Acerca de la Resurrección.

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Después de haber tratado sobre problemas de práctica eclesiástica como era el uso de los dones espirituales y el papel de las mujeres en la congregación, el apóstol procede a tratar un problema doctrinal, cuya resolución era de vital y crítica importancia: la doctrina de la resurrección. El problema era que algunos entre los corintios decían que los muertos no resucitan:
1 Corinthians 15:12 NBLA
Ahora bien, si se predica que Cristo ha resucitado de entre los muertos, ¿cómo dicen algunos entre ustedes que no hay resurrección de muertos?
El apóstol comienza refutando dicho error, una herejía realmente, haciéndoles ver la importancia o centralidad de la resurrección en la fe del creyente.

Centralidad de la Resurrección.

Es central en el evangelio.

1 Corinthians 15:1–2 (NBLA)
Ahora les hago saber, hermanos, el evangelio que les prediqué, el cual también ustedes recibieron, en el cual también están firmes, por el cual también son salvos, si retienen la palabra que les prediqué, a no ser que hayan creído en vano.
El evangelio, como la etimología de la palabra lo indica, son las buenas noticias o buen mensaje. ¿Cuáles son la buenas noticias? Que Jesucristo pagó la deuda espiritual del pecador, muriendo en la cruz, en substitución del pecador, y venciendo a la muerte con Su resurrección.
Pero sin la resurreción, el evangelio, deja de ser buenas noticias, y se convierte en una noticia de muerte, tanto de Jesús como de todo hombre.
Romans 5:12 NBLA
Por tanto, tal como el pecado entró en el mundo por medio de un hombre, y por medio del pecado la muerte, así también la muerte se extendió a todos los hombres, porque todos pecaron.
Observe que estos versos dicen: “el evangelio... por el cual tambien son salvos...
O sea que el evangelio y la salvación van de la mano; la salvación es resultado de creer el evangelio.
La resurrección de Cristo es la garantía de la salvación de los que han puesto su fe Jesús y en la obra salvadora que Él hizo.

Es central en las Escrituras.

1 Corinthians 15:3–4 (NBLA)
Porque yo les entregué en primer lugar lo mismo que recibí: que Cristo murió por nuestros pecados, conforme a las Escrituras; que fue sepultado y que resucitó al tercer día, conforme a las Escrituras;
Hay que recordar que Pablo se está refiriendo al Antiguo Testamento, las Escrituras que ellos conocían; el Nuevo Testamento apenas estaba en el proceso de ser escrito, y tales nuevos escritos no estaban ni cerca de ser reconocidos como Escritura.
En el A.T., el profeta Isaías habló sobre los sufrimientos y muerte del Mesías:
Isaiah 53:5–12 NBLA
Pero Él fue herido por nuestras transgresiones, Molido por nuestras iniquidades. El castigo, por nuestra paz, cayó sobre Él, Y por Sus heridas hemos sido sanados. Todos nosotros nos descarriamos como ovejas, Nos apartamos cada cual por su camino; Pero el Señor hizo que cayera sobre Él La iniquidad de todos nosotros. Fue oprimido y afligido, Pero no abrió Su boca. Como cordero que es llevado al matadero, Y como oveja que ante sus trasquiladores permanece muda, Él no abrió Su boca. Por opresión y juicio fue quitado; Y en cuanto a Su generación, ¿quién tuvo en cuenta Que Él fuera cortado de la tierra de los vivientes Por la transgresión de mi pueblo, a quien correspondía la herida? Se dispuso con los impíos Su sepultura, Pero con el rico fue en Su muerte, Aunque no había hecho violencia, Ni había engaño en Su boca. Pero quiso el Señor Quebrantarlo, sometiéndolo a padecimiento. Cuando Él se entregue a Sí mismo como ofrenda de expiación, Verá a Su descendencia, Prolongará Sus días, Y la voluntad del Señor en Su mano prosperará. Debido a la angustia de Su alma, Él lo verá y quedará satisfecho. Por Su conocimiento, el Justo, Mi Siervo, justificará a muchos, Y cargará las iniquidades de ellos. Por tanto, Yo le daré parte con los grandes Y con los fuertes repartirá despojos, Porque derramó Su alma hasta la muerte Y con los transgresores fue contado; Llevó el pecado de muchos, E intercedió por los transgresores.
Y David, en uno de sus salmos, proféticamente habla de la resurrección del Mesías:
Psalm 16:8–10 NBLA
Al Señor he puesto continuamente delante de mí; Porque está a mi diestra, permaneceré firme. Por tanto, mi corazón se alegra y mi alma se regocija; También mi carne morará segura, Porque Tú no abandonarás mi alma en el Seol, Ni permitirás que Tu Santo sufra corrupción.
Su resurrección es central a las Escrituras porque confirmó su confiabilidad o que son fidedignas.
Inmediatamente después de relacionarla con el evangelio y la salvación, procede a comprobar o dar pruebas de la realidad de la resurrección.

Pruebas de la Resurrección.

La prueba principal era que Jesús, después de haber sido sepultado, se había aparecido vivo a muchos.
Comienza mencionando las apariciones individuales.

Apariciones individuales.

que se apareció a Cefas...” 5
Cuando los dos discípulos que se encontraron con Jesús resucitado, en el camino a Emaús, regresaron a Jerusalén, se reunieron con los once quienes les dijeron:
Luke 24:33–34 NBLA
Levantándose en esa misma hora, regresaron a Jerusalén, y hallaron reunidos a los once apóstoles y a los que estaban con ellos, que decían: «Es verdad que el Señor ha resucitado y se ha aparecido a Simón»
“Después se apareció a Jacobo...” 7
Dos de los apóstoles eran llamados Jacobo. Uno era el hijo de Zebedeo y el otro era hijo de Alfeo. Y hubo un tercer Jacobo, no apóstol, sino hermano de Jesús, quien llegó a ser un líder en la iglesia y escritor de la carta de Santiago (su sobrenombre). No podemos saber con exactitud a cuál de los tres se refería Pablo.
Aunque Pablo no la menciona, Jesús se apareció individualmente a María Magdalena:
John 20:15–18 NBLA
«Mujer, ¿por qué lloras?», le dijo* Jesús. «¿A quién buscas?». Ella, pensando que era el que cuidaba el huerto, le dijo*: «Señor, si usted lo ha llevado, dígame dónde lo ha puesto, y yo me lo llevaré». «¡María!», le dijo* Jesús. Ella, volviéndose, le dijo* en hebreo: «¡Raboní!» (que quiere decir Maestro). Jesús le dijo*: «Suéltame porque todavía no he subido al Padre; pero ve a Mis hermanos, y diles: “Subo a Mi Padre y Padre de ustedes, a Mi Dios y Dios de ustedes”». María Magdalena fue* y anunció a los discípulos: «¡He visto al Señor!», y que Él le había dicho estas cosas.
Seguramente, Pablo no la menciona por ser mujer; ya que, en esos tiempos, el testimonio de una mujer no tenía peso.
Por último, se pone el mismo como testigo de la resurrección. Él vio a Jesús vivo en el camino a Damasco:
1 Corinthians 15:8–9 NBLA
Y al último de todos, como a uno nacido fuera de tiempo, se me apareció también a mí. Porque yo soy el más insignificante de los apóstoles, que no soy digno de ser llamado apóstol, pues perseguí a la iglesia de Dios.
La Ley (A.T.), que era la ley de los judíos, decía que todos los casos se debían decidir en base al testimonio de “dos o tres testigos”. Pablo había presentado los tres testigos.
Si eso no fuera suficiente, Pablo menciona las apariciones a grupos pequeños.

Apariciones a grupos pequeños.

1 Corinthians 15:5 (NBLA)
que se apareció a Cefas y después a los doce.
1 Corinthians 15:7 NBLA
Después se apareció a Jacobo, luego a todos los apóstoles.
Es obvio que “los doce” es usado como una manera de referirse a los apóstoles, pues realmente eran los once (Mar 16:14).
Cuando Pablo escribió esta carta, el apóstol Jacobo, hijo de Zebedeo, ya había sido asesinado (44 DC) por Herodes Agripa, pero todavía quedaban diez que daban testimonio de la resurrección

Aparición a un grupo grande.

1 Corinthians 15:6 NBLA
Luego se apareció a más de 500 hermanos a la vez, la mayoría de los cuales viven aún, pero algunos ya duermen.
¿Quiénes eran estos 500? ¿Cuándo se les apareció?
Aunque esta es la única referencia a un grupo de específicamente ese tamaño, es posible que se refiera a una multitud de discípulos que recibieron la Gran Comisión en Galilea (Mat 28:18-20), ocasión que es mencionada de nuevo en Hechos 1:3-8.
Parece que la intención de Pablo al mencionarlos era decirle a los corintios que negaban la resurrección: “Si no es suficiente el testimonio de tres testigos, tienen diez más, y si no son suficientes, hay otros casi 500 testigos.
Digo “casi” porque el mismo Pablo dice que aunque algunos habían muerto, la mayoría de los 500 estaban vivos.

Oposición a la Resurrección.

12-19; 29-34

La negación del hecho.

1 Corinthians 15:12 NBLA
Ahora bien, si se predica que Cristo ha resucitado de entre los muertos, ¿cómo dicen algunos entre ustedes que no hay resurrección de muertos?
La negación es una de las maneras más comunes de rechazar una realidad.
No es de extrañar que algunos corintios no creían en la resurrección de los muertos. ¿Por qué? Porque los corintios eran griegos y como tales llevaban la influencia de la mitología griega, la cual no contemplaba resurrección después de morir, sino un viaje al Hades (inframundo, bajo mundo), que terminaba, ya sea en un lugar de descanso llamado Eliseo o en un lugar de castigo llamado Tártaro.
Pero negar que hubiera resurrección de muertos era negar que Cristo había resucitado.
Magistralmente, Pablo los hace pensar más detenidamente en lo que decían. Lo hace por medio de presentarles las consecuencias de su negación.

Las consecuencias de la negación.

Si no hay resurrección...
Nuestra predicación es vana o vacía. 14a
Lo que creyeron es vano (vuestra fe es vana). 14b
Somos testigos falsos, testificando algo que no es cierto. 15
Tenemos una fe falsa (hemos creído en una mentira). 17a
Todavía cargamos con nuestros pecados. 17b
Nuestros muertos han sido destruidos (apollumi). 18
Somos dignos de lástima. 19
Pero, en la siguiente sección, Pablo les comprobará lo equivocados que estaban por medio de mostrarles el plan y el efecto de la resurrección de Cristo.
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