estaba involucrado en este caso sino de separación. Por eso no todo lo que es lícito –aun cuando en lo lícito no está involucrado el pecado- puede hacerse indistintamente para los que están en autoridad. Aquí no se trata del pecado, sino de la santificación.
Como ya se ha dicho, lo opuesto a lo santo es lo común. La santidad se refiere a lo que otros pueden hacer, pero yo no. Lo que los discípulos podían hacer, el Señor no lo hacía. Lo que otros hermanos pueden hacer, los que están en autoridad no pueden hacerlo. Hasta los sentimientos legítimos tienen que ser puestos bajo control; de otro modo, la consecuencia puede ser la muerte. El pueblo de Israel moría a causa de sus pecados; pero los sacerdotes podían morir por no estar santificados. En el caso de los israelitas, el que mataba debía morir; pero en el de Aarón, si él hubiera hecho luto por sus hijos, habría muerto. Los que están en autoridad tiene que pagar el precio por ello.
Aarón ni siquiera pudo salir del tabernáculo; tuvo que dejar que otros sepultaran a los muertos. El pueblo de Israel no vivía en el tabernáculo, mientras que a Aarón y a sus hijos no se les permitía salir de la puerta del tabernáculo. Ellos debían guardar diligentemente el mandamiento de Dios. El aceite de la unción nos santifica o separa de nuestros afectos y rutinas naturales así como también de nuestra conducta habitual. Debemos respetar la autoridad que Dios nos da.
Tengamos, por lo tanto, un cuidadoso comportamiento. El mundo y los hermanos comunes pueden continuar como siempre, pero las autoridades delegadas de Dios deben mantener la gloria de Dios sobre ellos. Por lo tanto sus palabras, gestos y conductas no pueden darse descuidadamente o con rebeldía. Mucho menos mostrar orgullo, soberbia, arrogancia, venganza u ordinariez. La exigencia de Dios es gravosa porque no se puede servir de otra manera. El que se santifica es siervo de Dios; el que no se santifica es persona común.
Santificados en la vida y el placer: La gente que sirve a Dios está bajo disciplina para poder distinguir entre lo santo y lo profano, y entre lo inmundo y lo limpio.
Levítico 21 registra las exigencias especiales que Dios impuso sobre los sacerdotes que le servían para santificarse a sí mismos. Estas exigencias eran las siguientes:
1. Ninguno de ellos debía contaminarse por los muertos que hubiera entre su pueblo, a menos que fuera un pariente cercano. Llevemos ahora esta exigencia al campo espiritual y busquemos la revelación.
2. Debían ser santos en su cuerpo y vestimenta. No debían hacer tensuras en su cabeza, ni raer la punta de su barba (los egipcios hacían esto cuando adoraban al sol), ni hacer rasguños en su carne (lo cual hacían los africanos).
3. Debían ser santos en su matrimonio.
4. En cuanto al sacerdote, las exigencias de Dios eran aún más gravosas. No debía entrar donde hubiera una persona muerta; y tampoco debía contaminarse por su padre ni por su madre.
Cuanto más alto es el rango de autoridad, más estrictas son las exigencias. El grado de cercanía de Dios viene a ser el grado de sus exigencias. Al que más le confíe Dios, más le pedirá. Dios tiene especial interés en si sus siervos se han santificado o no. Aprendamos a santificarnos o separarnos del inmundo, lo profano y lo común.
LA AUTORIDAD SE BASA EN LA SANTIFICACIÓN. SIN SANTIFICACIÓN NO PUEDE HABER AUTORIDAD
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LA AUTORIDAD
LECCION 25: LAS CONDICIONES PARA SER
AUTORIDAD DELEGADA DE DIOS
Lectura devocional: Las autoridades que Dios ha establecido en la familia son los padres con relación a sus hijos, el marido con relación a su esposa, y los amos con relación a sus siervos. En el mundo, los gobernantes son los reyes con relación a sus súbditos, y los gobernadores con relación a sus subordinados. En la iglesia, son los ancianos con relación al pueblo de Dios, los obreros con relación a su obra y los ministros con relación a sus ministerios. Todas estas diversas autoridades tienen sus respectivas condiciones para ser autoridades delegadas.
Lectura bíblica:
a) Texto: Efesios 5:22,25,28,33 b) Explicación:
Los maridos: La Biblia enseña que las mujeres casadas deben estar sujetas a sus maridos; pero los maridos deben ejercer la autoridad con una condición. Tres veces en Efesios 5 se les dice a los maridos que amen a sus mujeres como se aman a sí mismos. Indudablemente, hay autoridad en la familia; pero los que están en autoridad tienen que llenar el requisito de Dios. El amor de Cristo por la iglesia da el ejemplo para el amor que el marido debe sentir por su esposa. Así como Cristo ama a la iglesia, así también el marido debe amar a su esposa. Si el marido desea representar la autoridad de Dios, tiene que amar a su esposa.
c) Texto: Efesios 6:1,4,9 d) Explicación:
Los padres: Es indudable que los hijos deben obedecer a sus padres; aun así, la autoridad de los padres tiene también su responsabilidad y condición. La Escritura dice: “Padres, no provoquéis a ira a vuestros hijos.” A pesar del hecho de que los padres tienen autoridad, necesitan aprender a dominarse delante de Dios. No deben tratar caprichosamente a sus hijos, creyendo que tienen el derecho absoluto de hacerlo porque los han engendrado y los crían. Aun cuando Dios nos creó, jamás generalmente uno no se atrevería a hacer con los amigos, estudiantes, subordinados o parientes.
Es sumamente necesario que los padres se dominen a sí mismos, esto es que puedan dominarse por el Espíritu Santo. Hay un límite a lo que los padres pueden hacer con sus hijos. El objeto de toda la autoridad que los padres tienen sobre sus hijos es instruir, criar a sus hijos en disciplina y amonestación del Señor. No involucra esto ninguna idea de castigo o dominio arbitrario o absoluto; el propósito es educación, corrección y amorosa protección de los hijos.
e) Texto: Efesios 6:5-9 f) Explicación:
Los amos: Los siervos deben ser obedientes a sus amos; pero para ser amo se requiere también una condición. Los amos no deben amenazar ni provocar a sus siervos. Puede llevarse esta relación a patrón y empleados. Dios no permitirá que sus autoridades delegadas actúen inmoderadamente; ellas deben tener el temor de Dios dentro de sí. Necesitan saber que el que es Señor de ellos y de sus siervos está en los cielos y que con Él no hay parcialidad. Debemos recordar que los amos también están bajo autoridad. Aunque la gente está bajo su autoridad, ellos mismos están bajo autoridad: la autoridad de Dios. Por esta razón no pueden ser desenfrenados en el ejercicio de la autoridad. Cuando más sabe una persona de la autoridad, tanto menos arrogante y amenazadora es. Las actitudes indispensables de los que están en autoridad son la gentileza y el amor. Si uno amenaza y juzga a otros, pronto él mismo será juzgado por Dios. Por lo tanto los amos deben temblar delante de Dios.
SI LAS AUTORIDADES DELEGADAS NO CUMPLEN CON LAS CONDICIONES
QUE DIOS LES IMPONE CAEN BAJO SU JUICIO
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g) Texto: Romanos 13:1-7 h) Explicación:
Los gobernadores: Debemos someternos a las autoridades gobernantes. En ninguna parte del Nuevo Testamento hay alguna instrucción sobre cómo ser gobernante. ¿Puede ser esto un indicio de que Dios ha entregado el gobierno del mundo a los incrédulos más bien que a los creyentes?. Según el Nuevo Testamento, parece que Dios no tiene la intención de que los creyentes de esta era gobiernen sobre la tierra. No obstante, el Antiguo Testamento sí nos describe las condiciones de los gobernadores. Los requisitos básicos de las autoridades gobernantes son la rectitud, la imparcialidad, la justicia y el cuidado de los pobres. Estos son los principios que deben respetar los gobernantes. El lugar que ocupan no es para a sí mismos sino para mantener la justicia absoluta.
i) Texto: Tito 1:6-8; 1 Timoteo 3:4-6 j) Explicación:
Los ancianos: Los ancianos son las autoridades de la asamblea local. Los hermanos deben aprender a someterse a los ancianos. Una cualidad esencial de los ancianos, según se la enumera en Tito 1, es el dominio de sí mismo. Los incontrolados jamás podrán hacer cumplir la ley; ni podrán los rebeldes traer sumisión. ¡Cuán prevaleciente entre los hombres es el fenómeno de la falta de moderación!. En consecuencia, al nombrar ancianos hay que elegir a los que sean especialmente disciplinados. Puesto que los ancianos son establecidos para cuidar de la iglesia, ellos mismos deben ser los primeros de todos los demás. Dios nunca constituye anciano a nadie que gusta de ponerse en el primer lugar (tal como Diótrefes en 3 Juan 9). Siendo la máxima autoridad de la asamblea local, los ancianos deben ser personas que tienen dominio de sí mismas.
En la 1 Timoteo 3 y 4 se menciona otra cualidad esencial de un anciano: debe gobernar bien su propia casa. Esto no se refiere primordialmente a los padres o a las esposas, sino especialmente a los hijos. Estos deben mantenerse en sujeción y respeto en todo sentido. El que sabe ser buen padre puede ser elegido anciano. Al ejercer autoridad en el hogar, está calificado para ser anciano de la iglesia.
El anciano no debe ser una persona presumida. El que se enorgullece cuando se le da autoridad es incompetente para el puesto de anciano. Los ancianos de una asamblea local no deben ser susceptibles a la conciencia del poder. Ninguno que no tiene conciencia de la autoridad es apto para ser anciano ni puede administrar los asuntos de la iglesia. Sólo la gente insignificante es orgullosa; no puede soportar la gloria de Dios ni que Él confíe en ellos y los use. Por lo tanto, no se debe elegir como anciano a una persona en la condenación del diablo. (El significado griego de un neófito se ilustra por un aprendiz de carpintero que maneja el hacha por primera vez).
k) Texto: 1 Timoteo 4:12; Tito 2:15; 1 Pedro 2:21 l) Explicación:
Los obreros: En Tito 2:15 se especifica la condición de los obreros como autoridades delegadas en la obra. Tito no era un anciano de la iglesia, sino servía al Señor como apóstol. Pablo lo exhortó, escribiéndole: “Esto habla, y exhorta y reprende con toda autoridad. Nadie te menosprecie.” Para no ser menospreciados, tenemos que santificarnos a nosotros mismos. Si no se es diferente de otros en vida y conducta, si se vive una vida fácil y sin disciplina, no hay forma de escapar del menosprecio. Requiere autodisciplina el conseguir el respeto de los demás y calificarse como representante de Dios. Aunque es cierto que un obrero no busca la gloria y honor de los hombres, no puede, sin embargo, permitir que lo menosprecien por su falta de santificación.
Solamente dos libros en todo el Nuevo Testamento fueron escritos para obreros jóvenes. En ambos, Pablo exhorta que no permitan que los menosprecien a causa de su juventud; al contrario, deben ser de ejemplo para los otros creyentes. Estar en autoridad es costoso; los tales necesitan santificarse, esto es, separarse de los demás y estar dispuestos a llevar una vida solitaria. Los que son ejemplos difieren de los demás en haberse santificado a sí mismos. Ahora bien, nadie debe exaltarse a sí mismo; pero tampoco debe permitir que lo menosprecien. Nunca seamos presumidos; pero tampoco jamás permitamos que nos pasen por alto. En cuanto nos volvemos demasiados comunes somos excluidos de la obra de Dios. Se termina nuestra utilidad y se pierde nuestra autoridad.
NUESTRA SANTIDAD MANTIENE NUESTRA AUTORIDAD
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LA AUTORIDAD
LECCION 26: COMO CRISTIANOS TENEMOS
AUTORIDAD DELEGADA
Lectura devocional: Cuando el Señor Jesús se fue al cielo no dejó la obra que había comenzado de manera inconclusa o desordenada. Al contrario tomó todos los recaudos para que la victoria alcanzada en la cruz y sellada en la resurrección se extendiera hacia todos los seres humanos que de buena voluntad aceptan el ofrecimiento de salvación. Por eso es llamativo que hoy los cristianos sepamos tan poco acerca de la autoridad que Él mismo nos ha entregado. Pensemos esto por un momento: Si Jesús se hubiera ido de la tierra y no hubiera dejado establecido quienes tienen Su autoridad, delegada de Él mismo, y para qué iban a utilizarla; Su obra en la tierra no tendría posibilidad de extensión careciendo así de todo sentido. Pero veremos en esta lección cómo Jesús delega autoridad sobre nosotros directamente para que completemos Su obra.
Lectura bíblica:
a) Texto: Mateo 28:16-19 b) Preguntas:
¿Los discípulos fueron obedientes al mandato del Señor para ir a donde Él les había indicado? (Mateo 28:16) Sí, ellos fueron en ese momento obediente a la autoridad del Señor.
¿Qué ocurrió allí cuando vieron al Señor? (v.17) Algunos lo adoraron otros dudaban. Estaban divididos porque Él no les había declarado que tipo de autoridad tenía ahora.
¿Cuáles fueron las palabras de Jesús para todos, los que lo adoraron o no? (v.18) “Toda potestad me ha sido dada en el cielo y en la tierra”.
¿Qué significa esto en el Universo? Que el Cristo glorificado tiene la absoluta autoridad, Él es el Todopoderoso Señor del cielo y la tierra.
¿Qué tipo de comisión entrega a sus discípulos? (v.19) La de hacer discípulos en todas las naciones de la tierra.
¿Bajo la autoridad de quién? Bajo la autoridad del trino Dios. Dios padre, Dios Hijo y Dios Espíritu Santo.
¿Quién entrega autoridad a un gobernador para que gobierne? El pueblo, a través de su voto; o si es impuesto a través de la obediencia. Porque la obediencia sustenta la autoridad.
¿Pero quién entregó autoridad a los cristianos para que cumplan el mandato de hacer discípulos en todo el mundo? El mismo Señor y Dios Todopoderoso.
¿Quién puede quitarnos esa autoridad? Nadie.
¿Pueden desobedecernos? Sí. Por muchos siglos el mundo se ha resistido a aceptar totalmente la verdad de Jesucristo, pero eso no nos quita autoridad porque el mundo no nos dio autoridad. La autoridad delegada que tenemos nos la entregó directamente el Rey del Universo.
¿Si nosotros no cumplimos el mandato por poseer esta autoridad delegada se nos pedirá cuenta? Por supuesto. El Rey del Universo tendrá todo el derecho de pedirnos cuentas al final de nuestra vida porque nos delegó Su autoridad para hacer Su obra.
¿Alguna vez te preguntaste si correspondiste correctamente a esta autoridad que tienes delegada de parte del Rey de reyes y Señor de señores?.
c) Explicación:
La máxima autoridad: Nadie puede delegar autoridad a menos que tenga autoridad y en el caso del Señor Jesús entregó, delegó y dio autoridad a sus discípulos porque a Él le fue dada absoluta autoridad. Él en Su divinidad, como Hijo unigénito de Dios, siempre tuvo potestad y autoridad sobre todo. No obstante, en Su humanidad, como Hijo del Hombre y Rey del reino celestial, la potestad en el cielo y en la tierra le fue dada después de Su resurrección. Por eso, a sus discípulos y a todos aquellos que creen en Su nombre les da la posibilidad de ser hechos hijos de Dios pero también junto a esa gran
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bendición Él les añadió la responsabilidad y el lugar de ser Sus autoridades delegadas en el mundo para que hagan Su obra.
Las autoridades delegadas: Nosotros, cada una de las personas que hemos creído en Jesucristo como Señor y Salvador tenemos el privilegio de ser llamados hijos de Dios (Juan 1:12-13), pero junto a esta enorme bendición viene la responsabilidad del hecho que somos Su autoridad delegada en el mundo para hacer Su obra.
En la mente del Señor está presente todos los días el hecho que cada persona de este mundo pueda conocerlo como el Señor y Salvador de su vida. Él hizo Su obra cuando vivió como hombre sobre esta tierra, Él cumplió el mandato que el Padre le dio. Lo hizo todo perfecto. Estableció la obediencia y la sujeción como base de Su reino. De manera que no queda nada más qué procurar para establecer Su reino, sino el hacerlo conocer a cada persona de esta tierra. Ese es el mandato que tenemos, el ir a cada persona que conocemos para establecer en su corazón el reinado de Jesucristo. Para eso Él nos delegó Su autoridad. Y por este tema deberemos presentarnos ante el tribunal de Jesucristo al fin de nuestra carrera para rendir cuentas de la obra que hayamos hecho (1 Corintios 3:10-15).
Que nosotros seamos los encargados de extender el reino de Dios en cada corazón humano comprueba que esto no puede darse de manera natural, sino sobrenatural. No hay nada sobre la tierra, ningún elemento humano que nos permita entrar y trabajar en la mente y el corazón de cada persona, sino el poder y la autoridad delegada de Jesucristo. Cada uno de nosotros inclusive, corroboramos que la autoridad dejada a los discípulos de Cristo fue y es real porque de otra manera jamás hubiéramos conocido al Salvador. Solamente quién posee la autoridad de Dios puede extender Su reino, y las personas que nos llevaron al evangelio de Cristo ejercieron esa autoridad espiritual sobre nosotros. El Señor y Rey del reino eterno quiso que cada uno de nosotros tengamos esa autoridad delegada, de manera que grande es nuestra responsabilidad en un mundo que se muere lentamente cada día a causa del pecado y la maldad. Miles claman en las oscuras profundidades de las tinieblas por una mano que los saque del pozo de la desesperación. Nosotros tenemos la autoridad de Cristo para alcanzarles la salvación, hacerlos libres a través de la bendita Palabra de Dios y pasarlos del infierno al cielo de Dios. Nada es más grande, más sublime y más reconfortante que ser los agentes de la extensión del reino de Dios sobre la tierra. Si cualquier persona que tiene autoridad política, jurídica o social siente que tiene una importante misión que cumplir en la vida sirviendo a los demás; los que tenemos la autoridad delegada de Jesucristo mismo no podemos sentirnos menos halagados y comprometidos que ellos. Es en verdad una gran misión, tenemos el objetivo más trascendente que podamos imaginar y el enorme placer de pertenecer al equipo ganador de la historia, pues todo quedará bajo los pies de Cristo
Nosotros en gran medida hemos vivido como cristianos desconociendo la autoridad delegada que tenemos de parte del mismo Señor Jesucristo. Este desconocimiento y falta de atención viene a raíz de que nos hemos conformado con ir a los cultos los días de reunión, orar por una que otra necesidad inmediata y mirar a la iglesia desde el punto de vista institucional solamente. Dios ha planificado las cosas de manera distinta. Él quiere que nosotros seamos activamente agentes de extensión del reino, para eso Él nos ha delegado toda Su autoridad.
Para ser más específicos en cuanto a la autoridad que se nos ha delegado Cristo detalló los roles que cumpliríamos en esta misión. Él dijo dos cosas de mucha importancia:
“Haced discípulos a todas las naciones, bautizándolos...”
“Enseñándoles que guarden todas las cosas que os he mandado,...”
Podemos darnos cuenta fácilmente que la autoridad delegada no es solo para alcanzar a las personas con el evangelio sino para enseñarles, verlos crecer y madurar en los caminos del Señor. Esto normalmente denominamos discipulado. Esto no es tarea de unas horas y nada más, se necesita un compromiso de por vida para discipular a alguien.
d) Conversación:
¿Sabía que tenía autoridad delegada del mismo Señor para realizar la obra de Dios en el mundo? ¿Ha hecho uso de la autoridad que Jesucristo le ha dado? Sí o no.
CRISTO NOS PEDIRÁ CUENTAS POR HABERNOS ENTREGADO SU AUTORIDAD
Oración de consagración:
⇒ Reconozco la autoridad que tengo de parte del Señor Jesucristo para extender Su reino. ⇒ Me comprometo a ejercer esta autoridad delegada del mismo Señor hasta que Él venga.
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____________________________________________Marino M. Muñoz
LA AUTORIDAD
LECCION 27: TENEMOS AUTORIDAD DELEGADA
COMO PADRES ESPIRITUALES
Lectura devocional: Hacer la obra de Dios extendiendo el reino de Cristo en cada corazón no puede ser una obra humana totalmente, debe haber participación divina necesaria; de manera que cuando Cristo nos envía a predicar el evangelio Él cuenta conque pasemos Su vida que habita en nosotros a otros. El evangelismo realizado como método para alcanzar a las personas sin tener la vida de Cristo impresa no llega a ninguna parte. Necesitamos que la vida de Cristo mismo se extienda y toque a la otra persona y la misma Vida del señor haga que esa persona sea un nuevo integrante del reino de Dios. Allí está la participación activa del Señor en este proceso de conquista del mundo. Lo llamativo es que nosotros seamos usados como la extensión de una rama que lleva la sabia, la misma vida, la esencia –que es el mismo Espíritu de Cristo- para que otros también vivan la vida del Señor. Jesús habló de esto muy detalladamente de manera que vamos a tomar la parábola de la vid tal como Él la enseñó y vamos a aplicarla a nosotros mismos.
Lectura bíblica:
a) Texto: Juan 15:1-11, 16-17 b) Preguntas:
¿Cuál es la primera declaración en esta parábola (comparación) que hace Jesús? (Juan 15:1) “Yo soy la vid verdadera...”
¿Quién es el cuidador o labrador de esa vid? El Padre eterno.
¿Qué hará con los pámpanos que no llevan frutos? (v.2) El Padre quién cuida de la vid lo cortará. ¿Qué hará con los pámpanos que si llevan frutos? El Padre los limpiará para que lleven más fruto. ¿Qué recomendación nos hace el Señor en el versículo 4? “Permaneced en mí”
¿Para que? Para que podamos llevar fruto. De otra manera es imposible.
¿Cuál es la declaración más sobresaliente del versículo 5? “Separados mí nada podéis hacer”
- Leer detenidamente el versículo 7- Hacer notar que este versículo siempre se lo menciona fuera de contexto. Entonces hagamos una buena interpretación de las Escrituras y ubiquemos este versículo dentro del contexto de la parábola de la vid.
¿Qué ocurre si permanecemos en el Señor llevando frutos? Podemos pedir todo lo que queramos y Él lo hará con tal que nosotros extendamos Su vida en otros.
¿En que cosas es glorificado el Padre? (v.8) En que nosotros llevemos mucho fruto y seamos los discípulos de Cristo.
¿Qué sentido tiene estas palabras de Jesús acerca del llevar frutos como parte de la vid verdadera? (v.11) En que el gozo del Señor esté en nosotros y nuestro gozo esté cumplido.
¿Nosotros elegimos al Señor o Él nos eligió a nosotros? (v.16) Él nos eligió a nosotros ¿Para que? Para que llevemos fruto y ese fruto permanezca.
¿Qué otro sentido tiene el llevar fruto permanente? Que todo lo que pidamos al Padre Él nos lo dé.
c) Explicación:
Unidos a la vida de Cristo: Este pasaje de la parábola de la vid es uno de los pasajes más profundos y reveladores acerca de cómo interactúa la vida de Dios en nosotros; y la autoridad que tenemos por ello de parte de Él para llevar Su vida a otros. En 1 Corintios 6:5-17 se nos dice que cuando nos unimos al Señor somos un solo espíritu con Él. Tan íntima es esta unión que está puesta dentro del contexto de las relaciones sexuales para que nos demos cuenta que nuestra unión con Cristo es por demás íntima. De esa unión surge nueva vida naturalmente. La naturaleza nos enseña esto y Jesús tomó esa comparación para decirnos lo unido que estamos a Él. La planta de uva tiene varias ramas llamadas pámpanos que son las encargadas de llevar los racimos de uva. Jesús dice: Yo soy esa planta verdadera, ustedes son las ramas que llevan fruto. Entre otras cosas nos indica que la unión íntima con Él produce vida en nosotros a través de la preciosa sabia que es el Espíritu Santo, pero que no puede
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quedar allí el proceso sino que llevamos fruto como resultado de la unión a la vida plena y permanente de Jesucristo.
El que no lleva fruto se comprueba a sí mismo que no está unido o ligado a la vida de Cristo. Por eso el Padre limpiará a la verdadera vid de todos aquellos pámpanos (personas) que son estériles y que no llevan fruto adecuadamente. Aquí es por demás evidente la relación de autoridad: Fíjese como Dios le ha entregado toda autoridad al Hijo y ha sujetado todas las cosas bajo sus pies. El Hijo a su vez nos ha delegado toda Su autoridad a nosotros para que llevemos la Palabra de verdad a las personas que habitan este mundo, pero es tan serio este traspaso de autoridad que si no llevamos fruto seremos cortados de la vid en la que alguna vez fuimos injertados. El Padre mismo hará ese trabajo de sacarnos de la vid porque Él cuida que la vida de Cristo se extienda eficazmente a otros.
¿Cuál es el fruto del cual habla Jesús en esta comparación?. Evidentemente no puede ser del mismo fruto del Espíritu que habla el apóstol Pablo a los Gálatas 5:22-24 Lo que Cristo dice acerca del fruto de la vid que es permanente no es aplicable al pasaje de Gálatas pues cuando la persona muere termina con ella el fruto del Espíritu que haya desarrollado en su vida. Pero el fruto que una persona produce al tocar con la vida de Cristo a otros trasciende toda frontera imaginable, porque de esa manera puede permanecer y perpetuarse por siglos la obra de Cristo. A su vez este fruto siempre glorifica al Señor en cualquiera de los sentidos. Este fruto también tiene la particularidad de multiplicarse indefinidamente en nuevas vidas transformadas por el poder de Jesucristo.
Cuando alguien planta una vid espera natural y razonablemente poder cosechar de sus frutos (v.2). En la comparación literal con la vid dice Jesús que cada vez se espera también natural y razonablemente que la vid produzca más fruto (v.2). En épocas de vendimia o cosecha de la uva suele haber gran alegría cuando las plantas de vid se han cargado con más fruto que años anteriores. Pero cuando las plantas de vid se han cargado con mucho fruto (v.8) hay fiesta y esto es natural y razonable que ocurra. Jesús, sin embargo, en esta parábola pone un término extraño a la naturaleza y la razón, y es que ese fruto sea permanente (v.16). Un fruto natural no se puede conservar por mucho tiempo pues tiene un tiempo de maduración y luego, si no se consume, se descompone paulatinamente. Puede ser conservado por algún tiempo más a través de las conservas y el vacío pero finalmente terminará su vida útil. Esto demuestra que Jesús estaba refiriéndose a algo no humano y natural, sino a un recurso sobrenatural en el fruto que hace posible que el fruto sea permanente. Solamente la vida de Cristo es permanente y si esa vida es transferida a otros a través de la prédica del evangelio será un fruto permanente, vigente y dará gloria a Dios.
Extendiendo la vida de Cristo: Miremos por un momento el fruto permanente que produjo la vida de Pablo a través de unos XX siglos. Son incontables los millones de personas que fueron tocadas por su vida y ministerio, por sus palabras y por sus hechos. Él mismo dijo: “Porque aunque tengáis diez mil ayos en Cristo, no tendréis muchos padres; pues en Cristo Jesús yo os engendré por medio del evangelio. Por tanto, ruego que me imitéis.” 1 Corintios 4:14-16 De forma explícita Pablo está diciendo que engendró la vida de Cristo en otros, les dio de manera voluntaria y deliberada la misma vida de Cristo.
1. Cuando Jesús dice que llevemos fruto esta diciendo que engendremos hijos espirituales.
2. Cuando dice que llevemos más fruto está diciendo que dupliquemos nuestra capacidad reproductora espiritual y que engendremos más hijos espirituales.
3. Cuando dice que llevemos mucho fruto es porque ese fruto primero ha empezado a duplicarse a la par de lo que nosotros estamos duplicando.
4. Cuando Jesús dice que nuestro fruto permanezca está diciendo que aunque nosotros muramos el alcance de nuestra vida espiritual, Su misma vida, sigue multiplicándose a ciento por uno en otros y cada vez más.
En este contexto Jesús dijo que podemos pedir todo lo que queramos al Padre y Él lo hará.
No hay nada difícil para Dios si le pedimos algo que tenga que ver con el fruto espiritual extendido en otras personas.
En este contexto Jesús dijo que Su gozo estará en nosotros y a su vez nuestro propio gozo será
cumplido.
Solo el resultado comprobable de estas dos premisas del pedido respondido y el gozo cumplido en nosotros pueden dejarnos tranquilos en cuanto a nuestra autoridad como padres espirituales.
EL FRUTO ESPIRITUAL SOLO PUEDE PERMANECER EN HIJOS ESPIRITUALES
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____________________________________________Marino M. Muñoz
LA AUTORIDAD
LECCION 28: LA IGLESIA ES AUTORIDAD DELEGADA
Lectura devocional: Ya hemos visto cómo la iglesia de Jesucristo no debe ser una institución humana, sino cómo debe mantener el carácter de Cuerpo de Cristo para poder mostrar en evidencias concretas que tiene la autoridad de Cristo. Mucho mal se ha hecho a la iglesia en el siglo XX institucionalizándola, racionalizándola y mecanizándola en todos sus movimientos. Si bien esto corresponde en parte al pedido de las autoridades gubernamentales de casi todos los países, no debiera basarse la iglesia en su organización, ni denominación, ni institucionalización si de veras quiere mostrar la autoridad de Cristo en el mundo. La mayor y mejor prueba que la iglesia de Jesucristo no necesita ningún sistema humano que encuadre y regule sus movimientos es el mismo libro de los Hechos de los apóstoles. Allí se relatan cuarenta años de vida de la primera iglesia de Jerusalén, luego las misiones salidas desde allí hacia distintos puntos. Particularmente vemos como en los dos primeros capítulos de este hermoso libro la iglesia constituida en un pequeño grupo solo oraban y esperaban el tiempo del Señor. La venida del Espíritu Santo sobre ellos causó una conmoción que tuvo repercusiones a muy largas distancias; pero en el mismo Jerusalén se incorporaron como tres mil personas a las filas cristianas. Luego, la curación del cojo por parte de Pedro y Juan hizo que otros cinco mil se sumaran a la iglesia. Pero lo llamativo es que no solamente eran un gran número de personas unidas en un mismo espíritu y sentir, sino que el poder y la Autoridad del Cristo resucitado que fluía a través de ellos era imparable. En este punto las autoridades seculares quisieron poner freno intimando y amenazando a los discípulos pero esto tampoco pudo frenar el ímpetu del Espíritu. Pero el poder político tomó cartas en el asunto teniendo a Saulo de Tarso como la persona que ejecutaba las órdenes de prender, arrastrar por las calles y encarcelar y matar si era necesario a todos los que fueran del Camino. Pero en el capítulo 9 la autoridad espiritual de la iglesia hizo que finalmente este hombre fuera derribado de la cabalgadura y se encontrara cara a cara con la Suprema autoridad. Allí las cosas cambiaron para Saulo y para la iglesia. En el capítulo 12 de Hechos se narra la inquietante historia del apóstol Pedro detenido y a punto de ser ejecutado. Pero la oración de la iglesia haciendo uso de Su autoridad hizo que no solamente quedara libre, sino que las dieciséis personas que custodiaban a Pedro fueran al otro día ejecutados en su lugar. Después de esto la iglesia lo había llenado todo Jerusalén de tal forma que cuando Herodes hablaba al pueblo éste le pedía que dijera palabras de Dios y no de hombres. Sabemos cómo un ángel intervino en la escena e hirió a esta persona influyente en público muriendo comido por gusanos. Creo que no necesitamos más muestras bíblicas de cómo puede la iglesia realmente expandir y demostrar la autoridad de Cristo cuando toma posesión del lugar que Cristo mismo le legó. Esta es una de las más altas revelaciones que contiene el Nuevo testamento, sin embargo, hoy es una de las cosas que más permanece en la oscuridad para muchos cristianos. La iglesia es la autoridad que Diosa constituyó sobre todo sistema, gobierno y poderes leámoslo directamente de la Biblia.
Lectura bíblica:
d) Texto: Efesios 1:16-23 e) Preguntas:
¿Para qué ora el apóstol Pablo? (Efesios 1:16-17) Para que el Señor les dé espíritu de Sabiduría y de revelación en el conocimiento de Él.
¿Qué debe mostrarles claramente a sus ojos? (v.18) Cuál es la rica gloria de Su herencia. ¿Qué amplitud tiene el poder – autoridad – de Cristo? (v.19) Es supereminente grande. ¿En quienes opera ese poder? En nosotros los que creemos.
¿Qué produjo en Cristo ese poder? (v.20) Pudo resucitarlo y sentarlo a la diestra del Padre.
¿Sobre quienes ejerce autoridad nuestro Señor? (v.21) Sobre todo principado y autoridad y poder y señorío, y sobre todo nombre que se nombra
¿Qué cosas dejo fuera de su poder y autoridad? (v.22) Nada, absolutamente. Sometió todas las cosas bajo Sus pies.
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¿A quién entregó o delegó Su poder? A la iglesia ¿Quiénes conforman Su iglesia? Nosotros mismos.
¿Qué relación hay entre la iglesia y Cristo? (v.23) Ella es el cuerpo, Él es la cabeza.
¿Hasta qué punto la iglesia expresa a Cristo? La iglesia es la plenitud de Aquel que todo lo llena en todo.
f) Explicación:
Cristo: Nosotros quizás no hemos dimensionado el poder que se le ha conferido a Cristo en el Universo, es por eso que no vemos el poder de la iglesia. Una vez que conocemos cabalmente quién es Cristo inmediatamente nos damos cuenta qué puede ser la iglesia si la Palabra de Dios la describe como Su propio cuerpo. Cristo es quién tiene todo el poder, absoluto dominio, total dominio, toda facultad de potestad o autoridad, de manera que no queda absolutamente nada sobre Él mismo. ¿Podemos entender aunque sea en pequeña parte este estado de nuestro Señor?. En la forma más ínfima ningún ser que tenga nombre sobre el universo puede quedar fuera del alcance de Su poder y quién quiera que sea deberá doblar sus rodillas, postrarse y obedecer a la autoridad que tiene nuestro Cristo. Tan grande es esta posición que solamente si el Espíritu nos la revela podremos verla (Juan 16:8-11).
La iglesia: Cuando en la palabra de Dios encontramos una nueva revelación, tal como lo es el caso de la iglesia, debemos tener cuidado de no ser tan groseros como para pasarla por alto. Toda la Biblia habla de una sola persona, a saber, del mismo Cristo. Desde el Génesis al Apocalipsis Dios ha introducido su pensamiento, Su palabra, Su propósito, Su voluntad de hacer conocer a Su Hijo y no podemos dejar de ver especialmente en el Antiguo Testamento como se exalta y entrona Su figura. Pero en el Nuevo Testamento Cristo es el Verbo hecho carne, la Palabra personificada, el Hijo del Hombre, el Hijo de Dios y finalmente el Rey de reyes y Señor de señores tal como lo describe Apocalipsis; mientras que Dios se propone introducir una nueva revelación y esa es la iglesia como el cuerpo de Cristo y en otra dimensión la Esposa del Cordero. El Apocalipsis termina con una clara y total intervención de la iglesia en los asuntos divinos mientras en conjunto con el Espíritu claman: “Ven, ven Señor Jesús”. Esto es admisible fácilmente a nuestra limitada mente, pero para conocer quién es realmente la iglesia debemos entrar a la dimensión del espíritu. Allí se nos revela que es “la Plenitud de Aquel que todo lo llena en todo”. Este concepto de Plenitud absoluta es solo reservado a Cristo mismo en persona (Colosenses 1:19; 2:19). Por es muy llamativo que en el libro de Efesios se nos diga que la iglesia es la Plenitud de Aquel..., que podemos ser llenos de toda la Plenitud de Dios (Efesios 3:19) y que es necesario que seamos edificados como iglesia hasta que lleguemos a la medida de la estatura de la Plenitud de Cristo (Efesios 4:13). ¡Qué el Señor nos perdone por ser tan torpes al medir la iglesia sólo como una institución humana!. La iglesia es más que el conjunto de unos cuantos creyentes en Cristo. La iglesia no se constituye por sí sola, ella Es el cuerpo de Cristo, Es también así la Plenitud del mismo Dios. Usted y yo somos más que dos personas que creemos en Cristo, somos una unidad indivisible con Él. La razón principal para que esto ocurra es porque tenemos la misma Vida que procede del Padre. De ese mismo modo tenemos Su poder y también Su autoridad.
¡Qué interesante resulta ver así a la iglesia! Pero qué pequeña la hemos dejado con nuestros argumentos y prejuicios mundanos. Pero cuando la revelación del Espíritu venga sobre Su iglesia entonces será ejecutado en la realidad que la iglesia está sobre todas las cosas, sobre todos los poderes, sobre todos los dominios y será posible extender la vida de Cristo no solamente a través de los argumentos de las palabras sino por la demostración del poder y la autoridad conferidos realmente por nuestro Señor. Esto está a punto de suceder, por ello es necesario recibir ahora esta Palabra.
e) Conversación:
¿Qué pensaba que era la iglesia de Cristo?
¿Alguna vez había visto de esta manera la Palabra de Efesios 1? ¿Qué está dispuesto a hacer como parte de la iglesia de Jesucristo?
NOSOTROS ESTAMOS PUESTOS POR AUTORIDAD SOBRE TODAS LAS COSAS
Oración de consagración:
⇒ Declarar que somos la iglesia de Jesucristo y tomar la posición sobre todas las cosas.
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____________________________________________Marino M. Muñoz
LA AUTORIDAD DE DIOS
EL TEMA AUTORIDAD TIENE TRES AREAS IMPORTANTES
1. ES NETAMENTE ESCRITURAL
Debemos recurrir a las escrituras una y otra vez para que la Palabra nos muestre a Dios.
No podemos conocer a Dios sino a través de su Palabra. Así se revela Dios.
2. SE RECIBE POR REVELACION DEL ESPIRITU SANTO
La letra de la Palabra no produce vida, el Espíritu solamente es el que vivifica la Palabra dentro de nosotros.
Las personas necesitan tener una experiencia propia con la Autoridad de Dios. Debe ser revelado el Padre en ellos.
3. NECESITA MINISTRACION SOBRE LAS PERSONAS
Al orar por las personas nosotros ejercemos autoridad espiritual sobre ellos y les traemos la bendición de la revelación del tema AUTORIDAD DE DIOS, por el Espíritu Santo.
Las personas deben renunciar abiertamente al espíritu de REBELDIA (incluido los niños) y a los espíritus de contienda, celos y murmuración (1 Corintios 3:1-6).
La oración más común en la ministración debiera ser:
“VENGA TU REINO.
HÁGASE TU VOLUNTAD EN LA TIERRA,
COMO SE HACE EN EL CIELO”.
Mateo 6:10
M.E.C.LID.
MINISTERIO DE ENSEÑANZA Y CAPACITACION PARA LÍDERES
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