Sermon Tone Analysis

Overall tone of the sermon

This automated analysis scores the text on the likely presence of emotional, language, and social tones. There are no right or wrong scores; this is just an indication of tones readers or listeners may pick up from the text.
A score of 0.5 or higher indicates the tone is likely present.
Emotion Tone
Anger
0.09UNLIKELY
Disgust
0.11UNLIKELY
Fear
0.13UNLIKELY
Joy
0.22UNLIKELY
Sadness
0.17UNLIKELY
Language Tone
Analytical
0UNLIKELY
Confident
0.25UNLIKELY
Tentative
0UNLIKELY
Social Tone
Openness
0.12UNLIKELY
Conscientiousness
0.14UNLIKELY
Extraversion
0.46UNLIKELY
Agreeableness
0.6LIKELY
Emotional Range
0.16UNLIKELY

Tone of specific sentences

Tones
Emotion
Anger
Disgust
Fear
Joy
Sadness
Language
Analytical
Confident
Tentative
Social Tendencies
Openness
Conscientiousness
Extraversion
Agreeableness
Emotional Range
Anger
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Introducción
El sábado para el adventista es lo que la una es para la noche.
No se puede entender el uno sin el otro.
Lo curioso es que aunque el adventismo tiene un fuerte compromiso con la restauración del día de reposo bíblico, pareciera que muy pocos adventistas tienen una noción profunda y firme de lo que esto significa.
Contemplando el tiempo
Un palacio en el tiempo
¿Cada cuánto se tiene que pintar el templo?
¿Cada cuánto tenemos que remodelar algún desperfecto en nuestros edificios?
Una de las características del espacio físico es el decaimiento.
Las cosas se desgasta y se debilitan.
Esto lo podemos ver en los vestigios de templos y lugares sagrados de la antigüedad, como los que podemos ver en Grecia o en las ruinas de Palenque.
Lugares de adoración que han decaído.
Desde la antigüedad los hombres han buscado lugares sagrados para tener su espacio apartado, un lugar donde pudieran encontrarse con su dios.
Pero esos espacios han ido pereciendo hasta ser solo ruinas.
Nuestro Dios, por otra parte, no colocó su templo en el espacio sino en el tiempo.
No fue la voluntad de Dios que los hombres se excluyeran en un lugar sino que lo adoraran en todo lugar.
21 —Créeme, mujer, que se acerca la hora en que ni en este monte ni en Jerusalén adorarán ustedes al Padre.
22 Ahora ustedes adoran lo que no conocen; nosotros adoramos lo que conocemos, porque la salvación proviene de los judíos.
23 Pero se acerca la hora, y ha llegado ya, en que los verdaderos adoradores rendirán culto al Padre en espíritu y en verdad, porque así quiere el Padre que sean los que le adoren.
24 Dios es espíritu, y quienes lo adoran deben hacerlo en espíritu y en verdad.
La falta de tiempo
Un fenómeno bien interesante es cómo cambia nuestra percepción del tiempo a medida que crecemos.
Cada año que pasa nos parece que los días duran menos.
En realidad no es que el tiempo en sí mismo sufra algún cambio sino que nuestra forma de experimentar el tiempo cambia, especialmente por un factor: el estrés y el exceso de carga.
El tiempo se ha convertido en un enemigo para nosotros, sentimos que no nos alcanza, pero en realidad Dios nos dice que
Todo tiene su momento oportuno; hay un tiempo para todo lo que se hace bajo el cielo:
Muchos han sucumbido al paso del tiempo, corriendo sin cesar, sin un tiempo para ellos ni sus familias.
La corriente secular siempre tratará de encadenar al hombre a los procesos que le quiten tiempo y, por consiguiente, vida.
La inaccesibilidad del tiempo
Para el ser humano el tiempo es algo extraño, porque no lo puede controlar.
Puede controlar el espacio tanto para moverse como para modificarlo.
Podemos avanzar hacia todas las direcciones y podemos modificar nuestro entorno para nuestra comodidad.
Pero con el tiempo, nos sentimos desvalidos, impotentes.
Nosotros habitamos en el espacio pero no en el tiempo, el único que habita en el tiempo es Dios.
Porque así dijo el Alto y Sublime, el que habita la eternidad, y cuyo nombre es el Santo: Yo habito en la altura y la santidad, y con el quebrantado y humilde de espíritu, para hacer vivir el espíritu de los humildes, y para vivificar el corazón de los quebrantados.
El paso del tiempo nos mantiene humildes, reconociendo nuestras limitaciones al tiempo que reconocemos la superioridad infinita de Dios.
Cuando hablamos del Sábado como un templo en el tiempo estamos hablando de algo que escapa a nuestro control pero, de alguna forma, es para nuestro deleite.
No podemos adelantar el sábado, no podemos atrasarlo, solo llega y nos invita a prepararnos y disfrutarlo.
Contemplando el espacio
Una obra en el espacio
Es cierto que el énfasis primario del sábado está en el tiempo, pero el énfasis secundario está en el espacio.
No podemos evitar entrar en las 24 horas santas, pero sí podemos decidir qué hacer al entrar en esas horas.
¿Y qué es lo que podemos hacer en esas horas santas?
Más bien, ¿Qué debemos de hacer?
Jesús mismo hizo esta pregunta cuando el sábado, estando dentro de la sinagoga, increpó a los presentes sobre lo que se espera que lo s creyentes hagan,
Y les dice: «¿Es lícito en sábado hacer el bien en vez del mal, salvar una vida en vez de destruirla?» Pero ellos callaban.
Irresponsabilidad con el espacio
El mundo será testigo de lo que los guardadores del sábado hicieron el sábado.
Así que comete pecado todo el que sabe hacer el bien y no lo hace.
Impactando el espacio
La obra de restauración debe comenzar con un reavivamiento de la verdadera observancia del sábado, cuya esencia es la comunión con Dios, y la conmemoración de su poder creador y redentor en el día que él mismo santificó.
Contemplando el cielo
Una conexión especial con el cielo
Dios bendijo el séptimo día, y lo santificó,
porque en ese día descansó de toda su obra creadora.
Eternidad y santidad del cielo
Ser santos como el día santo
Más bien, sean ustedes santos en todo lo que hagan, como también es santo quien los llamó; 16 pues está escrito: «Sean santos, porque yo soy santo.»
Cancilleres del cielo
Compartir la santificación
Hagan brillar su luz delante de todos, para que ellos puedan ver las buenas obras de ustedes y alaben al Padre que está en el cielo.
Conclusión
El sábado es un templo en el tiempo para poder sanar la tierra a través de la conexión con Dios.
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