SEMINARIO DE DANIEL 12

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Introducción

Una característica distintiva del libro de Daniel son las guerras, victimas y opresores. Aunque a veces resulta difícil comprender completamente las profecías contenidas en el libro, es un libro cargado de esperanzas para la humanidad que se encuentra en medio del gran conflicto entre el bien y el mal.

El capítulo 12 es el más corto en todo el libro de Daniel. Sin embargo, nos coloca al cierre o final de la historia.

En aquel tiempo se levantará Miguel

Daniel 12:1 RVR60
En aquel tiempo se levantará Miguel, el gran príncipe que está de parte de los hijos de tu pueblo; y será tiempo de angustia, cual nunca fue desde que hubo gente hasta entonces; pero en aquel tiempo será libertado tu pueblo, todos los que se hallen escritos en el libro.

En Daniel 12:1, la frase “en aquel tiempo” es una conexión al último de los eventos proféticos que se narran en el capítulo 11. Cuando el rey del norte venga a su final y nadie pueda ayudarle, entonces se levantará Miguel. En Daniel 11, “levantarse” o “pararse” es una referencia a tomar el poder, tomar el reino, ascender al trono o llegar a ser el nuevo gobernante (Daniel 11:2,3,4,7,16,20,21).

La escena de Daniel 12:1 es similar, “Miguel, el gran príncipe” y quien es el representante de Dios, entra en escena para tomar el poder e instituir un nuevo gobierno.[1] Esta descripción de la venida del gran Príncipe es una correspondencia también a Daniel 7:13,27, donde se refiere a la venida del hijo del hombre en las nubes de los cielos.

El hecho de que Miguel aparece, muestra que es el final del juicio que antecede a la segunda venida de Cristo anticipado en Daniel 7:9-14 y 8:14.[2]

“Tiempo de angustia”

El “tiempo de angustia” mencionado aquí, puede vincularse con Jeremías 30:5-10, donde Dios interviene en esta parte de la historia a través de su segunda venida. Desde el contexto de Jeremías, la predicción era sobre Israel en su angustia y aflicción como pueblo exiliado.

Mateo 24:9 RVR60
Entonces os entregarán a tribulación, y os matarán, y seréis aborrecidos de todas las gentes por causa de mi nombre.

En Mateo 24:9, Jesús también hace una predicción “porque habrá entonces una gran tribulación, cual no ha habido desde el principio del mundo hasta ahora, ni la habrá”. Se estima que esta angustia será incomparable. Situaciones extremas como el diluvio en tiempos de Noé o las dos guerras mundiales no se comparan con la angustia que vendrá sobre el planeta al final de su historia.[3]

El tiempo del fin será como el del exilio de Israel, tiempo en el que Jerusalén y el templo ya no existen más para garantizar la salvación, un tiempo en que Dios está ausente.[4]

En esta tribulación los que estén de parte de Dios serán destinados a la muerte. Pero en medio de ella, todos los santos serán librados. Será ese tiempo cuando los justos se preparen para las bodas del Cordero, y cuando el Príncipe celestial se levante para concluir el gran conflicto.

“Los que se hallen escritos en el libro de la vida”

Existe una conexión entre la referencia del libro en Daniel 12:1 “todos los que se hallen escritos en el libro”, con la instauración del juicio descrito en Daniel 7:10 “el juez se sentó y los libros fueron abiertos”. La referencia en Daniel 7:10 aparece en plural, mientras en el capítulo 12 está en singular.

Una revisión a los libros durante el juicio de Daniel 7, da como resultado una lista de los nombres escritos en el libro mencionado en Daniel 12. Este libro aparece nuevamente en Apocalipsis 17:8 y 21:27 donde se refiere como el libro de la vida.[5]

El juicio en el capítulo 12 se descorre más allá de la escena celestial en el capítulo 7. El efecto del juicio es enfocado hacia la tierra, donde Dios actúa frente al mal. Se entiende ahora que todo lo que ocurría aquí, se registraba y ha sido evaluado.

Este juicio separa a los entendidos de los malvados, “unos para vida eterna, otros para vergüenza y confusión perpetua” (v.2).

¿Cuándo será el fin?

Daniel 12:5-13 se le considera como el apéndice de la profecía anteriormente presentada.

1260 días

Daniel 12:6 introduce una pregunta ¿Cuándo será el fin de estas maravillas? El versículo 7 se da la respuesta en forma solemne “será por tiempo, tiempos y la mitad de un tiempo. Y cuando se acabe la dispersión del pueblo santo, todas estas cosas serán cumplidas”. Aquí no se fechan nuevos eventos proféticos, son eventos que se han descrito en el capítulo 11 y está conectado con la profecía del capítulo 7.

El esparcimiento señalado aquí se refiere a un periodo de tiempo de persecución intensa a los hijos de Dios. Es el mismo periodo de tiempo que aparece en el capítulo 11, en los versículos 32-35.

· Daniel 7:25 – 3 ½ tiempos de persecución (1260 días)

· Daniel 11:32-35 – intensa persecución (1290 días)

· Daniel 12:7 – 3 ½ tiempos de persecución. (1335 días)

El capítulo 7 puede ayudar a ubicar en la historia, la escena de los eventos que ocurren durante los tres tiempos y medio de Daniel 12. Este tiempo se refiere al dominio de papado que inicia desde el año 538 d.C. y culmina en el 1798 d.C. Por lo tanto, también conecta con los 1260 días de Apocalipsis 12:14; así también con los 42 meses de Apocalipsis 13:2.

1290 días

Un segundo periodo de tiempo en Daniel 12 se halla en el versículo 11. La progresión profética va de 1260 a 1290 días. Los eventos de este periodo se describen en el versículo 31.

De esta manera, puede comprenderse que los eventos que se describen en los pasajes se refieren al mismo asunto. Es el mismo poder que ejecuta la persecución que reaparece en el capítulo 11 con el título del rey del norte. Este periodo está fechado en los años 508 – 1798 d.C.

1335 días

Este periodo se encuentra en el versículo 12, a diferencia de las anteriores que están relacionados con las acciones del cuerno pequeño, los 1335 días tiene que ver con una obra divina y conlleva una bendición para todos aquellos quienes lleguen al fin de este tiempo.

Este periodo inicia en el 508 d.C. y llega hasta el año 1843, el último año dentro de la profecía de los 2300 días. Los primeros adventistas tomaban esta fecha para representar el tiempo de la predicación millerita cuando se anunció que el fin de los 2300 días-años de Daniel 8:14 vendría en el año 1843/1844 y finalmente se estableció el 22 de octubre de 1844 como la fecha del cumplimiento.[6]

Por lo tanto, la bendición pronunciada en el versículo 12 es para aquellos que lleguen al evento del juicio en 1844. Esta bendición puede ligarse con Apocalipsis 14:13. La bendición final que los hijos recibirán se describe en Daniel 12:1-3; es la liberación que Dios promete a su pueblo en medio de la gran tribulación y su entrada triunfante a su glorioso reino en el cielo.

El libro cierra con la promesa de que Daniel estará entre el grupo que serán levantados en el día final para recibir su recompensa. Esta promesa también se ofrece a todos los que se mantienen fieles a Miguel, el Príncipe celestial.

“Bienaventurado el que espere”

El ángel concluye “y tu irás al fin” (12:13). Esta nota de espera es un llamado a una manera de actuar y de vivir. La recomendación del ángel trae como resultado “te levantarás para recibir tu heredad al fin de tus días”. La espera motiva a Daniel a caminar, porque puede visualizar el destino final de los justos, la resurrección “al fin de los días”.

Las últimas palabras del ángel contienen todo el mensaje y propósito del libro de Daniel. Así mismo, estas palabras trascienden a la persona de Daniel y llegan a ser universales. A través de Daniel, Dios se dirige a toda la humanidad, porque todos nos hallamos en medio del gran conflicto cósmico.

William Shea, Daniel: una guía para el estudioso, (Asociación Casa Editora Sudamericana, Buenos Aires, Argentina, 2009), pág. 266. Mervyn Maxwell, El porvenir del mundo revelado(APIA, Florida, EE.UU.: 1990), pág. 301 Merling AlomÍa, Daniel: el profeta mesiánico(Universidad Peruana Unión, Perú, 2008), Pág. 440. Jacques Doukhan, Secretos de Daniel (APIA, Bogotá: Colombia, 2008), pág. 185. William Shea, Daniel: una guía para el estudioso, (Asociación Casa Editora Sudamericana, Buenos Aires, Argentina, 2009), pág. 267. William Shea, Daniel: una guía para el estudioso, (Asociación Casa Editora Sudamericana, Buenos Aires, Argentina, 2009), pág. 273.
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