La tentación

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Rev. Juan Germán Ortiz
Lectura Bíblica: Génesis 39
El diablo se presenta como la serpiente antigua. Su arma más poderosa es la tentación. Sin embargo, él no es omnipotente. José triunfó sobre él cuando éste quiso subyugarlo.
El plan de Dios no es que seamos devorados por la serpiente antigua, sino que triunfemos sobre la tentación.

I. QUÉ ES LA TENTACIÓN

La tentación es un ataque inesperado:
«… la mujer de su amo puso sus ojos en José, y dijo: Duerme conmigo» (v. 7). La tentación surge de donde menos se espera: «… la mujer de su amo puso sus ojos en José…» (v. 7). Los ojos de David, en el terrado de su casa, son sorprendidos por una mujer a lo lejos, siendo con ello atacado, sin él esperarlo, por la tentación (2 Samuel 11:2).
La tentación es un ataque importante:
«…¿cómo, pues, haría yo este grande mal, y pecaría contra Dios?» (v. 9). José tiene un concepto serio de la tentación: ceder a ella hace mal y es pecado (v. 9). Abraham cede a la cobardía (Génesis 12:10–20), Moisés cede a la ira (Números 20:10). Elías cede a la depresión (1 Reyes 19:1–18). El diablo apunta alto: a un apóstol, al que hizo que negara a Jesús (Marcos 14:66–72).

II. CÓMO ATACA LA TENTACIÓN

La tentación ataca continuamente:
«Hablando ella a José cada día…» (v. 10). El diablo no hace la siesta. Tampoco la mujer de Potifar: tienta a José cada día. Jesús enfrenta una tentación continua: «… cuando el diablo hubo acabado toda tentación, se apartó de él por un tiempo» (Lucas 4:13). Una gota de agua continua perfora una roca. La tentación buscará constantemente perforar tu fidelidad.
La tentación ataca corporalmente:
«Y ella lo asió por su ropa, diciendo: Duerme conmigo» (v. 12). La oportunidad es cómplice de la tentación: «… no había nadie de los de casa allí» (v. 11). José es tentado a «… estar con ella…» someterse a la impureza sexual (v. 10). Cedera la tentación tiene efectos: sobre nosotros, sobre otros, sobre la obra de Dios (v. 9).

III. REQUISITOS PARA TRIUNFAR SOBRE LA TENTACIÓN

Triunfar sobre la tentación requiere una respuesta específica:
«Y él no quiso …» (v. 8). Un refrán muy conocido plantea: «¿A dónde va Vicente? A donde va la gente». José se niega a ser «Vicente». Aunque todos lo hagan o sea natural, José dice: «No quiero hacerlo». Derrotar la tentación requiere dos letras: «No». O usa su voluntad ante la tentación, o la tentación usará la voluntad de usted. José usa su voluntad: «Y él no quiso …» (cf. v. 8, Mateo 4:1–11).
Triunfar sobre la tentación requiere una resistencia específica:
«… no escuchándola él para acostarse al lado de ella… » (v. 10). Daniel rechaza la tentación a contaminarse con la comida del rey (Daniel 1:8). Dios no promete excluirnos de la tentación, pero sí darnos una salida de ella (1 Corintios 10:13). Resistir la tentación no hace que ella cese, pero no permite que le domine (Santiago 4:7).
Triunfar sobre la tentación requiere una reacción específica:
«Entonces él dejó su ropa en las manos de ella, y huyó y salió» (v. 12). Pablo dice a Timoteo: «Huye también de las pasiones juveniles…» (2 Timoteo 2:22). «Es mejor perder una prenda que perder la tranquilidad mental».

Conclusión

¡Rinda su vida al Señor y triunfe hoy sobre la tentación![1]
[1] Juan Germán Ortiz, «Bosquejo 5: “La tentación”», en La Predicación Bíblica (Guía de estudio)(Miami, FL: Editorial Unilit, 2006).
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