La música, los levitas y la adoración

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El papel de la música, los levitas y la adoración establecidos por el mismo Dios.

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1. La música y la Biblia

1.1 La música fue creada por Dios:

Antes de la fundación del mundo. Los ángeles y otros seres celestiales ya adoraban a Dios (Salmos. 148:1-2; Isaías 6:1-3; Apocalipsis 4:8-11).
Salmo 148:1–2 RVR95BTO
1 ¡Aleluya! Alabad a Jehová desde los cielos; alabadlo en las alturas. 2 Alabadlo, vosotros todos sus ángeles; alabadlo, vosotros todos sus ejércitos.

1.2 Primeros músicos en la Biblia:

Jubal y su familia (Gén. 4:20-21).

1.3 Algunos casos donde se relaciona la música con un evento:

Victoria sobre los enemigos.(Ex 15.1-18; Jue 5.1-31).

Cuando nos entregamos al Señor, él es quien pelea nuestras batallas.

Canto junto al pozo donde Jehová les dio agua (Nm 21.17-18).

Alabanza de María y las mujeres, en agradecimiento por librarlos del enemigo (Ex. 15.20).

Éxodo 15:20 RVR95BTO
20 Entonces María, la profetisa, hermana de Aarón, tomó un pandero en su mano, y todas las mujeres salieron detrás de ella con panderos y danzas.
La música y alabanza no era exclusiva del género masculino.

Sacerdotes con trompetas en la toma de Jericó (Jos. 6).

Preparaba el ambiente para profetizar (2 R 3.15).

2º Reyes 3:15 RVR95BTO
15 Pero ahora traedme un músico. Mientras el músico tocaba, la mano de Jehová se posó sobre Eliseo,

Expulsión del espíritu que atormentaba a Saúl (I Sam. 16:14-23).

Las características de David citadas aquí:
Sabe tocar (tiene talento, domina o toca bien su instrumento musical). El mismo David en el Sal. 33.3 insta a cantar y tocar instrumentos con excelencia.
Es valiente y vigoroso (en palabras de Dios a Josué: es fuerte y valiente).
Hombre de guerra (No es cobarde, no teme al enemigo, está preparado para luchar).
Prudente en sus palabras (sabe expresarse o hablar bien, TLA, discreto, BTX). Cuántas veces hablamos de más o tratamos a los demás de forma brusca o grosera.
Hermoso (de buen parecer). El corazón alegre hermosea el rostro (Pr. 15:13).
Cuando David tocaba el arpa, el Espíritu malo se apartaba de Saúl (I Sam. 16:23).

Mujeres cantando y bailando por la derrota de los filisteos (1 S 18.6, 7).

David y todos los israelitas iban danzando y cantando para celebrar el rescate del arca (2 S 6. 5).

Música que desagrada a Dios:

En Amós encontramos un relato donde al parecer la música se había profesionalizado y su calidad era muy alta, pero eso no significaba precisamente que agradara a Dios (Amós 5.21, 23). La injusticia, la avaricia, la rebelión y el pecado de Israel impedían que el Señor escuchara sus alabanzas. La TLA dice en Amós 5:21
Amós 5:21 TLA
21 »¡Yo aborrezco sus fiestas religiosas! ¡No soporto sus cultos de adoración!

1.4 Dato interesante

Las trompetas las tocaban los sacerdotes (Nm.10:1-10); las arpas, liras y címbalos, los levitas; y los otros instrumentos, los demás hebreos (Sal 150.3-5; Esdras 3:10 ; II Crón. 5:12-13) En este último pasaje, cuando todos cantaban y tocaban sus instrumentos para adorar a Dios, la nube llenó la casa con la presencia de Dios.
2º Crónicas 5:12–13 RVR95BTO
12 los levitas cantores, todos los de Asaf, los de Hemán y los de Jedutún, junto con sus hijos y sus hermanos, vestidos de lino fino, estaban con címbalos, salterios y arpas al oriente del altar. Con ellos había ciento veinte sacerdotes que tocaban trompetas. 13 Hacían sonar, pues, las trompetas y cantaban al unísono, alabando y dando gracias a Jehová. Y sucedió que mientras ellos alzaban la voz al son de las trompetas, de los címbalos y de los otros instrumentos de música, y alababan a Jehová diciendo: «Porque él es bueno, porque su misericordia es para siempre», una nube llenó la Casa, la casa de Jehová.

1.5 Cinco conclusiones:

A Dios le agrada la música, ya que él mismo la creó para que le exaltemos.
Cuando tocamos los instrumentos musicales y le cantamos, las tinieblas se van y la presencia de Dios se puede sentir con más fuerza.
Todos tenemos libertad para alabar al Señor y cuando lo hacemos con un corazón comprometido y sincero él pelea nuestras batallas.
Debemos celebrar las victorias del Señor con gozo y alabanzas.
Cualquier práctica del pecado hará que nuestra adoración sea falsa y no sea recibida por el Señor, porque él es Dios celoso y Santo.

2) Los levitas

2.1 ¿Quiénes eran los levitas?

Los levitas descendían de Jacob y del tercer hijo de Lea, Leví, que posiblemente significa “unión” o “adhesión”. Esta tribu se menciona por primera vez en Gén. 49:5, cuando Jacob, antes de morir menciona sus últimas palabras para cada hijo y le recuerda a Leví lo que hizo contra los heveos en Siquem, cuando tomaron venganza porque habían violado a su hermana Dina (Gén 34).
Inicialmente los primogénitos de Israel de tenían la bendición de Dios (Gén 49:3-4 hace alusión a ello y Ex. 13:1-2), pero luego de la idolatría del becerro de oro en el Sinaí, Dios escogió a los levitas (la tribu de los dos hermanos Moisés y Aarón, según Éx. 6:20) , para su servicio en el tabernáculo y en el templo (Núm. 3:40-51), porque no adoraron al becerro y se unieron a Moisés (Éx. 32:26–29).
En Ezequiel se definen dos grupos de levitas, los que pecaron contra Jehová (yendo detrás de ídolos) y por tanto servirán a los sacerdotes custodiando las puertas del santuario y en oficios alejados de los objetos santos; y los levitas que fungen como sacerdotes porque se apartaron para Jehová (Eze. 44:6–16). Muchos extranjeros incircuncisos habían entrado en el templo y se habían incumplido las ordenanzas del Señor en cuanto a quiénes debían encargarse del santuario.
Los levitas no tuvieron herencia como tribu de manera perpetua (moraban en toda la tierra de Israel (48 territorios) y debían cargar con la culpa de los israelitas (Núm. 18:23).
Se les daba un diezmo de la entrada de las tribus (Núm.18:21, 26).

2.2 ¿Qué funciones desempeñaban?

Responsables del sacerdocio y del mantenimiento del tabernáculo y del templo.

Nm. 1:47-54 nos detalla cómo los levitas fueron apartados para el servicio en el tabernáculo y no fueron contados en el censo. Para servir en el ejército, se necesitaba ser censado.

Encargados del tabernáculo

(ver imagen)
Encargados de armarlo y desarmarlo y prepara todo según las ordenanzas del Señor. Después de partir del desierto de Sinaí, Israel al menos acampó unas 35 veces, según Números 33, lo que significa que los levitas tuvieron que armar y desarmar el tabernáculo al menos una vez al año, antes de llegar a la tierra prometida.

En el templo de David (1 Crón. 23:3)

(ver esquema).
Durante el reinado de Josafat se crean grandes reformas religiosas: Envía a 9 levitas y dos sacerdotes a enseñar la Torá (libro de la ley) por toda Judá (II Crónicas 17:7-9).
En II Crón.20:21-22 Josafat va a enfrentar a su enemigo y nombra cantores que vayan delante del ejército de Josafat alabando a Dios:
V2. Enemigo le declara la guerra y viene una gran multitud contra ellos.
V3. Josafat tiene miedo y decide orar al Señor y pregonar ayuno en toda la ciudad.
V4. Se congregaron los de Judá para pedir socorro al Señor.
V6-12. Josafat ora al Señor y suplica ayuda, al no tener ejército suficiente para defenderse.
V.14-17. Jahaziel, el levita y profeta, habla al rey en el nombre de Jehová y le dice que no tendrán que pelear porque Jehová peleará por ellos.
V18. Josafat, toda Judá y Jerusalén se postraron rostro en tierra para adorar al Señor.
V19. Los levitas se levantaron para alabar con gran clamor.
V20. Al día siguiente, salieron al ejército de Tecoa y Josafat pide al pueblo creer en los profetas del Señor y en su palabra.
V21. Josafat vistió a algunos para que cantaran y alabaran a Dios diciendo “Glorificad a Jehová, porque su misericordia es para siempre”, mientras salían delante del ejército.
V22-23. Cuando cantaban alabanzas, el ejército enemigo comenzó a matarse entre sí.
V24. Judá llegó a la torre del desierto, pero solo vieron cadáveres.
V25. Había tantas riquezas del enemigo, que tardaron tres días en recogerlas.
V26-29. Al cuarto día alabaron al Señor en el Valle de Beraca (Valle de bendición o de Alabanza) y luego entraron a Jerusalén gozosos, con salterio, arpas y trompetas. Después de eso los demás enemigos les tuvieron temor y el reino de Josafat tuvo paz.

3) Qué podemos aplicar hoy

3.1 Apartados para Dios por haberle obedecido y por no adorar ídolos.  

Los levitas fueron apartados, no para ir a la guerra y luchar en ellas, sino para servirle en la adoración en el tabernáculo y en templo (Núm. 1). Esencialmente lo que Dios pedía en todo el pentateuco era que le obedecieran. Cuando el pueblo obedecía, Dios luchaba por ellos, cuando desobedecían, ellos peleaban solos y perdían las batallas. Dios nos ha apartado para obedecerle, es decir, para vivir en santidad y hacer su voluntad, no la nuestra. Hoy nuestro llamado es mayor que el de los levitas. Ya no somos ayudantes del sacerdote, somos gran sacerdocio. No solamente somos apartados por Dios, sino adquiridos por él a precio de Sangre. Ya no morimos al acercarnos al lugar santísimo; estamos llamados a anunciar las virtudes de aquel que nos llamó de tinieblas a su luz admirable (I Pedro 2:9).

3.2 Eran encargados de llevar el arca (la presencia de Dios), sobre sus hombros (I Crón. 15:15).

Hoy en día, la presencia de Dios está en cada uno de nosotros y es nuestra responsabilidad llevar esa presencia a nuestros hogares, a nuestros trabajos, a nuestro lugar de estudio y a nuestro ministerio. 

3.3 Para servir en el tabernáculo debían tener entre 30 (25) y 50 años. (Núm. 8:24-26).

Gracias al sacrificio de Cristo en la Cruz, hoy tenemos entrada al lugar santísimo sin necesidad de que otro interceda por nosotros u ofrezca algún sacrificio. Como ministros del Señor, pero sobre todo como sus hijos, tampoco tenemos límite de edad para adorar al Señor o servirle en la iglesia.

3.4 No podían ser impuros (leprosos, con flujo de semen, o contaminado con muerto).

Alguien impuro era distinto a alguien pecador (Núm. 5:1-3). Jesús ha limpiado nuestros corazones de todo pecado e impureza, nos ha dado a su Espíritu Santo para instarnos a hacer el bien y no el mal. Ya no somos apartados del pueblo, sino, por el contrario, llamados a formar parte de él.

3.5 Debían ser expiados (limpios de pecado)

Para purificarlos para el servicio, eran rapados por completo, los hijos de Israel los ofrecerían por ofrenda y ellos debían ofrecer un novillo en sacrificio. A partir de ese momento serían dedicados por completo al Señor, en vez de los primogénitos. (Núm. 8:5-19). Hoy debemos pedir perdón al Señor por nuestros pecados, vivir en santidad y consagrarnos para él en dondequiera que estemos. Algo similar a la sustitución del primogénito (y cuando Jacób obtuvo la primogenitura que no le correspondía) sucedió en nosotros cuando Jesús dijo “A los suyos vino y los suyos no le recibieron…(Jn. 1:11-12)”. Cristo nos dio la oportunidad de servirle a él, cuando en realidad no la teníamos.

3.6 Tocaban las arpas, liras y címbalos. (Nm, 10:1-10; Sal 150.3-5; Esdr. 3:10; II Crón. 5:12-13).

Al igual que los levitas, Dios nos dio dones y talentos para ponerlos a su servicio. Pero debemos recordar que antes que músicos y cantantes, fuimos escogidos por Dios para vivir en santidad y ser modelos o ejemplo de cómo se debe de adorar a Dios. Si no estamos bien delante de Dios o si hacemos las cosas para Dios de manera mediocre, el pueblo verá ese mal ejemplo en nosotros y muchos imitarán ese mal ejemplo. Es una gran responsabilidad estar en el ministerio de la alabanza.

3.7 Proteger al pueblo para que no se acercaran al santuario, pues de hacerlo morirían.

Hoy cada uno es responsable de sus actos y tienen la Biblia y al Espíritu Santo para saber qué está bien y qué está mal. Sin embargo, nosotros podemos prevenir al pueblo y guiarle hacia una verdadera adoración a Dios.

3.8 Algunos se rebelaron contra Dios y pagaron las consecuncias

Los levitas María y Aarón murmuraron contra Moisés y Jehová castigó a María con lepra y les dijo que solo Moisés podría hablar con él cara a cara (Núm. 12). Coré y otros 250 levitas más, se rebelaron: “'Y se juntaron contra Moisés y Aarón y les dijeron: ¡Basta ya de vosotros! Porque toda la congregación, todos ellos son santos, y en medio de ellos está Jehová; ¿por qué, pues, os levantáis vosotros sobre la congregación de Jehová?” (Núm. 16).
Tengamos mucho cuidado de no murmurar contra los predicadores, contra nuestros hermanos o contra nuestros compañeros del ministerio. No sea que estemos acarreando maldición contra nosotros mismos, por hablar de alguien a quien Dios ha elegido.
La historia de Coré nos hace reflexionar. No eran meros habitantes, eran escogidos del Señor. 14.700 personas murieron por aquella rebelión. Es triste pensar que aún aquellos que han sido llamados por Dios, elegidos para servir en la iglesia, murmuran contra Dios y contra sus siervos en muchas ocasiones, sin temer siquiera en las consecuencias. 

3.9 Dios sería su herencia

Los levitas no tendrían herencia como las demás tribus, pues Dios sería su herencia. Además, se les darían los diezmos de las demás tribus (Núm. 18.20-21).
Hoy los ministros de alabanza no reciben los diezmos, pues no se dedican a tiempo completo en el templo. Sin embargo, como hijos del Señor, nuestra herencia sigue siendo Jehová y lo que él tiene preparado para nosotros en el cielo nuevo y la tierra nueva.

4. Conclusión

Hechos de los Apóstoles 6:1–4 RVR95BTO
1 En aquellos días, como crecía el número de los discípulos, hubo murmuración de los griegos contra los hebreos, que las viudas de aquellos eran desatendidas en la distribución diaria. 2 Entonces los doce convocaron a la multitud de los discípulos, y dijeron: —No es justo que nosotros dejemos la palabra de Dios para servir a las mesas. 3 Buscad, pues, hermanos, de entre vosotros a siete hombres de buen testimonio, llenos del Espíritu Santo y de sabiduría, a quienes encarguemos de este trabajo. 4 Nosotros persistiremos en la oración y en el ministerio de la Palabra.
Si en Hechos 6, para poder encargar la tarea de distribuir los alimentos a las viudas, se debían escoger hombres de buena reputación o testimonio, llenos de sabiduría y del Espíritu Santo , cuánto más nosotros, encargados del ministerio de alabanza deberíamos ser llenos del Espíritu, estudiar las Escrituras y orar para obtener sabiduría y presentarnos ante todos los demás con un testimonio intachable. De esa manera estaremos preparados para ser verdaderos adoradores y servir al Señor en la congregación.
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