La Muerte de Moisés
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· 1,315 viewsEl final de un gran siervo de Dios por excelencia, quien no pudo entrar a la tierra prometida por mandato de Dios.
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La Muerte de Moisés
La Muerte de Moisés
Deuteronomio 34:5-7,10-12 “5 Y murió allí Moisés siervo de Jehová, en la tierra de Moab, conforme al dicho de Jehová. 6 Y lo enterró en el valle, en la tierra de Moab, enfrente de Bet-peor; y ninguno conoce el lugar de su sepultura hasta hoy. 7 Era Moisés de edad de ciento veinte años cuando murió; sus ojos nunca se oscurecieron, ni perdió su vigor...
10 Y nunca más se levantó profeta en Israel como Moisés, a quien haya conocido Jehová cara a cara; 11 nadie como él en todas las señales y prodigios que Jehová le envió a hacer en tierra de Egipto, a Faraón y a todos sus siervos y a toda su tierra, 12 y en el gran poder y en los hechos grandiosos y terribles que Moisés hizo a la vista de todo Israel.”
Introducción
Introducción
Llegamos al final del pentateuco después de más de tres años.
Después de que se terminó de escribir el pentateuco, estos cinco libros vienen a ser la Biblia de los israelitas por muchos años. Ellos llaman a estos cinco libros “Torá” que significa la ley.
Para algunas sectas religiosas judías, los escritos sagrados solamente lo comprenden estos primeros cinco libros de la Biblia. También los musulmanes lo consideran así.
Para la época de Jesús y los apóstoles, la Biblia que se componía únicamente del antiguo testamento y la dividían en tres partes principales: “La ley, los profetas y los salmos”
Lucas 24.44 “Y les dijo: Estas son las palabras que os hablé, estando aún con vosotros: que era necesario que se cumpliese todo lo que está escrito de mí en la ley de Moisés, en los profetas y en los salmos.”
Aunque a veces solo la ley y los profetas: Mateo 5:17 “No penséis que he venido para abrogar la ley o los profetas; no he venido para abrogar, sino para cumplir.”
El pentateuco es muy importante para la iglesia, pues ahí vemos revelado a Dios en su majestad, poder, autoridad y el plan de Salvación. Como Jesús dijo, que las escrituras dan testimonio de Él.
Todo el sistema de sacrificios apuntan a la obra de salvación que Cristo vendía a hacer mil quinientos años después de que fue escrito el pentateuco.
Moisés
Moisés
Es uno de los personajes más importantes para los israelitas en toda su historia, hoy en día aun lo recuerdan.
Primeros 40 años
Primeros 40 años
Moisés nació en un periodo de mucha aflicción para el pueblo israelita, su vida estaba amenazada por el edicto del Faraón.
Pero su madre tenía fe de que Dios tenía propósitos gloriosos para Él. Hebreos 11:23 “Por la fe Moisés, cuando nació, fue escondido por sus padres por tres meses, porque le vieron niño hermoso, y no temieron el decreto del rey.”
Durante los primeros cuarenta años de su vida fue criado por la realeza de Egipto, siendo llamado hijo de la hija de Faraón.
Pero el llamado de Dios para Moisés fue más fuerte pues rechazó este privilegio terrenal. Hebreos 11:24-25 “Por la fe Moisés, hecho ya grande, rehusó llamarse hijo de la hija de Faraón, 25 escogiendo antes ser maltratado con el pueblo de Dios, que gozar de los deleites temporales del pecado.”
Segundos 40 años
Segundos 40 años
Aunque Moisés no se avergonzaba de sus orígenes israelitas, y sentía el llamado a rescatar a su pueblo, por su posición y crianza real tenía un carácter altivo y volátil. Era necesario ser moldeado por Dios.
Debido a que mató a un egipcio y fue descubierto por sus propios hermanos israelitas debió huir a la tierra de Madián, donde estuvo viviendo como un don nadie.
Después de ser un príncipe, se convirtió en un solitario pastor de ovejas en el desierto.
Durante cuarenta años vivió de esta manera hasta que Dios lo llamó desde una zarza ardiendo.
Terceros 40 años
Terceros 40 años
Cuando Dios lo llamó, Moisés ya no tenía ese carácter orgulloso e iracundo, era manso y paciente. Dios mismo testifica de su mansedumbre.
Números 12:3 “Y aquel varón Moisés era muy manso, más que todos los hombres que había sobre la tierra.” Es necesario pasar el desierto para que nuestro carácter sea moldeado al propósito de Dios.
Sin embargo, Moisés aún debía luchar contra su hombre interior. Vemos que salió a relucir este carácter con el becerro de oro. Éxodo 32:19 “Y aconteció que cuando él llegó al campamento, y vio el becerro y las danzas, ardió la ira de Moisés, y arrojó las tablas de sus manos, y las quebró al pie del monte.”
Su carácter fue lo que provocó que Moisés no entrara a la tierra prometida.
El pecado de Moisés
El pecado de Moisés
Vemos los problemas de carácter a los que debía enfrentarse Moisés, primero cuando mató al egipcio, luego quebrando las tablas de la ley que Dios había escrito.
Ahora con el enojo y la desobediencia.
Números 20:8–12 (RVR60)
“8 Toma la vara, y reúne la congregación, tú y Aarón tu hermano, y hablad a la peña a vista de ellos; y ella dará su agua, y les sacarás aguas de la peña, y darás de beber a la congregación y a sus bestias. 9 Entonces Moisés tomó la vara de delante de Jehová, como él le mandó.
10 Y reunieron Moisés y Aarón a la congregación delante de la peña, y les dijo: ¡Oíd ahora, rebeldes! ¿Os hemos de hacer salir aguas de esta peña? 11 Entonces alzó Moisés su mano y golpeó la peña con su vara dos veces; y salieron muchas aguas, y bebió la congregación, y sus bestias. 12 Y Jehová dijo a Moisés y a Aarón: Por cuanto no creísteis en mí, para santificarme delante de los hijos de Israel, por tanto, no meteréis esta congregación en la tierra que les he dado.”
Este era un acto solemne en el que Moisés debía santificar a Dios ante el pueblo, pero su enojo fue tanto que golpeó la roca con ira mientras reclamaba al pueblo su rebeldía. Dios cumplió su promesa de dar agua pero desaprobó la desobediencia de Moisés.
Pareciera que fue muy severo el castigo de Dios al prohibirle el ingreso a la tierra prometida por este momento de debilidad.
Sin embargo, recordemos que nosotros no podemos cuestionar a Dios. Romanos 9:20 “Mas antes, oh hombre, ¿quién eres tú, para que alterques con Dios? ¿Dirá el vaso de barro al que lo formó: ¿Por qué me has hecho así?”
En segundo lugar, Moisés tenía un posición sumamente importante y privilegiada ante Dios, siendo llamado el único profeta que habló con Dios cara a cara. Deuteronomio 34:10 “Y nunca más se levantó profeta en Israel como Moisés, a quien haya conocido Jehová cara a cara;”
Un gran privilegio conlleva una gran responsabilidad. Mientras más alta sea tu posición ante Dios, más responsable eres de tus actos. Lucas 12:48 “Mas el que sin conocerla hizo cosas dignas de azotes, será azotado poco; porque a todo aquel a quien se haya dado mucho, mucho se le demandará; y al que mucho se le haya confiado, más se le pedirá.”
Nosotros los pastores debemos conducirnos con mucha prudencia y temor, pues seremos evaluados con mayor severidad.
Hebreos 13:17 “Obedeced a vuestros pastores, y sujetaos a ellos; porque ellos velan por vuestras almas, como quienes han de dar cuenta; para que lo hagan con alegría, y no quejándose, porque esto no os es provechoso.”
Santiago 3:1 “Hermanos míos, no os hagáis maestros muchos de vosotros, sabiendo que recibiremos mayor condenación.”
Conclusión
Conclusión
Aunque Moisés no pudo entrar a la tierra prometida, no debemos lamentarnos por eso, pues Moisés se reuniría con su Padre en un mejor lugar, el entrar o no entrar a la tierra prometida era irrelevante comparado con la gloria que disfrutaría.
Dios honró a Moisés hasta el día de su muerte, no fue sepultado por hombres sino por Dios mismo: Deuteronomio 34:6 “Y lo enterró (Dios) en el valle, en la tierra de Moab, enfrente de Bet-peor; y ninguno conoce el lugar de su sepultura hasta hoy.”
Murió con fuerza y vigor: Deuteronomio 34:7 “Era Moisés de edad de ciento veinte años cuando murió; sus ojos nunca se oscurecieron, ni perdió su vigor.” A esa edad subió al monte Nebo.
Algunos dicen que después de esto, Moisés resucitó, pero la Biblia nunca menciona que haya resucitado. Aun en Judas se menciona que el ángel que fue a enterrarlo se enfrentó a satanás por su cuerpo. Judas 1:9 “Pero cuando el arcángel Miguel contendía con el diablo, disputando con él por el cuerpo de Moisés, no se atrevió a proferir juicio de maldición contra él, sino que dijo: El Señor te reprenda.”
Dios no quiso que los israelitas tuvieran el cuerpo ni la tumba de Moisés para que no lo idolatraran o veneraran, como sucedió tiempo después en la iglesia.
Policarpo fue uno de los padres apostólicos martirizado por el evangelio, él dijo estas palabras: “Ochenta y seis años le he servido, y Él no me ha hecho nada malo: ¿cómo puedo blasfemar a mi Rey que me salvó?”
Los hermanos lo estimaban tanto que inventaron actos milagrosos en su martirio y guardaron pertenencias personales como reliquias, asegurando que recibía milagros por medio de estos.
Han habido grandes hombres de Dios a quienes les agradecemos profundamente su entrega, pues por su labor pudimos escuchar el mensaje del evangelio.
Sin embargo en todo, la gloria la debemos únicamente Dios.