Perseverando en Su Fidelidad.

La fidelidad del Señor  •  Sermon  •  Submitted
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Introducción. Hay objeciones contra la práctica y vida de la fe cristiana, hay objeciones injustas y hay objeciones justas por las cuales la iglesia debería pedir perdón a Dios y arrepentirse de no ser la iglesia que Cristo debería tener.
Se ha escuchado a lo largo de la historia de: Cristianos fríos se les llama a aquellas personas que con su fe viven para sí mismos, sentados en las iglesias o en sus casas pero sin involucrarse en amar, ayudar, servir o crecer. Cristianos de closet se les denomina a las personas que prefieren esconderse, no decir que son cristianos, por los constantes ataques a sus “creencias”. Cristianos hipócritas se les dice a aquellos que coquetean y simpatizan con el pecado y ideas del mundo pero que dicen tener fe.
¿Dónde está la iglesia? ¿estos señalamientos dicen que tipo de cristiano soy? ¿dónde está nuestra congregación? Se esconde ante las objeciones y críticas porque es real lo que acabamos de escuchar, es fácil para ti decir: Pues cada quién, yo respeto. Respetar qué, cada quién qué. Dios es un caballero, ¿en serio?, hoy veremos un pasaje que nos ayudará a reconocer nuestra condición, la necesidad de una gran salvación que nos ha dado el Señor y el poder para perseverar en Su Fidelidad.
Oremos: Padre gracias porque domingo a domingo podemos venir y sentarnos aquí a Escuchar tu Palabra, pero Señor si algo nos ha hecho venir no han sido nuestros buenos comportamientos o nuestras ayudas, has si Tu Fidelidad, permite que hoy seamos conscientes de tu verdad y salgamos de aquí con Cristo, la mayor muestra de tu fidelidad. Te lo pedimos en Su Nombre Amén.

La decadencia de nuestro corazón. Jueces 17.1-5

Jueces 17:1–5 RVR60
Hubo un hombre del monte de Efraín, que se llamaba Micaía, el cual dijo a su madre: Los mil cien siclos de plata que te fueron hurtados, acerca de los cuales maldijiste, y de los cuales me hablaste, he aquí el dinero está en mi poder; yo lo tomé. Entonces la madre dijo: Bendito seas de Jehová, hijo mío. Y él devolvió los mil cien siclos de plata a su madre; y su madre dijo: En verdad he dedicado el dinero a Jehová por mi hijo, para hacer una imagen de talla y una de fundición; ahora, pues, yo te lo devuelvo. Mas él devolvió el dinero a su madre, y tomó su madre doscientos siclos de plata y los dio al fundidor, quien hizo de ellos una imagen de talla y una de fundición, la cual fue puesta en la casa de Micaía. Y este hombre Micaía tuvo casa de dioses, e hizo efod y terafines, y consagró a uno de sus hijos para que fuera su sacerdote.
La decadencia moral, espiritual e intelectual de Israel se deja ver por todo el libro de Jueces y más en este relato que vemos.
Algunas eran obvias y otras eran sutiles.
En este relato vemos a un hijo que le roba como 12.5 kg. de plata y ahora se los devuelve a su mamá porque su mamá había maldecido a esa persona.
El hijo le roba a su mamá. (Malas relaciones familiares)
El hijo no quiere la maldición pero si quería el dinero. (No lo motiva el amor, ni la conciencia de su pecado)
La mamá maldijo a esa persona pero como era su hijo quien regresaba esa plata ahora lo bendice.
No le dijo al hijo ten el dinero, quédatelo, seguro lo necesitas, sino que consagro parte de esa plata al Señor y en honor al hijo hizo un ídolo.
Podemos ver la decadencia de lo sucedido en esta familia, que estaba de alguna manera diciendo nosotros somo fieles, pero que lo somos a nuestra manera.
El auto-engaño es muy sutil. Cuando pienses o sientas que te portas bien, o que comprendes más el Evangelio por una habilidad tuya o por un mecanismo que tienes, o hábito que llevas puedes estar perdiendo de vista a Cristo.
La superstición había permeado el corazón de esta familia, más que la Palabra de Dios. La ley dice no robarás, Dt. 27.24 “Maldito el que hiriere a su prójimo ocultamente. Y dirá todo el pueblo: Amén.”
La mamá quiso salvar a su hijo, quiso neutralizar la maldición, con un bendición sobre su hijo.
¡Cuantas veces queremos nosotros neutralizar nuestra infidelidad a la Palabra de Dios con algo bueno? No es algo hipócrita y absurdo.
Cuando hablamos sobre la fidelidad de Dios, tenemos que ver la inmutabilidad de Dios, el es FIEL. Pero siempre pensamos que Dios es fiel solo a promesas de bendición, porque no nos gusta pensar que Dios también es fiel en ejercer su justicia. Pero Dios no es incongruente, también ha prometido que ejercerá su justicia. SALMOS 119.75 “Conozco, oh Jehová, que tus juicios son justos, Y que conforme a tu fidelidad me afligiste.”
Dios es fiel en disciplinar a su pueblo. Es fiel en lo que retiene, tanto como en lo que da. Es fiel en enviar dolor tanto como en dar gozo.
La fidelidad de Dios es una verdad que hemos de confesar no sólo cuando vivimos tranquilos sino también cuando estamos sufriendo bajo la más aguda reprensión.
Tampoco debe ser esta confesión meramente de nuestros labios, sino también de nuestros corazones.
Cuando Dios nos golpea con la vara del castigo, su fidelidad es la mano que la sostiene. Reconocer esto significa que nos humillamos ante él, admitimos que merecemos plenamente su corrección y, en lugar de murmurar, se la agradecemos. Dios nunca aflige sin tener una razón. “Por lo cual hay muchos enfermos y debilitados entre vosotros” (1 Cor. 11:30),
Si hoy preguntáramos:
¿vives realmente a la luz de la Palabra? ¿desechas el cristianismo por que hay cosas que no concuerdan con tu ideología? ¿prefieres ser reservado con tu fe porque dudas del Dios de la Biblia?
Tanto Micaía como su mamá eran adoradores falsos de Dios. Se hicieron dos imágenes Jueces 18:18 “Entrando, pues, aquéllos en la casa de Micaía, tomaron la imagen de talla, el efod, los terafines y la imagen de fundición. Y el sacerdote les dijo: ¿Qué hacéis vosotros?” , y no solo eso sino que eran varios en su casa, e hizo un vestuario especial y que puso terafines, es decir ídolos para resguardar a la familia, y hasta su hijo fue consagrado para ser un intercesor de la familia.
La decadencia de nuestros corazones puede hacer cosas similares a estas. Yo recuerdo que si bien iba todos los domingos a la iglesia e incluso empezaba a participar en dirigir los servicios de adoración, era una persona muy violenta y mal hablado. Cada que recuerdo eso me da lástima. Pero en ese momento yo me sentía bien.
Necesitamos una ayuda profunda, no solo que nos digan voy a orar por ti, o leer más la biblia. Necesitamos la intervención del Salvador.

La intervención del Salvador. Jueces 17.6-11

Jueces 17:6–11 RVR60
En aquellos días no había rey en Israel; cada uno hacía lo que bien le parecía. Y había un joven de Belén de Judá, de la tribu de Judá, el cual era levita, y forastero allí. Este hombre partió de la ciudad de Belén de Judá para ir a vivir donde pudiera encontrar lugar; y llegando en su camino al monte de Efraín, vino a casa de Micaía. Y Micaía le dijo: ¿De dónde vienes? Y el levita le respondió: Soy de Belén de Judá, y voy a vivir donde pueda encontrar lugar. Entonces Micaía le dijo: Quédate en mi casa, y serás para mí padre y sacerdote; y yo te daré diez siclos de plata por año, vestidos y comida. Y el levita se quedó. Agradó, pues, al levita morar con aquel hombre, y fue para él como uno de sus hijos.
Algo que vemos en este relato no solo la degradación del corazón, sino la necesidad misma de que nuestros corazones sean dirigidos.
Jeremías 17:9-10 “Engañoso es el corazón más que todas las cosas, y perverso; ¿quién lo conocerá? Yo Jehová, que escudriño la mente, que pruebo el corazón, para dar a cada uno según su camino, según el fruto de sus obras.”
Como dijo Jon Bloom: NO SIGAS TU CORAZÓN. DIOS NO HA DISEÑADO NUESTROS CORAZONES PARA SER SEGUIDOS SINO PARA SER DIRIGIDOS.
Micaía hacía las cosas como se le daba su gana. No había un rey, es decir un monarca que estableciera bien los parámetros de lo que es un reino.
Hay muchas ironías en este relato y incluso muchos nos sorprende y nos decepciona ver lo que sucede.
Micaía se traduce, ¿quién como el Señor? pero cualquier cosa se parecía al Señor y aun al sistema establecido por el Señor. Obvio todo a su modo.
Hoy todos quieren que las cosas se hagan a su modo, todos promueven que su ideología es la mejor, todos quieren ser su propio rey. No me digas como debo trabajar como iglesia, no me digas cómo tratar a mi esposo o mi esposa. Yo sé cómo educo a mis hijos. Yo sé dirigir mi relaciones sentimentales, y la última vez que lo hizo no le salió bien. Yo sé como enfrentar el pecado, pues no soy tan malo cómo otros.
Pero vivimos rotos, entre fracasos por malas decisiones, por personas que atacan, por familiares en problemas, por carencias físicas o materiales.
Y qué decir cuando tratamos de tapar nuestros vidrios rotos. Lo vemos en nuestro mundo cuando vemos que las un persona exitosa y que está bien es la que tiene mucho dinero. O es la persona más atractiva, o es la persona más preparada.
Es evidente que necesitamos que Dios nos salve. No solo de nuestros pecados, sino del quebranto y apariencia en la que vivimos.
Es por eso que Jesús nos decía que debíamos orar por que Venga a nosotros su reino.
Pero muchas veces como iglesia estamos siendo muy individualistas y no miramos bien el Evangelio del reino.
Micaía había encontrado a Jonatán, el levita que andaba buscando dónde habitar, quien se iba con el mejor postor, puedes verlo en el cap. 18. Micaía lo adula y le dijo, tu serás mi Padre y sacerdote, y para que te quedes, y aparte te pago y te doy para tus necesidades.
Los levitas eran consagrados para servir a Dios, y para enseñar la Palabra de Dios e interceder por el Pueblo.
Este problema del Levita y Micaía puede ser el nuestro. No nos importa el corazón, no nos importa que se establezca el reino de Dios.
Somos individualistas porque no nos interesa el mover del reino de Dios que es contra las tinieblas del pecado y el quebranto de este mundo.
El teólogo Karl Barth “El juntar las manos en oración es el COMIENZO de un levantamiento contra el desorden en el mundo.”
¿Por dónde comienzo pastor? Por entender que necesitas un Salvador, necesitas a Jesús, un verdadero Sacerdote que se interesa por nuestra vidas y que no solo intercede por nosotros, sino que gobierna, Nuestro Rey está a la diestra de Dios, sentado en el trono.
Podemos y debemos vivir a luz de esta verdad, nuestro Rey Sacerdote no anda peregrinando, no está en una tumba ha resucitado con poder y gran gloria. Filipenses 2.8-11 Dios lo levantó y le dio un nombre que es sobre todo nombre.
La realidad de Su Reino no es solo algo futuro, como si en nuestro presente no reinara. Mis hermanos ya no tenemos que esperar a un Rey, este Rey está levantado, ya no en una cruz de vergüenza y muerte, sino a la diestra de nuestro Padre.
Este es el Evangelio del Reino. Este es el Salvador que necesitamos, y necesitamos vivir acorde al sistema de este reino.
Mis hermanos Cristo no solo nos ha dado una identidad, sino nos ha dado una nueva vida y una misión. La misión de que se establezca su reino.
La fidelidad de Dios al interceder por nosotros, al darnos todo lo que necesitamos y al equiparnos no cambiará. Nosotros tenemos que creernos estas verdades.
Compartimos con los vecinos, amigos y familia el mismo ambiente, sistema político, economía. Aunque tenemos un nuevo Rey que nos ama, que nos valora, que nos provee, que nos da poder y que no desea para su gloria. ESTAMOS vivimos en las mismas comunidades DE UN SISTEMA PERDIDO, vamos a las mismas escuelas, y trabajamos en el mismo ambiente. Compartimos las mismas necesidades sociales. Compartimos las ciudades y comunidades con el pobre, el anciano, el inválido, enfermo, abandonado, nuevo inmigrante, adicto y víctima de abuso y explotación. Participamos del ir y venir, de adentro hacia afuera y de arriba a abajo las mismas circunstancias.
La Biblia nos ha revelado un Evangelio del reino que conquista a las naciones por el poder del Espíritu Santo, cómo mando Cristo a orar “venga a nosotros tu reino” Cristo desea traer el reino del cielo a ala tierra y su victoria en la cruz comenzó el proceso.
Como iglesia no debemos ser indiferentes o individualistas sin pensar en el reino. En la autoridad de Cristo necesitamos reprender las tinieblas, la maldad de este mundo. Nuestro Rey Sacerdote nos ha provisto de los recursos como iglesia para ser efectivos orar por las situaciones, quebranto y necesidades de nuestra ciudad y no solo de nosotros mismos.
Por ello doy gracias a Dios por que Cristo está renovando con su Palabra nuestro corazón.

La renovación de nuestro corazón. Jueces 17:12-13

Jueces 17:12–13 RVR60
Y Micaía consagró al levita, y aquel joven le servía de sacerdote, y permaneció en casa de Micaía. Y Micaía dijo: Ahora sé que Jehová me prosperará, porque tengo un levita por sacerdote.
Todos buscan tener seguridad, sentirse bien, ya sea religiosamente hablando o materialmente hablando.
Tratamos de cubrir todos los flancos de nuestra vida para que nos vaya mal. Para que no me vaya mal en una relación amorosa, mejor no me caso. O para no fracasar como padre, le daré todo a mi hijo no importa si me endeudo.
Micaía se sentía seguro, porque tenía un levita en su hogar, alguien que tenía que servir a Dios, le iba a servir a él también. y decía el Señor me va a prosperar, me va a favorecer porque tengo a este levita y lo atiendo bien y lo puse como principal.
El sacerdote se sentía a gusto. No tenía necesidad de nada, y pues no dejaba de ejercer su llamado, pecando, pero lo hacía.
Ambos sentían que ya había cubierto todos los flancos de su vida para estar en paz y ser favorecidos.
Nada puede favorecernos sino la Sangre de Cristo. La gracia de Dios es un bálsamo que no solo aquieta el espíritu, sino que mueve nuestra voluntad, nos redarguye en nuestra conciencia y trasforma el corazón.
Esa gracia es algo exquisito, Salmo 103:1-5 “Bendice, alma mía, a Jehová, Y bendiga todo mi ser su santo nombre. Bendice, alma mía, a Jehová, Y no olvides ninguno de sus beneficios. El es quien perdona todas tus iniquidades, El que sana todas tus dolencias; El que rescata del hoyo tu vida, El que te corona de favores y misericordias; El que sacia de bien tu boca De modo que te rejuvenezcas como el águila.”
Dios es fiel en glorificar a su pueblo. “Fiel es el que os ha llamado; el cual también lo hará” (1 Tes. 5:24). La referencia inmediata aquí es al hecho de que los santos serán “guardados... sin reprensión para la venida de nuestro Señor Jesucristo”. Dios no trata con nosotros en base a nuestros méritos (porque no tenemos ninguno), sino para que su nombre sea glorificado.
Dios es constante a sí mismo y a su propio propósito de gracia: “A los que llamó... a éstos también glorificó” (Rom. 8:30). Dios brinda una completa demostración de la constancia de su bondad eterna hacia sus elegidos llamándolos eficazmente de las tinieblas a su luz maravillosa, y esto debe darles la plena seguridad de la certidumbre de su continuidad. “El fundamento de Dios está firme” (2 Tim. 2:19). Pablo descansaba sobre la fidelidad de Dios cuando dijo: “Porque yo sé a quién he creído, y estoy cierto que es poderoso para guardar mi depósito para aquel día” (2 Tim. 1:12).
Esta es la renovación seguro que nos ocurre porque para ello Cristo nos lavó de nuestros pecados, e hizo habitar su Santo Espíritu en nosotros.
Apropiarnos de esta bendita verdad nos guardará de las preocupaciones. Estar llenos de cuidados, ver nuestra situación con oscura aprensión, anticipar el mañana con triste ansiedad, es una mal reflejo de la fidelidad de Dios.
Apropiarnos de esta bendita verdad detendrá nuestras murmuraciones. El Señor sabe qué es lo mejor para cada uno de nosotros, y uno de los efectos de descansar en esta verdad será silenciar nuestra quejas petulantes. Honramos grandemente a Dios cuando, pasando por pruebas y disciplinas, tenemos buenos pensamientos de él, vindicamos su sabiduría y justicia, y reconocemos su amor justamente en sus reprimendas.
Apropiarnos de esta bendita verdad engendrará una confianza en Dios que va aumentando. (1 Ped. 4:19 “De modo que los que padecen según la voluntad de Dios, encomienden sus almas al fiel Creador, y hagan el bien.” ). Cuando confiadamente nos ponemos nosotros mismos y ponemos todos nuestros asuntos en las manos de Dios, plenamente convencidos de su amor y fidelidad, nos sentiremos satisfechos con sus providencias y comprenderemos que “Él hace bien todas las cosas.”
A esto nos referimos a perseverara en la fidelidad de Dios.
Ya no más desamparados y huérfanos, sino hijos, provistos y bajo el constante fluir de su gracia por la obra de Jesús en la cruz.
Pero no podemos quedarnos en el individualismo, como iglesia tenemos que despertar. Nuestro Rey Fiel requiere de cada uno de nosotros invertir y trabajar por Su Reino, a darlo todo por su reino.
Oremos por incorporar el reino venidero de Jesús cuando pedimos sabiduría y intrepidez para vivir hoy los mandamientos del futuro reino de Jesús.
Pidamos por una vida íntegra donde los actos de justicia coinciden con nuestras palabras de amor.
Confesamos nuestra inclinación a criticar y nuestra tendencia a ignorar cuando pasamos al lado de alguien en adversidad. Clamamos por un corazón que verdaderamente se interese y haga algo por alguien necesitado. COMO IGLESIA REFLEXIONEMOS SOBRE EL SEÑORÍO DE JESÚS SOBRE NOSOTROS.
Padre hoy reconocemos que Tu eres siempre fiel que tu amor, bondad, gracia y generosidad son evidentes al apreciar a Cristo. Padre queremos perseverar no solo enfrentando nuestras luchas, sino enfrentado las tinieblas y el quebranto de nuestro al rededor. Padre pedimos por ser más constantes en nuestro estudio y preparación de tu Palabra, ayúdanos y corrígenos de hacerlo a nuestra manera, de ser fríos, indiferentes o hipócritas, por tu fidelidad. Por Cristo nuestro Señor y Salvador. Amén.
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