Corinto: Una iglesia dividida. Parte 2

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En nuestra sesión anterior, vimos que el apóstol había comenzado a describir la primera causa del problema de división entre los creyentes corintios: No habían entendido bien el mensaje.

Un mal entendimiento del mensaje.

Les había dicho que el mensaje no procede de sabiduría humana y les recordó su condición: no eran sabios, ni nobles, ni poderosos, sino viles y despreciables; por lo tanto, ninguno podía jactarse delante de Dios, ni sentirse superior a otros.
En el cap. 2 y los primeros cuatro vers. del cap. 3, el apóstol continua tratando de aclarar el mensaje que les había predicado.

Un mensaje de poder, no de elocuencia.

2:1-5
Los corintios estaban acostumbrados a la elocuencia de los filósofos. Los griegos eran conocidos en todo el mundo de esa época como los que tenían mucha sabiduría.
Pero Pablo, después de haber obtenido pocos resultados con el profundo discurso que había proclamado en Atenas, decidió dirigirse a los corintios con palabras más sencillas, pero acompañadas por el poder del Espíritu Santo.
1 Corinthians 2:1 NBLA
Por eso, cuando fui a ustedes, hermanos, proclamándoles el testimonio de Dios, no fui con superioridad de palabra o de sabiduría.
1 Corinthians 2:4 NBLA
y mi mensaje y mi predicación no fueron con palabras persuasivas de sabiduría, sino con demostración del Espíritu y de poder,
Les dice que cuando les proclamó el mensaje, “el testimonio de Dios”, no lo hizo con palabras pomposas o de alto rango o de sabiduría.
1 Corinthians 2:2 NBLA
Porque nada me propuse saber entre ustedes excepto a Jesucristo, y Este crucificado.
El mensaje de Pablo a los corintios estuvo centrado solamente en Jesucristo, “y este crucificado”. La crucifixión fue lo que tuvo que sufrir Cristo para pagar, con Su vida, la deuda del pecador.
Pablo expresa el temor y temblor que tuvo cuando estuvo entre ellos. Aunque no dice a que tenía temor, muchos creen que era temor a fracasar en la predicación, como pudo haber sido la predicación a los atenienses: una predicación profunda, pero sin mucho resultado.
Los corintios, habiendo oído la predicación de Pablo, se dieron cuenta que no era tan elocuente como sus contemporáneos griegos. Pablo sabía la opinión que los corintios tenían de él:
2 Corinthians 10:10 NBLA
Porque ellos dicen: «Sus cartas son severas y duras, pero la presencia física es poco impresionante, y la manera de hablar despreciable»
El propósito de Pablo al recordarles lo sencillo de su mensaje era hacerles ver el error que estaban cometiendo al tomar partido o poner su confianza en Apolos, Pedro, o Pablo mismo:
1 Corinthians 2:5 NBLA
para que la fe de ustedes no descanse en la sabiduría de los hombres, sino en el poder de Dios.
Estas palabras le pegaban al blanco ya que en las ciudades griegas abundaban los filósofos itinerantes que se ganaban el sostén por medio de su elocuencia.
Pero los corintios parecían no haber entendido que el mensaje que escucharon de boca de Pablo era un mensaje revelado por el Espíritu.

Un mensaje revelado por el Espíritu.

No es que en el evangelio no haya sabiduría, sino que es de acuerdo a sabiduría celestial, no humana:
1 Corinthians 2:6 NBLA
Sin embargo, hablamos sabiduría entre los que han alcanzado madurez; pero una sabiduría no de este siglo, ni de los gobernantes de este siglo, que van desapareciendo,
No es sabiduría “de parte de hombres ni mediante hombre alguno, sino por medio de Jesucristo”, como dijo a los gálatas acerca de su apostolado.
La sabiduría que resulta en celos y divisiones en la iglesia no es sabiduría de lo alto sino terrenal, como lo dice Santiago:
James 3:14–16 NBLA
Pero si tienen celos amargos y ambición personal en su corazón, no sean arrogantes y mientan así contra la verdad. Esta sabiduría no es la que viene de lo alto, sino que es terrenal, natural, diabólica. Porque donde hay celos y ambición personal, allí hay confusión y toda cosa mala.
Con toda su sabiduría humana, los hombres no comprendieron el mensaje del evangelio, un mensaje que había estado oculto por muchos siglos, pero revelado en la persona de Cristo, por medio del Espíritu:
1 Corinthians 2:10 NBLA
Pero Dios nos las reveló por medio del Espíritu, porque el Espíritu todo lo escudriña, aun las profundidades de Dios.
Si es revelado por el Espíritu, entonces, el mensaje tiene que entenderse espiritualmente, no filosóficamente, para que tenga sentido. De lo contrario, creerás que es una locura (necedad):
1 Corinthians 2:14 NBLA
Pero el hombre natural no acepta las cosas del Espíritu de Dios, porque para él son necedad; y no las puede entender, porque son cosas que se disciernen espiritualmente.
Los corintios cometieron el error de juzgar las cosas espirituales desde una perspectiva carnal, el error de mezclar la sabiduría humana con el mensaje espiritual. Ese error los había llevado a los sectarismos, partidismos, o divisiones que Pablo les había mencionado

Los corintios no se dejaban guiar por el Espíritu.

¿Cómo podrían ser guiados por el Espíritu si no juzgaban las cosas desde la perspectiva espiritual?
Y si clamaban juzgar las cosas espiritualmente, ¿Cómo podían justificar las divisiones entre ellos?
Pablo los confrontó con su realidad: “ustedes son carnales, no espirituales” “Ustedes son guiados por la carne, no por el Espíritu”.
1 Corinthians 3:1–2 NBLA
Así que yo, hermanos, no pude hablarles como a espirituales, sino como a carnales, como a niños en Cristo. Les di a beber leche, no alimento sólido, porque todavía no podían recibirlo. En verdad, ni aun ahora pueden,
Los creyentes, aunque han conocido a Cristo, todavía llevan la carne o la inclinación a pecar dentro de ellos. La vida cristiana es una lucha constante entre el ceder al llamado del Espíritu o ceder al llamado de la carne.
El apóstol hace una similitud entre la carnalidad y la falta de madurez: “como a carnales, como a niños en Cristo”. Un niño se deja llevar por sus deseos más que por lo que es correcto o saludable. Ejem: el niño prefiere el postre que los vegetales.
Los corintios no habían crecido en Cristo como para recibir alimento sólido. Desafortunadamente, las iglesias están llenas de creyentes que prefieren permanecer en un estado de infancia espiritual que madurar en Cristo y enfrentar las cosas como creyentes maduros.
A los corintios, les dice:
1 Corinthians 3:3 NBLA
porque todavía son carnales. Pues habiendo celos y discusiones entre ustedes, ¿no son carnales y andan como hombres del mundo?
Las preguntas que Pablo les hace son retóricas; preguntas a las cuales ya se sabe la respuesta. Los celos y discusiones no provienen del Espíritu, sino de la carne.
En la carta a los Gálatas, Pablo describió las obras de la carne, y entre ellas están algunas que sucedían entre los creyentes corintios:
…las obras de la carne son evidentes, las cuales son… enemistades, pleitos, celos, enojos, rivalidades, disensiones, sectarismos...Gal 5 19-20
Las “discusiones” del ver. 3 se refiere, no a discusiones de palabras, sino a “conflictos que resultan de la rivalidad y la discordia. Por eso la LBLA la tradujo como “contiendas”.
La disensión es la división en grupos que se oponen. Las divisiones entre ellos daban prueba de su carnalidad:
1 Corinthians 3:4 NBLA
Porque cuando uno dice: «Yo soy de Pablo», y otro: «Yo soy de Apolos», ¿no son como hombres del mundo?
La carne engendra separación, división, y sectarismos.
El Espíritu guía al Cuerpo de Cristo, la iglesia, hacia la unidad; no hacia la división.
3:1-4
Concluyendo: Hasta este punto de la carta, Pablo les ha hecho ver el problema: la iglesia está dividida; y les ha hecho ver una de las dos causas del problema: tenían un mal entendimiento del mensaje de la cruz. En lo que resta del cap. 3, desde el vers. 5 hasta el vers. 5 del cap. 4, les hará las segunda razón del problema.
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