El Año En Que Murió El Rey

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Introducción

La muerte de Isabel II marca el fin de una era.
Murió a los 96 años de edad después de 70 años de reinado. Fue el reinado más largo de la historia.
Ascendió al trono a los 25 años de edad.
A lo largo de su reinado tuvo 15 primeros ministros, conoció a 14 presidentes de los EEUU.
Fue el último noble ingles que sirvió en la segunda guerra mundial como conductora y mecánica.
Y a lo largo de su reinado mantuvo una firme convicción y una fe y esperanza viva en Jesucristo.
Estuvo a la altura de su titulo como Defensora de la Fe cuando. En varias ocasiones compartió acerca de su fe en Jesús.
Discurso navideño 2011:
Aunque somos capaces de grandes obra de bondad, la historia nos enseña que en muchas ocasiones necesitamos ser salvados de nosotros mismos - de nuestra vida desenfrenada y nuestra avaricia. Dios envió al mundo a una persona única - no fue un filosofo o algún general, aunque estos tienen su lugar, sino envió a un Salvador, con el poder de perdonar. Es mi oración que en este día de Navidad todos podamos encontrar lugar en nuestras vidas para el mensaje de los ángeles y para el amor de Dios por medio de Cristo nuestro Señor.
El pueblo británico estará de luto por diez días pues han perdido a su jefa de estado.
La perdida de un ser humano debe ser un momento de reflexión.
La perdida de un cristiano también es motivo de esperanza para los creyentes:
Salmo 116:15 NBLA
Estimada a los ojos del Señor Es la muerte de Sus santos.
Pero, a la misma vez la muerte de una persona que tanto impactó al mundo, viene a traer incertidumbre, ansiedad, inestabilidad, porque lo que parecía ser constante, permanente, parte del día ha día, ahora se ha perdido.
Lo mismo sucedió en Israel - cuando murió uno de los grandes reyes de Israel, el rey Uzías. Hoy vamos a ver como Dios ministra a su pueblo con la muerte de un rey. Consideraremos:
La muerte del rey
La visión de Isaías
La obra de Dios en Isaías

I. La muerte del rey

Isaías inicia el capítulo 6 con un anunció fuerte:
Isaías 6:1 NBLA
En el año de la muerte del rey Uzías vi yo al Señor sentado sobre un trono alto y sublime, y la orla de Su manto llenaba el templo.
El rey ha muerto.
Uzías había comenzado a reinar desde los 16 años de edad, y había reinado 52 años.
2º Reyes 15:2 NBLA
Tenía dieciséis años cuando comenzó a reinar, y reinó cincuenta y dos años en Jerusalén. El nombre de su madre era Jecolía, de Jerusalén.
Murió a los 68 años.
52 años de reinado es bastante considerable.
Muchos en Israel no habían conocido a ningún otro rey en sus vidas.
El rey Uzías había sido una figura permanente en Israel.
Había sido un rey muy amado por muchos.
2º Reyes 15:3 NBLA
Hizo lo recto ante los ojos del Señor, conforme a todo lo que su padre Amasías había hecho.
Durante la mayor parte de su vida había sido fiel a Dios.
Había seguido los preceptos de la ley de Dios y esto había traído bendición a la nación.
Pero todos en Israel recordaban lo que había sucedido con Uzías antes de morir.
Algo terrible había sucedido con Uzías.
Por mucho tiempo Israel había dejado de ver a su rey en eventos públicos.
Se sabía que el rey estaba vivo, pero ya hacía tiempo que lo habían dejado de ver.
¿Que fue lo que sucedió con el gran rey Uzías?
La Biblia nos dice:
2º Crónicas 26:16–19 NBLA
Pero cuando llegó a ser fuerte, su corazón se hizo tan orgulloso que obró corruptamente, y fue infiel al Señor su Dios, pues entró al templo del Señor para quemar incienso sobre el altar del incienso. Entonces el sacerdote Azarías entró tras él, y con él ochenta sacerdotes del Señor, hombres valientes, y se opusieron al rey Uzías, y le dijeron: «No le corresponde a usted, Uzías, quemar incienso al Señor, sino a los sacerdotes, hijos de Aarón, que son consagrados para quemar incienso. Salga del santuario, porque usted ha sido infiel y no recibirá honra del Señor Dios». Pero Uzías, con un incensario en su mano para quemar incienso, se llenó de ira; y mientras estaba enojado contra los sacerdotes, la lepra le brotó en la frente, delante de los sacerdotes en la casa del Señor, junto al altar del incienso.
Uzías hizo algo que no le era permitido.
Solo los sacerdotes del templo podían ofrecer incienso a Dios.
Uzías, lleno de orgullo, desafió la ley de Dios y a los sacerdotes de Dios.
Por tanto, Dios lo hirió con lepra.
Dios castigó su rebelión.
El sumo sacerdote miró la lepra que había brotado sobre la frente del rey e inmediatamente lo sacaron del templo de Dios.
2º Crónicas 26:20–23 NBLA
Y el sumo sacerdote Azarías y todos los sacerdotes lo miraron, y él tenía lepra en la frente; y lo hicieron salir de allí a toda prisa, y también él mismo se apresuró a salir, porque el Señor lo había herido. El rey Uzías quedó leproso hasta el día de su muerte, y habitó en una casa separada, ya que era leproso, porque fue excluido de la casa del Señor. Y su hijo Jotam estaba al frente de la casa del rey gobernando al pueblo de la tierra. Los demás hechos de Uzías, los primeros y los postreros, fueron escritos por el profeta Isaías, hijo de Amoz. Uzías durmió con sus padres, y lo sepultaron con sus padres en el campo del cementerio que pertenecía a los reyes, porque dijeron: «Es leproso». Y su hijo Jotam reinó en su lugar.
A partir de ese día, el rey Uzías vivió excluido de su familia, excluido del templo de Dios, excluido de su pueblo sobre el cual reinaba.
Con el tiempo murió y terminó sus días con el recuerdo, con el estigma, con el dicho de que había sido leproso.
Cuando Uzías murió lo que recordaban no fue su reinado, no fue lo bueno que había hecho por Israel.
Lo único que Israel recordaba es su obra de rebelión y como Dios lo hirió con lepra.
Es aquí donde regresamos a Isaías 6.
El rey leproso ha muerto.
A causa de la enfermedad del rey, el pueblo no había tenido un liderazgo estable.
El pueblo poco a poco le había dado la espalda a Dios.
El pueblo estaba como un cuerpo sin cabeza.
…y esto no era lo peor.
Los Asirios estaban amenazando a Israel.
Los Asirios sabían que Israel estaba en un momento muy débil y se iban a aprovechar para atacar.
De hecho, Isaías 5:26-30 nos describe la tensión que se vivía en Judá pues sabían que en cualquier momento podía llegar el pueblo enemigo para conquistarlos.
Isaías 5:28–30 NBLA
Sus flechas están afiladas y todos sus arcos entesados. Los cascos de sus caballos son como pedernal y las ruedas de sus carros como torbellino. Su rugido es como de leona, ruge como leoncillos. Gruñe y atrapa la presa, Y se la lleva sin que nadie la libre. En aquel día gruñirá sobre ella como el bramido del mar. Si se mira hacia la tierra, hay tinieblas y angustia; Aun la luz es oscurecida por sus nubes.
Es dentro de este contexto que muere el rey Uzías.
Fue un golpe devastador para el pueblo.
Han perdido a su rey.
Los Asirios están amenazando con destruirlos.

II. La visión de Isaías

Isaías al igual que todo Judá fueron impactados por la muerte de su rey.
Pero, en medio de la oscuridad y dolor que estaba viviendo Judá vemos la manifestación de la presencia de Dios.
Isaías tuvo una visión, la cual describe en el capítulo 6:
Isaías 6:1 NBLA
En el año de la muerte del rey Uzías vi yo al Señor sentado sobre un trono alto y sublime, y la orla de Su manto llenaba el templo.
¿Qué es lo que mira Isaías?
Mira a Dios mismo.
Dios está sentado sobre un trono alto, maravilloso, sublime.
Isaías mira el templo de Dios y puede ver que el manto de Dios llena el templo.
Es cierto que ningún mortal puede ver a Dios y vivir. Pero, a lo largo de la Biblia hay ocasiones en que Dios permite que los mortales puedan ver un poco de su presencia.
Este es uno de estos casos - Isaías pudo ver Dios y pudo contemplar la magnitud, la inmesidad, la maravilla de la presencia de Dios.
Pero, Isaías ahora ve algo más.
Isaías 6:2 NBLA
Por encima de Él había serafines. Cada uno tenía seis alas: con dos cubrían sus rostros, con dos cubrían sus pies y con dos volaban.
Isaías comienza a mirar unos seres que no había visto anteriormente.
En ningún otro lugar del AT se menciones a estos seres - serafines.
Es el único lugar que aparecen.
Su nombre significa “los que arden” - seraf.
Entonces, se entienden que parecen llamas de fuego pero con alas.
Veamos lo que hacen con sus alas.
Con dos cubren sus rostros.
Cubren sus rostros tal vez por la refulgencia de la presencia de Dios.
La luz de Dios es tan brillantes que ellos deben cubrir sus rostros.
Con dos cubren sus pies mostrando que son criaturas y no seres divinos.
…y con dos alas vuelan alrededor del trono de Dios.
Son seres que están al servicio de Dios.
Pero, vemos que Isaías no solo mira a Dios, no solo mira a los serafines, sino que ahora escucha lo que dicen los serafines una y otra vez.
Isaías 6:3 NBLA
Y el uno al otro daba voces, diciendo: «Santo, Santo, Santo, es el Señor de los ejércitos, Llena está toda la tierra de Su gloria».
Estos seres están al servicio de Dios, día y noche, declarando uno de los atributos de Dios.
El hebreo bíblico para decir que había mucho oro, dice que había “oro, oro”. Lo repite dos veces.
Pero, cuando va de una doble a una triple repetición está hablando de lo máximo.
Uno cosa es tener poder.
Otra cosa es tener mucho poder.
Pero, otra cosa es ser todopoderoso.
En este caso, los serafines están declarando que Dios es Santo, Santo, Santo.
No hay más santo que nuestro Dios.
Dios es tan distinto, tan diferente, tan puro, tan limpio, tan exaltado, tan glorioso, tan maravilloso, que ellos declaran Santo, Santo, Santo.
Y como si fuera poco, ahora vemos como responden los elementos ante la declaración de los serafines.
Isaías 6:4 NBLA
Y se estremecieron los cimientos de los umbrales a la voz del que clamaba, y la casa se llenó de humo.
Los cimientos de los umbrales del templo se estremecen.
Se produce un terremoto.
El templo de Dios se llena del humo de la gloria de Dios.
Es algo sorprendente.
La presencia de Dios es tan real, tan maravillosa, tan asombrosa, tan gloriosa, que los elementos no pueden contenerse.
En medio del dolor, del luto, de la incertidumbre, en medio de la confusión, ahora a Dios le toca manifestar su presencia a su profeta.

III. La obra de Dios en Isaías

Los elementos del templo responden con un estremecimiento ante la presencia de DIos. Pero, ahora vemos la reacción de Isaías.
Isaías 6:5 NBLA
Entonces dije: «¡Ay de mí! Porque perdido estoy, Pues soy hombre de labios inmundos Y en medio de un pueblo de labios inmundos habito, Porque mis ojos han visto al Rey, el Señor de los ejércitos».
Isaías no puede contenerse.
Isaías tiene una reacción visceral, profunda, de lo más profundo de su ser.
Isaías reconoce la santidad de Dios, reconoce la grandeza de Dios, y reacciona de manera casi violenta a causa su pecado, su rebelión, su maldad.
La luz de la santidad de Dios descubre el pecado de Isaías y de toda la nación.
El rey Uzías había sido castigado con lepra a causa de su pecado.
El pueblo entero había seguido el mal ejemplo del rey y habían dado la espalda a Dios y ahora estaban siendo amenazados por los Asirios.
El mismo profeta de Dios se encontraba, como cualquier ser humano (hijo de Adán), culpable de pecado.
Pero veamos lo que Isaías expresa al ver la gloria de Dios manifestada - Mis ojos han visto al Rey, el SEÑOR de los ejércitos.
El rey Uzías había muerto.
El rey Uzías había muerto como un lepros. Vivía en el exilio de una casa apartada.
Los reyes anteriores de Israel habían muerto - Saúl, David, Jonatán, Roboám, etc.
Y se levantarían más reyes en Judá y en Israel.
Pero, Dios quiere aclarar algo - reyes se levantarán y reyes caerán.
Se levantarán gobiernos y asimismo serán derribados.
Pero, una cosa es cierta, hay un solo rey eterno, hay un solo rey cuyo reino no tiene fin.
Hay un solo reino que jamás será destruido.
Hay un solo reino que jamás será derribado.
Hay un solo rey que es siempre santo, siempre bondadoso, siempre fiel, siempre verdadero.
Es un llamado a Isaías y a toda Judá a elevar sus ojos al cielo y esperar en su rey eterno.
Es un llamado a toda la humanidad a reconocer al creador, al que sostiene nuestras vidas, al que gobierna la creación entera, y reconocerlo como lo que es: El Rey, el SEÑOR de los ejércitos.

Conclusión

Un rey tan grande, tan maravilloso, tan poderoso, bien podría haber derramado su juicio sobre Isaías y sobre Judá por su pecado.
Es más, Isaías se siente que es un hombre muerto.
Seguramente Dios va a derramar su juicio sobre el profeta y sobre la nación.
Ha llegado el momento del juicio de Dios.
Y Dios tiene todo el derecho de juzgar a sus criaturas por haberse rebelado contra su santidad.
Pero, no hace eso Dios. ¿Qué es lo que hace?
Isaías 6:6–7 NBLA
Entonces voló hacia mí uno de los serafines con un carbón encendido en su mano, que había tomado del altar con las tenazas. Con él tocó mi boca, y me dijo: «Esto ha tocado tus labios, y es quitada tu iniquidad y perdonado tu pecado».
Recuerden que los serafines son siervos de Dios, están al servicio de Dios.
Dios ordena al serafín a tomar un carbón encendido del altar.
Notemos que en toda la Biblia que los altares están relacionados con sacrificio.
El serafín toma el carbón y toca los labios de Isaías.
Isaías escucha las palabras de perdón, de absolución.
El carbón ha quemado sus labios y de la misma manera ha consumido su iniquidad, ha cubierto su pecado, lo ha librado de culpa y condenación.
Amados hermanos, este es el rey, el SEÑOR de los ejércitos.
Es un rey benévolo.
Es un rey bueno, bondadoso, amoroso, con sus súbditos.
Es un rey que aunque hemos ofendido su santidad, aunque hemos quebrantado su ley, él ofrece perdón de pecados, él ofrece librarnos de nuestra culpa.
Así que con la muerte del rey, la muerte de la reina, la caída de un gobernante, la caída del jefe de estado, cuando fallan o llegan a faltar aquellos que van delante de nosotros…siempre recordemos:
Dios está sentado en su trono.
Dios es el rey cuyo reino jamás tendrá fin.
El reino de Dios jamás se verá movido por el levantamiento o caída de los reinos terrenales.
Dios es el rey que perdona nuestro pecado y nos libra de nuestra maldad.
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