En Pastos Verdes me haces descansar
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· 129 viewsDesear lo de alguien más te lleva a descontento. Y querer mas creyendo que así serás feliz.
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En Pastos Verdes me haces descansar 1
Hay un refrán o dicho que dice: “El pasto del vecino siempre es más verde”. ¿Lo han escuchado? Por alguna razón pensamos que lo que está enfrente o lo que alguien más tiene es mejor que lo que yo tengo en este momento.
El problema con ese dicho empieza cuando decimos “siempre”, es ahí donde está el problema. Quizá tu digas ¡así soy! Muchas veces quiero lo que alguien más tiene. Y ¿qué tiene eso de malo? ¿Por qué está mal? Pero antes de seguir, definamos las cosas. ¿Qué significa esa frase?
Al decir que el pasto del vecino siempre es más verde ¿qué representa ese pasto? Podríamos decir que se refiere a “eso” que actualmente no tengo y creo que al tenerlo me dará lo que anhelo. El pasto se refiere a ese objeto, ese carro, trabajo, que creo que me dará eso que más anhelo.
Y con intención uso la palabra “creo”, porque es una de esas cosas que pasan solo en la mente, el concepto de pasto verde es un engaño que empieza en la mente, es algo que no podemos tener la certeza que así será, pero parece que si lo obtengo seré feliz.
Veo a esa persona tranquila, parece feliz, seguro es más feliz que yo, entonces, quiero eso que creo que me dará la felicidad, así como a él. Tiene algo que yo no tengo y eso es lo que quiero. El lente por el que veo el pasto siempre verde del vecino, los anteojos por los que veo me hacen pensar eso. Si obtengo ese carro, ese trabajo, esa persona, si soy amigo de sus amigos, si vivo ahí, si puedo viajar como ellos, si puede ir a ese lugar, entonces seré feliz, así como veo que él es feliz.
Lo bueno que las redes sociales nos hacen la vida más fácil ¿verdad? ¡no! Lo aumenta, lo empeora, porque antes sólo soñábamos con lo que otras personas tienen, ahora lo vemos a cada rato por Instagram, twitter, tik tok, Facebook.
Hagamos un ejercicio, seamos honestos y llena el espacio en blando: “En cuanto ____por fin tendré lo que más anhelo”. ¿Qué es eso que pusiste en la línea en blanco?
Para algunos es: en cuanto salga de esa deuda, por fin seré feliz; por eso compran boletos de Melate para salir de la deuda. Así es como sucederá mi milagro o en cuanto gane el premio mayor, entonces seré feliz, tendré lo que anhelo.
Otros dirán: en cuanto tenga mi empresa, mi negocio, entonces estaré contento. Veo a esa persona relajada en el jardín de su casa y yo todo sudado, trabajando y digo: en cuanto esté, así como él, entonces seré feliz.
Otros dirán algo relacionado al: dinero, carro, esposa, esposo y dicen: eso es lo que necesito para ser feliz.
Quizá dices: en cuanto me independice, entonces por fin seré feliz y tendré todo lo que yo quiera tener. En cuanto tenga un trabajo, o en cuanto tu esposa trabaje entonces podrás relajarte. O en cuanto tu esposo tenga un mejor trabajo donde no tenga que estar 12 horas, entonces seré feliz.
O dices: en cuanto tenga vacaciones, por fin podré descansar y estar tranquilo y los que tienen hijos dicen: ¡no! En vacaciones es cuando estoy más estresada. Es más, algunos ya están contentos de que los hijos regresan presencial a la escuela.
Tan pronto me case tendré lo que más anhelo, si tan solo no estuviera casada, entonces tendría lo que quiero. algunos casados quizá piensan ¡no es así!
Tan pronto tenga hijos seré plena, ya no pediré nada más, los que tienen hijos saben que eso no es verdad. Quienes tienen hijos ven a los que sus hijos ya crecieron y se fueron a formar su propia familia, están con el nido vació y dicen: cuando mis hijos ya estén con sus propias familias, entonces seré feliz. Y cuando le preguntas a esos del nido vació te dirán ¡sí es cierto! No lo sé.
Vayamos un poco más profundo ¿qué hay detrás de todo eso que quiero? Esto es importante, porque a veces, crees que quieres algo, pero lo que quieres está más allá de eso, y ahí es donde tienes que poner atención. Quizá lo que hay detrás o debajo de toda esa mentalidad del pasto verde del vecino es un apetito insaciable de “más”. Eso que a veces se asoma en todos, que no importa que tan bien esté mi jardín, vida, trabajo ¡nunca será suficiente! No importa qué tanto dinero tengas ¡no será suficiente! No importa que buen trabajo tengas o cuanta flexibilidad tengas, es que ¡no será suficiente! Esa mentalidad nos lleva a ese apetito insaciable de creer que para estar bien ser feliz ¡necesito más!
Todo eso que está por debajo, cada uno le pone nombre diferente, a veces es solo avaricia y eso es difícil de ver en el espejo, en uno mismo. En otros será pura envidia; quiero lo que esa persona tiene. En otras lujurias, lo quiero tan solo tocar, quiero que sea mío, en otra mera idolatría o sea poner cualquier cosa en el trono o hacerlo rey de tu vida, puede ser algo material o no, puede ser el deseo de acumular algo y eso de acumular ¡nunca es suficiente! O puede ser el estudio o el trabajo ¡nunca habrá horas suficientes! En otros será glotonería; se ve de formas diferentes, pero al final del día ¡siempre nos lleva a querer más de eso mismo! Porque no tenemos suficiente.
Esa mentalidad o esa raíz es peligroso porque depende como lo veamos ¡no parece ser malo! Soy muy trabajador, sólo quiero asegurar mi futuro, qué de malo tiene querer mejorar. Todos tenemos eso. Por eso creo que es importante por un par de domingos, tratar este tema. ¿Por qué aquí? Porque creo que no son temas que platiques con un amigo tomando un café o una cerveza, y es un tema necesario porque nos va a ayudar, vale la pena meditar en el tema, de forma que no te lastime o te lleve a problemas.
Veremos unos problemas reales al vivir con esa mentalidad del pasto siempre verde del vecino.
No te lleva a la felicidad: No llegará un momento en que digas ¡por fin ahora tengo suficiente y soy feliz! Eso lo sabes. Hay personas que han “peleado”, luchado, esforzado por algo y cuando lo tienen, no los lleva a un sentido profundo de satisfacción, felicidad o contentamiento.
Te hace sentir víctima: Al ver que hay algo que no tengo, viene el pensamiento: “no es justo” por qué él o ella sí lo tiene o, aunque tengas lo mismo, dices: en él se ve mejor. Y aun cuando veas que alguien más tiene eso que anhelas y de dientes para afuera te alegres y sonrías por dentro te desbaratas. Aunque te alegres por tu amigo, hay algo en ti que te hace sentir víctima. Me hace pensar ¿dónde quedo yo? Por qué lo ayudan solo a él a ella, pobre de mí. No me gusta mi vida, siempre a mí me va mal. Esa mentalidad es como un ladrón, se asoma a tu vida y la mía y si dejamos que se meta y forme parte de nosotros ¡hay problemas!
Genera descontento: Si el pasto del vecino siempre está verde, el mío está en la sombra y esa sombra se llama descontento. Estar descontento sigue al pasto verde como una sombra. Y tú sabes cómo son las sombras ¡te siguen a donde vayas! Algo que empieza por ver el pasto verde, seguirá el color de la casa, el árbol plantado, la forma de la banqueta ¡todo genera descontento!
En la casa tenemos 2 mascotas: Luna y Cachito. Cuando luna agarra su hueso, cacho lo quiero, va y pelea hasta que se lo quita, luna va por otro juguete y cacho deja el recién adquirido hueso para ir por el otro juguete. Lo muerde un ratito y en unos segundos se olvida. Por un momento pensó: quiero ese hueso, porque se ve divergido, se ve que lo está disfrutando.
A veces sucede algo así con nosotros, en el momento que ya lo tienes ¡pierde su encanto! O te das cuenta de que no era lo que querías y eso que pensabas que te daría felicidad sólo ha creado descontento.
Veremos una historia interesante, es lo que pasa en la vida de un rey de Israel, es una parte triste. Dios ha liberado a su pueblo Israel de la esclavitud en Egipto, Moisés los lideró y los lleva al desierto en su travesía a la libertad. El pueblo odio el desierto. En la esclavitud decían: si tan solo fuéramos libres, aunque sea en el desierto y en el desierto decían: queremos volver a la esclavitud.
Unas generaciones después entran en la tierra prometida, no fue Moisés sino Josué, es un gran momento para el pueblo, la tierra que fluye leche y miel, por fin su territorio, su nación, algo asombroso, pero no fue suficiente, empezaron a cruzar fronteras y ven que todas las otras naciones tienen reyes que los gobiernan.
Israel no tenía rey, Dios les dijo: YO quiero ser si rey, pero el pueblo dijo: ¡no queremos que seas nuestro rey! Queremos un rey que podamos ver; pensaríamos que eso ofendería a Dios y los castigaría, pero no fue así y Dios les permitió tener un rey. Ahí empezamos la historia, cuando empiezan a buscar su rey.
“Había un hombre rico e influyente llamado Cis, de la tribu de Benjamín. Era hijo de Abiel, hijo de Zeror, hijo de Becorat, hijo de Afía, de la tribu de Benjamín. Su hijo Saúl era el hombre más apuesto en Israel; era tan alto que los demás apenas le llegaban a los hombros.” (1º Samuel 9:1–2, NTV)
Van a la tribu de Benjamín. Podemos parar tantito aquí y aprender algo importante de cuando alguien intenta definirte, porque parte de la mentalidad del pasto siempre verde del vecino, el problema es que hay algo de nosotros que no nos gusta, no tenemos respuesta a la pregunta ¿quién soy?Y si no tienes bien definido quién eres ¡otros te van a definir! Intentarán decirte ¡quién eres! Y si lo permites, su definición se te quedará. Basados en la vida de Saúl lo que vemos es que estas 2 definiciones se quedaron en él.
Siempre es dañino que otros te definan por algo externo: Saúl fue definido por su guapura el más guapo entre todos los hombres y no sólo eso, sino que además era el más alto de todos los demás. Creo que hay algo en esto para todos, porque constantemente queremos saber no solo ¿cómo me va? Sino ¿cómo me va comparado? ¡comparado con los demás!
Por cómo se desarrollan las cosas, desafortunadamente parece que Saúl permitió que eso se le metiera hasta los huesos, y no crea nada saludable cuando te defines basado por lo externo, basado por ¡cómo te ves comparado con cómo les va a los demás! Tu vida es tu propia carrera, es tu propio juego ¡corre tu carrera! Si tan solo pudiéramos hablar con Saúl y decirle ¡Saúl! Dios te creó y sólo tú puedes ser tú. Pero eso se le metió a Saúl y lo dañó.
Unos capítulos después vemos la historia de David y Goliat. Saúl escuchaba al gigante todas las tardes, gritando del otro lado del valle, amenazándolos, insultándolos y Saúl no sabe qué hacer. Llega un jovencito que lleva las tortas a sus hermanos y ahí se enfrenta al gigante y lo mata.
Qué bueno que David lo hizo, fue algo bueno para Saúl. Él es el rey, el responsable, encargado de todo el pueblo, todo el pueblo es su responsabilidad, así que él sale ganando con esa victoria, pero no le gustó cómo la gente celebra, habla bonito de David. Esto pasa cuando regresan al pueblo:
“Cuando el ejército de Israel regresaba triunfante después que David mató al filisteo, mujeres de todas las ciudades de Israel salieron para recibir al rey Saúl. Cantaron y danzaron de alegría con panderetas y címbalos.” (1º Samuel 18:6, NTV)
Todas las mujeres salen a recibir al rey Saúl, hay alegría, felicidad, cantan y bailan y sabes que cuando salen las panderetas y címbalos la cosa se va a descontrolar. Pero cantan esto:
“Este era su canto: «Saúl mató a sus miles, ¡y David, a sus diez miles!».” (1º Samuel 18:7, NTV)
¿Qué quieren decir las mujeres con esa canción? ¡no lo sabemos! Quizá nada ¡es una canción! Es poesía. Y no dijeron Saúl mató a mil PERO... ¡no lo dicen así! Es sólo la letra de una canción, si basas, guías tu vida por una canción de Julión Álvarez o Bad Bunny, Nodal ¡buena suerte! Pero esa letra enojó a Saúl, en su mente pensó: Momento…David 10, están diciendo que David es mejor que yo 10 veces ¡eso no puede ser! ¡cómo quedo yo! Eso es hasta poner una silla para ver el jardín del vecino. Y esta es la reacción de Saúl:
“Esto hizo que Saúl se enojara mucho. «¿Qué es esto? —dijo—. Le dan crédito a David por diez miles y a mí sólo por miles…».” (1º Samuel 18:8, NTV)
Le incomodó, le afectó, de alguna manera pensó: le están dando más crédito a David que a mí.
“… ¡Sólo falta que lo hagan su rey!».” (1º Samuel 18:8, NTV)
¡Qué tipo de afirmación es esta! Todo por una canción. ¿Qué tiene David? ¡nada! Unas mujeres que le hacen una canción a Saúl y lo incluyen a él. Y Saúl ¿qué tiene? ¡todo! Es el rey, el primer rey que tiene todo, pero en su mente dice ¡lo que tengo no es suficiente! Era como quedarse viendo el jardín del vecino por el resto de su vida, pensando ¿cómo será la vida de David? ¿qué piensa le gente de él? ¿qué hace él que yo no puedo hacer? El escritor de Samuel dice esto:
“Desde ese momento Saúl miró con recelo a David.” (1º Samuel 18:9, NTV)
Saúl debió mirar lo que estaba dentro de él que hizo que esa canción le molestara. Saúl no tiene la mejor reputación en la historia de los reyes de Israel o del AT. Pero imagina si hubiera decidido preguntarse ¿por qué el enojo? ¿por qué me molesté tanto? iré a ver un psicólogo, un consejero, para ver qué es eso, porque ¡tengo todo! Y una canción me está volviendo loco ¿por qué? David está siempre en mi mente, solo él, él, él siempre en mi mente. Y en mi mente él ya se quedó con todo el reino, las mujeres, el ejército ¿qué es eso?
Pero Saúl no puso atención. Pero tú y yo sí podemos poner atención.
Imagina que Saúl celebre a David: te felicito, gracias, me has hecho la vida más fácil, mataste a ese filisteo, te daré un palacio, carros, no vas a pagar impuestos, felicidades. Pero ¡no hizo eso! No celebró y lo que debió convertirse en celebración se convirtió en odio.
Y es igual para ti y para mí, debemos poner atención. ¿Qué es eso que te cuesta celebrar o reconocer de tus cercanos? Porque eso es el combustible del odio. Lo que no celebras es donde normalmente empieza el odio, y esa emoción negativa te va a despedazar, te robará la vida, te quitará el gozo de la vida.
El resto de la historia de la vida de Saúl es una pelea, intenta ser más astuto que David, lo quiere vencer, por el resto de su vida.
Hay un momento que Saúl está enfermo y David está frente a él tocando el arpa. Imagina la situación. David era excelente músico, en ocasiones Saúl tenía momentos malos y solo lo calma la música que sale del arpa de David. Una ocasión, mientras David toca, Saúl piensa: esto es ridículo, este joven mató al gigante, le hacen canciones y ahora está tocando el arpa ¿qué no puede hacer este hombre? En un arrebato de locura, toma su lanza y la tira a David. Este es el principio de cómo David escapa para salvar la vida. Saúl muere intentando cazar a David.
Quizá la parte más triste de toda esta historia es que, hubiéramos pensado que David aprendido la lección ¿no es cierto? David se convierte en rey, ahora es él quien tiene todo lo que desea, lo que necesite, lo tiene todo. Además, tiene el antecedente del rey Saúl, pero no lo detuvo de fallar en cuanto le llegó su propia prueba con un pasto siempre verde de su vecino y esto fue literal. En el segundo libro de Samuel se narra esta historia casi al final de la vida de David.
“En la primavera, cuando los reyes suelen salir a la guerra, David envió a Joab y al ejército israelita para pelear contra los amonitas. Destruyeron al ejército amonita y sitiaron la ciudad de Rabá. Sin embargo, David se quedó en Jerusalén.” (2º Samuel 11:1, NTV)
¿Dónde debió estar David? En esa guerra, liderando a su pueblo, pero los entrenó tan bién, que no tiene que ir para ganar. David se queda en Jerusalén, una tarde se levante de la cama, pasea por la terraza de su palacio, observa todo su reino, lo que posee y desde el techo ve a una mujer que se está bañando y pensó: ¡wow! Se ve bien, esta mujer es hermosa. David envía a investigar sobre ella, llega el reporte y le dicen:
“Luego envió a alguien para que averiguara quién era la mujer y le dijeron: «Es Betsabé, hija de Eliam y esposa de Urías el hitita».” (2º Samuel 11:3, NTV)
¿Cómo debió responder David? Pudo decir: ¡Gracias por el reporte! Qué bien por Urías, ingrato suertudo, con todo y lo feo que es, pero me alegro por él. No enojado, sólo alegre por Urías y listo. Y hubiera sido recordado como un rey asombroso. Pero no fue eso lo que hizo.
Si conocen la historia saben que termina mal, afecta su vida, le cuesta la vida a uno de sus hijos, manchó su legado, quizá lo atormentó muchos años, lastimó a su familia, todo, porque miró sobre la barda y vio el pasto siempre verde del vecino. Vio algo que quería y creo esa sombra de descontento en su propia vida.
Si eso le pasó a Saúl, le pasó a David ¡te puede pasar a ti y a mí! Es una lección que todos vamos a aprender en algún momento de la vida. Podemos aprender unos puntos importantes:
Eso que quieres, puede que nunca lo consigas, y puedes morir al intentar conseguirlo. Has leído biografías, películas, historia de una persona que quería algo con tanta insistencia, lo anhelaba: dinero, lujos, renombre, fama, roce social y nunca lo obtuvo ¡el pirata de Culiacán! Murió en el intento. Esa es una forma de aprender la lección. Un poco tarde y cruel.
Puedes obtener lo que deseas y darte cuenta de que no te satisface. Quizá querías tanto ese trabajo, esa casa, y esa misma emoción que te llevó a conseguirlo, ahora se vuelve negativa cuando lo tienes esa emoción negativa no te deja disfrutarlo. Te das cuenta de que quizá no era lo que querías, porque ahora que lo tienes ¡no sientes nada!
Jim Carrey, en la película Ace Ventura dijo: “Pienso que todo el mundo debería ser rico, famoso y hacer todo aquellos que siempre soñaron. Así podrían darse cuenta que esta no es la respuesta”. Lo interesante es que tú sabes que esto ¡es verdad! La pregunta es ¿aprenderemos de esta forma?
La tercera forma, quizá no la quieras creer, es la parte que al decirla vas a pensar ¡claro! ¡ya sabía que diría algo así! Pero, no lo descartes sin antes preguntar a los mayores de 70, qué piensan de esto.
Puedes aprender a confiar en tu Padre Celestial. Puedes creer que dónde estás en dónde ÉL quiere que estés. Seguirlo a ÉL es la respuesta para encontrar lo que has estado buscando. Porque no creo que el pasto siempre verde sea un mito, o que no exista, yo creo que ¡sí existe! Cada uno de nosotros tiene una forma de estar satisfecho, de estar mejor. Creo que hay una forma de mejorar tu felicidad, gozo, o de disfrutar las profundas riquezas de la vida. Creo que de verdad puedes experimentar en esta vida algo mejor. Y no creo que te ayude a encontrarlo el matrimonio o el dinero. Creo que la forma como encuentras el pasto verde es dejando que tu Padre Celestial te lleve a ese lugar.
¿Por qué lo creo? Lo he podido experimentar en mi vida, fallo en ocasiones, sí, porque desvió la mirada, porque me muevo. Hay un libro llamado Salmos, son poemas. Quizá el salmo más conocido sea el salmo 23, es hermoso y dice:
“El Señor es mi pastor; tengo todo lo que necesito.” (Salmo 23:1, NTV) .
No me falta nada, en riqueza o pobreza, en salud o enfermedad, tengo todo lo que necesito. Parte de lo que hace es que me hace descansar
“en verdes pastos me hace descansar. Junto a tranquilas aguas me conduce;” (Salmo 23:2, NVI)
Me invita, me lleva a esos pastos verdes, deja que me recueste ahí, me lleva a aguas tranquilas, pero en ese pasto verde y en esa agua tranquila es ÉL quién me hace descansar, no el agua, no el pasto. Es ÉL quien me lleva a un camino mejor. No para que yo sea grande sino porque ÉL es grande, es para SU propia Gloria.
“Me das nuevas fuerzas y me guías por el mejor camino, porque así eres tú. Puedo cruzar lugares peligrosos y no tener miedo de nada, porque tú eres mi pastor y siempre estás a mi lado; me guías por el buen camino y me llenas de confianza.” (Salmo 23:3–4, TLA)
En tiempos difíciles, no temeré, porque siempre está conmigo. Eso es posible para ti y para mí.
¿Sabes quién escribió esto? El rey David ¿por qué él se equivocó? ¡no lo sé! Pero tú no tienes que equivocarte, tú y yo podemos aprender a confiar. Confía en tu Padre Celestial y cree que ÉL te quiere llevar a ese pasto verde.
Lo sé por mí propia experiencia. Yo no quiero perder más de mi vida, anhelando ser alguien que no soy, y te digo lo mismo, no pierdas tu propia vida deseando tener otra vida que ¡no tendrás!
Confía en tu Padre Celestial, deja que te guíe, para que aprendas a disfrutar tu propia vida, para que aprendas a celebrar las victorias de otras personas, para que aprendas a disfrutar los pastos verdes que tiene para ti.
De alguna forma David se olvidó. Lo vio en Saúl. Tú no tienes que olvidarte. Tu Padre tiene pastos verdes para ti, quiere llevarte ahí, pero para eso debes confiar y seguirlo.
Palabra de Dios
Oremos