LA VERDADERA LIBERTAD

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En estas fechas se celebra la independencia en nuestro país y en muchos países Centro Americanos; se realizan desfiles y gritan vivas a los héroes que nos dieron patria y libertad, quienes pagaron un alto precio para liberarnos de un yugo extranjero, político, civil y hasta cultural, algunos pagaron con su vida, pero eso no les alcanzó para liberarnos del yugo espiritual. Podemos ser libres como nación, pero ¿en realidad somos libres del mal que mora en nosotros?

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Juan 8:31–36 NVI
31 Jesús se dirigió entonces a los judíos que habían creído en él, y les dijo: —Si se mantienen fieles a mis enseñanzas, serán realmente mis discípulos; 32 y conocerán la verdad, y la verdad los hará libres. 33 —Nosotros somos descendientes de Abraham—le contestaron—, y nunca hemos sido esclavos de nadie. ¿Cómo puedes decir que seremos liberados? 34 —Ciertamente les aseguro que todo el que peca es esclavo del pecado—respondió Jesús—. 35 Ahora bien, el esclavo no se queda para siempre en la familia; pero el hijo sí se queda en ella para siempre. 36 Así que si el Hijo los libera, serán ustedes verdaderamente libres.

Introducción.

En estas fechas se celebra la independencia en nuestro país y en muchos países Centro Americanos; se realizan desfiles y gritan vivas a los héroes que nos dieron patria y libertad, quienes pagaron un alto precio para liberarnos de un yugo extranjero, político, civil y hasta cultural, algunos pagaron con su vida, pero eso no les alcanzó para liberarnos del yugo espiritual. Podemos ser libres como nación, pero ¿en realidad somos libres del mal que mora en nosotros?
En el pasaje que leímos, Jesús ha experimentado que quienes han creído en Él no son estables en la fe, y se dirige a ellos para aclarar qué implica ser verdaderamente su discípulo:
Para ser su discípulo se requiere permanencia y firmeza en la doctrina de Jesús, a diferencia de aquellos que lo han abandonado cuando esta doctrina les pareció dura e inaceptable. Pero permanecer en la condición de quien aprende de él y se aferra a su enseñanza nos permitirá conocer la verdad y mantenernos en la libertad que solo Cristo da.
Esta libertad es la liberación de la culpa, la carga y el dominio del pecado en la vida del ser humano. Prácticamente Jesús está diciendo: “El Evangelio que predico son buenas noticias que los liberarán del cautiverio de su pecado y los harán sentir como hombres que viven LA VERDADERA LIBERTAD”.
Es por eso por lo que…

I. QUIEN VIVE EN PECADO ES ESCLAVO DEL PECADO.

Juan 8:34–36 NVI
34 —Ciertamente les aseguro que todo el que peca es esclavo del pecado—respondió Jesús—. 35 Ahora bien, el esclavo no se queda para siempre en la familia; pero el hijo sí se queda en ella para siempre. 36 Así que si el Hijo los libera, serán ustedes verdaderamente libres.

1. Todo aquel que hace pecado, esclavo es del pecado…

a) Todos somos pecadores.
Quien no ha recibido a Cristo como su salvador, cuando peca lo puede hacer por ignorancia de la Palabra de Dios y porque vive lejos de Cristo.
b) Pero el problema es cuando somos cristianos y seguimos pecando.
Y esto es realmente grave, pues pecamos cuando se supone que ya tenemos a Cristo en nuestra vida, pecamos cuando hemos sido sellados con su Espíritu Santo. Pero seguimos pecando porque no hay justo ni siquiera uno. Pero nuestra lucha diaria es vivir en santidad.

2. Si el Hijo os libertare, seréis verdaderamente libres.”

a) La verdad de Cristo liberta al creyente obediente de la esclavitud del pecado:
1) Revela la naturaleza del pecado como algo ofensivo a Dios y destructivo para el creyente y la sociedad.
2) Crea en el creyente la convicción y fuerza moral para resistir el pecado.
3) Revela a Satanás tal cual es: mentiroso y padre de toda mentira.
Así que, la verdad de Cristo y la libertad moral y espiritual son conceptos inseparables.
b) Tenemos la oportunidad de someternos a Aquel que nos puede dar libertad.

II. QUIEN ACEPTA A CRISTO COMO SALVADOR Y SEÑOR ES VERDADERAMENTE LIBRE.

Juan 8:31–32 NVI
31 Jesús se dirigió entonces a los judíos que habían creído en él, y les dijo: —Si se mantienen fieles a mis enseñanzas, serán realmente mis discípulos; 32 y conocerán la verdad, y la verdad los hará libres.

1. Cristo nos libera del poder del pecado.

Romanos 16:17–18 NVI
17 Les ruego, hermanos, que se cuiden de los que causan divisiones y dificultades, y van en contra de lo que a ustedes se les ha enseñado. Apártense de ellos. 18 Tales individuos no sirven a Cristo nuestro Señor, sino a sus propios deseos. Con palabras suaves y lisonjeras engañan a los ingenuos.
a) Cuando conocemos la Verdad: Conocer la verdad no es comprenderla intelectualmente, es tener una experiencia y una relación con Dios.
b) Cuando obedecemos la Verdad: Permanecer en la doctrina de Jesús es un compromiso diario de practicar la Palabra de Dios.
¡Somos libres en Cristo! Esto no quiere decir puedes hacer lo que quieres y cuando quieres. Ser libre, es llevar una vida disciplinada y piadosa que nos llena de Dios y nos libera de la esclavitud del pecado. Todo esto es posible si estamos dispuestos a ser discípulos.

2. Lo que tenemos que hacer es permanecer en LA VERDADERA LIBERTAD.

Cuando nosotros hacemos a Cristo el Señor de nuestras vidas es que realmente podemos considerarnos libres, ya el pecado no se enseñoreará en nuestras vidas.

Conclusión.

Toda libertad política por muy útil que sea para nosotros, carece de valor eterno a menos que seamos hijos de Dios y herederos de su Reino por la fe en Jesús. ¡Jesucristo ha pagado el precio de nuestra libertad! El día que Cristo murió en la cruz, se pagó ese alto precio derramando su preciosa sangre por amor a los pecadores. Él murió para que todo aquel que lo reciba como Señor y salvador sea libre: del poder del pecado, para adorarle y alabarle con júbilo, para disfrutar su nueva vida en Cristo. El día que usted y yo lo recibimos, ese día es ¡nuestro Día de Independencia, nuestro día de libertad! Y La Verdadera Libertad está en Cristo Jesús.
Jesús nos promete la libertad del poder del pecado. El que quiera ser libre de esta forma solo tiene que acudir a Cristo en busca de libertad ¿Quiere ser libre? Venga a Jesús. Él quiere hacerlo libre de verdad. Ven a Él y serás verdaderamente libre.
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