Una vida abundante
Una vida abundante
Para comprender y apreciar la hermosura y el sentido de esta figura, uno debe conocer lo peligroso que es el desierto de Judea, la vida íntima del pastor y de sus ovejas y, sobre todo, el cariño que los une durante las numerosas horas de soledad que pasan juntos.
El Buen Pastor conduce a sus ovejas “junto a aguas de reposo” a fin de que puedan prepararse mejor para enfrentar las vicisitudes del camino. Dios concede horas de refrigerio a sus hijos, para que estén en mejores condiciones al iniciar las duras batallas de la vida cotidiana.
Los que conocen el escabroso territorio de Judea saben cuánto tiempo se emplea y cuántos daños se sufren al cruzar esas mesetas de numerosas y profundas quebradas, si uno se descarría del camino correcto. Aunque a veces ese camino no nos parezca fácil, si se lo permitimos, Dios siempre nos guiará por el buen camino.
Yo soy el buen pastor; el buen pastor su vida da por las ovejas. 12Mas el asalariado, y que no es el pastor, de quien no son propias las ovejas, ve venir al lobo y deja las ovejas y huye, y el lobo arrebata las ovejas y las dispersa. 13Así que el asalariado huye, porque es asalariado, y no le importan las ovejas. 14Yo soy el buen pastor; y conozco mis ovejas, y las mías me conocen, 15así como el Padre me conoce, y yo conozco al Padre; y pongo mi vida por las ovejas.
Jesús nos conoce individualmente, y se conmueve con el sentimiento de nuestras flaquezas. Nos conoce a todos por nombre. Conoce la casa en que vivimos, el nombre de cada ocupante. A veces daba instrucciones a sus siervos para que fueran a cierta calle en cierta ciudad, a tal casa, para hallar a una de sus ovejas.
Cada alma es tan plenamente conocida por Jesús como si fuera la única por la cual murió el Salvador. Las penas de cada uno conmueven su corazón. El clamor por ayuda penetra en su oído
Ciertamente llevó él nuestras enfermedades, y sufrió nuestros dolores; y nosotros le tuvimos por azotado, por herido de Dios y abatido. 5Mas él herido fue por nuestras rebeliones, molido por nuestros pecados; el castigo de nuestra paz fue sobre él, y por su llaga fuimos nosotros curados. 6Todos nosotros nos descarriamos como ovejas, cada cual se apartó por su camino; mas Jehová cargó en él el pecado de todos nosotros.