Dios Quiere Tu Obediencia Y No Tus Sacrificios

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Introducción

Cuántas personas han destruido sus vidas/su carrera/su familia/su futuro por una mala decisión.
Pareciera que en un abrir y cerrar de ojos - tan solo una mala decisión tiene el poder de destruir la vida de una persona.
Muchas personas han tenido un futuro prometedor; pero a causa de una mala decisión ven cómo se desmorona su futuro.
Sin embargo, lo más terrible de esto es cuando una persona falla a pesar de haber sido advertido.
Los médicos reciben clases para hacerlos conscientes del abuso de narcóticos que existe entre personas de la profesión médica. Sin embargo, 1 de cada 10 médicos tiene problemas de adicción.
Los abogados reciben entrenamiento de guardar un estándar de ética impecable. Sin embargo, algunos son culpables de haber violado algún principio de ética profesional con tal de ganar un caso.
Es triste ver la caída de una persona! La palabra de Dios hoy nos presente la triste caída del primer rey de Israel: el rey Saúl. Hoy consideraremos:
La orden que Dios le dio a Saúl.
La desobediencia de Saúl.
El rechazo de Dios.

I. La orden que Dios le dio a Saúl.

Saúl fue el primer rey escogido por Dios para su pueblo Israel.
No olvidemos que Dios no les dio a Saúl como rey porque era su voluntad hacerlo sino porque el pueblo quería ser como todos los demás pueblos.
Dios era el rey sobre Israel - pero los Israelitas querían ser como los pueblos vecinos que tenían un rey de carne y hueso.
Dios escuchó el deseo del pueblo y entre ellos escogió a Saúl.
Saúl era el hombre escogido por Dios para cumplir su voluntad.
El rey debía caminar en obediencia a los mandamientos de Dios.
El rey debía mostrar un ejemplo de obediencia puesto que aunque era rey - Dios seguía siendo Dios y Señor sobre su pueblo.
El rey no debía caminar de acuerdo a su antojo sino de acuerdo a lo que Dios le ordenaba mediante sus profetas. Samuel, el profeta de Dios, viene a Saúl y le declara:
1 Samuel 15:1–3 NVI
Un día Samuel le dijo a Saúl: «El Señor me envió a ungirte como rey sobre su pueblo Israel. Así que pon atención al mensaje del Señor. Así dice el Señor Todopoderoso: “He decidido castigar a los amalecitas por lo que le hicieron a Israel, pues no dejaron pasar al pueblo cuando salía de Egipto. Así que ve y ataca a los amalecitas ahora mismo. Destruye por completo todo lo que les pertenezca; no les tengas compasión. Mátalos a todos, hombres y mujeres, niños y recién nacidos, toros y ovejas, camellos y asnos.” »
1 Sam 15:
En esta ordenanza de parte de Dios vemos:
Dios le recuerda a Saúl que fue Dios quien los escogió para ser rey sobre Israel.
Dios ha determinado castigar a los amalecitas mediante una guerra santa. Saúl debía exterminar a todo el pueblo amalecita. Dios le dice:
“Destruye por completo todo lo que les pertenezca”
“No les tengas compasión”
“Mátalos a todos”
“Hombres y mujeres, niños y recién nacidos”
“Toros y ovejas, camellos y asnos”
Esto debería haber sido una exterminación total.
Podríamos preguntar porque es que Dios estaba castigando de tal manera al pueblo de Amalec.
La respuesta es sencilla: Cuando Israel salió de Egipto y estaban cansados/fatigados en el camino; fue el pueblo de Amalec que vino a hacer guerra contra Israel.
Deuteronomy 25:17–19 NVI
»Recuerda lo que te hicieron los amalecitas después de que saliste de Egipto: cuando estabas cansado y fatigado, salieron a tu encuentro y atacaron por la espalda a todos los rezagados. ¡No tuvieron temor de Dios! Por eso, cuando el Señor tu Dios te dé la victoria sobre todas las naciones enemigas que rodean la tierra que él te da como herencia, borrarás para siempre el recuerdo de los descendientes de Amalec. ¡No lo olvides!
1 and 2 Samuel: An Introduction and Commentary v. Samuel’s Final Confrontation with Saul (15:1–35)

Deut. 25:17–19

En este pasaje vemos como Dios jamás olvidaría lo que los amalecitas hicieron contra su pueblo. Ha llegado la hora en que Dios los habría de destruir por mano de Saúl.
Aparte de esto, los amalecitas eran un pueblo de ladrones que que iban de pueblo en pueblo hiriendo y robando dondequiera que iban.
El juicio de Dios había llegado y lo ejecutaría mediante su rey escogido: Saúl.
Saúl reune al ejército. Saúl sale a hacer guerra conta los amalecitas. Dios estaba con Saúl pero Saúl no estaba con Dios.
Dios estaba con Saúl pero Saúl no estaba con Dios.

II. La desobediencia de Saúl.

II. La desobediencia de Saúl.

La Biblia nos habla de la realidad que ocurrió con Saúl.
1 Samuel 15:7–9 NVI
Saúl atacó a los amalecitas desde Javilá hasta Sur, que está cerca de la frontera de Egipto. A Agag, rey de Amalec, lo capturó vivo, pero a todos los habitantes los mató a filo de espada. Además de perdonarle la vida al rey Agag, Saúl y su ejército preservaron las mejores ovejas y vacas, los terneros más gordos y, en fin, todo lo que era de valor. Nada de esto quisieron destruir; sólo destruyeron lo que era inútil y lo que no servía.
¿Qué es lo que ha sucedido?
Saúl había recibido la victoria de parte de Dios.
Saúl atacó a los amalecitas tal como Dios se lo había ordenado.
Sin embargo, en cuanto se menciona al rey - el autor bíblico nos dice “A Agag, rey de Amalec, lo capturó vivo, pero a todos los habitantes los mató a filo de espada.”
Saúl ha actuado en contra de la voluntad de Dios.
Dios le dijo que aniquilara a todo lo que había entre los amalecitas. No había excepción alguna. Todos debían ser dedicados a la destrucción total.
Luego, vemos que preservaron lo mejor del ganado “ovejas y vacas, los terneros más gordos”.
Aún los animales debían haber muerto.
Nada debía haber quedado con vida.
La Biblia explica y dice que lo único que destruyeron fue lo que “era inútil y lo que no servía”.
Uno podría pensar que al fin y al cabo Saúl tuvo victoria.
Podríamos decir que el pueblo salió victorioso.
Ninguno en Israel murió ese día.
Sin embargo, Dios que es santo, justo, y soberano - dio una orden y hará que se cumpla su santa voluntad.
Dios le habla a su profeta Samuel - al profeta quién años atrás había ungido a Saúl como rey.
1 Sam 15:10-
1 Samuel 15:10–11 NVI
La palabra del Señor vino a Samuel: «Me arrepiento de haber hecho rey a Saúl, pues se ha apartado de mí y no ha llevado a cabo mis instrucciones.» Tanto se alteró Samuel que pasó la noche clamando al Señor.
A Dios le pesa haber hecho rey a Saúl.
Saúl falló en lo principal - ser obediente al Rey de reyes.
Samuel va a Guilgal para encontrarse con Saúl. Este va a ser un encuentro muy doloroso para ambos.

III. El rechazo de Dios.

Al llegar Samuel al lugar donde se encuentra Saúl puede escuchar el sonido de los animales que han quedado con vida.
1 Sam 15:13-
1 Samuel 15:13–15 NVI
Cuando Samuel llegó, Saúl le dijo: —¡Que el Señor te bendiga! He cumplido las instrucciones del Señor. —Y entonces, ¿qué significan esos balidos de oveja que me parece oír?—le reclamó Samuel—. ¿Y cómo es que oigo mugidos de vaca? —Son las que nuestras tropas trajeron del país de Amalec—respondió Saúl—. Dejaron con vida a las mejores ovejas y vacas para ofrecerlas al Señor tu Dios, pero todo lo demás lo destruimos.
Saúl dice haber cumplido lo que Dios le ha ordenado pero el sonido de los animales testifica todo lo contrario.
Notemos como se excusa Saúl: “Dejaron con vida a las mejores ovejas y vacas para ofrecerlas al Señor tu Dios. Esto lo repite en el versículo 20.
¿Será qué Saúl se siente ya alejado de Dios?
¿Será qué Saúl no tiene la cara para hablar con el profeta de Dios quien seguramente ha recibido palabra de parte de Dios acerca de su desobediencia?
Samuel no anda con rodeos y confronta a Saúl con todo el peso de la ley divina.
1 Samuel 15:17–19 NVI
Entonces Samuel le dijo: —¿No es cierto que, aunque te creías poca cosa, has llegado a ser jefe de las tribus de Israel? ¿No fue el Señor quien te ungió como rey de Israel, y te envió a cumplir una misión? Él te dijo: “Ve y destruye a esos pecadores, los amalecitas. Atácalos hasta acabar con ellos.” ¿Por qué, entonces, no obedeciste al Señor? ¿Por qué echaste mano del botín e hiciste lo que ofende al Señor?
Samuel le explica: “Mira para que te escogió Dios. Dios te dio un lugar tan especial. Dios te trato como alguien especial para que tu cumplieras sus ordenes. Dios te escogió para llevar a cabo su misión.”
Samuel no puede más que pensar: “¿Porqué no obedeciste a Dios?”
Saúl sin embargo no entienda la gravedad de su falta.
Es común que la persona que está ofendiendo a Dios no acepte la gravedad de su pecado. Para él es un desliz, una equivocación. El ofensor piensa: “Un error lo comete cualquiera.”
Pero no son meros errores. El pecado es una ofensa ante la presencia de Dios Todopoderoso. Es una ofensa a su santidad.
Más adelante Saúl intenta decir que fueron sus soldados quienes lo “intimidaron” y por tanto les hizo caso (v. 24).
Esta era una gran mentira.
Saúl era un rey poderoso.
Saúl era un rey que era más alto que cualquiera de los Israelitas. Era un hombre cuya presencia era imponente.
No solo era rey sino que parecía un gran monarca.
Dudo que algún soldado lo haya podido intimidar o hacer algo que no quisiera hacer. Todo lo contrario; Saúl era quien tenía el poder de intimidar tan solo con su presencia.
Veamos las palabras de juicio de Dios:
1 Samuel 15:22–23 NVI
Samuel respondió: «¿Qué le agrada más al Señor: que se le ofrezcan holocaustos y sacrificios, o que se obedezca lo que él dice? El obedecer vale más que el sacrificio, y el prestar atención, más que la grasa de carneros. La rebeldía es tan grave como la adivinación, y la arrogancia, como el pecado de la idolatría. Y como tú has rechazado la palabra del Señor, él te ha rechazado como rey.»
¿De qué es lo que Dios se agrada?
¿Se agrada Dios de nuestros sacrificios/ofrendas/visitas a la iglesia/aparente religiosidad/aparente cristianismo - se agradará más Dios de una apariencia religiosa que de una vida sometida a su voluntad?
Saúl estaba aparentando ser muy religioso al reservar a los animales - según para ofrecerlos en sacrificio a Dios. Es muy probable que lo que quería realmente era ofrecer parte en sacrificio y parte distribuirlo entre él y sus hombres.
La realidad es que Saúl tenía una fachada exterior de religiosidad pero su corazón estaba muy alejado de Dios.
Con gran razón no podía ni siquiera decir que los animales que habían quedado vivos eran para sacrificarlos “para el Dios de Samuel”.
Notemos a que compara Dios la desobediencia - lo compara a la adivinación y a la idolatría.
¿En si que es la idolatría? La idolatría es poner a un ídolo en en lugar que solo a Dios le corresponde. En este caso, Saúl estaba poniendo su propia voluntad por encima de la voluntad de Dios.
Samuel dicta la sentencia divina: “Como tú has rechazado la palabra del Señor, él te ha rechazado como rey.”
Saúl ha sido rechazado por Dios.
Saúl ha sido desplazado.
Su pecado de Saúl lo ha alejado de Dios.
Saúl ha pedido el respaldo de Dios en cuanto al reino.
Dios ha dejado a Saúl a un lado.
Saúl, completamente aterrado estrecha su mano para detener al profeta de Dios:
1 Samuel 15:27–28 NVI
Cuando Samuel se dio vuelta para irse, Saúl le agarró el borde del manto, y se lo arrancó. Entonces Samuel le dijo: —Hoy mismo el Señor ha arrancado de tus manos el reino de Israel, y se lo ha entregado a otro más digno que tú.
1 Sam 15:27-
Veamos la violencia con la cual arranca Saúl el borde del manto de Samuel.
Esa acción es tan solo una parabola de lo que Dios acaba de hacerle a Saúl a arrancarle de las manos el reino de Israel. Dios elegirá a alguien digno de llevar el reinado sobre sus hombros.
En este caso, no habla de un hombre perfecto sino de un hombre que viva dedicado a obedecer a Dios.
Tras dictar la sentencia divina, Samuel procede a cumplir con el juicio divino ahora sobre Amalec.
1 Sam 15:31
1 Samuel 15:31–33 NVI
Samuel regresó con él, y Saúl adoró al Señor. Luego dijo Samuel: —Tráiganme a Agag, rey de Amalec. Agag se le acercó muy confiado, pues pensaba: «Sin duda que el trago amargo de la muerte ya pasó.» Pero Samuel le dijo: —Ya que tu espada dejó a tantas mujeres sin hijos, también sin su hijo se quedará tu madre. Y allí en Guilgal, en presencia del Señor, Samuel descuartizó a Agag.
Amalec muere a manos de Samuel.
El juicio divino vino sobre los amalecitas, vino sobre Amalec, y vino sobre Saúl el mismo día.
Samuel regresa a su casa en Ramá y jamás vuelve a ver a aquel que desde joven había ungido como rey sobre Israel.
1 Samuel 15:35 NVI
Y como el Señor se había arrepentido de haber hecho a Saúl rey de Israel, nunca más volvió Samuel a ver a Saúl, sino que hizo duelo por él.
Era como si este distanciamiento entre el profeta de Dios y el rey Saúl era una demostración viva de como Dios mismo se había apartado de Saúl.
Saúl no era un hombre que vivía en comunión con Dios.
Al final de cuentas, Saúl era un idolatra que ponía su propia voluntad encima de la voluntad divina. Saúl no estaba dispuesto a someterse a Dios.

Conclusion

Esta triste historia nos habla a cada uno de nosotros!
¿Qué demanda el Rey de reyes a aquellos que dicen ser sus hijos?
¿Acaso no demanda Dios lealtad, obediencia, fidelidad?
¿Acaso no demanda Dios someternos a su palabra y obedecer sus mandamientos?
Jesucristo nos habló acerca de lo que Dios demanda de aquellos que dicen ser hijos de Dios:
Matthew 18:8–9 NVI
Si tu mano o tu pie te hace pecar, córtatelo y arrójalo. Más te vale entrar en la vida manco o cojo que ser arrojado al fuego eterno con tus dos manos y tus dos pies. Y si tu ojo te hace pecar, sácatelo y arrójalo. Más te vale entrar tuerto en la vida que con dos ojos ser arrojado al fuego del infierno.
El autor a los Hebreos nos habla lo aterrador que es caer en manos del Dios vivo:
Hebrews 10:29–31 NVI
¿Cuánto mayor castigo piensan ustedes que merece el que ha pisoteado al Hijo de Dios, que ha profanado la sangre del pacto por la cual había sido santificado, y que ha insultado al Espíritu de la gracia? Pues conocemos al que dijo: «Mía es la venganza; yo pagaré»; y también: «El Señor juzgará a su pueblo.» ¡Terrible cosa es caer en las manos del Dios vivo!
Heb
Ephesians 4:28–30 NVI
El que robaba, que no robe más, sino que trabaje honradamente con las manos para tener qué compartir con los necesitados. Eviten toda conversación obscena. Por el contrario, que sus palabras contribuyan a la necesaria edificación y sean de bendición para quienes escuchan. No agravien al Espíritu Santo de Dios, con el cual fueron sellados para el día de la redención.
Todos hemos fallado. Todos hemos cometido ese mismo pecado de idolatría al hacer nuestra voluntad y no hacer la voluntad de Dios.
Ef 4:28-30
Como seres humanos hemos aparentado ser religiosos pero sabemos que realmente estamos caminando lejos de Dios.
Todos hemos sido culpables de fallar.
Después de Saúl vino otro rey: el rey David.
Un rey que cometió adulterio.
Un rey que cometió asesinato.
Después de David vino otro rey: el rey Salomón.
Un rey que aunque era sabio fue idolatra adorando a dioses extraños.
Un rey que tenía cientos de esposas y concubinas.
Pero, años después nacería uno del linaje del rey David - Jesucristo - nacido en la ciudad de David que viviría una vida perfecta; la vida perfecta que jamás podríamos vivir.
Es por medio de la muerte de Jesucristo que nosotros recibimos el perdón de los pecados.
Es por medio de la muerte de Jesucristo y la venida del Espíritu Santo que recibimos el poder divino para vivir en obediencia a Dios y su palabra.
El Cristiano no es una persona que dice - Dios me ama a pesar de mi pecado. Aunque peque sé que Dios me tiene que perdonar.
El Cristiano es aquella persona que anhela abandonar su pecado puesto que Jesucristo es mucho más glorioso, mucho más valioso que cualquiera de nuestros pecados. Al ver la belleza de Jesucristo vemos la repugnancia de nuestro pecado y deseamos estar más cerca de él.
¡Quién no piensa así es porque aun no ha amanecido en su vida la luz del evangelio!
¿Cuánto amas a Jesús? ¿Cuánto amas a aquel que dio su vida en la cruz por salvarte?
¿Lo amas tanto que estarías dispuesto a abandonar tu pecado?
¿Lo amas tanto que estarías dispuesto a servirle el resto de tus días?
¿Lo amas tanto que estás listo a darle la espalda al mundo y rendirte a él?
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