Una Crianza Completa
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Social
Introducción:
Introducción:
Feliz día del niño!
Cada niño y padre puede disfrutar de una relación completa en Cristo al poner en práctica las responsabilidades de cada uno.
Colosenses 3:20–21 (RVR60)
Hijos, obedeced a vuestros padres en todo, porque esto agrada al Señor. Padres, no exasperéis a vuestros hijos, para que no se desalienten.
La Obediencia Atenta
La Obediencia Atenta
El significado de la obediencia.
El mandato obedeced es una acción constante.
Es desobedecerlo es desobedecer a Dios. La obediencia a los padres es obediencia al Señor.
Ef. 6:1 enseña que el obedecer a los padres es justo, lo correcto ante Dios.
Hijos, obedeced en el Señor a vuestros padres, porque esto es justo.
El término mismo viene de la combinación de las palabras “debajo de” y “oír, o escuchar”, dando a entender que esta obediencia es ponerse debajo de lo que escuchan de sus padres.
Al ponerse debajo, los hijos están sujetándose a al diseño de Dios para las autoridades en sus vidas.
Este es el principio detrás del 5° mandamiento, honra a tu padre y a tu madre.
El hijo aprende a respetar las autoridades provistas por Dios, y por ende, alarga su vida, Ex. 20:12; Ef. 6:2.
Honra a tu padre y a tu madre, para que tus días se alarguen en la tierra que Jehová tu Dios te da.
Honra a tu padre y a tu madre, que es el primer mandamiento con promesa;
El hijo que desafía constantemente a sus padres crece a desafiar a sus maestros, la policía, sus patrones, y cualquier otra persona que intenta ejercer alguna autoridad sobre ellos. Por ende, tenemos la ruina de la sociedad que vemos hoy en día, donde el individualismo es la autoridad final. El resultado final es la anarquía y el desenfrenamiento.
Al escuchar, están prestando atención a experiencia mayor de lo que tienen, y ejerciendo confianza en quienes Dios ha puesto como su guía en la vida.
Todo esto lo expresamos al decir la frase, “seguir las instrucciones”. Implica escucharlas, entenderlas, y luego hacerlas.
La obediencia es una expresión de la confianza, no sólo en los que dan las instrucciones y consejos, sino también en Dios.
El libro de proverbios, que describe la sabiduría que agrada a Dios, exhorta repetidas veces a oír la instrucción de los padres, Pr. 1:8; 4:1; 6:20; 13:1; 15:5, 20.
Oye, hijo mío, la instrucción de tu padre, Y no desprecies la dirección de tu madre;
Oíd, hijos, la enseñanza de un padre, Y estad atentos, para que conozcáis cordura.
Guarda, hijo mío, el mandamiento de tu padre, Y no dejes la enseñanza de tu madre;
El hijo sabio recibe el consejo del padre; Mas el burlador no escucha las reprensiones.
El necio menosprecia el consejo de su padre; Mas el que guarda la corrección vendrá a ser prudente.
El hijo sabio alegra al padre; Mas el hombre necio menosprecia a su madre.
El motivo por la obediencia.
Los hijos deben obedecer a sus padres porque es algo que agrada a Dios.
No deben obedecer por motivos superficiales o temporales, como quedar bien con otros, no hacer pasar vergüenza a sus padres, por temor, o por querer lucirse mejor que otros.
El querer agradar a Dios también entiende el asunto de la disciplina cuando es merecida como consecuencia al pecado.
Esto trata con el corazón del asunto, el asunto del corazón. La obediencia no es sólo acción externa, sino también interna.
Muchos son como el niño que, como consecuencia de su desobediencia, la madre le mandó a sentarse en la esquina de la pieza. Le dijo a su madre, “Estoy sentado afuera, pero adentro estoy parado”.
El rango de la obediencia.
Los hijos deben obedecer a sus padres en todo, sin embargo, es necesario señalar que no es una obediencia ciega que se somete a todo abuso físico y verbal.
Es dada en el contexto de la familia cristiana, entonces comunica la responsabilidad de los hijos mientras que los padres también cumplan sus responsabilidades de criarlos de forma que agrada a Dios.
Se ve el principio regulador en la frase porque esto agrada al Señor. Entonces, cualquier mandato u orden que viola un mandato de Dios y Su Palabra no se debe seguir.
Los discípulos lo expresaron de la siguiente forma en Hch. 5:29.
Respondiendo Pedro y los apóstoles, dijeron: Es necesario obedecer a Dios antes que a los hombres.
Ilustración: El niño aprendiendo a quedarse adentro de los límites de la propiedad hasta que haya crecido lo suficiente como para entender las consecuencias y medir los peligros.
Aplicación:
El punto aquí es un simple y poderoso mandato a todo hijo/hija a obedecer a sus padres verdaderamente del corazón. El rehusar esta responsabilidad trae gran lamento, si no ahora, más tarde en la vida. Sin embargo, si se cumple, trae plenitud a la vida— R. Kent Hughes, Colossians and Philemon: the Supremacy of Christ, Preaching the Word (Westchester, IL: Crossway Books, 1989), 124.
Las formas de obedecer:
1. Escuchar, abrir el oído.
2. Entender el corazón del padre/madre.
3. Entender las instrucciones (hacer preguntas si es necesario)
4. Cumplir la responsabilidad.
5. Humildemente aceptar la corrección y consecuencia apropiada al no cumplir la responsabilidad.
La Crianza Alentadora
La Crianza Alentadora
El significado de exasperar.
El término exasperéis literalmente significa “provocar”. El contexto define si es para bien o para mal (2 Cor. 9:2 es un ejemplo de provocar a algo bueno).
2 Corintios 9:2 (RVR60)
pues conozco vuestra buena voluntad, de la cual yo me glorío entre los de Macedonia, que Acaya está preparada desde el año pasado; y vuestro celo ha estimulado a la mayoría.
Una definición más larga es “hacer que alguien reaccione de una manera que sugiera la aceptación de un desafío”— BDAG
El contexto aquí lo hace obviamente negativo, especialmente a mandar a los padres a no hacerlo, y mencionar que el efecto sería de desánimo a sus hijos.
Sería el equivalente a provocar una pelea, como solías hacer en la escuela “Te veo a la salida”.
Incluso, el pasaje paralelo, Ef. 6:4 lo expresa claramente de esa forma.
Efesios 6:4 (RVR60)
Y vosotros, padres, no provoquéis a ira a vuestros hijos...
Lleva también la idea de amargarlos hacia algo, causarles a guardar rencor.
Esto es dirigido a ambos padres y madres porque el término padres es una palabra general indicando ambos.
El motivo por no exasperar.
para que no se desalienten- que no se desanimen.
El término literalmente significa “no voluntad” o “no deseo” y describe la condición de estar “desanimado a tal punto de quitar la motivación” — BDAG.
Los exasperamos al no criarlos según los principios de la Palabra de Dios, Ef. 6:4.
Y vosotros, padres, no provoquéis a ira a vuestros hijos, sino criadlos en disciplina y amonestación del Señor.
Ilustración: Hay al menos dos formas de domar un caballo. Uno es con el uso progresivo de cabestro, bocado, manta y silla de montar. Si se hace correctamente, esto puede producir un caballo obediente y lleno de espíritu. A veces se usa otra forma con caballos especialmente difíciles. El método es simple. El vaquero simplemente toma una tabla y derriba al caballo recalcitrante. Un caballo, se dice, puede ser domado de esta manera, pero con un gran costo. Tendrás un animal sin espíritu, un animal que aunque “obediente” nunca será lo que podría haber sido. Hay niños que son así. Sus espíritus han sido quebrantados, son “obedientes”, pero les falta algo. Han sido, para usar las palabras de Pablo en el versículo 21, “desalentados”. Se retiran y se lo guardan todo adentro. O se rebelan cuando crecen lo suficiente. Los resultados son dolorosos de igual manera. — R. Kent Hughes, Colossians and Philemon: the Supremacy of Christ, Preaching the Word (Westchester, IL: Crossway Books, 1989), 125.
Aplicación: Las formas de desalentar (Disciplinas de un Hombre Piadoso por Kent Hughes, y en su comentario Colosenses y Filemón):
Lluvia de críticas. La única comunicación que tienen los padres con sus hijos e para criticarlos. De esta forma, los hijos sienten la derrota de nunca poder hacer nada bien. Si uno no tiene la esperanza de lograr algo exitosamente, ¿por qué aún intentarlo? Deben como padres buscar las oportunidades de resaltar y agradecer por buen trabajo, buenos intentos y esfuerzos. Hay lugar para crítica, pero debe ser con el motivo de ayudarles, no frenarlos.
Varios hijos de familias cristianas, incluyendo de pastores y misioneros, han sido catapultados a la rebeldía porque sus padres exprimieron el espíritu de su vidas por la constante crítica que sus vidas no estaban a la atura de sus expectativas imposiblemente altas.
Reacciones ásperos, o la irritabilidad. La presión del trabajo, la salud, o las varias situaciones de la vida nos puede poner mal y nos desquitamos en casa, a menudo usando a nuestros hijos como blancos.
Esto me recuerda a una caricatura en la que el jefe está de mal humor con su empleado, quien a su vez llega a casa y está irritable con los niños. Su hijo, a su vez, patea al perro. El perro corre por la calle y muerde a la primera persona que ve: ¡el jefe!— R. Kent Hughes, 126.
Reglas demasiado estrictas. Debido a los peligros y desenfrenos del mundo, un padre y madre cristiana puede ver la necesidad de sobre-proteger a sus hijos, contestando con un “no” a toda petición. Esto a menudo es sólo un disfraz para una crianza perezosa de parte de los padres. Debemos buscar oportunidades para decir “si” en buena consciencia. Las razones por decir “no” deben ser válidas, como la seguridad, la moralidad e integridad, o la salud. Es difícil que los hijos confíen en la respuesta cuando no se de una razón válida. Esto no quita de la responsabilidad de los niños de obedecer aún cuando no les parece ser una razón válida. Mientras que no viole un principio bíblico o un mandato específico de Dios, se debe obedecer.
La crianza de los hijos es cómo sostener un jabón mojado. Demasiado flojo y se te escapa de la mano, demasiado firme y se te dispara. Una crianza firme pero suave es necesario.
La inconstancia caprichosa. Un hijo que recibe instrucciones contrarios no tiene un camino claro para seguir. Los padres deben trabajar para la constancia. Esto se ve en ponerse de acuerdo padres y madres en responsabilidades, expectativas, consecuencias. Deben verlos como un equipo unido. Padres y madres solteros, tus hijos no deben ver personalidades múltiples cuando tratan contigo. Cuando hay desacuerdo, se habla, se considera, se cambia si es necesario. El favoritismo entre hijos también es inconstante. Mientras que nuestros hijos son diferentes, y responden de diferente forma, y por ende, pueden recibir diferentes consecuencias, la expectativa del comportamiento correcto no debe ser diferente.
Imagina el jinete de un caballo que le está pateando para que vaya al mismo tiempo que lo detiene con la rienda. Sólo crea confusión.
Quizás lo más exasperante que puede hacer un padre es mantener a sus hijos a distancia. Hay pocas cosas más desalentadoras, que ha causado más resentimiento es esa figura sombría que aparece silenciosamente para la cena, cuando hay algún edicto que declarar, o alguna consecuencia que imponer. Es especialmente desalentador cuando esa figura es alabado en la iglesia por ser un hombre piadoso, amable y benigno con otros, sin embargo ignorante e aún desinteresado de lo que pasa en la vida de sus propios hijos. No hay un substituto por pasar tiempo con tus hijos. El amor para tus hijos se deletrea T-I-E-M-P-O. Cuando estamos con ellos, debemos realmente estar presentes.
Después de haber sido convertido a Cristo de una vida turbulenta y desenfrenada, el predicador y compositor de himnos John Newton comentó acerca de su propio padre, “Sabía que me amaba, pero parecía que él no quería que lo supiera”.
El Dr. Stanley Coopersmith, profesor asociado de psicología en la Universidad de California, encuestó a 1.738 niños normales de clase media y sus familias, comenzando en el período pre-adolescente y siguiéndolos hasta la edad adulta. Después de determinar los niños con la autoestima más saludable, comparó sus hogares e influencias de la infancia con las de los niños que tenían un menor sentido de la autoestima. Encontró tres características importantes que los distinguían:
1. Los niños de alta estima eran claramente más amados y apreciados en casa que los niños de baja estima. El amor de los padres era profundo y genuino, no solo una exhibición de palabras vacías. Los niños sabían que eran objeto de orgullo e interés, aumentando su propio sentido de autoestima.
2. El grupo de alta estima provenía de hogares donde los padres habían sido significativamente más estrictos en su enfoque de la disciplina. Por el contrario, los padres del grupo de baja estima habían creado inseguridad y dependencia por su permisividad. Además, se descubrió que los jóvenes más exitosos e independientes durante el último período del estudio procedían de hogares que exigían la más estricta rendición de cuentas y responsabilidad. Y como se podría haber predicho, los lazos familiares siguieron siendo los más fuertes, no en los hogares insípidos, sino en los hogares donde la disciplina y el dominio propio habían sido una forma de vida.
3. Los hogares del grupo de alta estima también se caracterizaron por la democracia y la transparencia. Una vez que se establecieron los límites para el comportamiento, hubo libertad para que las personalidades individuales crecieran y se desarrollaran. Los chicos podían expresarse sin miedo al ridículo y el ambiente general estaba marcado por la aceptación y la seguridad emocional.
R. Kent Hughes, Colossians and Philemon: the Supremacy of Christ, Preaching the Word (Westchester, IL: Crossway Books, 1989), 124.
Conclusión:
Conclusión:
Padres, si queremos tener en nuestras relaciones familiares primarias toda la plenitud que Dios quiere para nosotros, debemos disciplinar a nuestros hijos. Abstenerse de la disciplina es un acto de odio hacia los nuestros, indiferencia sin amor, permisividad cruel. Pero al mismo tiempo, nuestra disciplina debe darse con ánimo. Debemos ser pacientes, no irritables. Si bien es estricto, no debemos ser demasiado estrictos. Debemos buscar formas de decir sí y no. Debemos ser constantes y estables en nuestra dirección. Debemos dedicar tiempo a los nuestros, escuchando y amando.— R. Kent Hughes, 127.
FOTO: Flechas en la aljaba, Sal. 127:4-5
Salmo 127:4–5 (RVR60)
Como saetas en mano del valiente, así son los hijos habidos en la juventud. Bienaventurado el hombre que llenó su aljaba de ellos...
En el proceso de la crianza de los hijos, Dios usa a los padres para afilar y enderezar a los hijos para que vuelen derechos hacia el blanco que Él tiene para ellos.