La libertad y el uso de derechos.
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En el cap. 8, el apóstol había hablado de la libertad en Cristo y que el uso de dicha libertad debía ser regido por el amor, no por el conocimiento; les dijo también que el uso de nuestra libertad no debía ser ocasión de tropiezo para lo menos maduros.
En el cap. 9 y parte del cap. 10, Pablo les enseña, con su ejemplo, el uso cuidadoso que había hecho de su libertad y sus derechos.
La prueba de su apostolado.
La prueba de su apostolado.
Pablo comienza afirmando su libertad como creyente, pero también como ciudadano romano.
¿No soy libre? ¿No soy apóstol? ¿No he visto a Jesús nuestro Señor? ¿No son ustedes mi obra en el Señor? Si para otros no soy apóstol, por lo menos para ustedes sí lo soy; pues ustedes son el sello de mi apostolado en el Señor.
Estando bajo el Imperio Romano, la libertad civil era un privilegio que muchos no tenían.
Desde el punto de vista espiritual, Pablo había sido liberado también del pecado y de la esclavitud de la Ley.
Aparentemente, había algunos creyentes corintios que se negaban a aceptar la autoridad de Pablo para decirles como debían conducirse. Pablo les responde presentando evidencias o pruebas de su apostolado.
Su encuentro con Cristo era la primera evidencia. Haber visto a Cristo resucitado era un requisito para ser apóstol. A la muerte de Judas, los líderes de la Iglesia decidieron nombrar un substituto.
Acts 1:21–22 (NBLA)
»Por tanto, es necesario que de los hombres que nos han acompañado todo el tiempo que el Señor Jesús vivió entre nosotros, comenzando desde el bautismo de Juan, hasta el día en que de entre nosotros Jesús fue recibido arriba al cielo, uno sea constituido testigo con nosotros de Su resurrección»
Pablo vio a Cristo resucitado cuando tuvo su encuentro con Él en el camino a Damasco.
En Hch 9, Bernabé dio testimonio a los apóstoles de que Pablo había visto al Señor resucitado. Y en Hch 26, Pablo testificó delante de Agripa acerca de su encuentro con Jesús.
La segunda evidencia era el resultado de su ministerio. “¿No son ustedes mi obra en el Señor?” En todos sus viajes misioneros, muchos habían creído en Cristo, entre ellos los corintios.
Aunque algunos se resistieran a reconocerle como apóstol, los corintios no podían negarlo: “ustedes son el sello de mi apostolado en el Señor.”
La defensa de sus derechos como apóstol.
La defensa de sus derechos como apóstol.
9:3-
Pablo menciona dos derechos que como apóstol tenía:
El derecho a vivir de la obra.
El derecho a vivir de la obra.
Mi defensa contra los que me examinan es esta: ¿Acaso no tenemos derecho a comer y beber?
Es importante mencionar que la palabra “ἐξουσία”, aquí traducida como “derecho”, es la misma que en 1 Cor 8:9 es traducida como “libertad”. Es importante porque debemos recordar que Pablo estaba hablando del uso y abuso de la libertad en Cristo.
Es obvio que los corintios, si muchos eran de un trasfondo judío, sabían que los sacerdotes o ministros del templo vivían de una parte de lo que el pueblo traía en ofrendas a Dios, como dicen las instrucciones en el libro de Levítico:
Leviticus 10:14–15 (NBLA)
»Sin embargo, el pecho de la ofrenda mecida y la pierna de la ofrenda pueden comerlos en un lugar limpio, tú, y tus hijos y tus hijas contigo; porque han sido dadas como la porción tuya y la de tus hijos de los sacrificios de las ofrendas de paz de los israelitas. »La pierna que fue ofrecida levantándola, y el pecho que fue ofrecido meciéndolo, los traerán junto con las ofrendas encendidas de los pedazos de grasa, para presentarlos como ofrenda mecida delante del Señor. Así será para siempre la porción tuya y la de tus hijos contigo, tal como el Señor ha ordenado».
De manera irónica, Pablo les pregunta si solamente él y Bernabé eran la excepción a la regla:
¿O acaso solo Bernabé y yo no tenemos el derecho a no trabajar?
Para que quedara claro, Pablo les da tres ejemplos: el del soldado, el agricultor, y el pastor. El soldado vive a expensas del que lo recluta; el agricultor, del fruto de lo que siembra; y el pastor, de la leche del rebaño.
Pareciera que Pablo dijera “Y si vamos a mencionar la Ley, acaso ¿no lo dijo Moisés?
Pues en la ley de Moisés está escrito: «No pondrás bozal al buey cuando trilla». ¿Acaso le preocupan a Dios los bueyes?
No lo dijo por los bueyes, sino por nosotros que hacemos la obra espiritual.
Si en ustedes sembramos lo espiritual, ¿será demasiado que de ustedes cosechemos lo material?
El que siembra, ara, o trilla espera recibir parte del fruto.
¿No saben que los que desempeñan los servicios sagrados comen la comida del templo, y los que regularmente sirven al altar, del altar reciben su parte? Así también ordenó el Señor que los que proclaman el evangelio, vivan del evangelio.
El derecho a tener una esposa creyente.
El derecho a tener una esposa creyente.
¿No tenemos derecho a llevar con nosotros una esposa creyente, así como los demás apóstoles y los hermanos del Señor y Cefas?
El celibato de los sacerdotes no procede de la Biblia, sino de la Iglesia Católica Romana. Fue establecido en 1123 DC y reafirmado por el Concilio de Trento en 1563, supuestamente para hacer de la Iglesia el más alto llamado para el sacerdote, pero la realidad era para asegurarse que las riquezas, propiedades, o fruto del trabajo de los sacerdotes no le quedara a la esposa o hijos, sino a la Iglesia Católica.
Si Jesús sanó a la suegra de Pedro, es lógico que Pedro tenía esposa, tal como era y es la costumbre judía. No solamente Pedro era casado sino los demás apóstoles y los hermanos de Jesús.
El sacrificio voluntario de sus derechos.
El sacrificio voluntario de sus derechos.
Toda persona que tiene un derecho o libertad, también tiene derecho a no usarlo si así lo desea.
Sacrificó su derecho a vivir de la obra.
Sacrificó su derecho a vivir de la obra.
Pablo, regido por el amor a la obra, decidió no usar su derecho a vivir de la obra, por lo menos en el caso de la iglesia en Corinto.
Si otros tienen este derecho sobre ustedes, ¿no lo tenemos aún más nosotros? Sin embargo, no hemos usado este derecho, sino que sufrimos todo para no causar estorbo al evangelio de Cristo.
Cuando una iglesia empieza, es casi imposible que pueda sostener totalmente a su pastor. Cuando Pablo comenzó la obra en Corinto, tuvo que dedicarse a su oficio para sostenerse:
Después de esto Pablo salió de Atenas y fue a Corinto. Allí se encontró con un judío que se llamaba Aquila, natural del Ponto, quien acababa de llegar de Italia con Priscila su mujer, pues el emperador Claudio había ordenado a todos los judíos que salieran de Roma. Pablo fue a verlos, y como él era del mismo oficio, se quedó con ellos y trabajaban juntos, pues el oficio de ellos era hacer tiendas de campaña.
Aunque el Señor dijo que “el obrero es digno de su salario” y le había dado ese derecho a Pablo, este insiste que ha sacrificado su derecho:
1 cor 9 15
Pero yo de nada de esto me he aprovechado. Y no escribo esto para que así se haga conmigo. Porque mejor me fuera morir, que permitir que alguien me prive de esta gloria.
El verbo traducido como “aprovechado” significa literalmente “hacer uso”; o sea “no he hecho uso del derecho que tengo”.
¿Cuál es, entonces, mi recompensa? Que al predicar el evangelio, pueda ofrecerlo gratuitamente sin hacer pleno uso de mi derecho como predicador del evangelio.
Sacrificó su libertad.
Sacrificó su libertad.
También sacrificó su libertad acomodándose a la condición de otros para ganarlos para Cristo:
Porque aunque soy libre de todos, de todos me he hecho esclavo para ganar al mayor número posible. A los judíos me hice como judío, para poder ganar a los judíos. A los que están bajo la ley, como bajo la ley, aunque yo no estoy bajo la ley, para poder ganar a los que están bajo la ley. A los que están sin ley, como sin ley, aunque no estoy sin la ley de Dios, sino bajo la ley de Cristo, para poder ganar a los que están sin ley. A los débiles me hice débil, para ganar a los débiles. A todos me he hecho todo, para que por todos los medios salve a algunos.
Se disciplinó para hacer tales sacrificios.
Se disciplinó para hacer tales sacrificios.
¡Todo sacrificio requiere disciplina! La disciplina tiene como objetivo el resultado o la meta.
Pocos recursos demandan la disciplina de trabajar más y comer menos, de vivir con lo poco que tengamos. Como le dijo a los filipenses:
Sé vivir en pobreza, y sé vivir en prosperidad. En todo y por todo he aprendido el secreto tanto de estar saciado como de tener hambre, de tener abundancia como de sufrir necesidad.
Acerca de la disciplina, a los corintios les dice:
1 cor 9:24-27
¿No saben que los que corren en el estadio, todos en verdad corren, pero solo uno obtiene el premio? Corran de tal modo que ganen. Y todo el que compite en los juegos se abstiene de todo. Ellos lo hacen para recibir una corona corruptible, pero nosotros, una incorruptible. Por tanto, yo de esta manera corro, no como sin tener meta; de esta manera peleo, no como dando golpes al aire, sino que golpeo mi cuerpo y lo hago mi esclavo, no sea que habiendo predicado a otros, yo mismo sea descalificado.
En los primeros doce vers. de; cap. 10, les pone el ejemplo de Israel, quienes hicieron mal uso de la libertad que Dios les había dado sacándolos de Egipto y, en lugar de santificarse, cayeron en varios pecados. Así que les advierte y los exhorta a aprender del ejemplo:
Estas cosas sucedieron como ejemplo para nosotros, a fin de que no codiciemos lo malo, como ellos lo codiciaron.
No sean, pues, idólatras, como fueron algunos de ellos, según está escrito: «El pueblo se sentó a comer y a beber, y se levantó a jugar».
1 cor 10 8
Ni forniquemos, como algunos de ellos fornicaron, y en un día cayeron veintitrés mil.
Ni provoquemos al Señor, como algunos de ellos lo provocaron, y fueron destruidos por las serpientes.
Ni murmuren, como algunos de ellos murmuraron, y fueron destruidos por el destructor.
1 Corinthians 10:11–12 (NBLA)
Estas cosas les sucedieron como ejemplo, y fueron escritas como enseñanza para nosotros, para quienes ha llegado el fin de los siglos. Por tanto, el que cree que está firme, tenga cuidado, no sea que caiga.