ESCUELA DOMINICAL (4)
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DOMINGO 21 AGOSTO
DOMINGO 21 AGOSTO
PAG 104
PAG 104
-Libro: Leer párrafo 1 y 2
Tenemos 2 opciones: Amargarnos o Contentarnos.
Isaías 57.15 “Porque así dijo el Alto y Sublime(Participios que identifican la existencia exaltada de Dios), el que habita la eternidad(sin principio, sin final), y cuyo nombre es el Santo(Su reputación): Yo habito(Templo del Espíritu Santo) en la altura y la santidad(Por medio de Jesús), y con el quebrantado y humilde de espíritu, para hacer vivir el espíritu de los humildes, y para vivificar el corazón de los quebrantados.”
Cuando Dios se refiere a sí mismo como un Dios santo y exaltado, pero nos dice también que no es totalmente inaccesible, pues morará con los contritos y humildes. Uno de los propósitos centrales de Dios en la tierra es “dar vida” a los contritos y humildes, a los que tienen el espíritu aplastado por alguien más fuerte.
Apocalipsis 21.4 “Enjugará Dios toda lágrima de los ojos de ellos; y ya no habrá muerte, ni habrá más llanto, ni clamor, ni dolor; porque las primeras cosas pasaron.”
El primer cambio que experimentarán los creyentes en el cielo, con relación a su vida terrenal, es que enjugará Dios toda lágrima de los ojos de ellos. Eso no quiere decir que las personas que lleguen al cielo estarán llorando y Dios las consolará. No estarán, como algunos piensan, llorando al enfrentar el registro de sus pecados. No hay tal registro, porque:
Romanos 8:1 “ninguna condenación hay para los que están en Cristo Jesús”
Lo que declara este texto de Apocalipsis es la ausencia de cualquier cosa por la que sentir pesar; no habrá tristezas, ni desconsuelos, ni dolor. No habrá lágrimas por desgracias, lágrimas por amores perdidos, lágrimas de remordimiento, lágrimas de arrepentimiento, lágrimas por la muerte de seres queridos, o lágrimas por cualquier otra razón.
Otra notable diferencia del mundo actual será que en el cielo ya no habrá muerte:
Isaías 25.8 “Destruirá a la muerte para siempre; y enjugará Jehová el Señor toda lágrima de todos los rostros; y quitará la afrenta de su pueblo de toda la tierra; porque Jehová lo ha dicho.”
“las primeras cosas pasaron”. Toda antigua experiencia humana relacionada con la creación original y la caída, ha desaparecido por siempre. ¡Qué verdad más hermosa! Sin que importe lo que esté pasando en su vida, en su familia, esta no es la última palabra, Dios ha escrito el capítulo final y tiene que ver con la satisfacción legítima y el gozo eterno de quienes lo aman. No sabemos todo cuanto quisiéramos, pero es suficiente saber que la eternidad con Dios será más hermosa de lo que jamás hayamos imaginado.
Y vea lo que dice Dios:
Apocalipsis 21.5 “Y el que estaba sentado en el trono dijo: He aquí, yo hago nuevas todas las cosas. Y me dijo: Escribe; porque estas palabras son fieles y verdaderas.”
Como lo indica el capítulo 17 de este volumen, el universo actual será “descreado”. El cielo nuevo y la tierra nueva serán en realidad una nueva creación, y no simplemente una restauración del cielo y de la tierra actuales como lo enseñan falsamente los Testigos de Jehová.
La tierra fue dañada por el pecado. Si el mundo la compone 70% agua y 30% tierra, evidentemente no quedó lo mejor para que el hombre habité.
Dios es soberano. ¿Quién mató a Jesús? Si un niño ve la película, diría que los ROMANOS, pero Pedro dice que los judíos:
Hechos 2.36 “Sepa, pues, ciertísimamente toda la casa de Israel, que a este Jesús a quien vosotros crucificasteis, Dios le ha hecho Señor y Cristo.”
Fue la voluntad del Padre:
Isaías 53.10 “Con todo eso, Jehová quiso quebrantarlo, sujetándole a padecimiento. Cuando haya puesto su vida en expiación por el pecado, verá linaje, vivirá por largos días, y la voluntad de Jehová será en su mano prosperada.”
La respuesta definitiva es JEHOVÁ QUISO. Aunque el Siervo no mereció morir, la voluntad del Señor fue que así lo hiciera.
Dios es soberano, es decir Gobernante. Nada, sea malo o sea bueno, sin el permiso de Dios.
EXAMPLE: Falleció mi mamá cuando yo tenía 12. Yo sería necio si dijera que Dios se equivoco. Si Dios determinó que eso me haría un beneficio en su obra en mí, debo aceptarlo. Si viene enfermedad a nuestra vida, debemos dar gracias a Dios, pues hay algo que Dios determinó que es bueno para nosotros, aunque no lo explica.
Romanos 8.28 “Y sabemos que a los que aman a Dios, todas las cosas les ayudan a bien, esto es, a los que conforme a su propósito son llamados.”
Dios hace posible que «todas las cosas», no solo que incidentes redunden en nuestro bien. Esto no significa que todo lo que nos pasa es bueno. Lo malo sigue prevaleciendo en nuestro mundo caído, pero Dios es capaz de cambiar todas las circunstancias aparentemente negativas, a nuestro favor. Tenga presente que Dios no está ocupado en hacernos felices, sino en cumplir sus propósitos. Note en el texto, esta promesa no es para todos. Es solo para los que aman a Dios y forman parte de los planes divinos. Son definidos como “Los llamados” son todas los que el Espíritu Santo convence y permite que reciban a Cristo. Estas personas tienen una nueva perspectiva, una nueva mentalidad en la vida. Confían en Dios, no en los tesoros de la vida; buscan su seguridad en el cielo, no en la tierra; aprenden a aceptar el dolor y la persecución, no a lamentarlos, porque Dios está con ellos.
Por cierto, no le va nada bien a los que tratan de reclamar a Dios por qué hizo esto o permitió lo otro:
Job:
Job 38.4 “¿Dónde estabas tú cuando yo fundaba la tierra? Házmelo saber, si tienes inteligencia.”
Job ni siquiera existía. !Nuestra única opción es someternos a su autoridad y descansar en su cuidado!
JACOB AMÉ Y ESAÚ ABORRECÍ:
Romanos 9.13 “Como está escrito: A Jacob amé, mas a Esaú aborrecí.”
Dios escogió a uno para recibir su bendición y protección divinas, y al otro lo dejó a juicio divino.
Alguien diría que Dios es injusto:
Romanos 9.14 “¿Qué, pues, diremos? ¿Que hay injusticia en Dios? En ninguna manera.”
Vea la respuesta de Dios:
Romanos 9.15-16 “Pues a Moisés dice: Tendré misericordia del que yo tenga misericordia, y me compadeceré del que yo me compadezca. Así que no depende del que quiere, ni del que corre, sino de Dios que tiene misericordia.”
“no depende”. La elección divina de ciertas personas para vida eterna conforme a la gracia de Dios.
“del que quiere”. La salvación no es iniciada por decisión humana porque hasta la fe es un don de Dios (Efesios 2:8).
“del que corre”. La salvación no se gana por los méritos del esfuerzo humano.
Dios es soberano en salvación y en todo lo que sucede en la creación.
PÁRRAFO 3
PÁRRAFO 3
Hebreos 5.8 “Y aunque era Hijo, por lo que padeció aprendió la obediencia;”
¿En que sentido puede el que conoce todo aprender algo? No se trata de alcanzar un conocimiento que antes no tuviera, como si Dios el Hijo desconociese lo que es la obediencia y las consecuencias que la obediencia acarrea entre quienes son desobedientes por condición pecadora.
¿En qué sentido, pues, aprendió la obediencia? Aprender la obediencia, en este caso, equivale a tener un conocimiento, no meramente intelectual sino experimental de lo que significa obedecer.
Jesús tenía que aprender ciertas cosas por medio del sufrimiento. No fue exento para nada del dolor y las dificultades. Aunque era el Hijo de Dios, Dios en carne humana, estaba llamado a sufrir. Aprendió el significado completo del costo de la obediencia hasta la muerte por lo que padeció, y por lo tanto, Dios lo confirmó como sumo sacerdote perfecto.
La vida de Jesús no fue un guión que Él siguió pasivamente. Fue una vida que escogió libremente. Fue un proceso continuo de hacer suya la voluntad del Padre. Jesucristo optó por obedecer a pesar de que esa obediencia lo condujo al sufrimiento y a la muerte. Por haber obedecido a la perfección, aun en medio de gran prueba, Él nos puede ayudar a obedecer por muy difícil que parezca
PÁRRAFO 4
PÁRRAFO 4
Hebreos 5.7 “Y Cristo, en los días de su carne, ofreciendo ruegos y súplicas con gran clamor y lágrimas al que le podía librar de la muerte, fue oído a causa de su temor reverente.”
En Getsemaní, Jesús lloró en agonía dolorosa pero se sometió a la voluntad del Padre y aceptó la copa de sufrimiento que ocasionaría su muerte. Aunque soportó el castigo en silencio y no procuró ser librado de él:
Isaías 53.7 “Angustiado él, y afligido, no abrió su boca; como cordero fue llevado al matadero; y como oveja delante de sus trasquiladores, enmudeció, y no abrió su boca.”
Sí clamó con lágrimas por la agonía que lo produjo la furia de la ira de Dios que fue derramada sobre su santidad y obediencia perfectas
! Dios tuvo un Hijo en la tierra sin pecado, pero nunca uno sin sufrimiento!
2 Corintios 5.21 “Al que no conoció pecado, por nosotros lo hizo pecado, para que nosotros fuésemos hechos justicia de Dios en él.”
lo hizo pecado. Esa importante frase requiere una comprensión cuidadosa. No significa que Cristo se hizo pecador; los versículos ya mencionados desechan tal posibilidad.
Cristo no fue hecho pecador ni recibió castigo por algún pecado propio. En su lugar, el Padre lo trató como si fuera pecador, poniendo en su cuenta los pecados de todos los que creerían. Todos estos pecados recayeron contra Él como si los hubiera cometido, y recibió el castigo por estos en la cruz, experimentando toda la ira de Dios desatada contra tales pecados. Fue ahí cuando Jesús gritó:
Mateo 27:46 “Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has desamparado?”
PÁRRAFO 5
PÁRRAFO 5
Filipenses 2.8 “y estando en la condición de hombre, se humilló a sí mismo, haciéndose obediente hasta la muerte, y muerte de cruz.”
Mateo 26.39 “Yendo un poco adelante, se postró sobre su rostro, orando y diciendo: Padre mío, si es posible, pase de mí esta copa; pero no sea como yo quiero, sino como tú.”
PÁRRAFO 6
PÁRRAFO 6
Hebreos 5.8 “Y aunque era Hijo, por lo que padeció aprendió la obediencia;”
Filipenses 4.11 “No lo digo porque tenga escasez, pues he aprendido a contentarme, cualquiera que sea mi situación.”