La fe de Rahab
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La fe de Rahab
La fe de Rahab
Josué 2:1–6
1 Josué hijo de Nun envió desde Sitim dos espías secretamente, diciéndoles: Andad, reconoced la tierra, y a Jericó. Y ellos fueron, y entraron en casa de una ramera que se llamaba Rahab, y posaron allí. 2 Y fue dado aviso al rey de Jericó, diciendo: He aquí que hombres de los hijos de Israel han venido aquí esta noche para espiar la tierra. 3 Entonces el rey de Jericó envió a decir a Rahab: Saca a los hombres que han venido a ti, y han entrado a tu casa; porque han venido para espiar toda la tierra. 4 Pero la mujer había tomado a los dos hombres y los había escondido; y dijo: Es verdad que unos hombres vinieron a mí, pero no supe de dónde eran. 5 Y cuando se iba a cerrar la puerta, siendo ya oscuro, esos hombres se salieron, y no sé a dónde han ido; seguidlos aprisa, y los alcanzaréis. 6 Mas ella los había hecho subir al terrado, y los había escondido entre los manojos de lino que tenía puestos en el terrado.
Introducción
Introducción
Josué envió espías para que reconocieran la tierra, esta vez fueron dos hombres valientes y piadosos.
Aunque no era necesario hacerlo, Dios lo permitió pues tenía un propósito glorioso para una mujer de mala reputación, que siendo indigna, la Biblia testifica que fue salva por la fe.
Rahab, una ramera que practicaba las costumbres paganas de su cultura, tenía una posada en la cual ofrecía sus servicios de prostituta. Para su cultura la prostitución era una actividad de adoración para su religión.
Rahab siendo una mujer que cometía prácticas abominables a Dios, alcanzó la salvación por la fe en el Dios verdadero.
Rahab Oyó
Rahab Oyó
Josué 2:10 “Porque hemos oído que Jehová hizo secar las aguas del Mar Rojo delante de vosotros cuando salisteis de Egipto, y lo que habéis hecho a los dos reyes de los amorreos que estaban al otro lado del Jordán, a Sehón y a Og, a los cuales habéis destruido.”
Las nuevas de la gran salvación de Dios habían llegado a sus oídos. Romanos 10:14 “¿Cómo, pues, invocarán a aquel en el cual no han creído? ¿Y cómo creerán en aquel de quien no han oído? ¿Y cómo oirán sin haber quien les predique?”
La apertura del Mar Rojo, y la apertura del camino de salvación por medio de la sangre expiatoria de Cristo: fueron hechas a escondidas. Hay mucha evidencia y testigos que los confirman.
Todos deben enterarse de lo que Cristo ha hecho para que vengan a Él.
Confesó
Confesó
Josué 2:11 “Oyendo esto, ha desmayado nuestro corazón; ni ha quedado más aliento en hombre alguno por causa de vosotros, porque Jehová vuestro Dios es Dios arriba en los cielos y abajo en la tierra.”
Las noticias de lo que Dios había hecho por su pueblo quebrantó el orgullo de ellos.
Las noticias de lo que Dios había hecho en Egipto produjo terror y angustia a los habitantes de Jericó. Tomemos en cuenta de que estas noticias no eran acompañadas por buenas noticias de Salvación.
Hoy en día se anuncia que el destino de esta tierra es de condenación, pero va acompañado de buenas noticias de salvación.
Lucas 2:10–11 “10 Pero el ángel les dijo: No temáis; porque he aquí os doy nuevas de gran gozo, que será para todo el pueblo: 11 que os ha nacido hoy, en la ciudad de David, un Salvador, que es CRISTO el Señor.”
Creyó
Creyó
Josué 2:9 “Sé que Jehová os ha dado esta tierra; porque el temor de vosotros ha caído sobre nosotros, y todos los moradores del país ya han desmayado por causa de vosotros.”
A pesar de que el terror del Señor había caído sobre todos los moradores de la tierra, solo Rahab creyó y se atrevió a aferrarse de la salvación.
La suya fue una fe producida por el temor, pero una fe así salvará tan bien como la fe que obra por medio del amor.
Proverbios 9:10 “El temor de Jehová es el principio de la sabiduría, Y el conocimiento del Santísimo es la inteligencia.”
Oró (Clamó)
Oró (Clamó)
Josué 2:12 “Os ruego pues, ahora, que me juréis por Jehová, que como he hecho misericordia con vosotros, así la haréis vosotros con la casa de mi padre, de lo cual me daréis una señal segura;”
Habiendo creído ruega ahora que se le conceda un lugar en esta gran liberación que Jehová estaba llevando a cabo por su pueblo.
Era una gran petición por parte de una ramera bajo sentencia, pero su fe la hizo osada. «Por la fe», dice el apóstol, «Rahab la ramera no pereció» Hebreos 11:31 “Por la fe Rahab la ramera no pereció juntamente con los desobedientes, habiendo recibido a los espías en paz.”
Su petición no fue solo para ella misma, sino también por «la casa de mi padre», e incluso esto no fue todo.
Ella rogó pidiendo una prenda como garantía, porque añadió: «de lo cual me daréis señal segura».
Ellos le dieron como señal un cordón rojo: Josué 2:18 “He aquí, cuando nosotros entremos en la tierra, tú atarás este cordón de grana a la ventana por la cual nos descolgaste; y reunirás en tu casa a tu padre y a tu madre, a tus hermanos y a toda la familia de tu padre.” Fue como la señal de la sangre en los dinteles de las puertas de los israelitas en Egipto. (Éxodo 12:13)
Nosotros tenemos como señal y garantía al Espíritu Santo morando en nuestros corazones.
2 Corintios 1:22 “el cual también nos ha sellado, y nos ha dado las arras del Espíritu en nuestros corazones.”
Obedeció
Obedeció
Josué 2:21 “Ella respondió: Sea así como habéis dicho. Luego los despidió, y se fueron; y ella ató el cordón de grana a la ventana.”
Los hombre dejaron instrucciones a Rahab para poder ser salva, las cuales obedeció.
Dios nos ha dejado su Palabra con las instrucciones que debemos seguir para ser salvos. En 1 Samuel 15:22 Samuel declara que es mejor obedecer la Palabra de Dios que los sacrificios.
Juan 5:39 “Escudriñad las Escrituras; porque a vosotros os parece que en ellas tenéis la vida eterna; y ellas son las que dan testimonio de mí;”
Conclusión
Conclusión
Josué 6:25 “Mas Josué salvó la vida a Rahab la ramera, y a la casa de su padre, y a todo lo que ella tenía; y habitó ella entre los israelitas hasta hoy, por cuanto escondió a los mensajeros que Josué había enviado a reconocer a Jericó.”
Ella recibió mucho más allá de lo que había pedido o pensado, porque después se convirtió en mujer de un príncipe de Israel y madre de Booz, que tomó como esposa a la gentil Rut.
Así entró en la honrosa y gloriosa línea genealógica de nuestro Señor Mt. 1:5 “Salmón engendró de Rahab a Booz, Booz engendró de Rut a Obed, y Obed a Isaí.”
Todos los que creen se convierten en hijos de Dios, son introducidos a su familia, y hechos partícipes de la naturaleza divina.
Rahab, por su fe, fue salvada y santificada.