El fuego de Dios - El fuego del altar
Sermon • Submitted
0 ratings
· 15,021 viewsNotes
Transcript
Mientras tanto, el fuego se mantendrá encendido sobre el altar; no deberá apagarse. Cada mañana el sacerdote pondrá más leña sobre el altar, y encima de éste colocará el holocausto para quemar en él la grasa del sacrificio de comunión.
El fuego sobre el altar no deberá apagarse nunca; siempre deberá estar encendido.
En este pasaje Moisés recibió instrucciones para entregar a los sacerdotes respecto a sus deberes oficiales, y la primera tenía que ver con el holocausto, o sacrificio quemado—Hebreo, “sacrificio que subió en humo”. olor fragante.
El servicio diario consistía en dos corderos, uno ofrecido en la mañana a la salida del sol, el otro en la tarde, cuando empezaba a declinar el día. Ambos eran consumidos por completo sobre el altar mediante un fuego lento.
Si bien este pasaje habla de la función sacerdotal del ministerio levitico del Antiguo Testamento, podemos hacer un paralelismo con nuestra función como sacerdotes del Nuevo Pacto.
los cuales sirven a lo que es figura y sombra de las cosas celestiales, como se le advirtió a Moisés cuando iba a erigir el tabernáculo, diciéndole: Mira, haz todas las cosas conforme al modelo que se te ha mostrado en el monte.
El Sacerdote
El Sacerdote
El sacerdote ha de preocuparse del fuego que ha de arder sobre el altar. El fuego arderá continuamente en el altar; no se apagará (v. 13). Aunque no siempre estemos sacrificando, debemos conservar siempre ardiendo el fuego.
Pero ustedes son linaje escogido, real sacerdocio, nación santa, pueblo que pertenece a Dios, para que proclamen las obras maravillosas de aquel que los llamó de las tinieblas a su luz admirable.
De ellos hiciste un reino; los hiciste sacerdotes al servicio de nuestro Dios, y reinarán sobre la tierra.»
también ustedes son como piedras vivas, con las cuales se está edificando una casa espiritual. De este modo llegan a ser un sacerdocio santo, para ofrecer sacrificios espirituales que Dios acepta por medio de Jesucristo.
El Altar/sacrificio
El Altar/sacrificio
El altar y el sacrificio, a diferencia del fuego, deben ser provistos por cada uno de nosotros.
Cada vez que hacemos algo por el Señor activando para los demás, estamos construyendo un altar para ofrecer un sacrificio agradable al Señor.
Por lo tanto, hermanos, tomando en cuenta la misericordia de Dios, les ruego que cada uno de ustedes, en adoración espiritual, ofrezca su cuerpo como sacrificio vivo, santo y agradable a Dios.
Y aunque mi vida fuera derramada sobre el sacrificio y servicio que proceden de su fe, me alegro y comparto con todos ustedes mi alegría.
Así que ofrezcamos continuamente a Dios, por medio de Jesucristo, un sacrificio de alabanza, es decir, el fruto de los labios que confiesan su nombre.
Anímense unos a otros con salmos, himnos y canciones espirituales. Canten y alaben al Señor con el corazón,
dando siempre gracias a Dios el Padre por todo, en el nombre de nuestro Señor Jesucristo.
No se olviden de hacer el bien y de compartir con otros lo que tienen, porque ésos son los sacrificios que agradan a Dios.
Ya he recibido todo lo que necesito y aún más; tengo hasta de sobra ahora que he recibido de Epafrodito lo que me enviaron. Es una ofrenda fragante, un sacrificio que Dios acepta con agrado.
El fuego
El fuego
El fuego que consumía este sacrificio, había sido encendido desde el cielo, a diferencia del altar y el sacrificio que era construido y provisto por el sacerdote.
De la presencia del Señor salió un fuego, que consumió el holocausto y la grasa que estaban sobre el altar. Al ver esto, todo el pueblo prorrumpió en gritos de júbilo y cayó rostro en tierra.
El fuego del altar debía estar permanentemente encendido, no debía debilitarse, mucho menos apagarse, debía ser continuo y constante.
Tres veces en estos cortos versículos Dios dice: "Mantengan el fuego encendido. Jamás permitan que se apague."
Así como el Señor prendió el fuego en el altar, Jesús nos bautizó con su fuego y no debemos dejar que se apague.
Habrá tanta maldad que el amor de muchos se enfriará,
Es muy posible que muchos de ustedes una vez tuvieron corazones encendidos con una pasión por Jesucristo, pero que ahora se han enfriado, y cuyo fuego por Cristo es ahora una brasa a punto de apagarse.
Y Dios te dice hoy "Mantén el fuego encendido. No permitas que se apague."
Estén siempre alegres,
oren sin cesar,
den gracias a Dios en toda situación, porque esta es su voluntad para ustedes en Cristo Jesús.
No apaguen el Espíritu,
Una de las formas de mantener el fuego encendido, lo dice el versiculo 17, “Oren sin cesar”. De la misma manera que el fuego, tenía que arder sin parar.
Uno de los sacrificios mas preciosos, era el del incienso que se quemaba en el lugar santo. Era un sacrificio de fuego.
Las especias aromaticas tenía que ser molidas y mezcladas cuidadosamente según las indicaciones que Dios mismo había mandado. Una vez molida quedaba como harina y despues se tomaban brasas del altar y se quemaba en el incensario de oro delante del Señor, el humo y la fragancia llenaban todo el lugar santo.
Otro ángel vino entonces y se paró ante el altar, con un incensario de oro; y se le dio mucho incienso para añadirlo a las oraciones de todos los santos, sobre el altar de oro que estaba delante del trono.
Y de la mano del ángel subió a la presencia de Dios el humo del incienso con las oraciones de los santos.
Y el ángel tomó el incensario, y lo llenó del fuego del altar, y lo arrojó a la tierra; y hubo truenos, y voces, y relámpagos, y un terremoto.
No hay ninguna experiencia de la vida crisiana de mayores alcances que la que se consagra a la oración en el Espíritu Santo.
Oren en el Espíritu en todo momento, con peticiones y ruegos. Manténganse alerta y perseveren en oración por todos los santos.
Así mismo, en nuestra debilidad el Espíritu acude a ayudarnos. No sabemos qué pedir, pero el Espíritu mismo intercede por nosotros con gemidos que no pueden expresarse con palabras.
Y Dios, que examina los corazones, sabe cuál es la intención del Espíritu, porque el Espíritu intercede por los creyentes conforme a la voluntad de Dios.
Así como el angel agrego incienso a las oraciones de los santos, el Espíritu le mete fuego a nuestras debiles oraciones.
CONCLUSIÓN
CONCLUSIÓN
Ponme como un sello sobre tu corazón, como una marca sobre tu brazo; Porque fuerte es como la muerte el amor; Duros como el Seol los celos; Sus brasas, brasas de fuego, fuerte llama.
Las muchas aguas no podrán apagar el amor, Ni lo ahogarán los ríos. Si diese el hombre todos los bienes de su casa por este amor, De cierto lo menospreciarían.
No debemos de tener miedo de acercarnos al fuego y mantenerlo vivo, creyendo y con toda confianza, las mas grandes dificultades, ni problemas, ni ataques, no importa cuanta agua haya alrededor del altar, las muchas aguas del diablo no podran apagar este fuego de amor divino.