11. La Esperanza de los creyentes: cielos nuevos y tierra nueva.

Grandes Doctrinas en Grandes Versículos.  •  Sermon  •  Submitted
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Introducción:

Repaso semana anterior:
Mateo 24.30-31 “30 Entonces aparecerá la señal del Hijo del Hombre en el cielo; y entonces lamentarán todas las tribus de la tierra, y verán al Hijo del Hombre viniendo sobre las nubes del cielo, con poder y gran gloria. 31 Y enviará sus ángeles con gran voz de trompeta, y juntarán a sus escogidos, de los cuatro vientos, desde un extremo del cielo hasta el otro.”
La venida del Señor será visible y gloriosa.
La venida del Señor será para reunir a los suyos.
Relacionado con lo que vimos la semana anterior hoy aprenderemos qué es lo que nos espera en la eternidad, o mas bien qué es lo que debemos esperar.
Nunca es bueno poner las esperanzas en algo que vamos a perder. Por ejemplo muchos padres ponen la esperanza en sus hijos. Les construyen casas o departamentos cerca de ellos, otros buscan asegurar que sus hijos continúen con el negocio pero cuando estos hijos llegan a grandes siguen su propio camino y todo lo que tenían sus padres planeado para ellos se esfuma. Lo mismo nos puede pasar si esperamos demasiado de este mundo, de nuestra vida actual. Nuestra esperanza debe ir mas allá.

Desarrollo:

Leamos todos juntos nuestro:
2 Pedro 3.13 “Pero nosotros esperamos, según sus promesas, cielos nuevos y tierra nueva, en los cuales mora la justicia.”

Contexto:

En esta segunda carta, el apóstol Pedro advierte a los creyentes sobre los falsos profetas y les anima a permanecer en la doctrina apostólica. Entonces les habla de la segunda venida del Señor para que la tengan presente y así estén preparados.
El apóstol les dice lo siguiente acerca de la venida del Señor:
2 Pedro 3:10-14 “10 Pero el día del Señor vendrá como ladrón en la noche; en el cual los cielos pasarán con grande estruendo, y los elementos ardiendo serán deshechos, y la tierra y las obras que en ella hay serán quemadas. 11 Puesto que todas estas cosas han de ser deshechas, ¡cómo no debéis vosotros andar en santa y piadosa manera de vivir, 12 esperando y apresurándoos para la venida del día de Dios, en el cual los cielos, encendiéndose, serán deshechos, y los elementos, siendo quemados, se fundirán! 13 Pero nosotros esperamos, según sus promesas, cielos nuevos y tierra nueva, en los cuales mora la justicia. 14 Por lo cual, oh amados, estando en espera de estas cosas, procurad con diligencia ser hallados por él sin mancha e irreprensibles, en paz.”
Pedro anuncia que en la venida del Señor todo el mundo que conocemos será desecho y que por ello debemos vivir de una manera santa y piadosa, Pero por otra parte les dice que a pesar que todo el mundo será destruido nosotros esperamos un muno mejor, esperamos “cielos nuevos y tierra nueva, en los cuales mora la justicia” Por lo tanto en este texto el apóstol está animando a los creyentes a recordar que nuestra esperanza está en un mundo mejor que el Señor hará.

Verdades:

1. Dios nos guía a poner nuestra esperanza en los cielos nuevos y tierra nueva porque este mundo será destruido.

Para esto debemos recordar las palabras que fueron dichas antes de este texto. En 2 Pedro 3.11-12 “11 Puesto que todas estas cosas han de ser deshechas, ¡cómo no debéis vosotros andar en santa y piadosa manera de vivir, 12 esperando y apresurándoos para la venida del día de Dios, en el cual los cielos, encendiéndose, serán deshechos, y los elementos, siendo quemados, se fundirán!”
El apóstol antes de hablarnos de cielos nuevos y tierra nueva nos dice que este mundo ha de ser destruido. En primer lugar lo que el apóstol quería hacer con estas palabras era llamarnos la atención a nuestra manera de vivir. Que consideremos que este mundo será destruido y por tanto debemos prepararnos para presentarnos para la venida del señor.
Pero por otra parte presenta un contraste entre este mundo y el venidero.
Recordemos que este mundo ha sido puesto en maldición por causa del pecado del hombre, Génesis 3.17 “17 Y al hombre dijo: Por cuanto obedeciste a la voz de tu mujer, y comiste del árbol de que te mandé diciendo: No comerás de él; maldita será la tierra por tu causa; con dolor comerás de ella todos los días de tu vida.” Y que por ello debe ser destruido.
Esta destrucción ocurrirá en la segunda venida de nuestro Señor, como aprendimos la semana anterior: Mateo 24.29-30 “29 E inmediatamente después de la tribulación de aquellos días, el sol se oscurecerá, y la luna no dará su resplandor, y las estrellas caerán del cielo, y las potencias de los cielos serán conmovidas. 30 Entonces aparecerá la señal del Hijo del Hombre en el cielo; y entonces lamentarán todas las tribus de la tierra, y verán al Hijo del Hombre viniendo sobre las nubes del cielo, con poder y gran gloria.”
Es por eso que nuestra esperanza no debe estar puesta en este mundo, nosotros debemos esperar una nueva creación donde en vez de morar la maldad, mora la justicia.

2. La descripción de nuestra verdadera y mejor esperanza.

Recordemos nuestro texto:
2 Pedro 3.13 “13 Pero nosotros esperamos, según sus promesas, cielos nuevos y tierra nueva, en los cuales mora la justicia.”
Es interesante que este versículo comienza con la palabra “pero” , en el gr, es una preposición que indica que lo que se dice ahora es contrario a lo que se decía anteriormente. Esto refuerza la idea que a diferencia de este mundo que será destruido nuestra esperanza está en un nuevo mundo que no estará con la maldición del pecado, que será muy diferente y será para siempre.
A. En primer lugar nos dice que esperamos “cielos nuevos y tierra nueva”
Para entender esto es necesario recordar las palabras de génesis cuando este mundo fue creado.
Génesis 1.1 “En el principio creó Dios los cielos y la tierra.”
Por lo tanto cuando dice que nosotros esperamos cielos nuevos y tierra nueva significa que no será algo muy diferente ni extraño, si no algo parecido a lo actual pero “nuevo”, mucho mejor.
Esto es importante entender porque tenemos la mala idea de que la eternidad será una existencia aburrida viviendo siempre en las nubes con alas en nuestra espalda y tocando una interminable melodía con nuestras arpas. Nada mas lejos de lo que la Palabra de Dios nos dice.
Al decirnos “cielos nuevos y tierra nueva” evocando así ala primera creación, nos está diciendo que el propósito de Dios siempre fue que viviéramos en una tierra y que en una tierra viviremos, pero ya sin pecado y sin las consecuencias de este en el mundo.
Esto está relacionado con la resurrección. Dios promete que los creyentes que pasen por la muerte serán resucitados en un cuerpo glorioso y que aquellos que queden para la venida del Señor serán transformados en un cuerpo glorificado. ¡Tendremos cuerpos nuevos también!
La existencia en la eternidad no será meramente un estado espiritual, muchos tienen esa equivocada idea, si no que será una existencia tanto espiritual como material también. Tendremos cuerpos nuevos porque habrá cielos nuevos y tierra nueva también!!!
B. En segundo lugar nos dice que estos cielos nuevos y tierra nueva “mora, habita la justicia”
Esto es algo maravilloso. Al pensar en nuevos cielos y nueva tierra podría alguien preguntar que si habría la posibilidad que eso se vuelva a dañar por el pecado del hombre. Aquí nos dice el carácter espiritual y moral de este nuevo mundo. Será un mundo donde habite la justicia.
La justicia, refiriéndose a justicia como al cumplimiento de la ley de Dios, a una forma de vivir que se ajusta al carácter de Dios, no será un excepción en la nueva creación, la justicia no será algo que pase por ahí si no que la justicia habitará ahí, es decir que la justicia será algo permanente, característico de los cielos nuevos y tierra nueva.
Esto nos enseña que será una creación redimida, tal como los que la habiten.
Debemos detenernos aquí para entender una verdad importante: estos cielos nuevos y tierra nueva son el resultado de la obra redentora de Cristo en la cruz.
La obra de Cristo no solo nos redime individualmente de la maldición del pecado si no que hace posible que, por haber recibido el castigo por el pecado.
C. Nos dice el texto que esto es el cumplimiento de la promesa hecha por el Señor. “Esperamos según, sus promesas”
Isaías 65:17–25 RVR60
17 Porque he aquí que yo crearé nuevos cielos y nueva tierra; y de lo primero no habrá memoria, ni más vendrá al pensamiento.18 Mas os gozaréis y os alegraréis para siempre en las cosas que yo he creado; porque he aquí que yo traigo a Jerusalén alegría, y a su pueblo gozo.19 Y me alegraré con Jerusalén, y me gozaré con mi pueblo; y nunca más se oirán en ella voz de lloro, ni voz de clamor.20 No habrá más allí niño que muera de pocos días, ni viejo que sus días no cumpla; porque el niño morirá de cien años, y el pecador de cien años será maldito.21 Edificarán casas, y morarán en ellas; plantarán viñas, y comerán el fruto de ellas.22 No edificarán para que otro habite, ni plantarán para que otro coma; porque según los días de los árboles serán los días de mi pueblo, y mis escogidos disfrutarán la obra de sus manos.23 No trabajarán en vano, ni darán a luz para maldición; porque son linaje de los benditos de Jehová, y sus descendientes con ellos.24 Y antes que clamen, responderé yo; mientras aún hablan, yo habré oído.25 El lobo y el cordero serán apacentados juntos, y el león comerá paja como el buey; y el polvo será el alimento de la serpiente. No afligirán, ni harán mal en todo mi santo monte, dijo Jehová.
Conexión de este pasaje con Apoc. 21
¿Dos veces cielos nuevos?

Conclusión:

Apocalipsis 21:1–8 RVR60
1 Vi un cielo nuevo y una tierra nueva; porque el primer cielo y la primera tierra pasaron, y el mar ya no existía más. 2 Y yo Juan vi la santa ciudad, la nueva Jerusalén, descender del cielo, de Dios, dispuesta como una esposa ataviada para su marido. 3 Y oí una gran voz del cielo que decía: He aquí el tabernáculo de Dios con los hombres, y él morará con ellos; y ellos serán su pueblo, y Dios mismo estará con ellos como su Dios. 4 Enjugará Dios toda lágrima de los ojos de ellos; y ya no habrá muerte, ni habrá más llanto, ni clamor, ni dolor; porque las primeras cosas pasaron. 5 Y el que estaba sentado en el trono dijo: He aquí, yo hago nuevas todas las cosas. Y me dijo: Escribe; porque estas palabras son fieles y verdaderas. 6 Y me dijo: Hecho está. Yo soy el Alfa y la Omega, el principio y el fin. Al que tuviere sed, yo le daré gratuitamente de la fuente del agua de la vida. 7 El que venciere heredará todas las cosas, y yo seré su Dios, y él será mi hijo. 8 Pero los cobardes e incrédulos, los abominables y homicidas, los fornicarios y hechiceros, los idólatras y todos los mentirosos tendrán su parte en el lago que arde con fuego y azufre, que es la muerte segunda.
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