Dos hombres y el plan de Dios
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· 49 viewsTenemos que aprender a escuchar la voz de Dios y obedecerle
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4 Pero Dios, que es rico en misericordia, por su gran amor con que nos amó, 5 aun estando nosotros muertos en pecados, nos dio vida juntamente con Cristo (por gracia sois salvos), 6 y juntamente con él nos resucitó, y asimismo nos hizo sentar en los lugares celestiales con Cristo Jesús, 7 para mostrar en los siglos venideros las abundantes riquezas de su gracia en su bondad para con nosotros en Cristo Jesús. 8 Porque por gracia sois salvos por medio de la fe; y esto no de vosotros, pues es don de Dios; 9 no por obras, para que nadie se gloríe. 10 Porque somos hechura suya, creados en Cristo Jesús para buenas obras, las cuales Dios preparó de antemano para que anduviésemos en ellas.
4 Pero Dios, que es rico en misericordia, por su gran amor por nosotros, 5 nos dio vida con Cristo, aun cuando estábamos muertos en pecados. ¡Por gracia ustedes han sido salvados! 6 Y en unión con Cristo Jesús, Dios nos resucitó y nos hizo sentar con él en las regiones celestiales, 7 para mostrar en los tiempos venideros la incomparable riqueza de su gracia, que por su bondad derramó sobre nosotros en Cristo Jesús. 8 Porque por gracia ustedes han sido salvados mediante la fe; esto no procede de ustedes, sino que es el regalo de Dios, 9 no por obras, para que nadie se jacte. 10 Porque somos hechura de Dios, creados en Cristo Jesús para buenas obras, las cuales Dios dispuso de antemano a fin de que las pongamos en práctica.
4 Pero Dios es tan rico en misericordia y nos amó tanto 5 que, a pesar de que estábamos muertos por causa de nuestros pecados, nos dio vida cuando levantó a Cristo de los muertos. (¡Es sólo por la gracia de Dios que ustedes han sido salvados!) 6 Pues nos levantó de los muertos junto con Cristo y nos sentó con él en los lugares celestiales, porque estamos unidos a Cristo Jesús. 7 De modo que, en los tiempos futuros, Dios puede ponernos como ejemplos de la increíble riqueza de la gracia y la bondad que nos tuvo, como se ve en todo lo que ha hecho por nosotros, que estamos unidos a Cristo Jesús.
8 Dios los salvó por su gracia cuando creyeron. Ustedes no tienen ningún mérito en eso; es un regalo de Dios. 9 La salvación no es un premio por las cosas buenas que hayamos hecho, así que ninguno de nosotros puede jactarse de ser salvo. 10 Pues somos la obra maestra de Dios. Él nos creó de nuevo en Cristo Jesús, a fin de que hagamos las cosas buenas que preparó para nosotros tiempo atrás.
4 Pero Dios, que es rico en misericordia, por causa del gran amor con que nos amó,
5 aun cuando estábamos muertos en nuestros delitos, nos dio vida juntamente con Cristo (por gracia ustedes han sido salvados),
6 y con Él nos resucitó y con Él nos sentó en los lugares celestiales en Cristo Jesús,
7 a fin de poder mostrar en los siglos venideros las sobreabundantes riquezas de Su gracia por Su bondad para con nosotros en Cristo Jesús.
8 Porque por gracia ustedes han sido salvados por medio de la fe, y esto no procede de ustedes, sino que es don de Dios;
9 no por obras, para que nadie se gloríe.
10 Porque somos hechura Suya, creados en Cristo Jesús para hacer buenas obras, las cuales Dios preparó de antemano para que anduviéramos en ellas.
¿Qué es lo que determina las cosas que haces a lo largo del día (y cada día)?
¿Cómo tomas tus decisiones?
Por lo general, la inmensa mayoría de las personas se dejan llevar por la corriente. Lo que quiero decir es que casi todos se dejan dirigir por las circunstancias.
Pero hay algo más. Los discípulos de Jesús sabemos que Él tiene un plan, y que está desarrollando ese plan en nuestras vidas, a nuestro alrededor.
Esto no es solamente cierto para cierto grupo de cristianos muy elevados espiritualmente que logran escuchar la voz de Dios. Es para todos.
Tenemos que partir de una base: las coincidencias no existen.
Entiende bien esto: desde que caminas con Jesús tienes que aprender a estar atento a escuchar su voz, porque Él te va a hablar. No solamente te va a transmitir enseanzas generales acerca de la vida cristiana, sino que también te va a dirigir en lo específico.
Dios tiene planes que te afectan a ti y a otras personas a tu alrededor. Conoces a algunas de esas personas, pero también te va a conectar con personas que hasta ahora no has conocido. Pero no es coincidencia.
1. Un hombre bueno en la iglesia equivocada
1. Un hombre bueno en la iglesia equivocada
¿Puede ser que una persona que busca a Dios se congregue con el grupo equivocado? Sí, puede ser, por un tiempo.
Consideremos a este hombre bueno.
1 Había en Cesarea un hombre llamado Cornelio, centurión de la compañía llamada la Italiana, 2 piadoso y temeroso de Dios con toda su casa, y que hacía muchas limosnas al pueblo, y oraba a Dios siempre.
1 Vivía en Cesarea un centurión llamado Cornelio, del regimiento conocido como el Italiano. 2 Él y toda su familia eran devotos y temerosos de Dios. Realizaba muchas obras de beneficencia para el pueblo de Israel y oraba a Dios constantemente.
1 En Cesarea vivía un oficial del ejército romano llamado Cornelio, quien era un capitán del regimiento italiano. 2 Era un hombre devoto, temeroso de Dios, igual que todos los de su casa. Daba generosamente a los pobres y oraba a Dios con frecuencia.
1 Había en Cesarea un hombre llamado Cornelio, centurión de la cohorte llamada la Italiana,
2 piadoso y temeroso de Dios con toda su casa, que daba muchas limosnas al pueblo judío y oraba a Dios continuamente.
Sin duda, Cornelio era una buena persona.
a. Era un soldado, más que eso, tenía autoridad sobre cien hombres a su cargo.
b. Era piadoso, no solamente él sino también su familia. Esto quiere decir que creía en Dios y procuraba acercarse a Él.
c. Era temeroso de Dios. ¿Quiere decir que este hombre vivía con miedo? No; dudo que este aguerrido soldado tuviera mucho miedo. Se refiere a que era una persona que no quería ofender a Dios, que procuraba agradar a Dios con su vida. Una vez más, así eran Él y su familia.
d. Hacía muchas limosnas al pueblo. Cornelio no era indiferente a las necesidades de los que lo rodeaban. No todas las personas piadosas que conozco se identifican con las necesidades de otros, pero él sí lo hacía. Esta es una cualidad muy especial. Claro que podría haber hecho esto para llamar la atención. Pero llama la atención que no hacía “algunas” limosnas, sino muchas.
e. Oraba a Dios siempre. Esta sí que es una característica muy especial. Hay personas de las que se puede decir que han orado a Dios en algunas ocasiones de su vida, cuando han tenido problemas o cuando han necesitado algo. Pero él lo hacía siempre. ¡Muchos cristianos tendrían que aprender de él!
Entendamos que Cornelio no iba a nuestra iglesia. El término “temeroso de Dios” era comunmente utilizado para referirse a los “prosélitos”, los extranjeros que habían creído en el Único Dios de los judíos y visitaban el templo, probablemente en las fiestas anuales como la Pascua.
¿Puede ser que haya alguna persona así, que realmente busque a Dios y procure agradarle, pero que esté asistiendo al grupo religioso equivocado? Sí, los hay, por algún tiempo.
2. Un hombre bueno y una experiencia poderosa
2. Un hombre bueno y una experiencia poderosa
¿De qué manera obra Dios para que las personas se acerquen a él y lo conozcan mejor?
Lo hace de muchas maneras.
Observemos de qué manera lo hizo en la vida de Cornelio.
3 Este vio claramente en una visión, como a la hora novena del día, que un ángel de Dios entraba donde él estaba, y le decía: Cornelio. 4 El, mirándole fijamente, y atemorizado, dijo: ¿Qué es, Señor? Y le dijo: Tus oraciones y tus limosnas han subido para memoria delante de Dios. 5 Envía, pues, ahora hombres a Jope, y haz venir a Simón, el que tiene por sobrenombre Pedro. 6 Este posa en casa de cierto Simón curtidor, que tiene su casa junto al mar; él te dirá lo que es necesario que hagas. 7 Ido el ángel que hablaba con Cornelio, éste llamó a dos de sus criados, y a un devoto soldado de los que le asistían; 8 a los cuales envió a Jope, después de haberles contado todo.
3 Un día, como a las tres de la tarde, tuvo una visión. Vio claramente a un ángel de Dios que se le acercaba y le decía:
—¡Cornelio!
4 —¿Qué quieres, Señor?—le preguntó Cornelio, mirándolo fijamente y con mucho miedo.
—Dios ha recibido tus oraciones y tus obras de beneficencia como una ofrenda—le contestó el ángel—. 5 Envía de inmediato a algunos hombres a Jope para que hagan venir a un tal Simón, apodado Pedro. 6 Él se hospeda con Simón el curtidor, que tiene su casa junto al mar.
7 Después de que se fue el ángel que le había hablado, Cornelio llamó a dos de sus siervos y a un soldado devoto de los que le servían regularmente. 8 Les explicó todo lo que había sucedido y los envió a Jope.
3 Una tarde, como a las tres, tuvo una visión en la cual vio que un ángel de Dios se le acercaba.
—¡Cornelio! —dijo el ángel.
4 Cornelio lo miró fijamente, aterrorizado.
—¿Qué quieres, señor? —le preguntó al ángel.
Y el ángel contestó:
—¡Dios ha recibido tus oraciones y tus donativos a los pobres como una ofrenda! 5 Ahora pues, envía a algunos hombres a Jope y manda llamar a un hombre llamado Simón Pedro. 6 Él está hospedado con Simón, un curtidor que vive cerca de la orilla del mar.
7 En cuanto el ángel se fue, Cornelio llamó a dos de los sirvientes de su casa y a un soldado devoto, que era uno de sus asistentes personales. 8 Les contó lo que había ocurrido y los envió a Jope.
3 Como a la hora novena, vio claramente en una visión a un ángel de Dios que entraba a donde él estaba y le decía: «Cornelio»
4 Mirándolo fijamente y atemorizado, Cornelio dijo: «¿Qué quieres, Señor?». Y el ángel le dijo: «Tus oraciones y limosnas han ascendido como memorial delante de Dios.
5 »Envía ahora algunos hombres a Jope, y manda traer a un hombre llamado Simón, que también se llama Pedro.
6 Este se hospeda con un curtidor llamado Simón, cuya casa está junto al mar»
7 Después que se había ido el ángel que le hablaba, Cornelio llamó a dos de los criados y a un soldado piadoso de los que constantemente le servían.
8 Después de explicarles todo, los envió a Jope.
Cornelio tuvo una experiencia especial. Podemos decir que recibió una visita especial.
No estamos hablando de un sueño. Esto sucedió a las 3 de la tarde (“la hora novena”).
El relato habla de lo que Cornelio vio claramente en una visión (se hace evidente que Lucas entrevistó a este hombre o a alguien que escuchó el testimonio de primera mano), un ángel de Dios que entraba donde él estaba.
A pesar de que no nos aclara dónde estaba, observa los detalles del relato: la hora, el tipo de experencia, la claridad de la visión. Esta no es una fábula sino un testimonio.
Ahora, prestemos atención al diálogo que se produjo.
Imagínate a Cornelio sorprendido y asustado por la presencia de aquella persona ante él (no lo describe, solamente dice que era un ángel). Entonces escucha al ángel que le habla:
Por su nombre
Por su nombre
Cornelio… El ángel lo llamó por su nombre. Algo muy especial nos sucede cuando alguien nos llama por nuestro nombre propio. Implica que la persona sabe quien somos, que nos reconoce, nos distingue entre las demás personas.
¿Has tenido alguna experiencia espiritual en la que te han llamado por tu nombre? A mí me ha pasado, en más de una ocasión.
1 Ahora, así dice Jehová, Creador tuyo, oh Jacob, y Formador tuyo, oh Israel: No temas, porque yo te redimí; te puse nombre, mío eres tú.
1 Pero ahora, así dice el Señor,
el que te creó, Jacob,
el que te formó, Israel:
«No temas, que yo te he redimido;
te he llamado por tu nombre; tú eres mío.
1 Pero ahora, oh Jacob, escucha al Señor, quien te creó.
Oh Israel, el que te formó dice:
«No tengas miedo, porque he pagado tu rescate;
te he llamado por tu nombre; eres mío.
1 Mas ahora, así dice el Señor tu Creador, oh Jacob,
Y el que te formó, oh Israel:
«No temas, porque Yo te he redimido,
Te he llamado por tu nombre; Mío eres tú.
30 Entonces el ángel le dijo: María, no temas, porque has hallado gracia delante de Dios.
30 —No tengas miedo, María; Dios te ha concedido su favor—le dijo el ángel—.
30 —No tengas miedo, María —le dijo el ángel—, ¡porque has hallado el favor de Dios!
30 Y el ángel le dijo: «No temas, María, porque has hallado gracia delante de Dios.
Sí, María también se sintió así, y Zacarías, el papá de Juan el Bautista, y otros.
Dios también te conoce a ti, y te llama por tu nombre.
Ahora, es bien interesante la manera en que Cornelio le responde al ángel:
¿Qué es, Señor?
¿Qué es, Señor?
El térnimo griego utilizado aquí es kyrios, la palabra que se traduce como Señor con más frecuencia. Cornelio supo que Dios estaba involucrado en aquella experiencia.
Esto nos recuerda la experiencia de alguien más:
3 Mas yendo por el camino, aconteció que al llegar cerca de Damasco, repentinamente le rodeó un resplandor de luz del cielo; 4 y cayendo en tierra, oyó una voz que le decía: Saulo, Saulo, ¿por qué me persigues? 5 El dijo: ¿Quién eres, Señor? Y le dijo: Yo soy Jesús, a quien tú persigues; dura cosa te es dar coces contra el aguijón.
3 En el viaje sucedió que, al acercarse a Damasco, una luz del cielo relampagueó de repente a su alrededor. 4 Él cayó al suelo y oyó una voz que le decía:
—Saulo, Saulo, ¿por qué me persigues?
5 —¿Quién eres, Señor?—preguntó.
—Yo soy Jesús, a quien tú persigues—le contestó la voz—.
3 Al acercarse a Damasco para cumplir esa misión, una luz del cielo de repente brilló alrededor de él. 4 Saulo cayó al suelo y oyó una voz que le decía:
—¡Saulo, Saulo! ¿Por qué me persigues?
5 —¿Quién eres, señor? —preguntó Saulo.
—Yo soy Jesús, ¡a quien tú persigues! —contestó la voz—.
3 Y mientras viajaba, al acercarse a Damasco, de repente resplandeció a su alrededor una luz del cielo.
4 Al caer a tierra, oyó una voz que le decía: «Saulo, Saulo, ¿por qué me persigues?».
5 «¿Quién eres, Señor?», preguntó Saulo. El Señor respondió: «Yo soy Jesús a quien tú persigues;
Saulo le preguntó quién era, pero también le llamó “Señor”.
Tú sabes cuando Dios te está hablando, cuando está obrando en ti. Lo mejor que puedes hacer es desarrollar ese sentido, esa sensibilidad, para recibir la obra y la Palabra de Dios en tu vida.
Pero, observa lo que el ángel le vino a decir:
Tus oraciones y tus limosnas han subido para memoria delante de Dios
Tus oraciones y tus limosnas han subido para memoria delante de Dios
¿Recordará Dios lo que has hecho bien? ¡Qué lindo es saberlo!
¿Te puedes imaginar el sentir de Cornelio al escuchar estas palabras?
Dios te puede decir: “¿Recuerdas cuando hiciste aquella buena obra? Sí, nadie se enteró, nadie te felicitó en ese momento, nadie te apoyó, pero yo lo vi”. Eso fue lo que escuchó Cornelio.
¿Recuerdas cuando oraste y pareció que nada sucedía como resultado? ¿Pareció que no había respuesta? Bueno, presta atención a esto: Sí hubo respuesta, sí la hay; tu oración ha sido escuchada.
Dios se ha acordado de lo que hiciste con una buena actitud.
Y aquí debemos detenernos un momento: importa mucho la actitud con la que has hecho las cosas.
Cornelio tuvo aquella experiencia porque su vida espiritual y sus acciones habían estado basadas en la actitud adecuada.
No hagas tu justicia para ser visto por los hombres.
1 Guardaos de hacer vuestra justicia delante de los hombres, para ser vistos de ellos; de otra manera no tendréis recompensa de vuestro Padre que está en los cielos.
1 »Cuídense de no hacer sus obras de justicia delante de la gente para llamar la atención. Si actúan así, su Padre que está en el cielo no les dará ninguna recompensa.
1 »¡Tengan cuidado! No hagan sus buenas acciones en público para que los demás los admiren, porque perderán la recompensa de su Padre, que está en el cielo.
1 »Cuídense de no practicar su justicia delante de los hombres para ser vistos por ellos; de otra manera no tendrán recompensa de su Padre que está en los cielos.
Cuando el Maestro dijo esto habló directamente de las limosnas y la oración. Uno podría caer fácilmente en el error de hacer las cosas por los motivos equivocados.
No es algo que se diga abiertamente ni que uno reconozca, ni siquiera para sí mismo, pero muchas veces hacemos las cosas para agradar a los demás.
Sería bueno que recordemos el compromiso que el apóstol Pablo había hecho consigo mismo:
10 Pues, ¿busco ahora el favor de los hombres, o el de Dios? ¿O trato de agradar a los hombres? Pues si todavía agradara a los hombres, no sería siervo de Cristo.
10 ¿Qué busco con esto: ganarme la aprobación humana o la de Dios? ¿Piensan que procuro agradar a los demás? Si yo buscara agradar a otros, no sería siervo de Cristo.
10 Queda claro que no es mi intención ganarme el favor de la gente, sino el de Dios. Si mi objetivo fuera agradar a la gente, no sería un siervo de Cristo.
10 Porque ¿busco ahora el favor de los hombres o el de Dios? ¿O me esfuerzo por agradar a los hombres? Si yo todavía estuviera tratando de agradar a los hombres, no sería siervo de Cristo.
¿A quién le sirves tú?
Ahora, si esta conversación entre Cornelio y el ángel hubiera terminado allí, hubiera sido suficiente, glorioso. Cornelio hubiera llegado a la conclusión de que “todo estaba bien con Dios”, que “tenía el cielo ganado”, “que era todo lo bueno que hacía falta ser”. ¿Qué más iba a esperar, siendo que Dios había escuchado sus oraciones y había visto sus buenas acciones?
Bueno, justamente, aquello (las oraciones y buenas acciones) no habían sido suficientes. Había algo que Cornelio tenía que hacer.
5 Envía, pues, ahora hombres a Jope, y haz venir a Simón, el que tiene por sobrenombre Pedro. 6 Este posa en casa de cierto Simón curtidor, que tiene su casa junto al mar; él te dirá lo que es necesario que hagas.
5 Envía de inmediato a algunos hombres a Jope para que hagan venir a un tal Simón, apodado Pedro. 6 Él se hospeda con Simón el curtidor, que tiene su casa junto al mar.
5 Ahora pues, envía a algunos hombres a Jope y manda llamar a un hombre llamado Simón Pedro. 6 Él está hospedado con Simón, un curtidor que vive cerca de la orilla del mar.
5 »Envía ahora algunos hombres a Jope, y manda traer a un hombre llamado Simón, que también se llama Pedro.
6 Este se hospeda con un curtidor llamado Simón, cuya casa está junto al mar»
Faltaba algo, una pieza importante.
Las oraciones y buenas acciones de Cornelio lo habían calificado para recibir la revelación final, el conocimiento culminante del camino de salvación.
El poderoso general tendría que mandar buscar a un humilde pescador judío.
Si actúas con la actitud adecuada, Dios te va a dirigir exactamente hacia lo que necesitas saber, lo que tienes que hacer conforme a su voluntad.
Cornelio hizo exactamente lo que el ángel le dijo. Cuando Dios te hable, haz exactamente lo que te diga.
3. Otro hombre bueno y una revelación especial
3. Otro hombre bueno y una revelación especial
Sucedió exactamente a continuación de la experiencia de Cornelio. Estaba todo cronometrado por Dios. Dios conecta a las personas, y no es algo librado al azar.
La experiencia de Simón Pedro y la de Cornelio estaban conectadas.
Los hombres iban en camino, y esto le sucedió a Pedro:
9 Al día siguiente, mientras ellos iban por el camino y se acercaban a la ciudad, Pedro subió a la azotea para orar, cerca de la hora sexta. 10 Y tuvo gran hambre, y quiso comer; pero mientras le preparaban algo, le sobrevino un éxtasis; 11 y vio el cielo abierto, y que descendía algo semejante a un gran lienzo, que atado de las cuatro puntas era bajado a la tierra; 12 en el cual había de todos los cuadrúpedos terrestres y reptiles y aves del cielo. 13 Y le vino una voz: Levántate, Pedro, mata y come. 14 Entonces Pedro dijo: Señor, no; porque ninguna cosa común o inmunda he comido jamás. 15 Volvió la voz a él la segunda vez: Lo que Dios limpió, no lo llames tú común. 16 Esto se hizo tres veces; y aquel lienzo volvió a ser recogido en el cielo.
17 Y mientras Pedro estaba perplejo dentro de sí sobre lo que significaría la visión que había visto, he aquí los hombres que habían sido enviados por Cornelio, los cuales, preguntando por la casa de Simón, llegaron a la puerta. 18 Y llamando, preguntaron si moraba allí un Simón que tenía por sobrenombre Pedro. 19 Y mientras Pedro pensaba en la visión, le dijo el Espíritu: He aquí, tres hombres te buscan. 20 Levántate, pues, y desciende y no dudes de ir con ellos, porque yo los he enviado.
9 Al día siguiente, mientras ellos iban de camino y se acercaban a la ciudad, Pedro subió a la azotea a orar. Era casi el mediodía. 10 Tuvo hambre y quiso algo de comer. Mientras se lo preparaban, le sobrevino un éxtasis. 11 Vio el cielo abierto y algo parecido a una gran sábana que, suspendida por las cuatro puntas, descendía hacia la tierra. 12 En ella había toda clase de cuadrúpedos, como también reptiles y aves.
13 —Levántate, Pedro; mata y come—le dijo una voz.
14 —¡De ninguna manera, Señor!—replicó Pedro—. Jamás he comido nada impuro o inmundo.
15 Por segunda vez le insistió la voz:
—Lo que Dios ha purificado, tú no lo llames impuro.
16 Esto sucedió tres veces, y en seguida la sábana fue recogida al cielo.
17 Pedro no atinaba a explicarse cuál podría ser el significado de la visión. Mientras tanto, los hombres enviados por Cornelio, que estaban preguntando por la casa de Simón, se presentaron a la puerta. 18 Llamando, averiguaron si allí se hospedaba Simón, apodado Pedro.
19 Mientras Pedro seguía reflexionando sobre el significado de la visión, el Espíritu le dijo: «Mira, Simón, tres hombres te buscan. 20 Date prisa, baja y no dudes en ir con ellos, porque yo los he enviado.»
9 Al día siguiente, mientras los mensajeros de Cornelio se acercaban a la ciudad, Pedro subió a la azotea a orar. Era alrededor del mediodía, 10 y tuvo hambre; pero mientras preparaban la comida, cayó en un estado de éxtasis. 11 Vio los cielos abiertos y algo parecido a una sábana grande que bajaba por sus cuatro puntas. 12 En la sábana había toda clase de animales, reptiles y aves. 13 Luego una voz le dijo:
—Levántate, Pedro; mátalos y come de ellos.
14 —No, Señor —dijo Pedro—. Jamás he comido algo que nuestras leyes judías declaren impuro e inmundo.
15 Pero la voz habló de nuevo:
—No llames a algo impuro si Dios lo ha hecho limpio.
16 La misma visión se repitió tres veces, y repentinamente la sábana fue subida al cielo.
17 Pedro quedó muy desconcertado. ¿Qué podría significar la visión? Justo en ese momento, los hombres enviados por Cornelio encontraron la casa de Simón. De pie, frente a la puerta, 18 preguntaron si se hospedaba allí un hombre llamado Simón Pedro.
19 Entre tanto, mientras Pedro trataba de descifrar la visión, el Espíritu Santo le dijo: «Tres hombres han venido a buscarte. 20 Levántate, baja y vete con ellos sin titubear. No te preocupes, porque yo los he enviado».
9 Al día siguiente, mientras ellos iban por el camino y se acercaban a la ciudad, Pedro subió a la azotea a orar como al mediodía.
10 Tuvo hambre y deseaba comer; pero mientras le preparaban algo de comer, le sobrevino un éxtasis.
11 Vio* el cielo abierto y un objeto semejante a un gran lienzo que descendía, bajado a la tierra por las cuatro puntas.
12 Había en él toda clase de cuadrúpedos y reptiles de la tierra, y aves del cielo.
13 Y oyó una voz: «Levántate, Pedro, mata y come»
14 Pero Pedro dijo: «De ninguna manera, Señor, porque yo jamás he comido nada impuro o inmundo»
15 De nuevo, por segunda vez, llegó a él una voz: «Lo que Dios ha limpiado, no lo llames tú impuro»
16 Esto sucedió tres veces, e inmediatamente el lienzo fue recogido al cielo.
17 Mientras Pedro estaba perplejo pensando en lo que significaría la visión que había visto, en ese momento los hombres que habían sido enviados por Cornelio, después de haber preguntado por la casa de Simón, se aparecieron a la puerta.
18 Y llamando, preguntaron si allí se hospedaba Simón, el que también se llamaba Pedro.
19 Mientras Pedro meditaba sobre la visión, el Espíritu le dijo: «Mira, tres hombres te buscan.
20 »Levántate, pues, desciende y no dudes en acompañarlos, porque Yo los he enviado»
Simón Pedro estaba teniendo su devocional. Sí, este curtido pescador que había pasado tres años con el Hijo de Dios y estaba experimentando una intensa relación con Dios necesitaba apartarse de los demás para orar.
¿Será que tú lo necesitas?
Contra todo pronóstico, Pedro estaba teniendo su devocional a mediodía.
Y tuvo hambre. ¡Qué sorpresa!
Dios utilizó la coincidencia del momento y su hambre para traer aquella revelación.
En aquel lienzo habían animales de toda especie, incluyendo reptiles (¡había caimanes, y tortugas!).
Simón recibió una sola orden:
Levántate, Pedro, mata y come.
“¿Tienes hambre? ¡Come algo de eso!”
Pedro tenía un problema con el menú. Era judío, y habían sido enseñados a cultivar fidelidad a la dieta levítica.
Sin embargo, Dios, el autor de la misma dieta, tenía una enseñanza para él:
Lo que Dios limpió, no lo llames tú común.
¿Sabes que Dios muchas veces, aun tú siendo cristiano y aún habiendo aprendido la sana doctrina, te va a llevar a cambiar tus conceptos, tu forma de trato, tu manera de administrar la vida?
¿Hasta qué punto estás dispuesto a que Dios obre en ti y te cambie?
A veces podríamos llegar a ser demasiado rígidos con “nuestros principios”.
¡Deja que Dios te cambie! ¡Dios te quiere utilizar y alcanzar a otros, influenciar sobre ellos, usándote a ti!
La aplicación de la enseanza llegaría de inmediato. Los hombres estaban golpeando a la puerta y preguntando por él. Entretanto el Espíritu Santo le decía:
He aquí, tres hombres te buscan. Levántate, pues, y desciende, y no dudes ir con ellos, porque yo los he enviado.
No le avisaron los de la casa, sino el Espíritu Santo. Le dio el número exacto de hombres (un soldado y dos criados), y lo preparó ante lo que hubiera hecho de manera diferente.
Pedro no hubiera ido con aquellos hombres. Los judíos no entraban bajo el techo de los gentiles.
Pero Simón entendió que estaba obedeciendo a Dios y lo hizo, contrariamente a su instinto.
Conclusión:
Como resultado de esta interacción, no solamente toda una familia vino a Cristo sino que la puerta de la evangelización se abrió para los gentiles, los que no eran judíos. De allí, el evangelio sería predicado hasta lo último de la tierra (Hechos 1:8).
¿Estás dispuesto a que Dios obre en ti?
¿Estás dispuesto a escuchar a Dios invitándote a cambiar?
Dios te quiere llamar por tu nombre. Escúchalo.
No te dejes llevar por las circunstancias. No creas en las coincidencias.
Deja que Dios dirija tu vida.
Ten las actitudes correctas delante de Dios y Él te dirigirá conforme a su voluntad, te conectará con lo que está haciendo en las vidas de otros y traerá un fruto que va más allá de lo que imaginas.