JESÚS VUELVE EN EL ESPÍRITU
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INTRODUCCIÓN
INTRODUCCIÓN
TEXTO EXPOSITIVO PRINCIPAL: Juan 16: 16 al 24
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La Predicción del Señor
Juan 16.16 “Todavía un poco, y no me veréis; y de nuevo un poco, y me veréis; porque yo voy al Padre.”
Para entender este pasaje correctamente, debemos interpretar la frase “todavía un poco”.
¿ Qué quiso decir Jesús con un poco?
“poco”;”Kai” “breve” El Señor vuelve a recordarles que en muy poco tiempo les sería quitado de su vista. Sin duda la alusión a la muerte y sepultura de Jesús está presente en Sus palabras. El tiempo en que dejarían de verlo era poco, pequeño, breve, pero durante ese espacio dejaría de estar presente entre ellos y no le verían como están haciéndolo en aquellos momentos.
“no me veréis” Este verbo “veréis” tiene que ver con los sentidos que hacen visible a una persona. Cristo iba ser enterrado y la tumba impediría a los discípulos que lo viesen.
“y me veréis” Juan cambia el verbo usando aquí ὁράω. Este verbo se usa para referirse para conocer íntimamente.
El primer VERÉIS es θεωρέω y el segundo VERÉIS es “ὁράω”.
Aunque la Biblia Reina Valera 1960 lo traduce igual al español, en griego son diferentes.
No debemos olvidar, que Jesús después de la resurrección, solo se le apareció a creyentes.
El tiempo que tiene el mundo de verlo en la creación, en la Biblia, en una iglesia, en algún familiar o amigo, es poco tiempo. Pero ver a Jesús con el segundo verbo, es conocerlo íntimamente por la eternidad. Por ejemplo, Jesús usa el segundo verbo “ver” para expresar que conoce la fe de los discípulos:
Mateo 9.2 “Y sucedió que le trajeron un paralítico, tendido sobre una cama; y al ver(V. percibir mediante la vista) Jesús la fe de ellos, dijo al paralítico: Ten ánimo, hijo; tus pecados te son perdonados.”
EXAMPLE: A los 10 años conocí a Carolina…la vi como una amiga, la vi como una hermana en Cristo…ya no la veo como una amiga. Ese ver es diferente.
Parece más preciso ver esta promesa del Señor como una referencia a la venida de su Espíritu en el día de Pentecostés:
Juan 14.16 “Y yo rogaré al Padre, y os dará otro Consolador(Uno igual a Él), para que esté con vosotros para siempre:”
Después de lograr la obra de redención en la cruz y de haber ascendido al cielo, Jesús envió su Espíritu para que estuviera con los discípulos.
Cristo vino a ellos mediante el ministerio del Espíritu Santo, quien es el “Espíritu de Cristo”:
Romanos 8.9 “ Y si alguno no tiene el Espíritu de Cristo, no es de él.”
1 Pedro 1.11 “escudriñando qué persona y qué tiempo indicaba el Espíritu de Cristo que estaba en ellos”
La presencia del Señor con su pueblo por medio del Espíritu es permanente, como lo indica su promesa:
Mateo 28:20 “He aquí yo estoy con vosotros todos los días”
Jesús va a la cruz, muere y resucita al tercer día. Luego, durante 40 días aparece solo a salvos, solo a creyentes. Asciende al cielo y de que forma:
Lucas 24.51 “Y aconteció que bendiciéndolos, se separó de ellos, y fue llevado arriba al cielo.”
Pasado 10, llegamos al día de Pentecostés ( (gr. pentecosté, significa “cincuenta”) Al día 50 día después de la resurrección, la venida del Espíritu Santo, fue una visita de Jesús a sus discípulos, una visita permanente, no transitoria
Juan 16.16 “Todavía un poco, y no me veréis; y de nuevo un poco, y me veréis; porque yo voy al Padre.”
2. El Asombro de los Discípulos
Juan 16.17 “Entonces se dijeron algunos de sus discípulos unos a otros: ¿Qué es esto que nos dice: Todavía un poco y no me veréis; y de nuevo un poco, y me veréis; y, porque yo voy al Padre?”
Los discípulos se hacen preguntas entre ellos, y no directamente a Jesús, será por lo que Jesús les dijo antes, lo que estudiamos la semana pasada:
Juan 16.12 “Aún tengo muchas cosas que deciros, pero ahora no las podéis sobrellevar.”
“Todavía un poco y no me veréis; y de nuevo un poco, y me veréis; y, porque yo voy al Padre?” Nosotros sabemos que Jesús iba a dejarlos para ir a la cruz e iría al Padre, al completar su misión. Usted y yo lo sabemos porque tenemos la Palabra de Dios completa del significado de las palabras de Jesús. ¿Pero ellos la tenía completa? ¿Tenía el Espíritu Santo permanentemente como los creyentes hoy en día? Como dice:
Juan 14.26 “El Espíritu Santo, a quien el Padre enviará en mi nombre, él os enseñará todas las cosas”
Los apóstoles están haciendo las preguntas, que todo verdadero hijo e hija de Dios tiene que hacer al tener la Palabra de Dios:
Juan 16:17 “Entonces se dijeron algunos de sus discípulos unos a otros: ¿Qué es esto que nos dice: Todavía un poco y no me veréis; y de nuevo un poco, y me veréis; y, porque yo voy al Padre?”
Juan 16.18 “Decían, pues: ¿Qué quiere decir con: Todavía un poco? No entendemos lo que habla.”
“Donde es claro para todos nosotros, para todos ellos era misterioso. Si Jesús desea fundar el reino mesiánico, ¿por qué se va? Si no lo desea, ¿por qué regresa?”
Juan 16.18 “Decían, pues: ¿Qué quiere decir con: Todavía un poco? No entendemos lo que habla.”
La debilidad de los discípulos, al no poder entender unas frases tan claras (pero téngase en cuenta lo que hemos dicho en las predicas anteriores). Les había dicho con frecuencia que habían de darle muerte, pero que resucitaría al tercer día. Con todo, ellos están confundidos: “No entendemos lo que habla”
Los versículos 17 y 18 exponen claramente la confusión de los discípulos en relación con la partida de Jesús y su aparente doble discurso sobre el repetido “poco tiempo”. Conversaciones como esta suelen prolongarse durante algún tiempo cuando la gente está confundida y dolida. En tales situaciones, las ideas parecen nubes oscuras que no dejan ver el sol, porque la ansiedad y la confusión suelen ser compañeras en el pensamiento de quienes están afligidos y dolidos. Por mucho que haya durado esa conversación con Jesús, estos versículos solo pueden representar un resumen: los apóstoles no comprendían en ese momento lo que Jesús estaba diciendo. Pero Jesús que es Dios, y solo Dios puede ser omnisciente (Todo lo sabe) conoce los corazones de los hombre:
Lucas 5.22 “Jesús entonces, conociendo los pensamientos de ellos, respondiendo les dijo: ¿Qué caviláis en vuestros corazones?”
Juan 16.19 “Jesús conoció que querían preguntarle, y les dijo: ¿Preguntáis entre vosotros acerca de esto que dije: Todavía un poco y no me veréis, y de nuevo un poco y me veréis?”
Jesús conoció que los discípulos querían preguntarle. Buscando aliviar su ignorancia y de consolarlos en su dolor, Jesús les dijo: ¿Preguntáis entre vosotros acerca de esto que dije: Todavía un poco y no me veréis, y de nuevo un poco y me veréis? El Señor tomó la iniciativa y consoló a los discípulos respondiendo sus preguntas no formuladas. Su acción recuerda las palabras de Dios por medio del profeta Isaías:
Isaías 65:24 “Y antes que clamen, responderé yo; mientras aún hablan, yo habré oído”
La relación con el Señor es tan profunda, que Él anticipará todas las necesidades de su pueblo para su provisión inmediata. A continuación, Jesús les alivia e corazón con una parábola:
Juan 16.20-22 “De cierto, de cierto os digo, que vosotros lloraréis y lamentaréis, y el mundo se alegrará; pero aunque vosotros estéis tristes, vuestra tristeza se convertirá en gozo”
Primero, observamos dos grupos: los “vosotros” los discípulos de Cristo y el otro grupo es los mundanos: “el mundo”. Uno llora, mientras el otro se alegra.
Continua Jesús con una promesa a los discípulos verdaderos, algo que Jesús da por un hecho. El famoso juramento de Jesús: “amén, amén”, “De cierto, de cierto”. Cuando Jesús iniciaba un discurso, una predica con ese juramento, quería subrayar la gran importancia que está punto a decir.
Jesús, que entendía el futuro inminente, procede a explicar. Primero habría un período de tristeza para los discípulos mientras el mundo se alegraba, los líderes judíos y la nación apóstata que se habían opuesto tan fuertemente a Él se alegrarían.En cambio, los seguidores de Jesús pronto llorarían y lamentarían su muerte:
Juan 20.11 “Pero María estaba fuera llorando junto al sepulcro”
En cambio, la alegría de los enemigos de Cristo con su muerte en ese momento, sería corta. Los líderes judíos habían prometido con tono de burla creer en Jesús si Él descendía de la cruz:
Mateo 27.42 “Si es el Rey de Israel, descienda ahora de la cruz, y creeremos en él.”
Cuando Jesús hizo el milagro más grande de levantarse de los muertos, se negaron a creer.
A nosotros nos toca llorar y a otros alegrarse.
Job preguntaba sobre la prosperidad de los impíos:
Job 21.7-9 “¿Por qué viven los impíos, Y se envejecen, y aun crecen en riquezas? Su descendencia se robustece a su vista, Y sus renuevos están delante de sus ojos. Sus casas están a salvo de temor, Ni viene azote de Dios sobre ellos.”
Si la gente mala se enriquece a pesar de su pecado, uno se pregunta: ¿por qué debemos tratar de ser buenos? Puede parecer que los malos pequen y no les pase nada, pero hay un Juez superior y un juicio futuro (Apocalipsis 20:11 al 15). El establecimiento final de la justicia no vendrá en esta vida, sino en el más allá.
A nosotros nos toca llorar y a otros alegrarse. Sin embargo, la situación se revierte. De pronto quienes lloran y se entristecen, dejan de hacerlo para pasar al disfrute del gozo perfecto.
Literalmente la tristeza resultará en gozo. El tiempo de la tristeza y de la angustia es corto. El apóstol Pablo llama a esto:
2 Corintios 4:17 “Leve tribulación momentánea”
Es leve porque no perdura, es corta porque es momentánea. El encuentro con Jesús será la gloriosa realidad luego del camino dificultoso del tránsito en la vida. Es posible que la senda que estamos viviendo es un valle de sombra de muerte, pero al final, está el Señor recogiéndonos para que estemos siempre con Él:
Juan 14.1-2 “No se turbe vuestro corazón; creéis en Dios, creed también en mí. En la casa de mi Padre muchas moradas hay; si así no fuera, yo os lo hubiera dicho; voy, pues, a preparar lugar para vosotros.”
La Casa de Dios, es el lugar de paz y gloria, será el término eterno a las lágrimas y al sufrimiento. Pero, es necesario observar en el versículo 20, que no dice que la tristeza será sustituida por la alegría, sino que se convertirá.
De ese modo las mujeres gemían y se lamentaban al ver el paso de Jesús hacia el lugar de la crucifixión:
Lucas 23.27 “Y le seguía gran multitud del pueblo, y de mujeres que lloraban y hacían lamentación por él.”
Pero toda aquella tristeza se convierte en regocijo cuando el Señor se manifestó resucitado a cada uno de ellos. La tristeza fue por un tiempo, el gozo era ya definitivo. Esto se cumple en nosotros mientras estamos físicamente separados de Jesús, transitando por el mundo que se opone a Dios. La condición temporal de sufrimiento es propia de quienes son seguidores del que se califica como:
Isaías 53:3 “varón de dolores, experimentado en quebranto”
! Como Jesús, todos los cristianos entran al Cielo por el camino de la Cruz.!
Jesús les aseguró en el versículo 20: “Vuestra tristeza se convertirá en gozo” Un ejemplo vívido de un suceso que causa dolor al comienzo, pero después trae alegría es el parto.
Juan 16.21-22 “La mujer cuando da a luz, tiene dolor, porque ha llegado su hora; pero después que ha dado a luz un niño, ya no se acuerda de la angustia, por el gozo de que haya nacido un hombre en el mundo.También vosotros ahora tenéis tristeza; pero os volveré a ver, y se gozará vuestro corazón, y nadie os quitará vuestro gozo.”
Génesis registra:
Génesis 3.16 “A la mujer dijo: Multiplicaré en gran manera los dolores en tus preñeces; con dolor darás a luz los hijos”
Sin embargo, después de que la mujer ha dado a luz un niño, ya no se acuerda de la angustia por la cual pasó. La angustia intensa y el sufrimiento del parto se desvanecen frente a la alegría de que haya nacido un hombre en el mundo.
En el mismo sentido, aunque los discípulos tendrían tristeza a corto plazo, podrían consolarse en la promesa del Señor:
v22 “Os volveré a ver, y se gozará vuestro corazón”
Y cuando dice “nadie les quitará su gozo” indica que es más allá de ver a Jesús después de la resurrección durante 40 días, se está considerando algo más, la por la eternidad.
4. La Promesa Bienaventurada
Juan 16.23 “En aquel día no me preguntaréis nada. De cierto, de cierto os digo, que todo cuanto pidiereis al Padre en mi nombre, os lo dará”
En aquel día, los apóstoles no comprendían nada. Lo que para ellos era un corto espacio de tiempo entre la sepultura y la resurrección, para nosotros se hace largo. Sin embargo la reunión con Jesús, cuando venga a buscarnos, producirá el mismo resultado: las preguntas no serán necesarias.
Ciertamente en sentido pleno, las preguntas cesaron para los apóstoles, porque la presencia del Espíritu Santo, que vendría en Pentecostés, les conducía a toda verdad y no necesitaban preguntar nada. Hacer preguntas supone desconocimiento e incluso extravío, o falta de seguridad en la dirección que se sigue, los apóstoles no necesitaban preguntar nada en ese sentido porque seguían siendo conducidos por Jesús, que resucitado, enviaba al Espíritu para hacer la obra que Él había estado haciendo durante tres años.
Juan 16.24 “Hasta ahora nada habéis pedido en mi nombre; pedid, y recibiréis, para que vuestro gozo sea cumplido.”
Hasta aquel momento nada habían pedido al Padre en el nombre de Jesús. No habían tenido necesidad porque todo fue hecho por el mismo Señor. Cuando Jesús no estuviese con ellos. Pedir en nombre de Jesús, no es simplemente una puerta que se abre a la esperanza, sino un mandato que el Señor establece.
En el periodo de la iglesia, no se impide la oración al Hijo, pero se establece que la forma para orar es dirigirla al Padre en el nombre del Hijo, y que esa oración es eficaz. Recibimos lo que pedimos al Padre, porque nos envía Sus dones, gracias a todo lo que el Hijo es y ha hecho.
Así debe ser entendido el pedir, en nombre de Jesús. El cristiano debe:
Hebreos 4:16 “acercarse confiadamente al trono de la gracia, para alcanzar misericordia y hallar gracia para el oportuno socorro”
Antes, la gente se acercaba a Dios a través de los sacerdotes. Después de la resurrección de Cristo, cualquier creyente podía acercarse a Dios directamente. Ha nacido un nuevo día y ahora todos los creyentes son sacerdotes, hablan con Dios personal y directamente
Quien pide encuentra en Dios la provisión de misericordia para sus necesidades. Los brazos del Señor son para dar dones para las necesidades temporales y abrazos para la restauración espiritual, sin importar cuan grande haya sido la caída. La respuesta a la oración llegará en el momento oportuno. La gracia aparentemente puede tardar, conforme al pensamiento del que ora, pero Dios nunca llega tarde en Su provisión.
CONCLUSIÓN
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