La agenda de Isaías
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El que se bendijere en la tierra, en el Dios de verdad se bendecirá; y el que jurare en la tierra, por el Dios de verdad jurará; porque las angustias primeras serán olvidadas, y serán cubiertas de mis ojos.
Porque he aquí que yo crearé nuevos cielos y nueva tierra; y de lo primero no habrá memoria, ni más vendrá al pensamiento.Mas os gozaréis y os alegraréis para siempre en las cosas que yo he creado; porque he aquí que yo traigo a Jerusalén alegría, y a su pueblo gozo.Y me alegraré con Jerusalén, y me gozaré con mi pueblo; y nunca más se oirán en ella voz de lloro, ni voz de clamor.No habrá más allí niño que muera de pocos días, ni viejo que sus días no cumpla; porque el niño morirá de cien años, y el pecador de cien años será maldito.Edificarán casas, y morarán en ellas; plantarán viñas, y comerán el fruto de ellas.No edificarán para que otro habite, ni plantarán para que otro coma; porque según los días de los árboles serán los días de mi pueblo, y mis escogidos disfrutarán la obra de sus manos.No trabajarán en vano, ni darán a luz para maldición; porque son linaje de los benditos de Jehová, y sus descendientes con ellos.Y antes que clamen, responderé yo; mientras aún hablan, yo habré oído.El lobo y el cordero serán apacentados juntos, y el león comerá paja como el buey; y el polvo será el alimento de la serpiente. No afligirán, ni harán mal en todo mi santo monte, dijo Jehová.
En estos versículos presenta el cuadro positivo de lo que Dios propone. En un estudio de Isaías 65, hay un conjunto de elementosque se podrían llamar «la agenda de Isaías».. Menciona cuatro elementos que deben ser parte de nuestra agenda de acción comunitaria: 1) los niños no mueren; 2) los ancianos viven con dignidad; 3) los que construyen casas viven en ellas; 4) los que plantan viñas comen su fruta.
Aquí quiero agregar algunos elementos más, pues el pasaje presenta una visión amplia de lo que Dios quiere para una sociedad bendecida.
1. En el versículo 16 se habla de una obra especial de Dios. No podemos esperar esta sociedad sana sin la obra de Dios. No sólo la iglesia debe evangelizar en el poder de Dios, sino también practicar la acción comunitaria bajo la dirección del Espíritu Santo y en el poder de Dios. Es un proyecto de toda la iglesia.
2. Dios quiere que su pueblo se goce, se alegre en lo que Dios ha creado y en sus hechos (v. 18). Dios quiere que su pueblo goce de los bienes materiales. Es cierto que Isaías condena al pueblo porque ha divinizado e idolatrado los bienes terrenales, pero Dios quiere que los disfrutemos dependiendo de él y agradeciéndole. La injusticia reinante en el mundo hoy hace difícil realizar este propósito de Dios.
3. Dios no quiere que la gente sufra (v. 19). Es cierto que los que viven fielmente para Cristo van a sufrir, como también que todos sufrimos por ser parte de la raza humana caída. Pero Dios quiere aliviar el sufrimiento de su pueblo. El ministerio de Jesús nos da un buen ejemplo; siempre estaba liberando, sanando y ayudando a los que sufrían.
4. En esta visión integral de la sociedad, los niños no deben morir. Uno de los graves problemas de nuestros días es la muerte de muchísimos niños, sencillamente por las injusticias de la sociedad. Cada vez más iglesias están abriendo hogares para niños de la calle y huérfanos. Si tomamos en serio esta «agenda de Isaías», también debemos atacar las causas de tanto sufrimiento infantil.
5. Puesto que nuestra sociedad de consumo sólo da importancia a los que producen y consumen, también descuida a los ancianos. Pero en el propósito de Dios, los ancianos deben vivir dignamente (v. 20). También muchas iglesias están empezando a dirigirse a esta necesidad, que es parte de la misión de la iglesia.
6. La visión integral de la misión busca más equidad en la sociedad. En el presente orden económico crece la brecha entre los ricos y los pobres. Algunos acumulan muchas casas y mucho dinero, mientras la mayoría no tiene vivienda digna. El versículo 21 indica el propósito divino de que cada uno disfrute de su propia casa.
7. Asimismo, esta visión contempla que cada uno disfrute de los recursos de la tierra (v. 21) y los frutos de la obra de sus manos (v. 22). Como iglesia nos toca promover todo lo que posibilite esto, dentro de la comunidad de fe y también en nuestra sociedad.
8. Hoy muchos son tan pesimistas en cuanto al futuro que desesperan al pensar en la vida de sus hijos y nietos. Este pesimismo también influye sobre los hijos: la juventud tiende a vivir sólo el presente porque tampoco tiene esperanza en cuanto al futuro. Pero en la sociedad que Dios quiere hay seguridad y esperanzas de una vida sana para los descendientes (v. 23).
9. El mundo que no cree en Dios también busca todas estas bendiciones. Precisamente, lo que dicen los profetas es que la sociedad no puede encontrarlas a menos que las busque en relación con Dios. De cierta manera, la Biblia nos presenta un enigma; Dios quiere que disfrutemos los bienes materiales, pero si vivimos para ellos no podremos disfrutarlos. El versículo 24 indica la clave para esta sociedad sana: la confianza y dependencia en Dios.
Entonces habrá una verdadera shalom, una paz y un bienestar total de la comunidad que «no harán daño … en todo mi santo monte». ¿Cuándo veremos cumplida esta visión integral de la sociedad? Los que no ven aquí ninguna profecía del futuro dicen que es sencillamente la agenda para la sociedad en la que debemos trabajar, aunque emplee un lenguaje un tanto hiperbólico. Los amilenaristas dicen que es la visión final del tiempo eterno con Dios, aunque use figuras terrenales (muerte, labor). Los premilenaristas dicen que no puede ser el tiempo eterno, porque todavía hay muerte y trabajo.
Sugiero que los tres puntos de vista pueden ser correctos. Si Dios tiene un plan global e integral, ¿no puede usar el mismo modelo y hablar de diferentes etapas del proyecto en el mismo pasaje? La esperanza de la segunda venida de Jesucristo, el milenio y el reino eterno (o ambos) es un factor importante en la fe del Nuevo Testamento. No debemos olvidarlo. Algunos lo callan porque temen que hablar de ello traerá como resultado una evangelización que solamente trata de rescatar a la gente para el cielo, pero hace caso omiso de la misión integral. Es cierto que muchos han caído en ese error. Pero no es necesario ni sucede si tomamos en serio la enseñanza de este libro y de toda la Biblia.
Esta óptica de rescatar a las personas sólo para el cielo sin mejorar su vida presente, sería como la actitud de un médico que se niega a tratar a un anciano porque, de todos modos, va a morir en unos cinco o diez años. Ningún médico cristiano serio tomará esa actitud y ningún misionólogo cristiano tampoco enfocará la evangelización tan estrechamente. Si creemos que el destino eterno de las personas depende de su reconciliación con Dios, no consideraremos digno de la iglesia de Cristo a ningún enfoque misionológico que haga caso omiso de esta verdad.