Sermon Tone Analysis
Overall tone of the sermon
This automated analysis scores the text on the likely presence of emotional, language, and social tones. There are no right or wrong scores; this is just an indication of tones readers or listeners may pick up from the text.
A score of 0.5 or higher indicates the tone is likely present.
Emotion Tone
Anger
0.08UNLIKELY
Disgust
0.09UNLIKELY
Fear
0.12UNLIKELY
Joy
0.22UNLIKELY
Sadness
0.14UNLIKELY
Language Tone
Analytical
0UNLIKELY
Confident
0.06UNLIKELY
Tentative
0UNLIKELY
Social Tone
Openness
0.12UNLIKELY
Conscientiousness
0.15UNLIKELY
Extraversion
0.47UNLIKELY
Agreeableness
0.59LIKELY
Emotional Range
0.16UNLIKELY
Tone of specific sentences
Tones
Emotion
Language
Social Tendencies
Anger
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Introducción:
Feliz día del niño!
Cada niño y padre puede disfrutar de una relación completa en Cristo al poner en práctica las responsabilidades de cada uno.
Colosenses 3:20–21 (RVR60)
Hijos, obedeced a vuestros padres en todo, porque esto agrada al Señor.
Padres, no exasperéis a vuestros hijos, para que no se desalienten.
La Obediencia Atenta
El significado de la obediencia.
El mandato obedeced es una acción constante.
Es desobedecerlo es desobedecer a Dios.
La obediencia a los padres es obediencia al Señor.
Ef. 6:1 enseña que el obedecer a los padres es justo, lo correcto ante Dios.
El término mismo viene de la combinación de las palabras “debajo de” y “oír, o escuchar”, dando a entender que esta obediencia es ponerse debajo de lo que escuchan de sus padres.
Al ponerse debajo, los hijos están sujetándose a al diseño de Dios para las autoridades en sus vidas.
Este es el principio detrás del 5° mandamiento, honra a tu padre y a tu madre.
El hijo aprende a respetar las autoridades provistas por Dios, y por ende, alarga su vida, Ex. 20:12; Ef. 6:2.
El hijo que desafía constantemente a sus padres crece a desafiar a sus maestros, la policía, sus patrones, y cualquier otra persona que intenta ejercer alguna autoridad sobre ellos.
Por ende, tenemos la ruina de la sociedad que vemos hoy en día, donde el individualismo es la autoridad final.
El resultado final es la anarquía y el desenfrenamiento.
Al escuchar, están prestando atención a experiencia mayor de lo que tienen, y ejerciendo confianza en quienes Dios ha puesto como su guía en la vida.
Todo esto lo expresamos al decir la frase, “seguir las instrucciones”.
Implica escucharlas, entenderlas, y luego hacerlas.
La obediencia es una expresión de la confianza, no sólo en los que dan las instrucciones y consejos, sino también en Dios.
El libro de proverbios, que describe la sabiduría que agrada a Dios, exhorta repetidas veces a oír la instrucción de los padres, Pr. 1:8; 4:1; 6:20; 13:1; 15:5, 20.
El motivo por la obediencia.
Los hijos deben obedecer a sus padres porque es algo que agrada a Dios.
No deben obedecer por motivos superficiales o temporales, como quedar bien con otros, no hacer pasar vergüenza a sus padres, por temor, o por querer lucirse mejor que otros.
El querer agradar a Dios también entiende el asunto de la disciplina cuando es merecida como consecuencia al pecado.
Esto trata con el corazón del asunto, el asunto del corazón.
La obediencia no es sólo acción externa, sino también interna.
Muchos son como el niño que, como consecuencia de su desobediencia, la madre le mandó a sentarse en la esquina de la pieza.
Le dijo a su madre, “Estoy sentado afuera, pero adentro estoy parado”.
El rango de la obediencia.
Los hijos deben obedecer a sus padres en todo, sin embargo, es necesario señalar que no es una obediencia ciega que se somete a todo abuso físico y verbal.
Es dada en el contexto de la familia cristiana, entonces comunica la responsabilidad de los hijos mientras que los padres también cumplan sus responsabilidades de criarlos de forma que agrada a Dios.
Se ve el principio regulador en la frase porque esto agrada al Señor.
Entonces, cualquier mandato u orden que viola un mandato de Dios y Su Palabra no se debe seguir.
Los discípulos lo expresaron de la siguiente forma en Hch.
5:29.
Ilustración: El niño aprendiendo a quedarse adentro de los límites de la propiedad hasta que haya crecido lo suficiente como para entender las consecuencias y medir los peligros.
Aplicación:
El punto aquí es un simple y poderoso mandato a todo hijo/hija a obedecer a sus padres verdaderamente del corazón.
El rehusar esta responsabilidad trae gran lamento, si no ahora, más tarde en la vida.
Sin embargo, si se cumple, trae plenitud a la vida— R. Kent Hughes, Colossians and Philemon: the Supremacy of Christ, Preaching the Word (Westchester, IL: Crossway Books, 1989), 124.
Las formas de obedecer:
1. Escuchar, abrir el oído.
2. Entender el corazón del padre/madre.
3. Entender las instrucciones (hacer preguntas si es necesario)
4. Cumplir la responsabilidad.
5. Humildemente aceptar la corrección y consecuencia apropiada al no cumplir la responsabilidad.
La Crianza Alentadora
El significado de exasperar.
El término exasperéis literalmente significa “provocar”.
El contexto define si es para bien o para mal (2 Cor.
9:2 es un ejemplo de provocar a algo bueno).
2 Corintios 9:2 (RVR60)
pues conozco vuestra buena voluntad, de la cual yo me glorío entre los de Macedonia, que Acaya está preparada desde el año pasado; y vuestro celo ha estimulado a la mayoría.
Una definición más larga es “hacer que alguien reaccione de una manera que sugiera la aceptación de un desafío”— BDAG
El contexto aquí lo hace obviamente negativo, especialmente a mandar a los padres a no hacerlo, y mencionar que el efecto sería de desánimo a sus hijos.
Sería el equivalente a provocar una pelea, como solías hacer en la escuela “Te veo a la salida”.
Incluso, el pasaje paralelo, Ef. 6:4 lo expresa claramente de esa forma.
Efesios 6:4 (RVR60)
Y vosotros, padres, no provoquéis a ira a vuestros hijos...
Lleva también la idea de amargarlos hacia algo, causarles a guardar rencor.
Esto es dirigido a ambos padres y madres porque el término padres es una palabra general indicando ambos.
El motivo por no exasperar.
para que no se desalienten- que no se desanimen.
El término literalmente significa “no voluntad” o “no deseo” y describe la condición de estar “desanimado a tal punto de quitar la motivación” — BDAG.
Los exasperamos al no criarlos según los principios de la Palabra de Dios, Ef. 6:4.
Ilustración: Hay al menos dos formas de domar un caballo.
Uno es con el uso progresivo de cabestro, bocado, manta y silla de montar.
Si se hace correctamente, esto puede producir un caballo obediente y lleno de espíritu.
A veces se usa otra forma con caballos especialmente difíciles.
El método es simple.
El vaquero simplemente toma una tabla y derriba al caballo recalcitrante.
Un caballo, se dice, puede ser domado de esta manera, pero con un gran costo.
Tendrás un animal sin espíritu, un animal que aunque “obediente” nunca será lo que podría haber sido.
Hay niños que son así.
Sus espíritus han sido quebrantados, son “obedientes”, pero les falta algo.
Han sido, para usar las palabras de Pablo en el versículo 21, “desalentados”.
Se retiran y se lo guardan todo adentro.
O se rebelan cuando crecen lo suficiente.
Los resultados son dolorosos de igual manera.
— R. Kent Hughes, Colossians and Philemon: the Supremacy of Christ, Preaching the Word (Westchester, IL: Crossway Books, 1989), 125.
Aplicación: Las formas de desalentar (Disciplinas de un Hombre Piadoso por Kent Hughes, y en su comentario Colosenses y Filemón):
Lluvia de críticas.
La única comunicación que tienen los padres con sus hijos e para criticarlos.
De esta forma, los hijos sienten la derrota de nunca poder hacer nada bien.
Si uno no tiene la esperanza de lograr algo exitosamente, ¿por qué aún intentarlo?
Deben como padres buscar las oportunidades de resaltar y agradecer por buen trabajo, buenos intentos y esfuerzos.
Hay lugar para crítica, pero debe ser con el motivo de ayudarles, no frenarlos.
Varios hijos de familias cristianas, incluyendo de pastores y misioneros, han sido catapultados a la rebeldía porque sus padres exprimieron el espíritu de su vidas por la constante crítica que sus vidas no estaban a la atura de sus expectativas imposiblemente altas.
Reacciones ásperos, o la irritabilidad.
La presión del trabajo, la salud, o las varias situaciones de la vida nos puede poner mal y nos desquitamos en casa, a menudo usando a nuestros hijos como blancos.
Esto me recuerda a una caricatura en la que el jefe está de mal humor con su empleado, quien a su vez llega a casa y está irritable con los niños.
Su hijo, a su vez, patea al perro.
El perro corre por la calle y muerde a la primera persona que ve: ¡el jefe!— R. Kent Hughes, 126.
Reglas demasiado estrictas.
Debido a los peligros y desenfrenos del mundo, un padre y madre cristiana puede ver la necesidad de sobre-proteger a sus hijos, contestando con un “no” a toda petición.
Esto a menudo es sólo un disfraz para una crianza perezosa de parte de los padres.
Debemos buscar oportunidades para decir “si” en buena consciencia.
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