principio de liderazgo
Sermon • Submitted
0 ratings
· 69 viewsNotes
Transcript
Principio de liderazgo
Los hombres deben obedecer a la aut. deleg. en el mundo
Los hombres deben obedecer a la aut. deleg. en la familia
Los hombres deben obedecer a la aut. deleg. en la iglesia
Tema: OBEDIENCIA A LA AUTORIDAD DE DIOS
Lectura devocional: La mayor de las exigencias que Dios impone al hombre no consiste en que lleve la cruz, sirva, dé ofrendas o se niegue a sí mismo. La mayor de las exigencias es que obedezca. Para que se manifieste la autoridad debe haber sumisión. Si ha de haber sumisión, es necesario excluir el yo; pero según nuestro yo, la sumisión no es posible. La sumisión sólo es posible cuando uno vive en el Espíritu. Esta vida en el Espíritu es la suprema expresión de la voluntad de Dios. Pero esa voluntad de Dios necesita ser obedecida totalmente.
Lectura bíblica:
a) Texto: 1Sam 15:1-29
Preguntas:
¿Cuál es el cometido que Dios encarga a Samuel? (v.1Sam 15:1) Que unja a Saúl como rey de Israel ¿Samuel le declara detalladamente lo que debía hacer Saúl como rey? (vs.1Sa 15:2-3) Lean todos juntos el versículo 3
- Describan con sus palabras lo que hizo Saúl (vs.1Sa 15:4-8) Lean todos juntos el versículo 1Sa 15:9
¿Cuándo Dios habla a Samuel, que le dice? (vs.1Sa 15:10-12) A Dios le pesa haber puesto a Saúl como Rey porque no le interesa cumplir las palabras del Señor.
¿Cuáles son las palabras de Saúl para el profeta Samuel? (v.1Sa 15:13) He cumplido las palabras de Dios. ¿Qué explicaciones tiene Saúl? (vs.1Sa 15:14-16) El pueblo perdonó lo mejor del ganado
¿Qué revela Samuel en ese momento a Saúl? (vs.1Sa 15:17-19) Que había hecho lo malo ante Dios
¿Hay obstinación en Saúl? (Lea vs.1Sa 15:20-21) Sí. Saúl sigue diciendo que él cumplió todo lo ordenado. - Lean en voz alta la respuesta de Samuel vs. 1Sa 15:22-23
¿Sirven de algo las razonables explicaciones de Saúl? No, absolutamente.
¿En que se complace el Señor? (v.1Sa 15:24) En la obediencia y el prestar atención a sus Palabras. Obedecer es mejor que... (los sacrificios) y prestar atención es mejor que... (grosura de sacrificios) ¿A que se asemeja el pecado de rebelión? (v.1Sa 15:23) Adivinación
¿A que se asemeja la obstinación? A los ídolos o la idolatría
¿Samuel desea acompañar a un rebelde y obstinado rey? (v.1Sa 15:24) De ninguna manera. ¿Saúl sigue teniendo explicaciones para el pecado? ( 1Sa 15:24) Le echa la culpa al pueblo ¿Qué acto profético realiza Saúl sin querer? (v.1Sa 15:27) Le rasga el manto a Samuel.
¿Cuáles son las palabras de Samuel? (v.1Sa 15:28) Que de la misma forma se había rasgado su reinado. ¿La Autoridad suprema del pueblo de Israel mentirá o se arrepentirá? (v.1Sa 15:29) No, absolutamente. ¿Por qué? “La Gloria de Israel no mentirá, ni se arrepentirá. Porque no es hombre...”
c) Explicación:
Saúl: Es característico de los “Saúles” actuales el hecho de querer hacer la voluntad del Señor pero “a su manera”. Nada del reino de Dios funciona a nuestra manera. El Rey de reyes es el Soberano de la tierra de manera que no podemos nosotros modificar sus planes a nuestro antojo. Por eso es necesario que nuestra obediencia sea total, ya que esta no puede ser parcial. Saúl estaba convencido, de ahí tantas explicaciones, que como había cumplido parcialmente la Palabra dada por el siervo Samuel estaba todo arreglado. Esa es la mentira satánica. A Dios le interesa más la obediencia que los holocaustos y las víctimas. Para Él la obediencia es mejor que los sacrificios y el prestar atención a Su voluntad y palabra, es mejor que la grosura de las ofrendas. Aquí vemos que si nuestro trabajo es arduo, si damos buenas ofrendas, si participamos activamente en la obra, pero no estamos
OBEDECIENDO TOTALMENTE a la autoridad de Dios expresada en Su autoridad delegada, no sirve para nada. Estamos en la misma condición de pecado que si practicáramos la adivinación, o siguiéramos los ídolos e hiciéramos idolatría. Dejar de obedecer a la autoridad es entrar en pecado.
No hay líneas intermedias ni explicaciones que sustenten nuestro accionar en desobediencia. Nada en el universo justifica la desobediencia a la suprema y total autoridad de Dios.
Jesús: Hay quienes creen que la oración de nuestro Señor en Getsemaní, cuando su sudor caía hasta la tierra como grandes gotas de sangre, se debió a la debilidad de su carne, o a su temor a beber la copa. De ningún modo, porque la oración de Getsemaní se basa en el mismo principio que lo de 1 de Samuel 15. Es la suprema oración en la cual nuestro Señor manifiesta su obediencia a la autoridad de Dios. Más que su sacrificio en la cruz, nuestro Señor prefiere obedecer a la autoridad de Dios. Con fervor, oraba para saber cuál es la voluntad de su Padre. No dice: “Quiero ser crucificado; tengo que beber la copa”. Simplemente insiste en obedecer. En efecto, dice: “Si es posible, que no vaya yo a la cruz”, pero hasta en este punto Él insiste en no hacer su propia voluntad; porque inmediatamente después agrega: “Pero no se haga mi voluntad, sino la tuya” (Luc 22:42)
Lo absoluto es la voluntad de Dios. Si Dios no quisiera que el Señor fuera crucificado, Él no tendría por qué ir a la cruz. La voluntad de Dios representa la autoridad. Conocer la voluntad de Dios y obedecerla es someterse a la autoridad. Al ir a la cruz, Él hace la voluntad de Dios. Por consiguiente, la muerte del Señor es la máxima expresión de obediencia a la autoridad. Aun la cruz, el enigma del universo, no puede ser superior a la autoridad de Dios. El Señor mantiene más la autoridad de Dios (la voluntad de Dios) que su propia cruz (su sacrificio).
El principio básico no consiste en preferir la cruz sino en obedecer la voluntad de Dios. Si el principio en el cual nos basamos para nuestro trabajo y servicio incluye la rebelión, Satanás obtendrá entonces la gloria y disfrutará de ella aún por medio de nuestro sacrificio. Saúl podía ofrendar ovejas y bueyes; pero Dios nunca los aceptó como sacrificios, porque implicaban un principio satánico. El derrocar la autoridad de Dios es derrocar a Dios. Como siervos de Dios, lo primero que debemos tener es una experiencia o encuentro con la autoridad. Conocer la autoridad es tan práctico como conocer la salvación, pero es una lección más profunda. Antes de poder trabajar para Dios, tenemos que ser derrocados por Su autoridad. Toda nuestra relación con Dios está regulada por el hecho de sí hemos tenido o no un encuentro con la autoridad.
Sepamos bien que hay dos principios en el universo: el principio de la autoridad de Dios y el de la rebelión satánica. No podemos servir a Dios y a la vez seguir el camino de la rebelión teniendo un espíritu rebelde. Satanás se ríe cuando una persona rebelde predica la Palabra, porque en tal persona mora el principio satánico. El principio del servicio debe ser la autoridad. ¿Vamos a obedecer la autoridad de Dios o no?. Quienes servimos a Dios debemos entender básicamente qué es la autoridad. Cualquier persona que alguna vez haya sufrido un choque eléctrico sabe que de ahí en adelante no puede ser descuidada con la electricidad. De igual modo, quien haya sido golpeado una vez por la autoridad de Dios, tiene de ahí en adelante sus ojos abiertos para discernir lo que es la transgresión, en sí mismo como así en otros.
d) Conversación:
¿Tienes problemas para ser obediente a la autoridad? ¿Por qué? ¿Trabajas en la obra del Señor?
¿Diezmas y ofrendas regularmente? ¿Predicas a otros de Cristo?
¿Desarrollas algún ministerio o actividad específica en la iglesia?
Si no eres totalmente obediente a la autoridad todo lo que haces (trabajo, ofrendas, prédicas, ministerio) estás bajo el principio satánico y con esto glorificas a Satanás mismo.
Mientras que para Dios estás en pecado semejante al de adivinación o idolatría
y enfrentado directamente a Su autoridad.
Si quieres servir a Dios debes decidir ser obediente y sujeto a la autoridad.
Nadie más puede hacerlo por ti.
Oración de consagración:
Renuncio a toda rebeldía y desobediencia de mi mente y corazón a la autoridad de Dios ⇒ Renuncio a toda rebeldía y desobediencia a la autoridad delegada de Dios
⇒ Declaro sujeción y obediencia de mi mente y corazón a la autoridad de Dios. ⇒ Declaro sujeción y obediencia a la autoridad delegada de Dios.