Fruto del Espíritu Santo

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Más el fruto del Espíritu es amor, gozo, paz, paciencia, benignidad, bondad, fe, mansedumbre, templanza ... " (Gálatas 5.23; Efesios 5.9).
Gálatas 5:22–23 NTV
En cambio, la clase de fruto que el Espíritu Santo produce en nuestra vida es: amor, alegría, paz, paciencia, gentileza, bondad, fidelidad, humildad y control propio. ¡No existen leyes contra esas cosas!
Efesios 5:9 RVR60
(porque el fruto del Espíritu es en toda bondad, justicia y verdad),
El apóstol Pedro en su primera carta dice. “Siendo renacidos, no de simiente corruptible, sino de incorruptible, por la palabra de Dios que vive y permanece para siempre. Porque: toda carne es como hierba, y toda la gloria del hombre como flor de la hierba. La hierba se seca, y la flor se cae; más la palabra del Señor permanece para siempre. Y esta es la palabra que por el evangelio os ha sido anunciada.” 1 Pedro 1:23-25.
¿Cómo opera el Espíritu de Dios sobre la mente, cómo es que renueva las facultades e imparte renovados deseos, cómo es que ilumina el entendimiento, cómo doblega la voluntad, cómo purifica el intelecto, cómo revierte el deseo, cómo abandera la esperanza y pone al miedo en su debido cauce? como esas facultades serán guiadas no podríamos decirlo; lo que sabemos es que Dios opera una obra en el hombre, La Biblia dice en: Ecl. 11:5. “Como tú no sabes cuál es el camino del viento, o cómo crecen los huesos en el vientre de la mujer encinta, así ignoras la obra de Dios, el cual hace todas las cosas”. El Espíritu Santo obra, pero la manera de su operación no puede ser comprendida. “El viento sopla de donde quiere, y oyes su sonido; más ni sabes de dónde viene, ni a dónde va; así es todo aquel que es nacido del Espíritu.”
No se puede explicar, ni comprender como sucede; tampoco deberíamos intentar dar explicación, pues donde Dios guarda silencio es quizás irreverencia y es ciertamente impertinente que hablemos. En el nacimiento natural sabemos que empieza una vida. Ese bebé está comenzando su ser, una nueva criatura ha alzado su llanto al cielo, otro ser mortal ha venido para pisar este suelo de aventuras, para respirar, para vivir y para morir. Y así también en el nuevo nacimiento hay una absoluta creación, somos hechos nuevas criatura en Cristo Jesús; hay otro espíritu que ha nacido para orar, para creer en Cristo, para amarle aquí y para regocijarse en Él.
2 naturalezas:
VIEJA: CARNE, VIEJO HOMBRE, EL VIEJO YO...
NUEVA: ESPÍRITU, NUEVO HOMBRE, NUEVO YO...
Dios nos ha salvado para que le sirvamos. No para vivir sentados en una silla, nuestras facultades escasas o abundantes son en gran medida una herencia que está vinculada a nuestro destino final, la salvación. Indudablemente gran parte de nuestra historia nace en nuestro interior, así como el bebé que ha nacido tiene la semilla de sus futuras decisiones y acciones. Existen cualidades, composición de la naturaleza que, si las circunstancias son propicias, generan ciertos resultados que alcanzaran su pleno desarrollo.
Lo mismo sucede con nuestra nueva naturaleza parte desde que renacemos: nos es trasmitida la naturaleza celestial. No podemos sino ser santos, adorar, obedecer y servir; la nueva naturaleza no puede hacer otra cosa que vivir para Dios; deseará vivamente estar más cerca de Cristo y ser más semejante a Él y debe hacerlo. Tiene otros motivos para vivir, una vida perpetuada en nosotros en el momento en que pasemos de muerte a vida eterna.
Una vez que la persona ha sido regenerada por la obra del Espíritu Santo, hablando en otras lenguas, es esperar el fruto del Espíritu Santo.
Al estudiar el fruto del Espíritu hay que notar dos hechos importantes:
La palabra fruto está en singular, no hay nueve frutos separados uno del otro. sino que hay un fruto, tal como un racimo es un fruto, así éste es un racimo de gracias; y así una de estas gracias aparece en la vida del cristiano, debemos esperar que las otras también se manifiesten.
1. Este es el fruto del Espíritu y no el fruto del cristiano, es decir que este fruto nace del Espíritu y lo produce el Espíritu; no es tampoco a lo que el Señor Jesús se refirió en San Juan 15, al hablar de fruto, más fruto y mucho fruto; ya que aquí habló del trabajo de ganar almas y éste sí es el fruto del cristiano.
Aunque es un hermoso racimo o fruto de gracias, vamos a dividirlo en tres grupos para nuestra mayor comprensión.
A En relación con Dios: amor, gozo, paz
B. En relación con el prójimo: paciencia, benignidad, bondad.
C. En relación con nosotros mismos: fe, mansedumbre, templanza.
Recordando que el Espíritu vino para morar en el cristiano y que está ahí para hacer una obra definitiva y para llenar una necesidad definida, esto nos ayuda a entender que el fruto del Espíritu, que adornada la vida del Santo no es para exhibición y vanagloria del creyente sino para llenar una necesidad.
El fruto del Espíritu es opuesto a un aspecto no espiritual correspondiente en el corazón humano; la cura para las condiciones materiales no es un intento de dejar de hacer lo malo sino en sustituirlo con el fruto del Espíritu. Esto es todas las virtudes de Dios imparten. La paciencia por ejemplo, es el antídoto divino para la impaciencia. No es una mera prolongación de la paciencia humana al ser contemplada; más bien es la paciencia de Dios operada internamente.
La paciencia infinita de Dios no conoce límites; esto se ve en su largo trato con la humanidad, en su paciencia con los individuos que rechazaron a Cristo, su paciencia con los que trae a Él. (Lucas 18. 7). Cuando Jehová proclamó su nombre a moisés en el monte Sinaí dijo: ':Jehová, Jehová, Fuerte, misericordioso y piadoso, tardo para la ira y grande en misericordia y verdad" (Éxodo 34.6). Así, Moisés en una oración intercesora recuerda a Jehová acerca de su propia revelación de sí y exclama: "Jehová tardo para la ira y grande en misericordia, que perdona la iniquidad y la rebelión, aunque de ningún modo tendrá por inocente al culpable; que visita maldad de los padres sobre los hijos hasta la tercera y cuarta generación" (Núm. 14.17.18) y el salmista declaró: "Más tú, señor, Dios misericordioso y clemente ... (Salmo 86.15).
El apóstol Pablo advierte a los que se oponen a Dios, cuando pregunta ¿O menosprecias las riquezas de su benignidad, paciencia y longanimidad, ignorando que su benignidad te guía al arrepentimiento? (Romanos 2.4; 9.22).
Pero declara: "El Señor no retarda su promesa según algunos la tienen por tardanza, sino que es paciente ... " (2 Pedro 3.9). Y en otra escritura afirma. "La paciencia de nuestro Señor es para salvación (2 Pedro 3.15; Colosenses 1.11; 2 Pedro 3.12; 1 Timoteo 1.16).
Pablo también dice que: "Seáis pacientes para con todos" (1 Tesalonicenses 1.14 ). Fue una práctica de toda la experiencia de Pablo. Por eso testifica a Timoteo: "Pero tú has seguido mi doctrina, conducta, propósito, fe, longanimidad, amor, paciencia” (2 Timoteo 3.1 0). Ciertamente esta virtud pertenece especialmente a los que son llamados (2 Timoteo 4.2; 2 corintios 4.8-9).
Cuando somos heridos o cuando viene el tiempo de angustia y tristeza el Espíritu produce este fruto, para bendición del santo y testimonio a los que Jo rodean (Romanos 8.26).
La nueva naturaleza, produce una vida que es completa, en todas sus acciones y que sólo necesita ser desarrollada. Aquel bebé en su cuna no tendrá jamás otro miembro ni otro ojo; Sus extremidades se endurecen, crecen, fortalecen; tambien su cerebro se expande, pero las facultades ya estan allí; no son implantadas posteriormente.
Ciertamente lo mismo sucede en el hijo de Dios. Fe, esperanza, y toda gracia están allí en el momento en que cree en el Señor Jesucristo. Crecen, es cierto, pero todas estan allí en el momento que se adquiere la nueva naturaleza. El bebé en la gracia que acaba de nacer para Dios tiene cada parte del hombre espiritual y sólo necesita crecer hasta convertirse en un varón perfecto. En romanos Capítulo 6 el apóstol Pablo habla a los romanos de morir al pecado, personificando al pecado dándole vida como un ser que debe morir. Que relación hay entre la nueva naturaleza y el pecado, la relación es que para servir debemos estar muertos al pecado. Cuando entendemos que cristo murió en la cruz por nuestros pecados y creemos que murió y resucito, obedecemos a esa forma de doctrina que nos habla el apóstol Pablo. Todo comienza con saber algo, muchos fallan porque hay cosas que no saben, pero los que saben ya son responsables.
El saber es parte de los pasos a los cuales la naturaleza nueva nos lleva a dar; cuando fuimos bautizados en Cristo Jesús fuimos bautizados en su muerte, quiere decir que fuimos liberados del pecado y que la muerte de Cristo es el fundamento de la muerte nuestra, si Cristo no muere usted no muere al pecado, así como nosotros somos sepultados juntamente con Él para muerte por el bautismo…andemos en vida nueva.
El considerar tiene que ver con saber, creerlo y apropiarnos de las promesas que Dios tiene para sus hijos, esa verdad juega un papel importante; Cristo resucito de entre los muertos ahora vive, me apropio de esa verdad que creo por medio de la fe, hay que decir que la fe es un estilo de vida durante las 24 horas del día.
Podemos hablar de nuestra naturaleza que ella tiene su gloria, esa gloria permanece para siempre. ¿Cuál es la gloria de la naturaleza nacida de nuevo? Vamos a ser semejantes a él cuando le veamos tal cmo es Él es. Seremos semejantes a Cristo, pero la semejanza no se verá estropeada nunca por el tiempo, ni consumida por la corrupción. La fuerza de la naturaleza nacida de nuevo es el propio Espíritu Santo.
Mientras vivamos en la fuente que es Cristo, nuestra nueva naturaleza seguirá fortaleciéndose hasta llegar a la estatura de Cristo, a la estatura de hombres perfectos en Cristo Jesús, y luego lleguemos a ser hombres glorificados que están delante de su trono. “Aleluya,” y se unirá al coro celestial, y harán que cobre fuerza la divina sinfonía de querubines y serafines y a lo largo de toda la eternidad su gloria nunca morirá.
Mientras estén aquí ven por espejo, oscuramente, pero allá verán cara a cara; hoy miran de lejos, pero pronto descansaran en los brazos de la sabiduría, pues su gloria del Espíritu no morirá
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